- Medios de Comunicación, efectos políticos y opinión pública. Una imagen, ¿vale más que mil palabras?, por Orlando J. D'Adamo, Virginia García Beaudoux, y Flavia Freidenberg. Buenos Aires: Editorial Belgrano, 2000.
Los autores del libro de referenda, rebasan los marcos en los que, al decir de ellos mismos, la teoría era aplicada de manera especulativa o con corroboraciones obtenidas en situaciones de laboratorio. La trascendencia de su estudio es por tanto, un análisis empírico mediante el método de encuesta; aplicado en una muestra de estudiantes universitarios tanto en Argentina como en España, a fin de observar los efectos que los medios de comunicación de masas producen en la opinión pública, desde el punto de vista de la psicología política.
De ahí la recuperación del viejo proverbio atribuido a Confucio y que es el subtitulo de este libro: ¿Una imagen vale más que mil palabras? Imágenes que resultan accesibles y recuperables de la memoria y en ocasiones parecen ser los elementos más disponibles cuando la opinión pública forma sus actitudes e impresiones respecto de ciertos acontecimientos, circunstancias o candidatos políticos (p. 16).
Este libro da cuenta de los mecanismos de transmisión de mensajes en distintas épocas históricas y la forma en que las personas se han relacionado en cada uno de esos momentos con la información. En los primeros capítulos, se contemplan los medios masivos de comunicación, clasificados en dos criterios: según la tecnología que utilizan y el tipo de relación que el público establece con ellos. Particular atención otorgan los autores al concepto de opinión pública, que por su insuficiente definición, se convierte en un obstáculo epistemológico para el avance en este campo de investigación, de ahí la recuperación de nociones que van desde las teorías clásicas en la antigüedad (Platón, Heródoto, Cicerón), pasando por las concepciones del siglo XVIII (Hegel), XIX (Tönnies) y XX (Doob, Henessy, Sartori). Los autores aportan una definición propia de opinión pública, la cual sugiere resolver no sólo los problemas clásicos del sujeto, objeto y ámbito, sino que debe ocuparse de precisar cuatro elementos básicos: qué se entiende por opinión; quién opina (sujeto); objeto sobre el que se opina (o 'acerca de qué' se opina) y ámbito de manifestación de la opinión. Por tanto, ellos definen a la opinión pública como la 'expresión de cualquier colectivo que tenga la capacidad de manifestarse acerca de un objeto de origen público o privado pero de exposición pública, en un ámbito visible' (p.91). Consideran necesario aclarar que la opinión pública es una manifestación verbal de las actitudes; que el sujeto no debe circunscribirse al ciudadano sino a cualquier persona con capacidad de manifestarse públicamente; que el objeto no sólo son los temas de origen publico, sino de origen privado pero que alcanzan manifestación pública; y que lo público del ámbito no está determinado por la propiedad pública del objeto, sino por la visibilidad de sus manifestaciones.
Posteriormente, hacen un recorrido teórico (percepción en la antiguedad, programa de Yale, teorias de la influencia selectiva, modelo de persuasión de elaboración probable), estudiando las variaciones de los efectos que tienen los medios de comunicación de masas sobre la opinión pública. Más adelante abordan uno de los efectos centrales en los estudios que relacionan a los medios con los ciudadanos: el de agenda setting. Esta influencia de los medios sobre las actitudes políticas está orientada a discutir en términos teórico-empíricos, la relación de agenda pública, agenda de los medios y agenda política.
Respecto a los resultados de la investigación empírica realizada por los autores, comparan dos sociedades distintas (Argentina y España) y con influencias de los medios de comunicación muy similares. Al indagar si los medios influyen sobre la construcción del temario que realizan los encuestados, los datos arrojan que en ambos países, la agenda pública no tiene poder de influencia sobre la agenda política del gobierno. Al plantear si hay influencia de los intereses de la agenda política sobre la establecida por los medios (relación agenda políticaagenda de los medios), Argentina en un 45,2 por ciento y España en un 72 por ciento, creen que la agenda política si tiene influencia sobre la de los medios. Igualmente, se aportan datos al identificar la influencia de la agenda de los medios sobre la agenda política (relación agenda de los medios-agenda política). Los autores consideran alarmante que las percepciones indiquen que tanto la agenda de los medios como la agenda política tienen el poder de opacar, de ocultar la agenda pública, lo que parece indicar que los temas tratados por los medios, responden a los intereses de sus propietarios o a conveniencias de los políticos u otras elites que a las de los ciudadanos.
En cuanto a si los problemas más relevantes para la opinión pública, gracias al accionar de los medios, podrían encontrar un lugar en la agenda política (agenda pública-agenda de los medios-agenda política), los resultados de las encuestas están divididos. La muestra de España (57,5 por ciento) cree que los medios no cumplen la función de acercar a los políticos las preocupaciones del público; la muestra Argentina (41,4 por ciento) cree que los medios no reflejan los problemas de la sociedad, pero ante ciertos casos podrían ser vía de representación o instrumento de expresión. En definitiva, Argentina y España conciben a la agenda de los medios como una influencia corporativa sobre el establecimiento de la agenda política.
En cuanto a la agenda de los medios-agenda política, los medios son percibidos como instancias que colaboran en el control de la gestión de las élites gobernantes, los datos de las encuestas reportan que los medios sirven para controlar la gestión de los gobernantes (43,1 por ciento Argentina; 40,0 por ciento España), y que tienen capacidad de ejercer una especie de accountability (rendición de cuentas a los otros poderes) sobre las instituciones del sistema político.
