RESUMEN: La creatividad es la habilidad de generar algo nuevo, de combinar datos, percepciones y materiales para producir cosas nuevas y útiles. El 22% de la población ocupada española forma parte de la llamada «clase creativa» y el 5,7% de la producción española tiene su origen en las «industrias creativas». A pesar de estos datos, los estudios generalistas relacionados con la economía creativa en España son escasos. El objetivo del artículo es cubrir una parte de este vacío y ofrecer una visión panorámica de la economía de la creatividad en España, focalizada sobre una de sus partes, las llamadas «industrias creativas». El artículo introduce los aspectos teóricos básicos, la medición de la creatividad, los datos comparados sobre producción, ocupación y localización de las industrias creativas, y el debate de políticas.
Clasificación JEL: Z10, 040.
Palabras clave: economía creativa, industrias creativas, economía española.
Creative industries in Spain: a first view
ABSTRACT: Creativity is the ability to generate something new, merging data, perceptions and matters in order to produce new and useful things. About 22% of the Spanish employees belong to the «creative class» and about 5.7% of the production comes from the «creative industries». Despite these data, the general research focusing on the creative economy in Spain is poor. The aim of this article is to fill this space by providing a general view of the creative economy in Spain, focused on the «creative industries». The article introduces the basic theoretical aspects, the measurement of creativity, compared data about production, employment and the location of creative industries, as well as the discussion about policy.
JEL Classification: Z10, 040.
Keywords: creativity, creative economy, creative industries, Spanish economy.
1. Introducción
¿Nos parece aburrido un circo convencional y nos cautiva el Circo del Sol? ¿Es lo mismo ponerse unos zapatos que vestir unos Manolo Blanik? ¿Apple Inc es tec- nología o diseño? ¿Por qué generan mucho más valor añadido y felicidad que otros muchos productos aparentemente similares? La respuesta es la creatividad.
El 5,7% de la producción española tiene su origen en las «industrias creativas» y el 22% de la población ocupada española forma parte de la llamada «clase creativa». A pesar de estos datos, los estudios generalistas relacionados con la economía creati- va en España son escasos. El objetivo del artículo es cubrir una parte de este vacío y ofrecer una panorámica introductoria de la economía de la creatividad en España, fo- calizada a partir de una de sus partes, las llamadas «industrias creativas». Mediante la evidencia expuesta proponemos fortalecer la contribución de las industrias creativas en la economía española como una opción dentro de un nuevo modelo de desarrollo más competitivo, y que vincula los objetivos económicos con los tecnológicos, socia- les, culturales y ambientales.
Para proporcionar una primera visión del fenómeno nos hemos centrado en los aspectos teóricos básicos (epígrafe 2), la medición de la creatividad (epígrafe 3), los datos comparados sobre producción, ocupación y localización de las industrias creativas en España (epígrafe 4), y una introducción al debate sobre políticas (epí- grafe 5).
2. La economía creativa y las industrias creativas
2.1. Creatividad y economía creativa
2.1.1. ¿Qué es la creatividad?
La «creatividad» es la habilidad de generar algo nuevo, de combinar datos, per- cepciones y materiales para producir cosas nuevas y útiles.
2.1.2. ¿Qué es la economía creativa?
La creatividad no implica necesariamente una actividad económica, pero pue- de serlo cuando el resultado del proceso creativo es una idea con implicaciones económicas o un producto comercializable (Howkins, 2007). En el contexto eco- nómico, la creatividad puede ser descrita como «una idea o acción que es nueva o valiosa» (Csikszentmihalyi, 1996:23) o «la formulación de nuevas ideas y la aplicación de estas ideas para producir trabajos originales de arte y productos culturales, creaciones funcionales, invenciones científicas e innovaciones tecno- lógicas» (UNCTAD, 2008:3). La economía creativa refiere por tanto a un concep- to holístico con interacciones complejas entre cultura, economía y tecnología en un mundo actual y globalizado que es dominado por símbolos, textos, sonidos e imágenes.
2.1.3. ¿Por qué es importante la economía creativa?
La economía creativa es importante por tres razones. En primer lugar, porque aquellas actividades directamente basadas en la creatividad como input o output del proceso productivo generan más del 6% del producto interior bruto mundial (Hawkins, 2007) y el 3,2% del comercio mundial de bienes y servicios (UNCTAD, 2010).
En segundo lugar, porque la creatividad es la base de la innovación, y todo ser humano, sociedad o actividad es creativo de alguna forma. Si conseguimos activar, extraer y convertir en valor esta creatividad, obtendremos una fuente continua e ina- gotable de mejora continua, de desarrollo y competitividad, sin importar que la apli- quemos a actividades tradicionales o a actividades de alta tecnología. Ejemplos de este enfoque son el Cirque du Soleil en contraposición con el circo tradicional, los zapatos de Manolo Blahnik frente a la reducción del ventas del 47% de la industria del calzado española, y la combinación de tecnología con alto diseño y reinvención de Apple (Figura 1).
