RESUMEN
Este artículo pretende ofrecer un panorama de las dificultades con las que se enfrenta la población pontevedresa como consecuencia de la política económica practicada en los años de la inmediata posguerra, y pone de manifiesto las prioridades y discriminaciones oficiales en el reparto de los abastecimientos, así como la miseria generada, para hacer frente a la cual resulta insuficiente la organización falangista Auxilio Social, en aguda crisis en este ámbito geográfico, disponiendo entonces las autoridades sucedáneos auxilios que tienen por objeto mejorar la imagen del Partido, del régimen y aún del propio Franco.
Palabras clave: Pontevedra. 1939-1945. Auxilio Social. Falange. Abastecimientos. Racionamiento. Cupos. Gobierno Civil.
ABSTRACT
This artlcle tries to offer a view of the troubles that the populatlon of Pontevedra faced up as a consequence of the economic politics carried out during the years of the postwar. It also reveáis the officlal priorities and dlscrlmlnatlons In the distributlon of the provisions, as well as the poverty generated, to face which the work of the Falangist organlzation Welfare Service was not enough due to the acute crisis in which the organlzation was involved in this part of the country, offering then the authorities substitute social Services thatjust have the alm of Improvlng the image of the Party, the régime and even of Franco himself.
Key words: Pontevedra. 1939- 1945. Welfare Service. Spanish Fascist Party. Provisions. Rationlng. Quota. Civil Government.
1. ABASTOS, RACIONAMIENTOS Y CUPOS: «LOS ESPAÑOLES DE FRANCO SON HONRADOS» 1
El problema fundamental que condiciona la existencia de los ciudadanos nada más terminar la Guerra Civil es el del abastecimiento de las poblaciones, un asunto en el que confluyen los lógicos efectos de un conflicto bélico prolongado, con su secuela de devastación de elementos productivos primarios y secundarios, una política económica intervencionista, sobre todo en los precios, y autárquica, el estallido de la Segunda Guerra Mundial, con la ruptura de algunos posibles circuitos de abastecimiento exterior, y unas condiciones climatológicas adversas, de las que por cierto se sacará amplio rendimiento desde el punto de vista político. Se suele cargar las tintas -y así lo hicieron los dirigentes franquistas del momento- en el estallido del conflicto europeo para justificar el desabastecimiento, pero lo cierto es que los problemas comenzaron bien antes, en el momento justo en que las tropas del general Franco alcanzan «sus últimos objetivos».
El conjunto de factores enumerado provocará, al menos en nuestra provincia, una expansión de la miseria, para remedio de la cual serán bien pronto insuficientes los principales medios ensayados para combatirla durante el conflicto, que entrarán en una crisis, que podemos definir bien como de adaptación, pues los principales aspectos que coadyuvaran a su sostenimiento y expansión sólo podían mantenerse -al menos así lo creemos- en la situación límite de la guerra que, como tal, había dejado a la población, económica, psíquica y hasta físicamente exhausta.
En efecto, los auxilios a Madrid, Valencia y otras poblaciones liberadas de la mitad Este del país, pueden considerarse como el último aliento de la maquinaria económica de guerra que, actuando en una única dirección, había permitido consolidar las poblaciones conquistadas y mantener el tono de la retaguardia.
Puede decirse que, en general, durante el período bélico, en la España nacionalista no hubo desabastecimiento. Desde el principio hubo un control provincial, por las Juntas provinciales de Abastos 2, de los productos de primera necesidad, previendo con anticipación los déficits, y un intercambio de los sobrantes 3. Al mismo tiempo se procuró evitar la alteración de precios, con medidas moralizadoras y punitivas .
No obstante este último objetivo estuvo bien lejos de conseguirse. Para el conjunto de la España nacionalista, y durante todo el período bélico, se ha estimado una inflación de un 37 por 100, aunque esta cifra sea más favorable que la estimada para la zona bajo gobierno republicano s. Por lo que se refiere a Galicia, la continua exacción de productos agrícolas, ganaderos y de pesca, de los que la región fue uno de los principales abastecedores, tanto del ejército como de los principales núcleos urbanos 6, provocó invariablemente un alza de precios, de cuyo control las autoridades provinciales responsabilizaron en principio a los alcaldes 7. También debió darse desde el principio, y para burlar las declaraciones juradas de existencias y los precios de tasa, las ocultaciones de artículos 8.
Pero desde la primavera de 1939, el desabastecimiento es un hecho en la provincia pontevedresa, del que tenemos buena prueba, por ejemplo, en la documentación de Auxilio Social, en las demandas de víveres de las delegaciones locales a la provincial, principalmente básicos del tipo aceite, arroz, patatas, habichuelas y bacalao, desconocidas hasta el momento 9. En abril, el nuevo Gobernador Civil, Manuel Gómez Cantos, Oficial de la Guardia Civil, de prototípica actuación y lenguaje fascista, toma las primeras medidas frente al alza de precios que de pronto se ha convertido en el primer problema de la provincia. Entre ellas se encuentra la exigencia de que todos los establecimientos de productos alimenticios de primera necesidad expongan una lista de precios y la advertencia de que la ocultación de género se penaría administrativamente con el cierre de los locales y multa de diez mil pesetas, previos registros y comprobaciones. El cumplimiento de las normas dictadas era demostración de amor a España, pues, categóricamente, «los españoles de Franco son honrados» i. Además no duda en ir más lejos advirtiendo a los particulares que no tolerará acaparamientos de artículos básicos que excedan del previsible consumo para un mes, para asegurar lo cual ordenaría incluso registros domiciliares Su política de dureza lo lleva también a multar a los alcaldes de importantes poblaciones por no promover el cumplimiento de las normas de abastos 12.
El 19 de mayo, no obstante, se promulga la Orden del Ministerio de Industria y Comercio, firmada por su titular, José Antonio Suances, sobre el «Régimen de racionamiento», que venía a reconocer y encauzar uno de los más graves problemas con que se enfrentaba el país. La medida, lógica en una situación de crisis, debía ser, por su propia naturaleza, temporal, pero resultó que iba a pervivir a lo largo de toda la década de 1940, implantando un sistema -las cartillas de racionamiento- que, con escasas modificaciones, iba a perdurar hasta 1952.
Pero el nuevo sistema no impediría -antes bien, sería uno de los estímulos- los males comunes y persistentes en períodos de escasez: las elevaciones de precios (carne, maíz, azúcar, pan, o pescado), las ventas faltas de peso, la negativa a vender determinados productos, el cierre de establecimientos, la venta de productos en malas condiciones, y por supuesto las negativas a exponer listas de precios 3. Los productos más escasos son desde el principio la harina y el aceite, ante cuya falta, y vistas las irregularidades que no dudan en cometer los comerciantes, reacciona nuestro Gobernador del modo ya expuesto, amenazando a todos los que realizan «manejos y porquerías de cobardes y pequeneces de políticos viejos enchufados» y a «los que se atrevan a boicotearme», con pasearlos por las poblaciones con un cartel, «y si necesario fuera relevaré a los funcionarios que traten de hacer política amañados porgalleguitos competentes. Todos los pontevedreses a respetarme y no servir de juego de indeseables y anfibios». Porque la clase media y humilde de la provincia merece ser servida '.
Se realizan repartos de harina a través de las alcaldías, a las que se exige que la distribuyan equitativamente y sin favoritismos, y añade la primera autoridad que «si algunos no cumplieran exactamente la orden serán relevados fulminantemente y con multas correspondientes» . Pero la gente acude a donde hay, y esto está reñido con el orden público, pues como tal alteración se considera el formar colas y además desplazarse a los ayuntamientos importantes desde las localidades limítrofes, lo que es objeto de multas administrativas .
La situación era difícil para todos. Los carniceros de Vigo, «farrucos», hicieron amago de boicot, previendo cerrar sus establecimientos, pero desistieron ante las feroces advertencias gubernamentales, que preveían resultados «funestos y desgraciados para sus familiares, que los dejarían en la ruina, pues no serían más carniceros» 1.
La despótica manera, manu militari, de enfrentarse a los problemas, del ínclito Gómez Cantos, se aprecia todavía en un último detalle. Se trata de solucionar el paro obrero, que, según sus cifras, alcanza en el mes de julio de 1939 a 2.401 hombres y 274 mujeres. Para ello da un plazo de setenta y dos horas a ios alcaldes, a los que responsabiliza de su colocación haciendo las oportunas gestiones con los empresarios. Y advierte que si algún empresario no se presta voluntariamente a dar trabajo, se le denuncie para darle su merecido, pues no puede considerarse «hijo de madre española y sí de un aborto de la Naturaleza en tierras de nadie» .
Afortunadamente, la gestión del Gobernador Cantos tocó pronto a su fin, dimitiendo en agosto, por razones de salud. Pero antes todavía dio paso a un nuevo despropósito, continuando una política de delación propia de la guerra, esta vez aplicada a los acaparadores de aceite, y puede que de otros artículos, por la cual se prometía al denunciante un veinticinco por ciento gratuito, pasando el resto del producto a establecimientos de beneficencia 19.
A Gómez Cantos le sucede en el Gobierno Civil Francisco García Alted, también capitán del mismo cuerpo armado que el anterior y falangista, quien moderó el tono, imponiendo multas por similares motivos de abasto a los referidos, a los que habría que añadir, entre otros muchos, los de elevación de precios en las conservas de pescado, con multas singularmente altas (10.000 pesetas), por elevación del precio del centeno, las patatas y el aceite, etc. 20.
En diciembre de 1939 y enero de 1940, ante la persistencia de la situación la jefatura de Falange realiza una campaña a base de conferencias «para la educación del pueblo sobre los motivos de la actual escasez» 21. Pero esta perdura y se agiganta y amplias capas de la población, principalmente los pobres, y especialmente las masas rurales, desprovistas ahora de cualquier mecanismo societario de protección y agredidas por el nuevo Estado con la pérdida de algunos elementos básicos de supervivencia tradicionales como los montes en mano común, que hieren también de muerte ciertas formas de ganadería cercanas al pastoreo, sobreviven como pueden 22. Porque uno de los rasgos básicos de estos años de hambre es la atención prioritaria a los principales núcleos urbanos, con consciente olvido del resto del territorio rural al que se abandona en sus escasos recursos minifundistas. Añadamos además que el campo pontevedrés -y el gallego en general- está superpoblado, al cerrarse la espita emigratoria americana -y cualquier otra-, que la guerra civil cortó el proceso de modernización en marcha en la anteguerra 23, que se vuelve a un trabajo primitivo y agotador; en definitiva, se le aislará en su pauperismo.
1940 se caracteriza, quizá en grado mayor que los años que vendrán, por la falta de casi todo: de aceite, de azúcar, de PAN, de patatas, de gasolina, de carbón, de jabón... En diciembre de ese año, un mes en el que el abastecimiento se había «normalizado bastante comparado con los anteriores », el pan solamente alcanzaba a Vigo, Pontevedra, Lavadores y Vilagarcía, donde se suministraban doscientos gramos por la cartilla de racionamiento cada dos días. En el resto de los pueblos y aldeas de la provincia, la falta de pan (de harina de trigo) se suple con el consumo abundantísimo de patatas, que no deja excedente para alimentar a los núcleos urbanos, con lo que había que traerlas de Ourense y Lugo, que se enfrentaban a un problema parecido de aumento de consumo, con el agravante de la escasez de gasolina que dificultaba su transporte 24. También con las broas, o bollas de maíz (a veces con mezcla de centeno) 25, si los cupos sobre este cereal dejaban excedente, a lo que también nos referiremos. Los repartos discriminatorios, o favorecedores de las masas urbanas, característico, como hemos dicho, se ejemplifican en los de aceite y azúcar. Si para el primer producto en Pontevedra y Vigo se reparten en el mes citado medio litro por persona, en el resto tocan a cuarto. Para el azúcar la diferencia es de 250 gramos a 125 o 150. Las lentejas sólo se reparten en los Ayuntamientos de Pontevedra, Vigo y Lavadores, y suponemos nosotros que sólo en el núcleo urbano. Algunos de estos aspectos de los repartos se ven favorecidos por hábitos alimenticios que, o bien no habían desaparecido del todo, o bien se recuperan. Por ejemplo la utilización de grasa de cerdo para freír, en el ámbito rural 26.0 que el consumo de lentejas, producto no cultivado en Galicia, era típicamente urbano. En este panorama debía ser un consuelo que el suministro de carne abarcase a toda la provincia, aunque a razón de ... escasos 400 gramos por persona y semana. Debemos suponer también, pues las fuentes no lo aclaran, que se trataría de vacuno, y que en pueblos y aldeas el consumo de cerdo, y ocasionalmente de gallina, excusaría el de vaca 27.
