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El golpe en Honduras reveló, en primer lugar, la Insuficiencia de los mecanismos interamericanos, en particular la Carta Democrática, para revertir este tipo de situaciones. También ratificò la histórica fragilidad de las instituciones republicanas hondurenas y expuso las dificultades o indecisiones del gobierno de Barack Obama. Y por último evidenció las discrepancias entre los países del bloque bolivariano y entre estos y otros gobiernos progresistas de Ia región. Pero Ia crisis de Honduras fue, sobre todo, una muestra dramática de una región fragmentada en Io político, polarizada en Io ideológico y que, a pesar de Ia prosperidad económica de los últimos años, sigue siendo muy desigual. En ese contexto, el colapso de un gobierno democrático por vía de una asonada militar apoyada por elites reaccionarias marca un peligroso precedente para los países de Ia región.
Palabras claves: democracia, comunidad internacional, golpe de Estado, Honduras.
* Nota introductoria
América Latina fue testigo, en las últimas dos décadas, de la caída de jefes de Estado -por medios más o menos institucionales según el caso- en Argentina, Bolivia, Ecuador, Guatemala y Perú, y de la escalofriante intentona de tumbar a otro que se frustró, por la mínima, en Venezuela. Sin embargo, muy pocos previeron un golpe de Estado en la República de Honduras en 2009. ¿Por qué lo impensable tuvo lugar? Más aún, ¿por qué no se pudo revertir semejante esperpento, vividamente ilustrado por la ignominiosa llegada del presidente Manuel Zelaya a Costa Rica, todavía en pijama, un domingo de madrugada?
Unos y otros se atribuyen las más verosímiles hipótesis para explicar el golpe (porque hay que decir que aquello fue un golpe a toda regla, aunque sus perpetradores traten infructuosamente de revestirlo con una pátina de muy dudosa «legalidad»). No es el propósito de este ensayo alimentar ese debate, sino más bien plantear algunas reflexiones en torno de un problema mucho más acuciante: las enseñanzas que deja la experiencia hondurena y su significado de cara a la que ha revelado ser una frágil institucionalidad hemisférica, cuya aplicación depende de veleidosas voluntades políticas.
No obstante lo anterior, es obligatorio hacer dos anotaciones preambulares. La primera es que los autores intelectuales del golpe vieron en las políticas del presidente Zelaya (tildadas por ellos mismos de populistas pero temidas...