En tercer lugar, la economía creativa propone también un modelo social y ecoló- gico distinto. Más que un discurso conservador sobre cohesión y equidad, los valores clave son la diversidad y la tolerancia (Florida, 2002a). Además, el medio ambiente pasa a ser un elemento no solamente a conservar, sino a disfrutar y que interviene directamente en los ámbitos económico y social.
2.2. El estudio de la economía creativa
En la práctica, la etiqueta «economía creativa» nos enreda en una maraña de con- ceptos interrelacionados que provocan confusión: economía de la cultura, industrias creativas, clase creativa, economía del arte, o industrias de la propiedad intelectual, por citar sólo las principales.
Sin embargo, podríamos afirmar que en la última década la creatividad se ha con- vertido en un tópico en economía debido a la fuerza de dos contribuciones: la publi- cación por parte del Department of Culture Media and Sports (DCMS) del gobierno británico de los Creative Industries Mapping Document (1998, 2001, 2009) y el éxito del libro de Richard Florida, The rise of the creative class (2002a). Ambas proponen dos vías a la economía creativa: la clase creativa de Florida centra su atención en el factor humano, mientras que las industrias creativas del DCMS constituyen una aproximación de tipo sectorial.
2.2.1. La clase creativa
Una de las ideas más importantes de la economía creativa es que todo ser humano es creativo de alguna forma (Florida, 2002a; Howkins 2007). Por tanto, si podemos canalizar esta creatividad en creación de valor, dispondremos de un input ilimitado. A partir de esta idea aparentemente tan simple, pero potente, se desarrolla la teoría de la «clase creativa» de Richard Florida.
La clase creativa está formada por personas que generan valor económico me- diante su creatividad. Consta de dos componentes: el núcleo super-creativo y los pro- fesionales creativos. La misión del núcleo super-creativo es producir nuevas formas o diseños que sean fácilmente transferibles y ampliamente usados. Está formado por científicos, ingenieros, profesores de universidad, poetas, novelistas, artistas, actores, diseñadores y arquitectos, así como líderes intelectuales como escritores de no fic- ción, editores, figuras del mundo de la cultura, think-tank de investigadores, analistas y formadores de opinión (Florida, 2002a, capítulo 4). Las implicaciones de esta idea van más allá de la división primaria del trabajo, y sugieren una reorganización social y espacial a gran escala del proceso productivo en las economías postindustriales.
2.2.2. Las industrias creativas
El término «industria creativa» se origina en Australia con el informe Creati- ve Nation: Commonwealth Cultural Policy (1994) aunque fue popularizado por el DCMS (1998) y posteriormente extendido a instituciones europeas (KEA, 2006) y Naciones Unidas (UCTAD, 2008 y 2010) 1.
El mismo concepto o definición de las «industrias creativas» es conflictivo, pues deriva de diferentes aproximaciones y prácticas en diferentes países e instituciones. De las muchas definiciones, dos son especialmente significativas:
1. El DCMS (2001:5) las define como «industrias que tienen su origen en la creatividad, habilidades y talento individuales, y que tiene un potencial para la creación de riqueza y puestos de trabajo mediante la generación y explo- tación de la propiedad intelectual».
2. Naciones Unidas las define como: «a) ciclos de creación, producción y dis- tribución de bienes y servicios que utilizan creatividad y capital intelectual como inputs primarios; b) constituyen un conjunto de actividades basadas en el conocimiento, centrado pero no limitado a las artes, que genera poten- cialmente ingresos del comercio y los derechos de propiedad intelectual; c) comprende productos tangibles y servicios intangibles intelectuales o artísticos con contenido creativo, valor económico y objetivos de merca- do; d) son un cruce entre los sectores artesanos, de servicios e industria- les, y e) constituyen un nuevo sector dinámico en el comercio mundial» (UNCTAD, 2008:13).
En contraste, la DG de Educación y Cultura de la Comisión Europea, en el Green Paper on cultural and creative industries (2010) las define como «aquellas industrias que usan cultura como input y tienen una dimensión cultural, aunque sus outputs sean principalmente funcionales, incluyen arquitectura y diseño, que integran ele- mentos creativos en procesos más amplios, así como subsectores como el diseño gráfico, diseño de moda o publicidad». Nótese que, al contrario que las anteriores, esta definición deja fuera las industrias creativas relacionadas con el sector de nuevas tecnologías, al que considera interdependiente pero periférico 2.
2.2.3. El factor social y territorial
En el campo de la psicología no existe un acuerdo sobre si la creatividad es un atributo individual o un proceso en el que se generan ideas originales (UNCTAD, 2008). Csikszentmihalyi (1996) argumenta que, si bien la creatividad es algún tipo de actividad mental, las ideas o acciones que ésta genera son nuevas y valiosas en referencia a unos estándares socioculturales. Por tanto, la creatividad «no ocurre den- tro de las cabezas de la gente, sino en la interacción entre los pensamientos de una persona y un contexto sociocultural» (Csikszentmihalyi, 1996:23) y es un fenómeno sistémico (social) más que individual.