Dejando la alimentación, la escasez de gasolina creaba un enorme problema al transporte en automóvil, fundamental en la provincia. La de combustible sólido (carbón), asociada a la primera, necesario en las cocinas urbanas y otros usos, pasó a suplirse con leña del país, donde los más pobres entre las gentes rurales encontraron un magro y sacrificadísimo complemento del ingreso (la mayor parte del acarreo se hacía en enormes haces atados a la espalda del negociante, pues no todo el mundo disponía de carro, y el burro, como medio de transporte, estaba muy poco introducido en la provincia 28. Añádase a esto la intransitabilidad de los caminos rurales en la mayor parte del año, con lo que la operación se realizaba mayormente por senderos). Por lo que a la industria se refiere, las conserveras recibían cupos especiales, con los que tiraban varios meses. Las fábricas de jabones, ante la falta de orujos, grasas y aceites de alta acidez, estaban casi paralizadas. Entre las industrias que utilizaban harina y azúcar, solo pervivían ias de chocolate 29.
El aislamiento de las masas campesinas no impedía, sin embargo, que aguzasen su sentido crítico, sólo que «derrotista y mai intencionado», al parecer de las autoridades, pues suponían que la falta de aceite y trigo se debía a la exportación de esos productos a Alemania e Italia, por lo que se ve que la educación de Falange no había surtido efecto 3.
La situación continuó siendo catastrófica en 1941, más o menos en los mismos términos hasta aquí descritos. Pero hay que añadir varias novedades. Primero, las heladas del invierno 1940-1941 estropearon la cosecha de legumbres y patatas. Las legumbres, parece ser que era lo poco abundante que se veía en los mercados, casi desaparecieron. Las patatas tempranas también. Las medias tempranas siguieron un camino parecido 31. Segundo, los Ayuntamientos de la provincia se dividieron a efectos de abastecimiento en tres categorías, con lo que las diferencias de reparto de productos como aceite y azúcar se acentuaron entre los de primera (donde se repartía hasta tres veces más por persona) y última categoría. Los repartos mayores en las poblaciones urbanas podían hacerse bien de una vez o en dos veces. Los más alejados de los centros de recepción de cargamentos sufrían además una elevación del precio debido al transporte. Por último, varios no recibían nunca repartos de harina de trigo, por considerarlos productores de cereal (maíz), que suplía las necesidades 2.
Los repartos del aceite, en las condiciones expuestas, fueron más o menos regulares en la primera mitad del año, pero hacia su mitad disminuyeron notablemente las existencias, con lo que muchos ayuntamientos quedaron sin cupo en junio, y para el mes siguiente se reservaron cantidades para abastecer solamente a los cuatro centros urbanos más importantes: Pontevedra, Vigo, Vilagarcía y Marín 33. El consumo de pescado disminuyó notablemente, debido a que la mayor parte de los barcos carecían de combustible para salir a faenar 34. Además, en los sitios donde había pesca carecían de aceite para su condimento 35. En los centros urbanos había también escasez de leche, pues su producción había disrriinuido probablemente por la reducción del censo de vacas y ante la falta de piensos para la alimentación animal 36. También escaseaban los quesos y mantecas, así como la carne de cerdo, excepto la de matanza propia 37. Igualmente faltaba el arroz.
En cuanto a productos necesarios como materia prima para industrias y artesanías, escaseaba la suela, la cera, la parafina, el carburo, etc. 38. Y la agricultura carecía de dos elementos fundamentales, que hacían que necesariamente disminuyesen sus rendimientos: los sulfates y los abonos minerales 39.
Las cosas parece que mejoraron en 1942, pero eso fue tan sólo desde el punto de vista de la regularidad de la distribución de los cupos asignados a la provincia o. Se hizo crónica la falta de combustible, que dificultaba el traslado de los alimentos de unas localidades a otras, y prácticamente paralizó el transporte público en la primavera, impidiendo incluso la concentración falangista que cada año venía celebrándose en Vilagarcía el 17 de marzo, en conmemoración del mitin de José Antonio en el año 1935 . Por supuesto, continuó la escasez de harina de trigo, y el pan que se repartía se elaboraba ahora con mezcla de harina de trigo y de maíz, con «superabundancia» de esta última '2. y la fiscalía de tasas siguió publicando sus grandes listas de comerciantes multados por los más variados motivos. Pero comienza un nuevo problema, de dimensiones nacionales también: las restricciones en el consumo de electricidad. En diciembre la Delegación Provincial de Industria las autoriza e inmediatamente la Sociedad General Gallega de Electricidad hace pública una nota que pone en conocimiento de sus abonados y público en general de las zonas de Vigo, Pontevedra y Vilagarcía «que debido a la intensa y pertinaz sequía que se lia dejado sentir en la zona Norte de la península, la Electra de Viesgo ha suprimido totalmente su suministro a Galicia» -nótese de paso la insuficiencia de centrales en el país, pues se iniciaba en aquellos años la política de construcción de embalses en territorio gallego: en 1941 se comenzaba con el de Las Conchas, en la cuenca del Sil, en Ourense- y, en consecuencia, «en beneficio mutuo y en evitación de perjuicios mayores», recomendaba lo siguiente:
«FUERZA MOTRIZ. Queda prohibido el trabajar desde las 17 a las 24 horas. Durante el resto de la jornada se reducirá su consumo en un 25% como mínimo. . ALUMBRADO. Se observará con la mayor escrupulosidad la prohibición de utilizar en usos domésticos hornillos, calentadores y demás aparatos. Se suprimirán los alumbrados extraordinarios de escaparates, casinos, cafés espectáculos públicos, reduciendo el ordinario en un veinte por cien» '*3.
Las restricciones continuaron, con intermitencias, en los años siguientes. En julio de 1943 la sociedad de Tranvías Eléctricos de Vigo se dirigió a «los Poderes Públicos» demandando que las empresas eléctricas Saltos del Duero e Ibérica, interconectadas con Saltos del Viesgo, auxiliasen a la Sociedad General Gallega de Electricidad, «en justa y necesaria correspondencia a la ayuda que por orden de la Dirección General de Industria ha prestado esta última a las citadas empresas en septiembre del año pasado, con motivo de las averías que, por inundaciones, han sufrido los saltos del Cinca y Gallego». La petición contó con el respaldo de autoridades. Cámaras, etc. . Desconocemos su efecto, pero el invierno siguiente fue igualmente seco -se realizaban rogativas para impetrar la lluvia- 45, y en junio de 1944 la Delegación de Industria impone de nuevo restricciones al consumo, en vista de «la disminución del caudal de los ríos, que han reducido notablemente la capacidad de las centrales hidroeléctricas de la región gallega, así como la reducción de los suministros que la Sociedad Eléctrica del Viesgo venía haciendo a esta zona, y dada la falta de combustibles necesarios para el funcionamiento normal de las centrales térmicas...» . En fin, la prolongación del problema en todo el ámbito nacional hace que se cree en 1945 la Obra asistencial «Paro obrero por escasez de fluido eléctrico» *7.
La regularidad del reparto de los escasos abastos fue la tónica en los dos años siguientes, con las marginaciones corrientes. La harina siguió siendo escasa y el pan de pésima calidad. El malestar en los pueblos crece por momentos, y la utilización política del abastecimiento es clara, como pone de manifiesto la multa impuesta por el Gobernador Riestra a la Compañía Viguesa de Panificación (5.000 pesetas) «por no haber servido, sin causa que lo justificara, una orden de suministro de harina del Ayuntamiento de Porrino, el sábado día tres [de julio de 1943](... puesto que, con su falta de colaboración, estuvo a punto de provocar un grave problema de abastecimiento en el referido término municipal, precisamente el mismo día en que se celebraba el acto de afirmación nacional-sindicalista» . O el reparto extraordinario de arroz, patatas, conservas, bacalao, garbanzos y pasta de sopa, que se efectúa en los municipios de Pontevedra y Marín en agosto del mismo año, con motivo de la inauguración de la Escuela Naval en el último, y la presencia del Caudillo a. A veces hay problemas en algún producto por la adjudicación tardía del cupo o por las dificultades de transporte, como ocurrió con el aceite en octubre. En este caso se solucionó solicitándolo a los fabricantes de conservas, integrados en la Unión de Fabricantes de Conservas so. La colaboración de estos fabricantes con el régimen fue siempre magnífica en estos años, a pesar de que el sector estaba pasando su peor crisis desde hacía mucho tiempo. En el reparto extraordinarJo aludido el Gobernador hizo público su agradecimiento a los empresarios conserveros. Debemos tener en cuenta que, en general, encontraban una ayuda muy importante para aliviar sus almacenes, con stocks muy grandes por las restricciones a la exportación si. Por las mismas fechas se plantea el desabastecimiento de patatas en los núcleos urbanos. Ya hemos dicho que el elevado consumo registrado obligaba a traerlas de Ourense y Lugo. Pues bien, en Ourense se declaró una plaga de escarabajo en septiembre y se impidió la salida de patatas de la provincia. Sólo quedaba entonces traerlas de Lugo, y no eran suficientes 2.
Se suceden las multas y ceses de alcaldes, secretarios y funcionarios responsables de abastos de diversos Ayuntamientos . En ellas, a veces se establece la sutil diferencia entre irregularidades simples e irregularidades que entrañan inmoralidad. Entre las primeras figuran, por ejemplo, la falta de control de las declaraciones presentadas por los detallistas -en cuyo caso también se les multa a éstos, bien de forma generalizada en el término municipal, o bien a algunos específicamente- o la falta de diligencia a la hora de retirar los cupos asignados al municipio, pues esto provoca quejas y trastornos en las parroquias. Algunas de las segundas derivan, vía Fiscalía de Tasas, a los tribunales. Conocemos una sentencia de la Audiencia Provincial de diciembre de 1943, que condena a un Alcalde y a un Síndico a la pena de ocho años y un día de inhabilitación especial y multa de 250 pesetas porque, dejaron a varias parroquias sin el debido surtido, con objeto de venderlo en sus establecimientos «en lugar de hacer el reparto legal de doscientos kilogramos de azúcar y otros doscientos de bacalao que habían recibido de la Junta de Abastos respectivos ». También se les condena a satisfacer «en concepto de indemnización mil treinta pesetas al Servicio de Abastecimientos...». La sentencia tiene, por supuesto, un valor ejemplarizante 54.
Si la situación de las masas rurales venía siendo crítica, como ha quedado descrito, ésta empeora desde mediados de 1943 con el establecimiento de cupos de entrega forzosa de maíz. Este cereal era la base de su alimentación, y a pesar de ser la provincia la mayor productora del país, en muchos años no llegaba y había sido frecuente su importación antes de la Guerra Civil 55. Además, los cupos se habían fijado teniendo en cuenta una situación de normalidad productiva, aspecto que en 1943 no podía tomarse como base pues, debido a la enorme sequía, la producción se había reducido en un treinta y ocho por ciento, según cálculos de la Cámara Oficial Agrícola de Pontevedra. El presidente de este organismo, el ingeniero don Luis Vega Escardón, cumpliendo acuerdo del Pleno de la misma dirige una instancia al subsecretario del Ministerio de Agricultura el 8 de octubre donde describe con realismo la situación y propone soluciones. La instancia nos parece uno de los documentos más interesantes sobre las dificultades del modo de vida campesino en este tiempo, y creemos que merece la pena ser reproducida aquí en su integridad. Dice así:
«Entre las plantas cultivadas en Galicia, el maíz ocupa el primer lugar. Es la provincia de Pontevedra la más maicera no ya de la reglón sino de España entera. Ella sola, a pesar de ser de las de menor extensión territorial, produce anualmente 1.900.00 qm., o sea la tercera parte de los 6.000.000 de quintales métricos que constituyen normalmente la cosecha nacional.
