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Los países ricos en recursos naturales no son los más desarrollados. Podrán tener grandes ingresos o un alto PBI per cápita, pero casi siempre carecen de instituciones sólidas y niveles de vida adecuados para toda la población. El virus de la «enfermedad holandesa», la distorsión en la asignación interna de los recursos y la consolidación de una mentalidad rentista son algunas de las causas de esta aparente paradoja, que afecta particularmente a los países latinoamericanos productores de petróleo. Para evitar estas males, el artículo propone incluir la política energética dentro de una estrategia más amplia de desarrollo autónomo.
Palabras clave: energía, petróleo, desarrollo, rentismo, América Latina.
En una generatión pasamos de cabalgar camellos a cabalgar Cadillacs. Ésa es la mancra coma desperdiciamos dinero. Temo mucho que la próxima generación volverá a cabalgar sobre camellos.
Rey Faisal de Arabia Saudita
Aunque pueda causar sorpresa, la evidencia reciente y muchas experiencias históricas nos permiten afirmar que los países que se han especializado en la extracción y la exportación de recursos naturales normalmente no han logrado desarrollarse. Esto es así, sobre todo, para aquellos que disponen de una sustancial dotación de un único o unos pocos productos primarios: parecen estar condenados al subdesarrollo, atrnpados como están en una lógica perversa, conocida como la «paradoja de la abundancia» (Karl). La profusión de recursos naturales tiende, entre muchos otros procesos endógenos de carácter patológico, a distorsionar la estructura y la asignación de los recursos económicos, a redistribuir regresivamente el ingreso nacional y a concentrer la riqueza en pocas manos, mientras se generaliza la pobreza, se originan crisis económicas recurrentes y se consolidan mentalidades «rentistas», además de profundizarse la débil y escasa institucionalidad, alentarse la corrupción y deteriorarse el ambiente.
Como es evidente, todo ello ha contribuido a debilitar la gobernabilidad democrática, y a menudo terminan estableciéndose gobiernos autoritarios, voraces y clientelares. En efecto, estos países no se han caracterizado por ser ejemplos de democracia, sino todo Io contrario. América Latina tiene una amplia experiencia acumulada en este campo y Io mismo se podría decir de los países exportadores de petróleo ubicados en los golfos Pérsico ï Arábigo. Arabia Saudita, Kuwait y los Emiratos Árabes pueden ser considerados como países muy ricos, con elevados niveles de ingreso per cápita, pero...