Si, como afirma Florida (2002a:xix), «el lugar es la unidad organizativa social y económicamente clave de nuestro tiempo» y proporciona el ecosistema que aprove- cha la creatividad humana y la convierte en valor económico, el territorio es pieza clave en el discurso de la clase creativa y las industrias creativas, tanto desde el punto de vista positivo como normativo.
La ciudad es elemento central y repetido en los libros de Florida (2002a, 2005) como el entorno donde vive la clase creativa, permitiendo acoplar a las personas y los puestos de trabajo, y por tanto es necesario trazar la geografía económica del talento (Florida, 2002b). El discurso espacial de las industrias creativas enfatiza también el papel de las regiones (DCMS, 2001), clusters (Cooke y Lazzeretti, 2008; Power y Nielsen, 2010), y redes y distritos (UNCTAD, 2008).
3. La medición de las industrias creativas
3.1. Aproximaciones generales
La medición de la economía creativa resulta en extremo compleja, incluso si acotamos el concepto como «clase creativa» o como «industrias creativas». A pesar del rechazo que pueda producir en algunos círculos y autores, difícilmente podre- mos intervenir sobre la base de estas ideas si no conseguimos medir y visualizar el fenómeno, aunque sea de forma imperfecta. Los enfoques pueden ser cualitativos, cuantitativos o mixtos, con fuentes de datos primarias o secundarias, perspectivas de oferta o demanda, y sectoriales o espaciales.
La idea de clase creativa se hace medible mediante las llamadas «3Ts del desa- rrollo económico» (Florida 2002a y 2005): tecnología, talento y tolerancia. La clase creativa se localiza sobre todo en los lugares en los que estos tres factores críticos son importantes a la vez. No desarrollaremos esta aproximación en el artículo, aunque existen trabajos que proporcionan datos para España, por ejemplo, Florida y Tinagli (2004) y Boix et al. (2011a).
El concepto de industrias creativas se hace operativo mediante la elaboración de una lista de actividades en las cuales la creatividad tiene especial importancia. Hasta el momento no existe un acuerdo sobre cuál de las aproximaciones para llegar a esta lista es la más adecuada o qué actividades deberían clasificarse como creativas (UNCTAD, 2008; Flew y Cunningham, 2010).
UNCTAD (2008 y 2010) distingue cinco modelos conceptuales para su defini- ción: el propuesto por el DCMS, el «modelo de textos simbólicos» (industrias cultu- rales centrales, periféricas y en el límite), el «modelo de círculos concéntricos» (artes creativas, otras industrias culturales centrales, industrias culturales menos centrales, e industrias relacionadas), el «modelo de copyright » de la WIPO e IIPA (industrias del copyright centrales, interdependientes y parciales), y el modelo UNCTAD, que intenta clasificar las industrias creativas en dominios, grupos y subsectores, distin- guiendo entre patrimonio, artes, media, y creaciones funcionales. Un sexto modelo, propuesto por Lazzeretti et al. (2008), distingue entre industrias creativas tradiciona- les y no tradicionales.
3.2. Lista de industrias creativas
La tabla 1 ofrece las principales propuestas de taxonomía de industrias creati- vas generadas por los organismos y grupos de expertos internacionales, y la rela- ción que existe entre ellas. La elección afectará a la dimensión medida del sector creativo (Markusen et al., 2008). Puede observarse que existe una elevada coin- cidencia entre las diferentes propuestas, que en conjunto incluyen: moda; artes gráficas y edición; comercio de bienes creativos; software, videojuegos y edición electrónica; investigación y desarrollo creativos; arquitectura e ingeniería; publi- cidad; diseño especializado; fotografía, cine, video y música; radio y televisión; escritores, artes escénicas, artes visuales y artesanos; y actividades relacionadas con el patrimonio.
Proponemos seguir la propuesta de UNCTAD (2008 y 2010) por ser la más com- pleta conceptualmente y ofrecer la lista de industrias creativas que engloba más as- pectos. Además, siguiendo a Howkins (2007), y debido a la particularidad de España, hemos añadido la producción de juguetes, joyería e instrumentos musicales (tabla 1, última columna) 3.
Esta lista puede compararse con la Cuenta Satélite de la Cultura (Ministerio de Cultura 2010) para España. La Cuenta (figura 2, áreas en gris) incluye las activida- des clasificadas como «sector cultural» y de «propiedad intelectual», y la relación entre ellas (círculo central). En la lista ampliada de UNCTAD, que tomaremos como referencia, se incluyen además como actividades creativas (figura 2, elipse inferior) la moda, juguetes, instrumentos y joyería, arquitectura, I+D creativo, servicios espe- cializados de diseño, los artesanos, y el comercio de bienes creativos (de los cuales la Cuenta Satélite ya debe de incorporar una parte).
Podemos observar también la relación entre las industrias creativas y la economía del conocimiento (figura 2). Las industrias creativas son una parte de los servicios intensivos en conocimiento a los que se añaden algunas actividades manufactureras de baja intensidad tecnológica, como la moda, la joyería, instrumentos musicales y juguetes.