Toda esa producción se consume dentro de la provincia misma, por ser este cereal la base de la alimentación de la inmensa mayoría de sus numerosos habitantes. Todos los labradores, sin excepción, así como los pescadores de la costa, que a su vez trabajan siempre alguna agricultura, así como las gentes de los ayuntamientos rurales, y aún las familias humildes de las ciudades comen por necesidad pan de maíz. Sólo una parte ya más pequeña se emplea para pienso de su crecida ganadería, y en especial para el ganado de cerda, aves en producción de huevos y vacas de leche.
Dada la enorme división de la propiedad, pocos son los labradores que recolectan el maíz suficiente para sus necesidades; unos porque disponen de poca tierra, y otros porque han de entregar como aparceros que son la mitad de la cosecha de cereal a los propietarios de sus fincas, la mayoría de los labradores disponen de una cantidad de maíz insuficiente para su abastecimiento. Cuando este maíz se acaba, son los propietarios los que lo suministran a sus colonos y convecinos en justa y mutua ayuda. Quiere esto decir, que a pesar de producir la provincia una cosecha tan ingente, falta siempre maíz en algunos sectores y escasea en general a todos.
De ahí que si por cualquier contingencia la cosecha de algún año disminuye, se produzca no ya una pérdida económica más o menos llevadera, sino un problema social: el problema del pan. Mientras el labrador modesto va comiendo su propia panera, que en buena cosecha dura los cinco meses siguientes al de la recolección, ninguno se da cuenta de su situación. El conflicto surge hacia el mes de marzo, cuando los humildes han consumido ya el maíz y tienen que recurrir a comprar el producido por otros labradores más ricos o el que tenga que entregaron como pago de sus arrendamientos e igualas.
En otros tiempos se recurría para remediar el mal, a la importación. A la vista tenemos datos oficiales, suministrados a esta Cámara portas aduanas de Vigo y Vilíagarcía, en relación a las importaciones de maíz llevadas a cabo en la provincia de Pontevedra en los años 1925 a 1935, que arrojan el resultado siguiente:
Aduana de Vigo: Año 1925, 9.722.800 kilogramos;año de 1926, 4.832.000; año 1927, 15.374.000; año 1928, 3.819; año 1932, 1.858.950; año 1933, 104 [debe tratarse de un error]; año 1934, 1.277.000, y año 1935, 437.670.
Aduana de Vilíagarcía: Año 1925, 10.000; año 1927, 651.066.
Pues bien, en el año actual, y a causa exclusivamente de una sequía tan pertinaz, que no se recuerda nada semejante ni parecido, en una región como esta, donde abundan ordinariamente las lluvias, la producción de maíz ha mermado aproximadamente en 72.000 qm, o sea el 38% de la producción normal [por lo que a los qm. se refiere, se trata, evidentemente, de un error de transcripción en la fuente de donde hemos tomado el escrito, el Faro de Vigo, pues el 38% de la producción normal, estimada ésta según los datos del propio escrito, son 722.000 quintales métricos], siendo la cosecha más pequeña recogida en los últimos veinte años, creándose así al agricultor gallego un problema gravísimo, al que esta Cámara no puede ser indiferente, y está obligada a acudirá los Poderes Públicos en solicitud de medidas que mitiguen en lo posible el conflicto, que en breve plazo ha de presentarse.
La primera medida que a juicio de esta Cámara procede adoptar, es la de reducir el cupo de entrega forzosa de maíz, asignado al agricultor gallego, en el 30 por 100 [38%: sin duda se trata de otro error de transcripción, como creemos que puede confirmarse más adelante en la misma carta] en que según cálculos que merecen entero [crédito, se estima la disminución] en relación a la normal que se preveía para el año actual.
Esta medida es lógica y justa. Basta para comprenderlo, tener en cuenta lo siguiente:
El cupo de entrega forzosa de maíz, se estableció por una orden de 17 de mayo de 1943 (B.O. del 19), para el cumplimiento de la cual se recabó de los jefes provinciales del Servicio Nacional del Trigo la determinación de cifras por provincias. Según datos suministrados a esta Cámara por la Jefatura de dicho S.N. del Trigo de esta provincia, al publicarse la referida disposición, fijó el cupo [de] la provincia de Pontevedra en 600 vagones. Esta cifra se fijó para dar cumplimiento a la Orden de 17 de mayo, y a raíz de su publicación, es decir, no sólo no había ningún indicio para suponer el desastre de la cosecha, sino una magnífica primavera hacía presumir una no menos magnífica cosecha, pero desgraciadamente no fue así, y por consiguiente y en justicia, es lógico reajustarlo previsto a la realidad. Si a una cosecha normal se le señalaron seiscientos vagones de cupo forzoso, a una cosecha con merma del 38 por 100, habrá que rebajar igual tanto por ciento el cupo forzoso, y mucho más, si se tiene en cuenta que aún con cosecha normal, más del 70 por 100 de los labradores se verían obligados a contribuir a dicho cupo, a pesar de no cosechar maíz bastante para las necesidades mínimas del año.
Como segunda medida justa, que al igual que la anterior contribuiría a paliar la situación, solicita esta Cámara se aumente el cupo provincial de cereales panificables asignados a esta provincia de Pontevedra, y que en atención a que siempre fue de las provincias más productoras y consumidoras de maíz, al hacer las importaciones de este cereal, se tenga en cuenta y se le conceda preferencia al tiempo de su distribución.
Para nadie es un secreto, que el cupo asignado a esta provincia, es insignificante en relación al número de sus habitantes, hasta el punto de que no es posible en ella, como se ha hecho en otras muchas, aumentar el racionamiento de pan, y existen zonas, en las cuales dicho racionamiento falta gran parte del año. Por ello no hacen falta muchas palabras para explicar lo que pasará en el año actual, en cuanto se acabe su mezquina cosecha, y la necesidad de que se aumente un cupo que en circunstancias normales era ya insuficiente, concediéndole preferencia en el reparto de maíz, por ser éste un cereal de mayor rendimiento que los demás panificables, y a cuyo uso está habituado el paisano pontevedrés como ningún otro.
Con todo ello entiende la Cámara que represento, se contribuiría a la aminoración de una verdadera calamidad pública y a una obra de verdadera justicia... »56.
El presidente de la Cámara se entrevistó con el Gobernador Civil para solicitarle su apoyo, y se dirigió también a la Comisaría de Recursos. Desconocemos los pormenores de lo que vino a continuación, pero no hay viSOS de que a lo largo de lo que quedaba de 1943 y en 1944 se tomase ninguna resolución. En el último año hemos registrado casos de oposición a la entrega de cupos de maíz en municipios del interior de la provincia, concretamente en A Estrada y Dozón, que debieron tener cierto carácter colectivo s. Sólo a comienzos de 1945, en una reunión del Gobernador, el delegado provincial de Sindicatos, el delegado provincial del Servicio Nacional del Trigo, el secretario provincial de Abastecimientos y Transportes y el ingeniero agrónomo, con alcaldes, delegados sindicales y representantes de las Hermandades de Labradores y Ganaderos, se trazaron nuevas normas de fijación de cupos para la entrega del maíz, haciéndose público por medio del delegado del S.N.T. que «los labradores modestos de esta provincia se verán relevados de entregar cupos de maíz, pero que, en cambio, todos aquellos que después de cubrir sus necesidades propias, determinadas específicamente por la Ley, queden en posesión de tal cereal, harán entrega del sobrante en el momento en que se les ordene». Este paso es saludado por el periódico Faro de Vigo, en un comentario en negrilla, de «importancia suma para los modestos agricultores de nuestra provincia, que como es notorio constituyen la inmensa mayoría de los trabajadores de la tierra, que apenas recogen como fruto de su labor lo indispensable -y en muchos casos no llega- para lo que consumen en sus hogares» . Ahora bien, ¿quién demostraba lo que era necesario para la vida de las familias campesinas? De una nota del Gobierno Civil se desprende que correspondía a la Hermandad de Labradores y a las alcaldías 59.
De la última nota referida, se desprende también que los cupos que se obtuviesen en cada localidad quedarían en lo sucesivo allí depositados para abastecimiento de los necesitados. Y se da noticia de un movimiento entre los agricultores de escasos recursos que, de ser cierto, sólo denota el miedo a que estaban sometidos, pues señala que muchos agricultores a los que se fijaban cupos que no podían entregar (lo que confirma que eso se hacía, aunque, matiza el Gobernador Civil, «sin duda por mala interpretación del espíritu de las disposiciones vigentes en esta materia») compraban clandestinamente el maíz necesario para la entrega (¿con qué recursos?), «produciendo con ello un gran quebranto para ellos y dando lugar al fomento de un comercio ilícito que es posible evitar». Asegura la primera autoridad que «el deseo de nuestro Caudillo y el espíritu de sus leyes, se asientan siempre en la mayor protección hacia los trabajadores, sobre todo los de condición humilde y en la realización de una verdadera justicia social».
1945 transcurrió con cierta normalidad -esa normalidad de la miseria gestada tras la guerra-, pero en los últimos meses la situación del abastecimiento adquirió tintes de catástrofe. En octubre el Gobernador sale al paso de rumores {«campaña que se realiza por algunos desaprensivos, interesados sin duda en la elevación de los precios en el mercado clandestino ») sobre la anulación o disminución de los racionamientos, asegurando que «el Gobierno no obstante las enormes dificultades que las malas cosechas y la pertinaz sequía crean, con su secuela de falta de energía y falta de transportes, ha tomado las medidas oportunas para que el abastecimiento nacional esté asegurado». Y concluye: «Podrá suscitarse quizá algún entorpecimiento circunstancial y pasajero debido a las dificultades insuperables de momento por el retraso inevitable en la llegada de algún cupo, pero (...) no existe motivo alguno de alarma y espero del patriotismo de la población civil la calma y la comprensión necesarias para sobrellevar la difícil situación que la falta de agua crea ayudando así a la labor ingente que realiza el Gobierno, el cual además tomará las más enérgicas medidas para que desaparezca en absoluto el mercado clandestino en beneficio del mejor racionamiento» 6. Como se observa, el argumento de la pertinaz sequía, con ser cierto, lo justifica todo a estas alturas. Unos meses antes, una nota del Ministerio de Agricultura, dando cuenta de sus consecuencias en la agricultura y en la ganadería españolas, describía el futuro y las posibles medidas para encauzarlo en estos términos: «...nos espera a los españoles un futuro próximo de grandes dificultades en el orden de la alimentación, y sin pretender alarmar a nadie, al contrario, considerando que al advertirlo a tiempo nos pueda llevar serenamente a soluciones útiles, este Ministerio se cree en el caso de difundir esta triste realidad, invocando en todos el que ayuden con alto espíritu de colaboración a las medidas que por este Departamento se adopten y que buscan fundamentalmente el estimular la producción de todo aquello que aún es posible obtener como alimento humano y el aprovechamiento racional para el mismo fin de cuanto haya en el campo con alguna posibilidad de ser recogido» 61. Nuestra provincia se encontraba en diciembre «en un estado parecido al existente en el año difícil de 1940» 62. Volvieron a faltar los productos de primera necesidad como el aceite y las patatas, cuya cosecha había sido mala de nuevo. El estraperlo necesariamente vivía momentos de auge. La falta de gas-oil con que trabajaba la central térmica de Vigo, a punto estuvo de provocar un colapso generalizado (en las líneas de tranvía, en el teléfono, en las fábricas molturadoras de harina, etc.), solucionado con el recurso a 25.000 litros de gas-oil destinados a los barcos de pesca, que a su vez no podían salir a faenar por falta de hielo para la conservación de pescado 3. Hubo de nuevo restricciones eléctricas . Los años siguientes no serían precisamente de bonanza.