Por otro lado, D'Adamo, Garcia Beaudoux y Freindenberg, al hablar de las campañas electorales, abordan el efecto del priming (primacía) manifiestado en asuntos que los individuos juzgan necesario debatir; y en la fijación de los criterios a partir de los cuales elegirán a un candidato y sesgarán su decisión de voto. Una conclusión en este sentido es que en poblaciones cognitivamente menos sofisticadas y con menores niveles de instrucción formal, el efecto priming se encuentra presente de manera más acentuada (p.249). Los medios en su carácter de fuente de información acerca de las cuestiones políticas se han transformado en uno de los protagonistas cruciales de los procesos políticos, en particular de los procesos electorales.
Los efectos del framing (enmarcamiento, encuadre) también son esenciales en este estudio. Esto es, cuando el razonamiento causal que el público realiza acerca de un problema, se encuadra afectado por el razonamiento causal implicado en la historia que se les presenta en los medios como la televisión por ejemplo. Así, los problemas acerca de lo que pensamos y el modo en que explicamos esos problemas, son afectados por los medios. Al clasificar a los televidentes en blandos (que ven TV dos horas por día); moderados (entre dos y cuatro horas por día) y duros, que ven TV por mas de cuatro horas al día), los resultados de las encuestas arrojan que el framing es mayor en los televidentes duros. Demuestran los autores, que la estructura que asumen las historias informativas afectan el modo en que las personas hablan y piensan respecto a los temas, de ahí que sea innegable la importancia de los medios como mediadores entre la realidad política y las construcciones explicativas que los individuos realizan acerca de ella.
Los autores plantean también, de qué manera la función de establecimiento de la agenda, el priming o el framing moldean los esquemas de conocimiento, un eje de análisis fundamental para entender las sociedades contemporáneas, especialmente cuando en su vida cotidiana está permeada por la influencia de los mass media.
En otra parte del libro, los autores establecen que el acceso a la red contribuye a acelerar el proceso de la globalización y a la transformación de la política. La interactividad, caos, globalidad y libertad en cuanto al ejercicio de la capacidad de opción, son las características de los mitos propios de cada esfera de comunicación. Estas propiedades se transforman en el mito de la interesfera, que signa el modo de vida actual favoreciendo en los cibernautas, modelos de comportamiento social como la individualidad, protección de la intimidad, soledad, ensimismamiento, aislamiento, afectando su capacidad de relacionarse con otros.
Hasta el momento de finalizada la investigación, los autores muestran que la participación política vía internet no es un canal mayoritariamente considerado por los encuestados, ni siquiera por tratarse de universitarios. Para quien sí tiene acceso, lo atractivo para la generación de la red es el espíritu 'libertario' de la web. la aportación 'democrática' que significa el hecho de que cada uno puede tener su sitio y expresar su punto de vista. Se trata de un lugar donde converge una miríada de opiniones minoritarias que escapan a los poderes de la censura, al control o al sometimiento a una jerarquía asimétrica.
Por último, el libro contiene un anexo en el que se detalla el uso del cuestionario como instrumente para medir las variables cuantitativas, el total de la muestra, así como la presentación de los datos obtenidos durante la aplicación de las encuestas.
En sí se trata de un estudio que corrobora empíricamente que los medios no se limitan a 'comunicar', sino que generan patrones de interdependencia social. Tal es la importancia que este trabajo representa, el cual, bien puede ser manejado como un marco analitico, para investigaciones futuras en el campo no sólo de la comunicación sino incluse en materia de la psicología política con un perfil empírico como es esta novedosa vertiente, explorada por D'Adamo, García Beaudoux y Freindenberg. Sus alcances pueden extenderse incluso, como un modelo de análisis para estudios comparados entre sociedades europeas y de América Latina, puesto que el papel de los medios de comunicación en el orden social es cada vez más determinante en las transformaciones individuo-información pública.
Margarita Jiménez Badillo
Instituto Interuniversitario de Estudios de Iberoamérica y Portugal,
Salamanca
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Copyright CEDLA - Centre for Latin American Research and Documentation Oct 2001
Abstract
En cuanto a la agenda de los medios-agenda política, los medios son percibidos como instancias que colaboran en el control de la gestión de las élites gobernantes, los datos de las encuestas reportan que los medios sirven para controlar la gestión de los gobernantes (43,1 por ciento Argentina; 40,0 por ciento España), y que tienen capacidad de ejercer una especie de accountability (rendición de cuentas a los otros poderes) sobre las instituciones del sistema político. Los autores plantean también, de qué manera la función de establecimiento de la agenda, el priming o el framing moldean los esquemas de conocimiento, un eje de análisis fundamental para entender las sociedades contemporáneas, especialmente cuando en su vida cotidiana está permeada por la influencia de los mass media. Por último, el libro contiene un anexo en el que se detalla el uso del cuestionario como instrumente para medir las variables cuantitativas, el total de la muestra, así como la presentación de los datos obtenidos durante la aplicación de las encuestas. Tal es la importancia que este trabajo representa, el cual, bien puede ser manejado como un marco analitico, para investigaciones futuras en el campo no sólo de la comunicación sino incluse en materia de la psicología política con un perfil empírico como es esta novedosa vertiente, explorada por D'Adamo, García Beaudoux y Freindenberg.
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