3.2.1. ¿Qué puede y qué no puede medirse? Limitaciones del enfoque
Se han hecho algunas críticas a este enfoque. Una de las más recurrentes es que la lista de industrias creativas remite a los epígrafes de la clasificación de actividades, aunque todas las empresas, trabajadores o producción de una industria creativa no tienen por qué ser necesariamente creativos. Análogamente, industrias consideradas no creativas podrían contener empresas, trabajadores y producción creativa. Aplicar una u otra clasificación sobre el mismo ámbito de estudio puede producir grandes diferencias (Higgs y Cunningham, 2008; Markusen et al., 2008). NESTA (2008:1) llega a afirmar que «hay más especialistas creativos trabajando fuera de las industrias creativas que dentro».
Diversas sugerencias se han aplicado para intentar abordar esta cuestión, desde aplicar ponderaciones a cada sector (DCMS, 2009) hasta cruzar el epígrafe de ac- tividad con las características de los ocupados y su nivel educativo, formando una especie de «tridente» (Higgs y Cunningham, 2008; Markusen et al., 2008). A pesar de todo, no está claro tampoco que este último tipo de correcciones sea realmente adecuado, y en todo caso requiere un enorme detalle de las bases de datos.
4. Las industrias creativas en España
4.1. Principales trabajos
Son realmente escasos los trabajos sobre industrias creativas en España, al menos si las consideramos como un conjunto o «sector». El trabajo de CEIN (2005) pro- porciona una introducción a la capacidad de los sectores creativos para generar pro- yectos empresariales atractivos, y ofrece el ejemplo de diez empresas en industrias creativas. Casani (2010) coordina dentro de la EOI un estudio sobre veinte empresas en industrias creativas. Lazzeretti et al. (2008 y 2009) y Boix et al. (2012) estudian los patrones de concentración espacial en España en comparación con otros países europeos (Italia, Francia, y Reino Unido).
Los estudios para comunidades autónomas y ciudades españolas son también es- casos, siendo excepciones el trabajo de KEA (2008) para el País Vasco, y los trabajos para la ciudad de Barcelona de Pareja et al. (2008) y Boix et al. (2011a).
Encontraremos una bibliografía más numerosa si nos centramos en partes es- pecíficas de las industrias creativas. La tabla 2 ofrece una selección (no exhaustiva) de referencias bibliográficas referidas a áreas o actividades concretas dentro de las industrias creativas.
4.2. Principales cifras de las industrias creativas en España
Las variables más comúnmente utilizadas para medir la dimensión del sector creativo son la producción y la ocupación (UNCTAD, 2010). La estadística de valor añadido puede elaborarse entre los años 2000 y 2008, mientras que la de empleo solamente ofrece datos hasta 2007. Para elaborar las series partimos de la Cuenta Satélite de la Cultura en España (Ministerio de Cultura, 2010) que proporciona datos sobre patrimonio, archivos y bibliotecas, libros y prensa, artes plásticas y escénicas, audiovisual y multimedia (cine y video, música grabada, radio y televisión), infor- mática y software, y publicidad. La estadística sobre moda (confección, calzado y peletería) y joyería, instrumentos musicales y juguetes, se obtiene de la Contabilidad Nacional de España (INE). Los datos de arquitectura e ingeniería se obtienen de la Encuesta de Servicios (INE). Los datos incluyen tanto al sector privado como al público 4.
4.2.1. Valor añadido
En el año 2008 las industrias creativas generaron un valor añadido de 57.200 millones de euros, equivalente al 5,75% del VAB total de España (tabla 3). Las indus- trias creativas más destacadas son arquitectura e ingeniería (1,2% del VAB), industria editorial (1,15% del VAB) y el audiovisual en su conjunto (música, cine y video, radio y televisión) (0,87% del VAB).
El crecimiento de la producción de las industrias creativas entre los años 2000 y 2008 fue del 5,9% anual a precios corrientes, ligeramente por debajo del crecimiento del total de la economía (7%). Fue por tanto superior al crecimiento anual del sector industrial (4%), pero inferior al de la construcción (10,9%) y el conjunto de los ser- vicios (7,5%). Como consecuencia, y a pesar de que el valor de su producción se ha multiplicado por 0,6, el peso de las industrias creativas sobre el total de la producción española se ha reducido del 6,25 al 5,75% 5. No se trata de un caso aislado, ya que en Luxemburgo e Irlanda también han crecido por debajo del conjunto de la economía, y han tenido crecimientos negativos en Francia, Islandia, Reino Unido y Bélgica (Power y Nielsén, 2010).