2. LA DÉBIL RESPUESTA DE AUXILIO SOCIAL
En el contexto de desabastecimiento y empobrecimiento de las clases populares -de miseria- registrado en la provincia entre 1939 y 1945 (y en los años siguientes), parecería lógico que se intensificase la labor de Auxilio Social, incrementando el número de acogidos y ampliando el ámbito de su actuación, por ejemplo hacia las zonas rurales. Pero no fue así. Y ello debido, a nuestro entender, a varias razones. En primer lugar, y aunque esto necesita un estudio global de toda la Obra en estos años para determinarlo con claridad, porque el área geográfica principal de atención se desplazó ahora a las graneles ciudades del Centro y Este peninsular, y en general a toda la zona que había permanecido fiel a la República, lo que, en una perspectiva global, y puesto que habían sido las más castigadas por la guerra, parecía lógico; además la labor se centró en gran medida en la recogida y educación de huérfanos víctimas del conflicto. En segundo lugar, a lo que Ménica Orduña ha denominado como cansancio de la sociedad española s, o -añadimos nosotros- a la crisis del modelo de financiación de Auxilio Social tal y como se había practicado en la guerra. Creemos, en efecto, que las principales fórmulas empleadas por el Auxilio -las cuestaciones y la Ficha Azul- sólo podían mantenerse en ese clima -y aún así con no pocas dificultades- pues se percibía su labor como circunstancial y como parte del esfuerzo bélico, o en todo caso como adelanto -y así se manifestaba en la propaganda- de lo que sería una política social falangista terminada la guerra. Por otro lado, todo estaba acompañado de una intensísima propaganda que sostenía la conciencia del significado de la Obra, tal como la entendían sus dirigentes. La desaparición de la escena política de su fundadora, como consecuencia de un prolongado reajuste en el poder de las distintas facciones falangistas, a comienzos de 1940, es otra razón no desdeñable, pues sin duda hubiera continuado determinadas líneas con una mayor decisión, como por ejemplo toda la atención a la primera infancia en la Obra de protección a la Madre y el Niño; y no olvidemos su clara visión de la oportunidad, tal y como se manifestó desde el origen del Auxilio de Invierno, y su capacidad organizativa. La pérdida de peso político que sufrió toda la organización es una consecuencia de lo anterior. Debemos consignar que Auxilio Social fue también una víctima de la política de cupos y racionamientos que, junto a la pérdida del espíritu de la guerra -o el «estilo», del que tantas veces se hacía gala-, contribuyó a deteriorar su imagen entre todas las clases sociales, las asistidas y las sostenedoras. En este deterioro, parte de culpa corresponde igualmente a la negligencia y abandono observado en los servicios de la sección Auxilio de Invierno. El empeño ordenancista exhibido por el régimen en relación a la financiación, contribuyó también a hacerlo antipático. Añadamos una medida de orden procedimental, cual es la decisión de la Sección Femenina, en mayo de 1942, de que las cumplidoras del Servicio Social dejasen de postular. Por último, habría que preguntarse sobre los apoyos reales y voluntarios que en esta altura tenía el régimen, sobre todo a medida que la Segunda Guerra Mundial cambiaba de sesgo, y en particular la política y actitudes falangistas.
Auxilio Social sufre en nuestra provincia un proceso de deterioro imparable a lo largo de la década de 1940, sólo mitigado con algunos intentos revitalizadores entre 1943 y 1945. Como ha quedado expuesto, las dificultades de abastecimiento se notan bien temprano, aunque en 1940 se van paliando. El problema es nacional, como se sabe, y obliga a Auxilio Social, y en particular a Auxilio de Invierno, a cambiar, por ejemplo, la tradicional celebración de la Navidad. En los días previos, una circular del jefe de ese departamento comunica la suspensión de «cualquier medida de carácter extraordinario que pudiera implicar mayor consumo que el normal» e insta a los delegados provinciales a «suplir con entusiasmo las dificultades del momento». El día 24, pues, al mediodía, se daría un menú corriente, aunque «con la máxima cantidad dentro de los límites marcados para el consumo diario. Sin embargo no debe pasar inadvertida la Nochebuena para nuestros asistidos a cuyo fin debéis preparar su espíritu y vuestra fe para un porvenir próximo de trabajo y tranquilidad» . A comienzos de 1941 las dificultades se agudizan. Una nueva circular del mismo departamento, de febrero 7, declara absolutamente incompatibles la cartilla de racionamiento y la tarjeta de asistencia a Auxilio Social, y concede a los asistidos un plazo de diez días para entregar las primeras en la Delegación Provincial del Auxilio, advirtiendo que el no entregarla supone la baja automática en la Institución en que fuese asistido, por considerar que dispone de medios para adquirir lo que necesita a través de la cartilla y no necesitar, por lo tanto, la ayuda de la Obra. Las cartillas entregadas serían administradas por las delegaciones provinciales «con el fin de mejorar y aumentar la comida en las Instituciones», poniéndose en contacto con la delegación de Abastecimientos y Transportes para que se les facilitasen los cupos correspondientes a las cartillas. La orden perseguía dos finalidades: «evitar el que haya ciudadanos que disfruten el privilegio de gravar por dos conceptos en el problema nacional de abastecimientos, y de percibir, por dos conceptos también, unos víveres que no sobran»; y «provocar la automática eliminación de quienes por este procedimiento indirecto acreditan poseer un mínimo de disponibilidades para la adquisición en metálico y al contado (en las tiendas) el género ». En la provincia, y en la mayor parte de los comedores, se carece de pan, y cuando lo hay la cantidad es mínima. También carecen de patatas y en gran medida de leche. Esta se repartía, en lugares como Vigo, a enfermos, y en enero estuvo a punto de suprimirse el reparto .
El desabastecimiento afecta, en mayor o menor medida, a toda clase de víveres. Temporalmente, incluso se cerraron tres comedores en los primeros meses del año . La medida tuvo que volver a tomarse en mayo con los comedores y cocinas de Hermandad de Vigo y Sanxenxo, por falta total de existencias, y especialmente de legumbres secas y arroz 7, que debían constituir el fundamento de las comidas. El problema derivaba de que los cupos de Auxilio Social estaban incluidos en los cupos generales de la provincia, y éstos, por lo que respecta a los últimos productos señalados, de enero a mayo no habían sido retirados, tenemos que suponer que por dificultades en el transporte, y la Comisaría General de Abastecimientos había terminado anulándolos. Se solicitó entonces a la Delegación Nacional que gestionase con la citada Comisaría el desglose del cupo de Auxilio Social del cupo provincial, y volviese a autorizar los atrasados necesarios para la organización, especialmente de arroz. El reparto interno se complicaba aún más porque sólo tenían asignado para transporte un camión, que al hacer frecuentes desplazamientos con poca carga agotaba en seguida el cupo de gasolina otorgado. En junio, y para lograr una mejor asignación por asistido y día, situándola en 1,20 pesetas, se procedió a dar de baja a unas 600 personas, entre niños de los comedores y atendidos en las Cocinas de Hermandad 7.
La financiación vía cuestaciones y Ficha Azul era lamentable. En el mismo mes el Gobernador publicó una nota admitiendo que la situación era crítica «debido principalmente a la indiferencia de aquellos que niegan una pequeña aportación e incluso rechazan la insignia de Auxilio Social, mientras bares, restaurantes, cafés, cines, salones de baile y distracciones en general, se encuentran completamente llenos de público... ». Tacha la actitud de estas gentes de egoísta e inmoral y solicita la colaboración de empresas y dueños de establecimientos para que no admitan en sus locales a quienes el día de las cuestaciones no muestren bien visible el emblema de Auxilio Social, bajo apercibimiento de sanción 72. Y la Secretaría Local del Movimiento de la capital llama «a todos los camaradas de esta JONS (...) presten el máximo de colaboración al Servicio de Investigación del Movimiento, encargado de impedir que gentes sin escrúpulos cometan el bochornoso acto de negar su aportación a tan benéfica obra» 3, es decir, que se conviertan en delatores. También se advierte que deberá llevarse la moneda fraccionaria necesaria. En mayo de 1942 la cuestión se complicó por la decisión de la Sección Femenina de no permitir que las cumplidoras del Servicio Social realizasen cuestaciones para Auxilio Social. Ante este enorme contratiempo, que venía a desmontar todo el procedimiento, la Delegación Nacional arbitró en principio la solución de convertir en postulantes a los industriales, empresarios o encargados de locales de espectáculos, cafés, bares, restaurantes y confiterías. Estos serían visitados por un equipo auxiliar de Auxilio Social formado al efecto, debidamente uniformado, quien les invitaría a hacerse cargo de las huchas y de un número de emblemas suficiente para atender las necesidades de su clientela, que debería lucirlo durante su permanencia en el establecimiento. En caso de negativa, el equipo levantaría acta triplicada, invitando a firmarla a alguna persona presente en el local, y enviando seguidamente un ejemplar al Gobernador Civil, por conducto del Delegado Provincial, y otro a la Delegación Nacional. El tercero quedaría en poder del Delegado Local. Las huchas se entregarían precintadas, y en el precinto irían las firmas del Delegado Local y del industrial o encargado suyo, junto a los sellos de la Delegación y del establecimiento. Pasado el día de la cuestación, el equipo recogería las huchas y emblemas sobrantes, extendiendo un recibo acreditativo de ello, y se obturaría la ranura de la hucha en presencia del industrial con otro precinto donde éste estamparía su firma, advirtiéndole del día y la hora en que se procedería a su apertura, por si desease asistir. En ese caso, sus alegaciones serían recogidas en acta, invitándole a firmarla como garantía de reflejo fiel. Los empresarios que mejores resultados alcanzasen en las cuestaciones recibirían los premios que antes se otorgaban a las cumplidoras del Servicio Social de mayor eficacia. Los miembros del equipo recibirían gratificaciones compatibles con otros sueldos dentro o fuera de la Obra, salvo en el caso de que la dedicación a esta tarea absorbiese la jornada legal y diaria de alguno, en cuyo caso recibiría un sueldo. Naturalmente, la formación de estos equipos implicaba un gasto extra para las delegaciones, por lo que se arbitraba que en las poblaciones no capitales de provincia -es decir, poblaciones de poca entidad- llevarían igualmente a cabo el procedimiento descrito, pero valiéndose o no de un equipo auxiliar siempre y cuando los productos de la postulación compensasen el nuevo gasto 4.
Sin embargo, inmediatamente se desechó la idea de formar equipos auxiliares retribuidos, por el gasto que entrañaba, y se dio instrucciones para que la tarea prevista fuese realizada por personal de la propia Obra, apelando para ello a los propios intereses de los funcionarios. Las frases son bien elocuentes: «El propio interés colectivo está en juego. Si el servicio de postulaciones a base de «AUXILIO SOCIAL» fracasara, la desdicha alcanzaría a «AUXILIO SOCIAL» entero, y los perjuicios afectando, en primer término, a los asistidos por la Obra, golpearían después los intereses de los funcionarios. Por lo tanto, la obligación de realizar las postulaciones debe comprender al conjunto total de los servidores; es decir, lo mismo al personal de oficinas que al de las Instituciones ». Para su estímulo se disponía que la cantidad del 0,30% del importe bruto de las postulaciones se destinaría a un fondo de obras sociales para los funcionarios de la Obra -«casas de reposo, pagos de gastos extraordinarios de enfermedad, etc»-. Se recomendaba finalmente que al realizar el servicio el personal vistiese su uniforme del Partido o de Auxilio Social, y portasen un documento acreditativo de la función que realizaban en la Obra, para evitar las sospechas de los empresarios y cortar las tentativas de posibles suplantadores s.
Con motivo del quinto aniversario de la fundación en Valladolid, la delegación local de Vigo se lamenta de que el entusiasmo por la Obra va languideciendo y que en la mayoría de los vigueses se ha extinguido. Y para ejemplificar la diferencia entre los ingresos y los gastos toma el mes de julio de ese año, mostrando las siguientes cifras: asistencias en los comedores infantiles, 20.460; asistencias en las cocinas de hermandad, 28.520; gastos totales, 39.015,22 pesetas; ingresos por Ficha Azul y postulaciones, 11.234,05 76.
