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La libertad de expresión es un derecho fundamental del hombre, o lo que es lo mismo, un derecho humano. La Revolución francesa de 1789 abrió las puertas para la reivindicación de los derechos universales del ser humano. Ya era parte de la filosofía y el reclamo de los hombres de la Ilustración, cuyo pensamiento tiene mucho que ver con aquella revolución. Pach, Montesquieu, Voltaire y Rousseau, entre otros filósofos y libre pensadores del siglo XVIII, lucharon en defensa de esos derechos, que desde luego contemplaban el derecho al disenso, que ellos concibieron como la base propiciatoria y esencial para el desarrollo de las artes, la ciencia y el pensamiento social.
A estas alturas, sería una atrocidad no defender ese derecho, que además de fundamental pareciera ya irrenunciable. Sin embargo, pese a los avances obtenidos en esta materia, pese a las múltiples instituciones que a todos los niveles de la sociedad se han formado para defenderlos, las violaciones son constantes y en todas partes. No conozco lugar del planeta donde, de alguna forma, no se violen los derechos del hombre. Claro que hay distancias astronómicas entre determinados países desarrollados, donde la sociedad civil tiene un grado alto de participación y de respuesta y otros donde esto no ocurre. Vale decir que sin una sociedad civil fuerte, educada en los valores que le son propios al hombre y con una capacidad de respuesta contundente, esto es impensable. No hay sociedad libre ni democrática donde no exista respeto a esos derechos inalienables, entre los cuales se destaca el de la libertad de expresión. Esa ausencia de libertad también se da en sociedades altamente desarrolladas, aunque en menor medida.
Por su naturaleza misma, poder y libertades parecieran antagónicas, pero cuando se trata de libertad de expresión entonces ese antagonismo se vuelve guerra irreconciliable, por muy sofisticadas y silenciosas que sean las armas con que se enfrentan. Claro que el poder hoy día tiene muchas caras e infinidad de formas. Cuando se habla de poder, las personas suelen pensar de inmediato en el poder político, pero ésta es sólo una forma que cada vez se entrelaza con otras, y resulta difícil encontrar las diferencias o las fronteras que las separan o las distinguen. Si hablamos de poder político, entendido...