Todas las industrias creativas, a excepción de la moda, crecieron en términos nominales (tabla 3). Los mayores crecimientos, por encima del 10% anual, se dieron en las industrias con menor peso (I+D; Patrimonio) y en arquitectura e ingeniería. En las dos primeras el crecimiento se relaciona con el esfuerzo del sector público, mien- tras que el de la arquitectura e ingeniería se relaciona con la etapa más expansiva del sector de la construcción. Crecieron también por encima del conjunto de la economía las artes escénicas. El resto de industrias creativas crecieron menos que el conjunto de la economía, reduciendo su peso en la producción total española. Destaca en este apartado la pérdida de peso (que no de producción) de la industria editorial (del 1,47 al 1,15% de la producción) y de la industria de la publicidad.
4.2.2. Empleo
En el año 2007 las industrias creativas generaban 1.287.000 puestos de trabajo, equivalentes al 6,5% de la ocupación española (tabla 4). Las industrias con más pues- tos de trabajo eran arquitectura e ingeniería (271.000), industria editorial (248.000), y multimedia (153.000).
El crecimiento de la ocupación de las industrias creativas entre los años 2000 y 2007 fue del 2,2% anual, un punto por debajo del crecimiento total del empleo de la economía (3,3% anual). Fue superior al crecimiento anual del sector industrial (0,34%), pero inferior al de la construcción (3,6%) y el conjunto de los servicios (4,3%). Como consecuencia, el peso de las industrias creativas sobre el empleo espa- ñol se ha reducido del 6,86 al 6,51%.
El empleo creció en la mayor parte de industrias creativas, a excepción de la moda y el sector de joyería, instrumentos musicales y juguetes, que destruyeron ocupación. Los mayores crecimientos se dieron en Patrimonio, archivos y bibliote- cas (8,4% anual), arquitectura e ingeniería (7,4%) e I+D (6,4%). También crecie- ron por encima de la media española las artes escénicas y las artes plásticas. Estas industrias, además de informática y software, ganaron peso sobre la ocupación española, mientras que el audiovisual en conjunto mantuvo la misma participa- ción. El resto de industrias creativas (publicidad, edición y artes gráficas, moda, joyería y otros) redujeron muy ligeramente su peso sobre el total de la ocupación española.
4.2.3. Los años de la crisis
Es difícil seguir el comportamiento de las industrias creativas entre finales de 2007 y 2011 por el retraso en la actualización de las estadísticas de contabilidad nacional y por la introducción de una nueva clasificación de actividades en 2009. Para hacer el seguimiento hemos utilizado datos de ocupados afiliados a la seguridad social (todos los regímenes) procedentes del Ministerio de Trabajo.
En general, las industrias creativas no han sido inmunes a los efectos de la crisis. En el año 2008 tuvieron un mejor comportamiento que el conjunto de la economía, perdiendo menos de un 2% de los trabajadores frente al 4,8% del conjunto de la No todas las actividades creativas han tenido el mismo comportamiento. Así, han perdido ocupación actividades como la arquitectura e ingeniería, artes gráficas e im- presión, edición, y moda. Otras actividades prácticamente no han sufrido variación: patrimonio; cine, video y música; escritores, artes escénicas, artes visuales y artesa- nos; publicidad; y radio y televisión. Han continuado creciendo, con independencia de la crisis, las actividades de diseño y fotografía, I+D, y software, videojuegos y edición electrónica. economía. En 2009 y 2010 la tasa de crecimiento de la ocupación afiliada en las in- dustrias creativas ha sido similar a la del conjunto de la economía.
No todas las actividades creativas han tenido el mismo comportamiento. Así, han perdido ocupación actividades como la arquitectura e ingeniería, artes gráficas e impresión, edición, y moda. Otras actividades prácticamente no han sufrido variación: patrimonio; cine, video y música; escritores, artes escénicas, artes visuales y artesanos; publicidad; y radio y televisión. Han continuado creciendo, con independencia de la crisis, las actividades de diseño y fotografía, I+D, y software, videojuegos y edición electrónica.
4.2.4. Comparación con otros países
España es el quinto país europeo con mayor producción en industrias creativas, después de Alemania, Reino Unido, Francia e Italia (figura 3). La contribución de las industrias creativas a la producción española (5,75%) está ligeramente por debajo de la media europea (6,64%). Los países donde más peso tienen sobre la producción son los países nórdicos (Dinamarca, 8,7%; Suecia, 8,5%, y Finlandia, 7,7%). En Holan- da, Alemania y Francia, la contribución de las industrias creativas al valor añadido también supera el 7%, y el Reino Unido también se acerca a esta cifra. España se encuentra en porcentajes muy similares a los de Portugal, Italia y Bélgica (figura 3).
Además, en el año 2008 España estaba situada entre los 15 primeros exportado- res e importadores mundiales de bienes y servicios creativos (UNCTAD, 2010). El valor de las exportaciones españolas de bienes creativos superó los 6.200 millones de dólares y las de servicios creativos los 10.500 millones de dólares (1,5% y 5,7% del total mundial, respectivamente).