Entre fines de 1941 y los primeros meses de 1942, desaparecieron dos comedores y hubo una nueva reducción del número global de asistidos. El nuevo delegado provincial, el ingeniero forestal Rafael Areses, reconoce que los comedores son escasos para las necesidades existentes, y que debieran estar mejor dotados, pero hace notar las dificultades financieras. Idea entonces el plan de dirigirse por escrito a las personas pudientes de cada localidad, solicitando su colaboración, haciéndoles notar que sus aportaciones se utilizarían en la misma localidad; y de publicar en la prensa los nombres de los que contribuyan, volviendo así al sistema que tan popular y normal había sido durante la guerra 7. La situación se complica en el mismo mes porque la Delegación Nacional de la Sección Femenina dispone que las cumplidoras del Servicio Social no realizarán postulaciones para el Auxilio, como quedó expuesto. También desde el mes de junio de 1942, y para mejorar el resultado de las cuestaciones, se colocan dos tipos de emblemas, de 0,30 y de 1,00 peseta, y se publica que «las señoras y señoritas, al igual que los caballeros, tienen también el deber de hacerse con él [el emblema] si quieren concurrir a cualquier clase de espectáculos o distracciones...»', atendiendo a lo dispuesto por la Orden de 27 de mayo de 1942. Pero por lo que respecta al procedimiento recaudatorio, en adelante, según nuestras noticias, lo usual será anunciar el día de la cuestación con insistencia e invitar a los ciudadanos industriales y particulares a recogerlos en las Delegaciones Locales, que al efecto suelen permanecer abiertas durante todo el día. Paralelamente, inspectores de Auxilio Social recorrían los establecimientos para cerciorarse del cumplimiento de las disposiciones.
La llegada a la provincia en abril de 1943 del nuevo Gobernador Civil, Genero Riestra Diez, que había sido secretario de la Falange Exterior y responsable de la instalación en Cuba de comedores de Auxilio Social durante la guerra, supone una intensificación de la preocupación gubernamental por la Obra.
En el acto de afirmación nacional-sindicalista celebrado en O Porrino el 4 de julio de ese año -los actos de afirmación constituyen uno de los capítulos más interesantes de la vida política de este momento en que, debido al cambio de signo del conflicto mundial y a los problemas de abastecimiento, la actuación de Falange estaba siendo muy criticada y cuestionada por amplios sectores de la derecha- hace público que en ese momento existen en la provincia diecinueve Comedores infantiles -nótese su progresivo cierre- y quince Cocinas de Hermandad -además del Jardín Maternal de Tui y el Centro de Alimentación Infantil de Pontevedra-, que atienden en total a 2.256 personas, lo que supone un gasto mensual de 106.126 pesetas, pero que los ingresos provinciales resultan totalmente insuficientes, pues ascienden a 50.300 pesetas, de las cuales 22.000 corresponden a la Ficha Azul y 25.000 a las cuestaciones, generándose, pues, un déficit mensual de 55.826 pesetas. Reconoce también que los establecimientos son pocos «para las necesidades infantiles de esta provincia» e indirectamente que la comida es escasa y de baja calidad, y traza al mismo tiempo un sucinto panorama de mendicidad infantil al referir «el espectáculo que se contempla por las calles de niños que no tienen el alimento ni reciben la educación que les son necesarias».Concluyó haciendo un llamamiento a los pudientes, en los términos acostumbrados, para que suscribiesen una Ficha Azul, y a los camaradas de Falange para realizar una intensa campaña por toda la provincia 9.
Sin embargo, los llamamientos no surten efecto. En otro acto de las mismas características celebrado a finales del mismo mes en la localidad de Ponteareas, se lamenta de que «haya dinero para todo lo agradable y que no lo haya para obras de caridad cristiana faiangista»,y critica a «los que creen que la guerra se hizo tan solo para que ellos puedan vivir mejor », pues muy pocos habían acudido a su petición. Se imponía entonces un ejercicio de voluntarismo, acudiendo a «nuestro consabido ¡no importal », pues con ayuda de todos los falangistas «hemos de lograr que el Auxilio Social dé esta provincia sea un ejemplo en España» o.
Pero no sólo no se incrementa el número de suscriptores, sino que muchos se dan de baja. En nota del mes de agosto menciona el Gobernador «una larga lista de personas residentes en la provincia que son deudoras de diversas cantidades -alguna de positiva importancia- por concepto de Ficha Azul», y añade que «resulta extraño y difícil de comprender que hoy se deje de pagar-cuando no existe causa suficiente que lo justifique- lo que ayer voluntariamente se suscribió» si.
En 1944 las suscripciones siguen descendiendo, sumando en mayo un total provincial de 20.396 pesetas, frente a unos gastos generales de 104.856,21 pesetas.
Por lo que a las cuestaciones se refiere la tónica también continuó siendo la misma. Muchos dueños de establecimientos ni recogían los emblemas en las Delegaciones locales ni los exigían a sus clientes, siendo, pues, objeto de multa. Además se multiplicaron los incidentes con inspectores y Delegados Locales. En enero de 1944, y ante la extendida picaresca, se pone en conocimiento del público que, en adelante, los emblemas «serán reseñados al dorso con el sello de Auxilio Social, siendo nulos todos los que no ostenten dicho sello» 2; disposición que se complementa con otra más peregrina por la cual «queda completamente prohibido llevar los emblemas sin que se distinga perfectamente el dibujo correspondiente a la postulación» 83.
La nueva preocupación se manifiesta también en el interés por la instalación en la provincia de dos nuevos centros enmarcados en la Obra de Protección a la Nadre y el Niño. El primero es el Centro de Alimentación Infantil de Vigo. Desde mediados de 1943 comienzan los trabajos. El Centro se ubicaría en la calle del Marqués de Valladares, en un local privado facilitado por el Ayuntamiento, quien sufragó los gastos de adaptación y satisfaría el alquiler. Auxilio Social corría con los demás gastos, es decir: materiales, personal y suministros a la población infantil. Estaba prevista la atención a unos mil niños, de cero a tres años. La inauguración, el 12 de junio de 1944, contó con la presencia del Vicesecretario general de servicios, el camisa vieja Valdés Larrañaga .
El segundo sería un Hogar de aprendices provincial, a instalar en la ciudad de Tui, con una capacidad para trescientos niños. A tal efecto, en julio de 1943, Auxilio Social compró la finca de los Padres franciscanos portugueses denominada Colegio de San Antonio, que incluía un edificio de grandes dimensiones s. para su nuevo cometido, precisaba una muy importante reforma, cuyo proyecto prepara el arquitecto de la Delegación Nacional, Antonio Navarro, que se presupuesta en un millón doscientas cincuenta mil pesetas . Las obras, adjudicadas al contratista don Rodolfo Lamas, comienzan en noviembre de 1944 7, trabajando en ellas unos cien obreros. Se preveía la instalación de talleres de carpintería, forjado, electricidad, panadería, mecánica, horticultura, albañilería, etc; plan que incrementaría el gasto, según se pensaba, en, por lo menos, otro tanto de lo presupuestado en obras de adecentamiento. Al mismo tiempo era preciso adquirir otras fincas colindantes para la instalación de patios, áreas de cultivo, etc, que configurasen el nuevo espacio educativo.
En todo tuvo especial intervención el Delegado provincial Rafael Areses, natural de la localidad y miembro de una conocidísima y reputada familia. No hay duda, por lo que conocemos de su actuación, que mostró interés y buen hacer, en esta y otras iniciativas. Por las mismas fechas en que dan comienzo las otaras, y para facilitar la adquisición de otros terrenos, compra de su peculio un solar que serviría de nexo entre éstos y la antigua propiedad de los frailes, y lo dona a Auxilio Social . A él se debe también que el nuevo Hogar nazca bajo la advocación del Padre Salvado, sacerdote y misionero tudense, cuya biografía se extiende a lo largo de prácticamente todo el siglo XIX, obispo de la ciudad australiana de Puerto Victoria, defensor de los aborígenes frente a la colonización inglesa, e introductor en Galicia del eucalipto y la acacia. Se pretendía que el nuevo Hogar comenzase su labor en septiembre de 1945, fecha en la cual se conmemoraría en la localidad el centenario de la partida misional del insigne fraile, y su inauguración formaría parte, pues, de los actos de homenaje. Pero Árese aspiraba a más. Aspiraba a instalar en el internado un museo y archivo que recogiese y conservase «todos aquellos objetos de uso personal del excmo. Prelado y cartas autógrafas que hoy, esparcidos por la provincia y aún fuera de ella, se hallan en poder de sus parientes o familias de antiguos amigos suyos o hermanos en religión». El museo se complementaría con «mapas, biografías y obras y escritos del P. Salvado o respecto de su admirable apostolado». Parece que a comienzos de 1945 muchas personas, sin duda contactadas personalmente por el Delegado de Auxilio Social, habían prometido entregar en depósito algunos de esos materiales, que serían expuestos con los nombres de los oferentes, pero no obstante hace un llamamiento público a todos cuantos en la provincia pudiesen realizar aportes, ofreciendo en cada lugar como centros de recepción las Delegaciones de la Obra, donde se les expediría el necesario recibo. «Cada envío -añadía- debe ir acompañado de un escrito firmado por el cedente en el que conste la autenticidad de su procedencia y causas de su posesión» 89.
El Hogar, sin embargo, al parecer debido a problemas presupuestarios, hubo de retrasar su inauguración hasta diciembre de 1950, aunque no como Hogar de aprendices, sino como Hogar infantil. Del proyecto cultural que lo acompañaba, finalmente sólo quedó el nombre.
En cuanto a Comedores y Cocinas de Hermandad, en 1945 la situación se estaba haciendo insostenible, precediéndose a numerosos cierres . La situación llegará al colapso total en 1946, ordenándose en julio el cierre de todos los Comedores, a excepción de los de la Capital y Vigo 91.
3. LA NAVIDAD DE LOS HUMILDES
La escasez de alimentos, la dificultad y la irregularidad en su distribución, el lamentable estado de los fondos de Auxilio Social y la perspectiva de prolongación indefinida de la situación, que estaba afectando de manera notoria al prestigio del régimen, y de Falange y del general Franco en particular, a pesar de la propaganda acerca de las verdaderas causas, movieron al Gobernador civil y Jefe provincial del Partido, en noviembre de 1942, y tomando como pretexto la navidad y su significado cristiano de fiesta familiar entrañable, a iniciar una vasta operación de imagen bautizada inmediatamente con el nombre de Navidad de los Humildes, que tendría la virtud de unir en torno a Falange a todas las más significativas instituciones públicas y privadas de la provincia, y a los beneficiados de la situación, para proporcionar a los pobres y excluidos un aguinaldo alimenticio que aliviase, sino el hambre, si la sensación de desamparo y olvido de un régimen que seguía predicando como una de sus justificaciones la redención de la pobreza y alardeaba de su legislación social en términos que rozaban el ridículo en medio de penuria tan extrema {«¿Que legislación social en el mundo puede compararse, ni siquiera aproximarse, a la ya implantada en España por el Caudillo, verdadero padre de los que trabajan, y por su gobierno? Ninguna» ), o bien manifestaba igualmente sin rubor que «España es la nación del mundo mejor abastecida» 93.
La operación se hizo pública a finales de noviembre y se concibió al principio destinada sólo a la capital y Vigo *, en la línea de atención prioritaria a los grandes núcleos que hemos puesto ya de relieve. Sin embargo, avanzado el mes siguiente se decidió ampliarla al resto de la provincia 9. Los alcaldes abrirían las correspondientes suscripciones en los municipios, que estarían cerradas en un plazo máximo de seis días, finalizado el cual se comunicaría al Gobierno civil su resultado para que se diesen las órdenes oportunas y poner así a disposición de los alcaldes los víveres «equivalentes al importe que alcance la suscripción en cada municipio » -detalle de la máxima importancia, tanto por las precauciones que debemos tomar a la hora de contabilizar el número de pobres de la provincia, necesariamente más alto que el total de los que recibirían aguinaldo, como porque una vez más nos encontramos que en ausencia de una fiscalidad digna de tal nombre y unos mecanismos distributivos impensables en esa situación, el alivio de la pobreza es un problema local. Levemente matizado en esta ocasión -y en las siguientes- por la cantidad aportada desde el Gobierno civil, veinticinco mil pesetas, cuyos criterios de distribución desconocemos, si bien sabemos que a la ciudad de Vigo correspondieron en el año que estamos comentando dos mil.
Encabezada, pues, por el Gobernador, harán también su contribución la Diputación provincial -doce mil quinientas pesetas-, los ayuntamientos -el de Pontevedra, con cinco mil; el de Vigo, once mil-, algunas instituciones -la Escuela Naval, mil pesetas-, organismos económicos -la Caja de Ahorros y Monte de Piedad Municipal de Vigo, con veinte mil pesetas, «teniendo en cuenta el elevado número de familias de Vigo a quienes puede beneficiar esta suscripción...» 96- y empresas de éxito beneficiadas por la coyuntura internacional como la Sociedad de Estaños de Silleda, un próspero negocio vinculado al Eje.
