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Alejandro ZAMBRA. Mis Documentos. Santiago de Chile: Anagrama, 20131.
Con el libro de cuentos Mis Documentos (2013), Alejandro Zambra (1975) cumple un ciclo en el cual en los últimos quince años ha publicado en prácticamente todas las formas literarias más apreciadas de nuestro siglo: poesía {Bahía inútil, Mudanza), novela {Bonsái, La vida privada de los árboles, Formas de volver a casa), ensayo y crítica {No leer) y ahora su último libro que recoge once relatos divididos en tres partes.
Mucho se ha comentado sobre la extensión de las novelas de Zambra, en distintas ocasiones hemos escuchado denominarlas (con buen o mal criterio) cuentos largos o nouvelles, con Mis documentos y sus once cuentos al fin la extensión ha dejado de ser un tema y solo se puede comentar la calidad de la escritura del chileno sin el ruido de las definiciones del formato según la extensión. Nos acercamos a la lectura desde la delicadeza, la entrega y el doblez sorpresivo de cada narración. La peligrosa unión entre lo ficcional y lo real-autobiográfico, que ya conocemos sobre todo en las novelas del autor y que tantas discusiones causa entre sus lectores y en la academia, es un complemento valioso que en ningún caso es ya un riesgo, sino una marca que los lectores de algún modo esperamos. Podemos rendimos a la ficción o entrar en el juego de la duda sobre si "habrá sucedido" o "será un invento" acercándonos a su narrativa, a sus agudos relatos, a sus historias íntimas, familiares, escolares, amistosas, amorosas, por momentos políticas, inocentes, dolorosas, impregnadas de un humor que fluctúa entre una aparente ingenuidad y la ironía. Nos hacemos cómplices de historias en que pareciera que los personajes fueran en realidad uno solo, un amigo cercano que se sienta a contamos en una tarde cualquiera lo que le sucedió hace muchos años, hace unos meses o ayer, mientras lo observamos a veces con ternura, a veces apoyándolo firmemente porque pensamos lo mismo, a veces al borde del garabato por su torpeza, a veces sonrientes o con ataques de risa, a veces maravillados porque aunque sabemos que conocemos la misma historia nadie la puede contar como él y finalmente siempre terminamos comprendiéndolo y agradeciendo los relatos. Creo firmemente que los relatos de...