4.3. La concentración espacial de las industrias creativas
Uno de los rasgos más característicos de las industrias creativas es su tendencia a la concentración. Lazzeretti et al . (2008 y 2009) y Boix et al . (2011a; 2012) han estudiado los patrones de localización de las industrias creativas en España, compa- rándolos con Italia, Francia y Reino Unido. La conclusión es que las industrias crea- tivas están muy concentradas en España, sustancialmente más que en otros países. El índice concentración de Gini muestra un valor de 0,91 (sobre un máximo de 1) lo que da prueba de esta extrema concentración. El Gini ponderado por la concentración del resto de actividades es de 0,75, lo que significa que las industrias creativas están más concentradas que el conjunto de la actividad económica 6. Además, estos autores so- lamente identifican 25 sistemas locales creativos en España, un número relativamente pequeño en comparación con el de otros países (figura 4). Las industrias creativas se concentran sobre todo en las partes centrales del área metropolitana de Madrid (31% de la ocupación) y de Barcelona (19%) (figura 4).
El detalle intra-urbano para Madrid y Barcelona (figura 5) nos muestra de nuevo que dentro de las grandes ciudades, las industrias creativas tienen también preferencia por las zonas más centrales. En Madrid se distribuyen mayoritariamente de norte a sur si- guiendo el eje central de la ciudad. En Barcelona se concentran sobre todo en El Eixam- ple, Sarrià-Sant Gervasi, y les Corts. En ambas ciudades, se trata de los distritos con ma- yores niveles de renta per cápita (entre 20.000 y 30.000 euros de renta neta disponible), mayores niveles de educación (con tasas de titulados universitarios superiores al 30%), y especializados en terciario avanzado. En Boix et al. (2011b) se muestra que en estos distritos centrales la densidad de industrias creativas es tan alta que muestra característi- cas de «cluster de aglomeración pura» (en la terminología de Gordon y McCann, 2000). Dinámicas similares se observan en otras grandes ciudades europeas, como Milán o Roma, mientras que en Londres y París los clusters de industrias creativas se localizan en gran número tanto en la ciudad central como en el resto del área metropolitana.
Lazzeretti et al. (2009) explican las razones de esta hiper-concentración sobre la base de la dotación de patrimonio y bienes culturales, las economías de localización y urbanización, la variedad relacionada, y la concentración de clase creativa. La causa principal es la intensidad con que actúan en España las economías de urbanización (diversidad, capital social y dimensión urbana) reforzadas por las economías de locali- zación (proveedores especializados y trabajadores cualificados en industrias creativas) y la clase creativa. Estos tres factores actúan como fuerzas centrípetas (figura 6) 7.
4.4. Industrias creativas y bienestar
¿Pero es realmente importante tener una elevada dotación de industrias creativas en la estructura productiva? La relación entre las industrias creativas y el bienestar ha sido investigada en un estudio econométrico para 22 países y 250 regiones europeas por De Miguel et al. (2011a, b) obteniendo resultados contundentes: un incremento del 1% en la participación de las industrias creativas sobre el total de la ocupación equivale a un incremento del PIB per cápita del 0,45%, es decir, una prima de 1.400 euros. Los resultados son similares para las regiones españolas, donde un incremento del 1% en la participación de las industrias creativas se traduce en un incremento del PIB per cápita de 1.200 euros. La figura 7 permite apreciar lo evidente de la correla- ción. En un segundo trabajo, De Miguel et al. (2011b) separan las manufacturas de los servicios creativos, obteniendo que son los servicios creativos los que causan los diferenciales positivos de renta per cápita 8.
5. Políticas de industrias creativas
5.1. General
La explicación del éxito de la aproximación de las industrias creativas no reside en proponer un sistema de análisis radicalmente nuevo, sino en la potencia de la idea que representan y en su aplicabilidad para la elaboración de políticas públicas ligadas con el desarrollo a diferentes niveles sectoriales y territoriales.
El enfoque de las industrias creativas se populariza en el Reino Unido como parte de las políticas económicas del gobierno laborista de Tony Blair (UNCTAD, 2008, Flew y Cunningham, 2010), quien establece el Creative Industries Task Force dentro del Ministerio de Cultura, Media y Deportes (Pratt, 2005; O'Connor, 2007). En la base de la elección está la necesidad de intensificar las políticas postindustriales en un Reino Unido que había sacrificado ya gran parte de su industria manufacturera duran- te la década anterior. Las industrias creativas tenían un peso importante sobre el PIB y el empleo, tasas de crecimiento promedio y creación de riqueza superiores al resto de sectores, una gran horizontalidad potencial en su interrelación con la innovación, la propiedad intelectual, las políticas educativas, las políticas culturales, la economía del conocimiento y las tecnologías de la información y comunicación, y se podían hacer operativas a diferentes niveles espaciales (Howkins, 2007; UNCTAD, 2008).
Flew y Cunningham (2010) diferencian cuatro modelos globales de políticas de industrias creativas por áreas económicas. El modelo de la Comisión Europea, cuyas bases se sientan en la agenda de Lisboa y en el reciente Green Paper, se caracteriza por enfatizar el papel cultural de estas industrias para la inclusión social y el beneficio cultural común, y por continuar priorizando el enfoque de la cultura sobre visiones más amplias de las industrias creativas. Sin embargo, los modelos nacionales resaltan aspectos diferentes, por ejemplo, los países nórdicos enfatizan el papel de la clase creativa, los países mediterráneos el enfoque de las artes, patrimonio y cultura, y el Reino Unido presta especial atención a los nuevos sectores de la economía creativa. Como expone Cunningham (2001), la elección del enfoque tiene fuertes implicacio- nes para el análisis y el diseño de políticas.