Desconocemos para este año de 1942 el resultado global de la suscripción y los parciales de cada término municipal, con excepción del de Vigo, donde ciudadanos y entidades privadas contribuyeron con la cantidad de 56.813,50 pesetas, incrementadas con las referidas dos mil del Gobierno civil y con 11.040,90 del Ayuntamiento, sumando el total 69.854,40 pesetas 97. Una vez finalizada, el Gobernador hizo público su agradecimiento a los suscriptores, «por su actitud tan en consonancia con los postulados del Nuevo Estado y con las consignas del Caudillo, unificando en el propósito y en la realidad, a las distintas clases sociales»
La cantidad total dio para repartir más de once mil lotes familiares (también ignoramos la cifra exacta) . Dichos lotes estaban compuestos de los alimentos siguientes: un litro de aceite, un kilo de alubias, un kilo de arroz, quinientos gramos de azúcar, dos kilos de harina, cuatro latas de conservas de pescado y una cajita de dulce de fruta. El lote se complementaba con un kilo de jabón .
Para el reparto, y dado que todo estaba en manos de la Delegación Provincial de Abastecimientos, se arbitró un complicado procedimiento, propio del rígido intervencionismo burocratizado del momento. Los alcaldes o representantes de los ayuntamientos del norte de la provincia -Bueu, Caldas de Reis, Cambados, Cuntís, A Lama, Marín, Portas, Polo, Pontecesures, Ribadumia, Vilaboa, Vilagarcía y otros-, así como de aquellos que, incumpliendo los plazos previstos, no comunicasen hasta última hora al Gobierno civil el resultado de la suscripción, recogerían en la citada Delegación Provincial el oficio adjudicatorio de los lotes, la orden de entrega a su favor y los vales para entregar a cada beneficiario. En los días inmediatos al de Navidad correspondía también a las autoridades municipales arbitrar el transporte necesario para trasladar desde la capital el conjunto de los lotes, que podía estar a cargo de un almacenista autorizado. Los ayuntamientos del sur harían lo propio en la Delegación Local Especial de Abastecimientos de Vigo. Los lotes se confeccionaban en bolsas especiales. El aceite ofrecía dificultades de envasado, y los alcaldes debían proporcionar el envase o envases necesarios para retirar de los almacenes la totalidad de la partida ioi. Suponemos que el beneficiarlo pobre final acudiría Igualmente con su envase particular a retirarlo en el lugar que se determinase.
La distribución entre las familias fue responsabilidad de cada ayuntamiento, y en concreto de su alcalde, de quienes se esperaba que realizasen una «equitativa distribución» de los vales. En la capital, el alcalde reunió a los sacerdotes encargados de las dos parroquias urbanas, San Bartolomé y Santa María, y a la presidenta de Acción Católica y «otras piadosas damas pertenecientes a Asociaciones de carácter benéfico» para fijar las familias necesitadas, cuyo número, por parroquias, fue el siguiente: parroquia de Santa María, 306 familias; parroquia de San Bartolomé, 226; parroquia de Lérez, 138; Mourente, 127; Cerponzóns, 38; Marcón, 85; Lourizán, 148; Salcedo, 33; Terneza, 22; Bora, 22; Alba, 22 y Campano 39. Además se reservaron vales para la distribución discrecional por parte de algunas asociaciones benéficas 02. gp Vigo fueron las Juntas Parroquiales de Beneficencia las encargadas de repartir los vales entre las familias que figuraban en el vigente Padrón Municipal de Beneficencia, y otras asociaciones benéficas como la Sección Femenina de FET 03, las secciones masculina y femenina de las Conferencias de San Vicente de Paúl y las correspondientes a Acción Católica hicieron repartos discrecionales entre familias vinculadas a su labor caritativa 1. Igualmente el Patronato de Nuestra Señora de la Merced y Redención de penas, cuyo número de vales repartidos conocemos: treinta y nueve ios. De esta forma se repartieron tres mil doscientos treinta y cuatro lotes de víveres ®. Por otro lado, los dos ayuntamientos mayores, y es probable que también otros, entregaron lotes, pagados con sus propios recursos, a empleados municipales pobres. Así el de Vigo adquirió y repartió otros setecientos sesenta y seis, por un importe de 16.545,60 pesetas. En total se entregaron en Vigo en la navidad de 1942, cuatro mil lotes de víveres 107. En la capital la cantidad total se aproximó a mil quinientos 108_ En el Parte del Jefe Provincial del Movimiento se menciona específicamente el reparto efectuado en la Isla de Ons, «la localidad más pobre de la provincia, que reúne sesenta familias», y la asistencia a «las familias humildes de los voluntarios de la División Azul», entre las que se repartieron quinientos diecisiete lotes 9. La generosidad del Partido, no obstante, vía Gobernador, no se quedó ahí. Tenemos noticias, por ejemplo, de donativos a todas las prisiones, la provincial, la de Vigo y las de los Partidos judiciales, para ofrecer menús extraordinarios en la fecha. O a diversas delegaciones locales de la Sección Femenina, como en Tui, a donde envió seiscientas pesetas, destinadas a la compra de mantas para los necesitados 110. De todo ello parece que se sacó alguna rentabilidad política, pues el Jefe Provincial, al anotar los factores que inciden en la mejora que se observa de la imagen de Franco, menciona, junto a la dirección política «en la cuestión internacional» y la mejora de suministros, «los extraordinarios recibidos por las gentes humildes» m .
Rodríguez Acosta, el Gobernador de quien había partido la iniciativa, abandona la provincia en abril de 1943, para ocuparse de la de Albacete, sucediéndole Genaro Riostra Diez, quien no sólo mantendrá, sino que incrementará los rasgos de generosidad falangista. Por si alguna duda había acerca de su carácter y finalidad propagandística, en noviembre de ese año se otorgan donativos para las fiestas de navidad nada menos que a treinta y cinco instituciones benéficas provinciales, además de a los principales centros de Auxilio Social, la Sección Femenina y el Frente de Juventudes, haciéndolo coincidir con el aniversario de la muerte de José Antonio, el día 20 112. A finales del mismo mes se inicia de nuevo la suscripción que nos ocupa. En esta ocasión, en cada municipio se forma una comisión, integrada por el alcalde, un cura párroco y el Jefe local de Falange, encargada de la recaudación, así como de elaborar y remitir una lista de posibles beneficiarios, aunque «bien entendido que a cada Ayuntamiento se enviará un número de lotes familiares igual al importe que haya remitido para la suscripción» 113. La elaboración de esas listas consistió básicamente en una depuración y rectificación de los padrones municipales de beneficencia, «al objeto de evitar, por todos los medios posibles, cualquier injusticia y lograr por entero el fin que se persigue » ii"*, y en la operación tuvieron probada intervención los párrocos. como es el caso de la capital s. Desde el principio se fijó también el contenido y el precio de referencia de los lotes familiares a repartir, que era como sigue: Un litro de aceite (4,65 pesetas), un kilo de arroz (2,90), un kilo de alubias (2,65), un kilo de azúcar (3,10), un kilo de harina (1,5781), 250 gramos de pasta de sopa (0,90), una caja de 500 gramos de dulce de frutas (2,68) y 400 gramos de jabón (1,45). El lote sumaba un valor de 19,9081, a lo que había que añadir el precio de los envases, 0,4558, lo que daba un total de 20,3639 116. Avanzado el mes de diciembre, se modificó a la baja el precio de la harina, del dulce de fruta -aunque se incrementó el de los envases, y se contabilizó el de los precintos-, quedando establecido finalmente el precio del lote en 19,8550 pesetas i.
La suscripción alcanzó la cantidad de 251.947,34 pesetas, con la que, al precio último fijado, podían haberse preparado 12.661 lotes, aunque sólo se confeccionaron 12.536. Como las aportaciones eran muy desiguales entre los Ayuntamientos, se estableció un mecanismo compensatorio con las aportaciones de carácter provincial correspondientes al propio Gobierno civil y a la Diputación, para aquellos que no hubiesen alcanzado un número de lotes fijado según la escala siguiente: municipios de hasta 2.000 habitantes, 39 lotes; municipios de 2.000 a 5.000 habitantes, 49 lotes; de 5.000 a 8.000,69 lotes; de 8.000 en adelante, hasta cubrir la cifra tope de 84 lotes.
Excepto para la capital y Vigo, de modo similar al año anterior los alcaldes recogerían en la Delegación Provincial de Abastecimientos y Transportes las órdenes adjudicatorias del total de los lotes, las guías de circulación, los abonarés para el pago de los portes y los talonarios de vales que habían de distribuir entre los pobres para que estos pudiesen retirar los lotes en los locales establecidos al efecto, así como talonarios específicos para retirar aceite.
En los pueblos, repartidos los vales, los lotes se entregarían en los locales de FET y de las JONS por el Jefe local del Movimiento, acompañado del alcalde y del cura -nótese la prelación específicamente establecida-, que junto al primero habían compuesto la comisión recaudatoria 118. Junto con el lote se les entregaba el vale específico del aceite, para poder retirarlo en la tienda o tiendas de detalle designadas. Las bolsas que contenían los lotes llevaban «impresas por fuera el Yugo y las Flechas y algunas frases netamente falangistas»
En Pontevedra y Vigo, repartidos igualmente los vales en los días previos -la mayoría en el Ayuntamiento, otros mediante asociaciones benéficas: Conferencias de San Vicente de Paúl, Damas de María Inmaculada, Acción Católica, Juntas Parroquiales de Beneficencia y Sección Femenina de FET y de las JONS-, se fijan los locales de reparto, que son: para la capital, los locales de Auxilio Social y los de Educación y Descanso; para Vigo, también los locales de Auxilio Social situados en diversos puntos de la ciudad y el llamado Hogar de Flechas, sito en la calle Carral, hacia donde se dirigirían, previamente distribuidos, los pobres de las parroquias del centro urbano y alrededores rurales. Para el reparto del aceite, cuyo vale específico recibirían con el lote restante, se fijaron en Pontevedra cinco tiendas; enVigo desconocemos el número de tiendas consignadas.
A los repartos de las dos ciudades, fijados para el 23 de diciembre, de mañana en la capital y de tarde en Vigo, asistió el Gobernador Genaro Riestra acompañado de otras «jerarquías» provinciales y locales 120.
Pero la navidad de 1943, aún más que la del año anterior, parece estar teñida de desbordante actividad e interés falangista en auxilio del pobre. La Sección Femenina de Vigo, por ejemplo, aparte de las intervenciones referenciadas, procede paralelamente también al reparto de hatillos de ropa a 112 niños y niñas que asisten a sus enfermerías atendidas por el Departamento de Divulgación y Asistencia Social. A los niños se les entrega una cazadora, un pantalón, una camiseta y «un par medias de esport ». A las niñas, un vestido, una camiseta, un pantalón y dos pares de calcetines. Y con la colaboración de la Casa de Maternidad de Teis, perteneciente al Instituto Nacional de Previsión, reparten canastillas a madres necesitadas 121.
Por otro lado, correspondió a la Sección Femenina viguesa la organización del reparto del aguinaldo a los familiares de los Voluntarios de la División Azul -«de caídos, de mutilados, desaparecidos, o de camaradas que se hallan incorporados a la gloriosa unidad española», los cuales «lejos de la Patria, defienden una civilización y con esta defensa la de la propia vida de España, ligada a la suerte del mundo en esta terrible hora de choques y batallas»-, en número de 250 en esa ciudad, parte de ellos directamente a los domicilios, y parte en un acto multitudinario realizado en sus locales como «demostración de afecto», al que asistió Genaro Riestra, quien «estrechó la mano a muchos camaradas de la gloriosa División... allí presentes, los que hicieron notar su agradecimiento por este afectuoso recuerdo...».
Los lotes repartidos eran sensiblemente distintos a los de la operación Navidad de los Humildes, pues constaban de: una botella de anís, una botella de Bandeira, dos botellas de vino blanco, un paquete de chorizos, un paquete de nueces, un paquete de pasas, un paquete de higos, un paquete de carne de cerdo, una lata de mermelada, una lata de melocotón, una lata de dulce, una lata de aceitunas, una lata de sardinas, dos paquetes de turrón, una libra de chocolate y una coliflor.