Respecto al resto, el modelo de Estados Unidos está polarizado sobre las artes/cul- tura y sobre entretenimiento/copyright, y la mayor parte de políticas se focalizan en ni- veles subnacionales. El modelo asiático es muy heterogéneo por las diferentes aproxi- maciones nacionales, aunque en general muy enfocado a la exportación y a sectores tecnológicos. Finalmente, en Sudamérica, Caribe y Sudáfrica destacan el papel del patrimonio cultural, lucha contra la pobreza y provisión de infraestructuras básicas.
5.2. España
En España no hay una política nacional integrada para las industrias creativas. Existe, en cambio, un «Plan para la Promoción de las Industrias Culturales» (2008), así como políticas específicas enfocadas sobre todo a la parte tradicional de las indus- trias creativas (sectores culturales).
El Plan para la Promoción de las Industrias Culturales introduce incentivos para el diseño, la moda, arquitectura, tecnologías de la información y comunicación, y contenidos culturales digitales. También se enfoca a los incentivos a las pequeñas y medianas empresas, la promoción de la internacionalización de las industrias cultura- les, y añade nuevos fondos e instrumentos financieros de acceso al crédito.
En relación a las políticas específicas, en el sector editorial destaca la política de apoyo para la publicación, traducción y diseminación de libros y revistas culturales en lengua española, así como una política especial de precios para los libros. La política para el cine y video destaca por la creación de un fondo de protección y una compañía de garantías recíprocas (con el objetivo de facilitar el acceso de las produc- toras a la financiación), así como de una reserva por ley de cuota de pantalla y finan- ciación para las producciones españolas y europeas (Ley 25/1994). La política para la industria de la música pone énfasis en la protección de la propiedad intelectual, con la introducción de la Directiva para la Sociedad de la Información (Ley 34/2002) y modificaciones en la Ley de Propiedad Intelectual (Ley 23/2006).
Algunos gobiernos regionales y ciudades han sido también activos en el diseño de políticas para las industrias creativas. Así por ejemplo, Cataluña ha creado el Ins- tituto Catalán para las Industrias Creativas (Ley 20/2000). El País Vasco ha aprobado el II Plan para la Cultura Vasca (2002-2012) y la creación del Instituto Vasco para las Artes y las Industrias Culturales. Andalucía ha creado una Dirección General para las Industrias Culturales y las Artes Escénicas. Galicia ha creado la Agencia Gallega para las Industrias Culturales. Asturias ha desarrollado un «Libro Blanco de las In- dustrias Culturales». Respecto a las ciudades, Barcelona ha sido la más activa, con la elaboración de un Plan para el Sector de la Cultura (2004) y la utilización de la agencia pública Barcelona Activa para impulsar las industrias creativas.
6. Conclusiones
Las industrias creativas son una parte relevante de la economía española: 5,75% de la producción y el 6,5% del empleo. España es el quinto mayor productor europeo en industrias creativas, pero su peso en la economía española es inferior a la media europea, de lo que inferimos que no es una economía especializada en el uso de la creatividad. Sin embargo, las áreas metropolitanas de Madrid y Barcelona se encuen- tran entre las aglomeraciones europeas mayores y más especializadas en industrias creativas.
El peso de las industrias creativas sobre el conjunto de la economía española cre- ció durante los años noventa, para reducirse en la década siguiente. Esta pérdida de peso se debe a que las industrias creativas, en conjunto, tienen pautas de crecimiento más estables que otras partes de la economía española, como la construcción y los servicios no intensivos en conocimiento.
En España no existe una política integrada para las industrias creativas como en otros países. Las estrategias de políticas nacionales se focalizan alrededor del concepto de «cultura», y se complementan con estrategias sectoriales para algunas industrias creativas. Existen también incipientes políticas regionales y locales.
En este punto, y a falta de un diagnóstico más detallado, se sugieren dos líneas genéricas para el diseño de políticas. La primera se centra en el desarrollo del «sec- tor creativo», es decir, de las actividades más intensivas en creatividad. Para ello Naciones Unidas propone medidas como la protección y promoción de la diversidad cultural, la provisión de infraestructuras culturales, financiación, creación de meca- nismos institucionales, ampliación de los mercados de exportación, protección de los derechos de los creadores pero sin perpetuar formas de negocio anquilosadas y obso- letas, y el fomento y soporte de clusters creativos. La segunda línea sugiere extender la lógica de la creatividad al conjunto de la economía, o al menos a otras actividades que pueden beneficiarse de ella. En este sentido, la economía creativa puede consti- tuir un elemento importante de la política industrial y de servicios, puesto que ambas pueden explotar la capacidad de las industrias creativas de incrementar su producción y crear ocupación de forma sostenida y robusta, y al mismo tiempo exportar bienes y servicios.
Quedaría pendiente la discusión de qué nivel o niveles territoriales y qué instru- mentos serían los más adecuados para la aplicación de estas políticas, y dónde serían efectivas. En cualquier caso, el marco de políticas para la economía creativa es por naturaleza complejo, multidimensional y multidisciplinar, por lo que existe un riesgo evidente de fragmentación y de adopción de medidas contradictorias entre diferentes agentes o niveles. Para evitarlo es necesario el diálogo entre ellos y el establecimiento de mecanismos institucionales formales o informales.
1 La evolución puede seguirse en Howkins (2001), UNCTAD (2008 y 2010), O'Connor (2007) y Flew y Cunningham (2010). Estos textos constituyen también una buena introducción a la literatura sobre industrias creativas.
2 Véase Flew y Cunninham (2010) para una discusión sobre la preferencia del modelo de la Co- misión Europea (y de algunos países europeos) por la aproximación «cultural» en detrimento de la «tecnológica» y de los aspectos de mercado, así como las implicaciones que esto tiene en el diseño de políticas.
3 Nótese que, a diferencia de DCMS, Howkins (2007) y UNCTAD (2008) recomiendan la inclusión del sector de Investigación y Desarrollo (I+D). Howkins (2001:xiii) explica que su ausencia de la pro- puesta original del DCMS se debe a la tendencia histórica a separar las artes y las ciencias. Otra discusión relevante es la inclusión de las actividades de confección y calzado (moda), puesto que es difícil separar qué parte del sector hace diseño y qué parte simplemente produce; las de ingeniería y arquitectura, dada su relación con el boom de la construcción, o el comercio de bienes creativos. Estas discusiones pueden seguirse con detalle en Howkins (2007) y UNCTAD (2010).
4 Recordamos que algunas actividades pueden estar sobre o subestimadas (artesanado artístico, tu- rismo cultural, o economía ligada a algunas festividades relevantes). La creatividad es un concepto difuso difícil de definir y medir, y con este trabajo hemos querido símplemente proporcionar una primera aproxi- mación a su dimensión económica.
5 Trabajos como los de García et al . (2003 y 2009) sobre las industrias culturales y del ocio sugieren que la participación de estas industrias sobre el PIB y el empleo se incrementó durante los años noventa y se redujo a partir del año 2002.
6 La gran concentración de este tipo de actividades también se destaca en los trabajos de García et al. (2003 y 2009) para las comunidades autónomas; Navarro y Guerrero (2010) para ciudades de más de 50.000 habitantes, y Gámir (2005) para las industrias multimedia por municipios.
7 En cambio, en Italia, la existencia de un sistema urbano más equilibrado con mayor presencia de redes de ciudades intermedias propicia que las economías de localización contrarresten en parte la impor- tancia de las economías de urbanización.
8 La relación de causalidad entre industrias creativas y riqueza se está convirtiendo en un tópico de discusión, planteado como el típico problema de «el huevo y la gallina». Para las industrias creativas como un agregado, la causalidad se da en los dos sentidos. Existen varias soluciones para tratar el problema, en función de la información disponible. El estudio econométrico de De Miguel et al. (2011a, b) controla los resultados mediante la inclusión de variables instrumentales, una de las soluciones recomendadas en la literatura econométrica. De esta forma, consiguen estimar la parte unidireccional del efecto buscada (industrias creativas ? PIB per cápita). La ecuación instrumental se basa en el artículo de Lazzeretti et al. (2009) citado en la bibliografía.
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Rafael Boix y Luciana Lazzeretti *
* Rafael Boix, Departament d'Estructura Econòmica, Universitat de València ( [email protected] ). Luciana Lazzeretti, Facoltà di Economia Università degli Studi di Firenze ([email protected]).
Una primera versión del artículo fue presentada en INGENIO (CSIC-UPV); agradecemos las suge- rencias de los asistentes al seminario. Deseamos expresar también nuestro agradecimiento a Blanca de Miguel, María Herrero, Josep Sorribes y a los dos evaluadores anónimos de la revista por sus comentarios a las versiones previas del texto, así como a Juan Ramón Cuadrado por habernos sugerido el íncipit de este trabajo. Naturalmente, cualquier error es responsabilidad de los autores.
Recibido: 15 de febrero de 2011 / Aceptado: 10 de octubre de 2011.
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Abstract
Creativity is the ability to generate something new, merging data, perceptions and matters in order to produce new and useful things. About 22% of the Spanish employees belong to the «creative class» and about 5.7% of the production comes from the «creative industries». Despite these data, the general research focusing on the creative economy in Spain is poor. The aim of this article is to fill this space by providing a general view of the creative economy in Spain, focused on the «creative industries». The article introduces the basic theoretical aspects, the measurement of creativity, compared data about production, employment and the location of creative industries, as well as the discussion about policy. [PUBLICATION ABSTRACT]
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