El total de paquetes repartidos en toda la provincia a estos familiares fue, al parecer, de 450, al precio de 110 pesetas cada uno, lo que suponía una inversión cercana a las cincuenta mil pesetas 22. gn las demás localidades se hizo en las Delegaciones locales de FET-JONS 123.
Pero no se agota aquí la acción social de Falange y del nuevo régimen para con los excluidos en este año clave. En los centros de Auxilio Social de la capital, en la nochebuena se sirvieron cenas extraordinarias durante las cuales hizo acto de presencia el Gobernador, acompañado del alcalde, presidente y vicepresidente de la Diputación y otras autoridades, que igualmente acudieron a la Casa-Hospicio 4. En Marín, con motivo de la finalización del curso en la Escuela Naval Militar, este centro hizo un donativo que se invirtió en la adquisición de cuatrocientos lotes de víveres para otros tantos pobres, tanto del núcleo urbano como de las parroquias rurales de Santo Tomé de Piñeiro, San Julián, Santa María del Campo, Ardan y Mogor. La entrega de los lotes, compuestos de una botella de aceite, un kilo de harina, un kilo de arroz, medio kilo de azúcar y tres kilos de patatas, se realizó en presencia del Delegado local de FET-JONS y otras autoridades locales y «jerarquías» 25.
Por último, redondeó esta amplia operación benéfico-política, el reparto extraordinario de artículos para las poblaciones de Pontevedra, Vigo, Vilagarcía y Marín -atención a los principales centros urbanos, que ya hemos puesto de manifiesto-: trescientos gramos de arroz, doscientos cincuenta de pasta de sopa, setecientos cincuenta de azúcar, doscientos de chocolate, cuatrocientos gramos de café para cartillas de racionamiento de primera categoría, trescientos para los de segunda y cien para los de tercera, y cuatrocientos gramos de jabón. Además, para los niños menores de dos años, con cartillas infantiles de racionamiento, dos kilos de harina, dos botes de leche condensada y cuatrocientos gramos de jabón 26_
En septiembre de 1944 se produjo el relevo de Genaro Riestra al frente del Gobierno civil 127_ siendo nombrado nuevo Gobernador Luis Ponce de León, que hasta el momento había sido alcalde de la capital. La labor benéfico- social falangista, directamente articulada desde la Jefatura provincial, continuó. En diciembre se hacía público que durante el año se habían repartido setenta mil pesetas entre los centros benéficos de la provincia 128. Para entonces, la Navidad de los humildes se había hecho ya tradicional. En noviembre se abría la nueva suscripción, creándose las comisiones municipales de modo similar al año anterior. Sin embargo, las novedades serían sustanciosas. La primera, y la más importante, consiste en el establecimiento de la bolsa de víveres individual en sustitución de la familiar, «pues teniendo en cuenta que el número de individuos que pertenecen a cada familia pobre varía notablemente, el reparto resultaría más equitativo ajustándolo a las necesidades individuales» 129. Aunque esto no sería estrictamente así, pues se determinaba que: «A los individuos pobres se les entregará un lote individual, a las familias de dos o tres personas dos lotes individuales, a las familias de cuatro a cinco personas, cuatro lotes ídem, y a las familias de más de cinco personas, cinco lotes individuales ». Las comisiones, en consecuencia, elaborarían la lista de familias pobres indicando el número de componentes de cada una de ellas, aunque el número de bolsas que se prepararían se determinó de antemano tomando como referencia las repartidas el año anterior, consideradas a la baja -doce mil-, y multiplicando ese número por cuatro. También el contenido de los lotes se fijó con anterioridad, siguiendo la costumbre, pero ahora haciendo la operación matemática inversa, es decir, dividiendo por cuatro la cantidad de cada artículo con respecto al año anterior, resultando la composición siguiente: un cuarto de litro de aceite, un cuarto de kilo de arroz, un cuarto de alubias, un cuarto de azúcar, un cuarto de harina, cien gramos de jabón, cien gramos de pasta de sopa y una ración de dulce de fruta; todo lo cual se valoraba, incluyendo en ello el precio de las bolsas y las 0,40 pesetas que percibían por cada una las Hermanas de la Casa de la Caridad de Vigo, encargadas de elaborarlas, en 6,08673 pesetas. El valor total de las cuarenta y ocho mil bolsas ascendía entonces a 292.163,04 pesetas 130_ y aunque lo recaudado alcanzó tan solo las 210.000 i , y se había anunciado, como en años precedentes, que a cada municipio se enviaría un número de bolsas igual al que correspondería según el resultado de la suscripción, lo cierto es que el reparto se efectuó como estaba previsto, en líneas generales, atendiendo las peticiones de algunos municipios, si bien desconocemos para esta ocasión la objetividad de los mecanismos compensatorios aplicados.
Otra novedad interesante fue la consideración de los llamados pobres vergonzantes, no incluidos al parecer en las listas citadas pero a los que se entregaron lotes en sus domicilios. Desconocemos su número.
El reparto siguió las pautas ya acostumbradas, con presencia del Gobernador y «jerarquías» en Vigo y en la capital, acrecentadas en esta última con los primeros jefes de las guarniciones militares asentadas en la ciudad y del Tercio de la Guardia Civil 32.
La última referencia de este año debemos hacerla de nuevo a la Isla de Ons, en la ría de Pontevedra. Densamente poblada, carente de los más elementales servicios -por ejemplo, una fuente pública de agua potable- Falange y el Gobernador en persona repartirán aquí 600 lotes de víveres, de lo que se hizo buena propaganda, pues venía a demostrar «plenamente que la Falange y sus hombres sienten verdadera preocupación por estas sufridas gentes, que ven transcurrir su vida en medio de grandes privaciones» .
El último año del período que estudiamos, siguiendo las pautas tampoco está exento de novedades. En primer lugar, aún organizándose todo a partir del Gobierno civil y Jefatura Provincial del Movimiento -la misma persona-, no hay duda de que asistimos a un repliegue, tanto propagandístico como de acción, del Partido en si. Pierden protagonismo, por ejemplo, los Jefes locales del Movimiento, lo mantiene e incluso lo incrementa la Sección Femenina e irrumpe con fuerza en este campo la Organización Sindical. Se forman las comisiones municipales e incluso parroquiales -nucleadas éstas, naturalmente, por los párrocos-, que elaboran listas de familias pobres, si bien las beneficiarlas serán limitadas, según el resultado municipal de la suscripción. Sin embargo, la modalidad que toca en este año de 1945 no es la de bolsas, sino la de «un reparto extraordinario de víveres por cartilla de Abastecimientos» . A tal fin se repartirían vales preparados en el Gobierno civil, de donde los retirarían los alcaldes, que también gestionarían todos los detalles de adjudicación y circulación de mercancías ya comentados para años anteriores. A ellos correspondía igualmente el traslado de los víveres desde los almacenes de la Delegación de Abastecimientos y Transportes a sus respectivos lugares y la designación de las tiendas de detalle en las cuales se distribuirían. Los víveres se distribuían en lotes individuales, para cuya confección se tomaba como base teórica una familia de cuatro miembros, aunque la distribución práctica distaba mucho de un ajuste lotes-número de miembros, pues se entregaron con arreglo a la siguiente escala: «Familias de un individuo, un lote individual; de uno a tres individuos, dos lotes individuales; de tres a cinco individuos, tres lotes individuales; y de cinco individuos en adelante, cuatro lotes individuales» . La proporción resultaba más escasa que la del año anterior. La composición de cada lote individual y su precio desglosado fue de: un octavo de litro de aceite, al precio de 0,70 pesetas; 250 gramos de harina, a 0,50 pesetas; 50 gramos de azúcar blanquilla, 0,375 pesetas; 250 gramos de alubias, 1,00; 250 gramos de arroz, 0,875; 100 gramos de dulce de frutas, 0,60; 500 gramos de patatas, 0,475; y 25 gramos de café, a 0,6375. El valor total del lote se estableció, pues, en 5,1625 pesetas . Se repartieron 40.000 lotes de este tipo -también un número menor que los de años anteriores-, y la suscripción, que alcanzó las doscientas mil pesetas 137_ casi cubrió en su totalidad el importe.
Para las mismas fechas donó la Jefatura Provincial del Movimiento/Gobierno civil cuarenta mil pesetas a la Sección Femenina provincial invertidas en la confección y reparto de veinte mil canastillas de ropas para los niños pobres y de un número similar de mantas y ropas de abrigo. A diversas asociaciones benéficas fueron a parar cincuenta mil pesetas '*38.
Decíamos que la Organización Sindical entraba también en estas navidades en este campo de la beneficencia cristiano-falangista. En efecto, paralelamente a la apertura de la suscripción general provincial, la Delegación Provincial de Sindicatos puso en marcha una campaña entre empresarios y «productores» para que se entregase el importe de «un día de haber», y algunos sindicatos hicieron aportaciones de su propio patrimonio 139, logrando reunir la cantidad de sesenta mil pesetas. Esta cantidad se repartiría entre los parados, considerándose como tales «a los efectos de la percepción de la «Ayuda de Navidad», a todos los productores, cabeza de familia, que estén inscriptos (sic) como tales en la Oficina de Colocación de su residencia y a aquellos otros que por circunstancias especiales no hubieran cumplido este requisito, pero que han sido incluidos en las relaciones que específicamente han confeccionado a estos fines, las Comisiones de Ayuda de Navidad, de las entidades sindicales.» El número de familias-beneficiarios de esta ayuda se acercó a seiscientos (571, según nuestros cálculos) en toda la provincia, correspondiendo a cada uno «un total de ciento cinco pesetas, equivalente a siete días de salario, calculado a quince pesetas...» o. Nada que ver, como puede observarse, con la miseria propagandística que destilan los lotes de las sucesivas operaciones que han venido ocupándonos.
1 Este artículo, con algunas variaciones, constituye un capítulo de un trabajo más amplio que con el título Políticas de Pobreza. Los auxilios de Falange. Pontevedra, 1936-1945, se realizó en el marco del programa de doctorado del departamento de Historia Contemporánea de la UNED, bajo la dirección del profesor Abdón Mateos López.
2 La Junta provincial de Abastecimientos de Pontevedra se formó el 24 de agosto de 1936, siendo su composición la siguiente: Presidente, el Gobernador civil; Vicepresidente, el alcalde de la capital; un miembro de la Comisión Gestora de Vigo; el Ingeniero Jefe del Servicio Agronómico Provincial; el Ingeniero de Obras Públicas «afecto a la Junta de Paro Obrero y Delegación Provincial de Trabajo»; «el industrial de Bueu don Gaspar Massó García» y «el Ingeniero Industrial don Vicente Riestra Calderón». Este último actuaba como secretario. Galicia Nueva, 25-8-1936.
3 Al menos eso es lo que se desprende de la Circular del Gobernador General, Francisco Fermoso, a los Gobernadores civiles de las provincias ocupadas, de 24 de octubre de 1936, B.O.E., 2 de noviembre de 1936.
4 Véase la Orden del Gobernador General, Luis Valdés, de 13 de enero de 1937, B.O.E. del 16-1-1937.
5 TusELL, Javier, Siglo XX, Manual de Historia de España, Historia 16, ly/ladrid, 1990; pág. 487.
6 De «despensa y criadero» calificó el papel de Galicia en la Guerra Civil el general Cabanellas. MÁiz VÁZQUEZ, Bernardo, Galicia na II.' República e baixo o franquismo (1930-1976), Edicións Xerais, Vigo, 1988, pág. 63. Al utilizar nosotros la palabra exacción queremos significar, naturalmente, que la donación estuvo bien lejos de ser voluntaria, por lo menos por lo que a productos agrícolas se refiere, cuyas cosecfias eran en gran parte requisadas sin contemplaciones. Véase: GIRALDEZ LOMBA, Antonio, «Sobrevivir en los tiempos del fiambre en Vigo y sus alrededores », en Boletín del Instituto de Estudios Vigueses, núm. 2,1996, pág. 219.
7 Faro de Vigo (en adelante FV), 12-2-1937.
8 Wem. También: GIRALDEZ LOMBA, Antonio, op. cit. pág. 219.
9 Archivo Histórico Provincial de Pontevedra (en adelante AHPP), Auxilio Social, L-8007, Libro Registro de entradas de documentos, 9-1-1939 al 22-8-1939.
10 FK 22-4-1939.
11 FV,18-5-1939.
12 FV, 5-5-1939.
13 Tales son los motivos de las multas Impuestas por la Delegación Provincial de Abastecimientos y Transportes, por ejemplo el 4-7-1939; FV.
14 FV, 8-7-1939.
15 FV, 11-7-1939.
16 FV, 12-7-1939.
17 FV, 13-7-1939.
18 FV, 20-7-1939.
19 FV, 14-7-1939.
20 FV, 15-10-1939. Desconocemos, sin embargo, que se haya puesto multa alguna o que se haya facilitado nota pública sobre un grave caso de adulteración alimentarla. Se trata del pan. El 15 de noviembre de 1939 el Jefe Provincial accidental, E. Villar Lago, dirige un escrito al Delegado Nacional de Provincias sobre consumo de pan en malas condiciones en Vigo, acompañado del resultado de un informe-análisis realizado por D. Ricardo Landa y San Miguel, «médico, farmacéutico, bacteriólogo del laboratorio de higiene». Las barras eran de mezcla de trigo y maíz. En el informe, sobre el maíz utilizado se dice: «...se halla atacado de parásitos y hongos (...) verdadero tóxico, produciendo alteraciones en la salud de los que lo ingieren, pudiendo llegar hasta la muerte rápida y también producir la terrible enfermedad llamada PELAGRA, frecuente en Asturias y Galicia y cuya causa determinante es la ingestión del maíz y (sic) \aé condiciones expresadas ». Sobre las barras de pan, concluye: «...puede considerarse...ser fabricadas con el maíz antes mencionado, procede el calificarlas como MALAS Y ALTAMENTE PELIGROSAS PARA LA ALIMENTACIÓN». Archivo General de la Administración (AGA), Secretaría General del Movimiento (SGM), Delegación Nacional de Provincias (DNP), Caja 19.
21 FK 27-12-1939.
22 FERNANDEZ PRIETO, Lourenzo, «A agricultura galega contemporánea», en Xeograffa Económica (I), A explotación dos recursos do territorio; Xeografía de Galicia, tomo 5, Gran Enciclopedia Galega Edicións, Santiago de Compostela, 1995; págs. 61-63. Para el problema de la ganadería en la posguerra, y alguna observación muy interesante sobre la guerra, ver el artículo de Pedro IGLESIA HERNÁNDEZ, «Ganadería», en Gran Enciclopedia Gallega, tomo 15, pág. 115.
23 Ver también FERNÁNDEZ PRIETO, op. cit.
24 AGA, SGM, DNP, Caja 65; Parte correspondiente al mes de diciembre de 1940.
25 GIRALDEZ LOMBA, Antonio, op. cit, pág. 229, menciona como habituaies, además del pan de maíz, «el pan negro de centeno, el de algarrobas, el de bellota (...) y el de «tárelo», con las sobras de la harina...»
26 CASTRO, Xavier, A lume manso. Estudios sobre historia social da alimentación en Galicia; Editorial Galaxia, Vigo, 1998; págs. 270-272. También GIRALDEZ LOMBA, op. cit., pág. 227.
27 Sobre el consumo de carne en las zonas rurales de Galicia hasta décadas recientes, ver también CASTRO, Xavier, op. cit.
28 Ver la voz: Burro; en Gran Enciclopedia Gallega, tomo 4. Debo al relato familiar el conocimiento de algunos de estos detalles.
29 AGA, SGM, DNP, Caja 65, Parte correspondiente al mas de diciembre de 1940.
30 ídem.
31 AGA, SGM, DNP, Caja 65, Partes correspondientes a marzo y abril de 1941.
32 ídem.
33 ídem. Parte correspondiente al mes de junio de 1941.
34 ídem, Parte correspondiente al mes de mayo de 1941.
35 ídem. Parte del mes de junio de 1941.
36 ídem. Parte del mes de marzo de 1941.
37 ídem.
38 ídem, Partes de enero y marzo de 1941.
39 ídem, Parte de marzo de 1941.
40 AGA, SGM, DNR Caja 98, Parte del mes de noviembre de 1942.
41 ídem, escrito de 5 de marzo de 1942 del Jefe Provincial y Gobernador civil comunicando que no se celebraría la concentración de Villagarcía. También FV, 6-3-42.
42 AGA, SGM, DNP, Caja 124, Partes correspondientes a febrero y mayo de 1943.
43 FV, 11-12-1942.
44 FV, 17-7-1943.
45 FV, 27-2-1944.
46 FV, 17-6-1944.
47 FV, 29-9-1945.
48 FV, 7-7-1943.Contrástense además dos observaciones sacadas de los Partes mensuales remitidos a la DNP, que venimos siguiendo. La primera, del mes de febrero de 1943, refiriéndose al ambiente político, dice así: «Las gentes están atentas a las dos preocupaciones fundamentales: la guerra y la situación interior económica. En este aspecto, aún cuando es innegable la mejor ordenación de los suministros, las críticas son constantes, teniendo que reconocer que no existe por parte de nadie el espíritu de sacrificio que las circunstancias tremendas imponen. (...) Este ambiente repercute extraordinariamente en el Partido...» En el mes de junio, la impresión es otra: «En general ha mejorado notablemente el abastecimiento de la provincia tanto en la cantidad de los artículos distribuidos como en la regularidad de las distribuciones causando esto una excelente impresión en el público en general, que se traduce en un mejoramiento en el ambiente con respecto al Partido». AGA, SGM, DNR Caja 124.
49 FV, 14-8-1943.
50 FV, 28-10-1943.
51 En el Anuario de Vigo, 1943-1944, «Avance y realidad de la industria provincial», se analiza la situación de la industria conservera en 1943 del siguiente modo: «En el período 1934-1940 el promedio de la producción conservera provincial osciló entre las 25 mil y las 30 mil toneladas. Esto puede servir de dato para medir la real importancia de esta industria, aquejada actualmente de una lamentable paralización, de la cual es un ejemplo la estadística de 1942, en que se produjeron 6.000 toneladas en toda Galicia, de las cuales correspondieron a Pontevedra unas 4.000, lo cual no pasa de un 15% de la producción normal. La escasez de pesca, sobre todo de sardina, la falta de hojalata y lets restricciones en materia de exportación, que provocaron un almacenamiento importantísimo de conservas fabricadas, son los motivos básicos de esta situación anormal...»
52 AQA, SGM, DNP, Caja 124, Parte de septiembre de 1943.
53 FV, 15-1-1944 y 22-1-1944.
54 FV, 2-12-1943.
55 Antes de la guerra, la libre importación de maíz era una demanda urgente en amplios sectores de la sociedad gallega, y sobre ella giraba la futura ordenación del sector ganadero, pues la compra del mismo en América resultaba más barata que la producción en la región, y eso permitiría dedicar amplios territorios a la producción de forraje, trébol y gramíneas para la alimentación animal. VELASCO SOUTO, Carlos R, Gaiiza na II República, A Nosa Térra, Vigo, 2000; pág. 115.
56 FV, 12-10-1943.
57 FV, 7-5-1944; 11-5-1944; 23-5-1944.
58 FV, 9-1-1945.
59 FV, 15-5-1945.
60 FV, 10-10-1945.
61 FV, 10-5-1945.
62 AGA, SGM, DNP, Caja 180, Parte correspondiente al mes de diciembre de 1945.
63 FV, 19-10-1945.
64 FV', 28-9-1945.
65 ORDUÑA PRADA, Ménica, El Auxilio Social (1936-1940). La etapa fundacional y los primeros años. Escuela Libre Editorial, Madrid, 1996, págs. 113-115.
66 Circular de 7 de diciembre de 1940, del Departamento Central de Auxilio de Invierno. AHPR Auxilio Social, Caja 140
67 ídem. Circular de 25 de febrero de 1941.
68 AGA, SGM, DNP, Caja 65; Parte correspondiente al mes de enero del 941.
69 ídem. In'orme, sin fecha, pero que por algunos detalles creemos de abril de 1941, y sin autor conocido. Contiene datos biográficos del Gobernador Civil e información sobre afiliación al Partido.
70 ídem. Parte correspondiente al mes de mayo de 1941.
71 ídem. Parte correspondiente al mes de junio de 1941.
72 FV, 6-6-1941.
73 FV, 7-6-1941.
74 Carta-Circular de la Delegación Nacional de Auxilio Social de 11 de mayo de 1942. AHPP, Auxilio Social, Caja 140.
75 Circular núm. 122 de la Delegación Nacional de Auxilio Social-Administración General, de 22 de junio de 1942. AHPP, Auxilio Social, Caja 140.
76 FV, 30-10-1941.
77 FV, 29-5-1942.
78 FV. 19-6-1942.
79 F\/, 6-7-1943.
80 f Y , 28-7-1943.
81 FV, 24-8-1943.
82 FV/, 8-1-1944.
83 FV, 6-5-1944.
84 FV, 14-6-1944.
85 FV, 29-7-1943.
86 FV, 6-8-1944.
87 FV, 10-11-1944.
88 ídem.
89 FV, 11-1-1945.
90 AGA, SGM, DNP, Caja 180. Parte correspondiente a mayo de 1945.
91 ídem. Parte correspondiente a julio de 1946.
92 FV, 10-1-1943.
93 FV, 7-1-1943.
94 FV, 28-11-1942.
95 FV, 10-12-1942.
96 FV, 18-12-1942.
97 FV, 30-12-1942.
98 FV, 20-12-1942.
99 FV, 26-12-1942. Aunque en el parte del mes de diciembre de 1942 se asegura que en total fueron once mil los lotes. AGA, SGM, DNP, Caja 98.
100 FV, 10-12-1942.
101 FV, 20-12-1942.
102 F»/, 23-12-1942.
103 Es frecuente en este momento la referencia a la Sección Femenina de FET como Institución benéfica.
104 FV, 30-12-1942.
105 FV 23-12-1942.
106 FV, 30-12-1942.
107 ídem.
108 FV, 23-12-1942.
109 AGA, SGM, DNP, Caja 98. Parte correspondiente al mes de diciembre de 1942.
110 FV, 27-12-1942.
111 AGA, SGM, DNP, Caja 98. Parte correspondiente al mes de diciembre de 1942.
112 FV, 20-11-1943. También en AGA, SGM, DNP Caja 124. Parte correspondiente al mes de noviembre de 1943: «Con ocasión del aniversario de la muerte de José Antonio, se celebraron solemnes honras fúnebres {...); y coincidiendo el mismo día, a la par que haciendo resaltar que se hacía en memoria de José Antonio, fueron distribuidas 25.000 ptas. a los pobres desde el Gobierno Civil...»
113 FK 25-11-1943.
114 FV, 11-12-1943.
115 FV, 19-12-1943.
116 FV, 25-11-1943.
117 FV, 11-12-1943.
118 fV, 22-12-1943.
119 AGA, SGM, DNP, Caja 124. Parte correspondiente al mes de noviembre de 1943.
120 FV, 24-12-1943.
121 fV, 23 y 24-12-1943.
122 AGA, SGM, DNP, Caja 124. Parte correspondiente a diciembre de 1943.
123 ídem.
124 R/, 26-12-1943.
125 f V , 29-12-1943.
126 FV, 23-12-1943.
127 Trasladándose a la provincia de Vizcaya, donde, según nuestras noticias, instituyó también la Navidad de los Humildes.
128 FV, 22-12-1944.
129 f v , 19-11-1944.
130 FV, 6-12-1944.
131 FV, 22-12-1944.
132 FV, 24-12-1944.
133 FV, 23 y 26-12-1944.
134 fv, 5-12-1945.
135 FV, 16-12-1945.
136 FV, 20-12-1945.
137 FV, 20 y 21-12-1945.
138 FV, 21-12-1945.
139 FV, 5-12-1945.
140 FV, 22-12-1945.
You have requested "on-the-fly" machine translation of selected content from our databases. This functionality is provided solely for your convenience and is in no way intended to replace human translation. Show full disclaimer
Neither ProQuest nor its licensors make any representations or warranties with respect to the translations. The translations are automatically generated "AS IS" and "AS AVAILABLE" and are not retained in our systems. PROQUEST AND ITS LICENSORS SPECIFICALLY DISCLAIM ANY AND ALL EXPRESS OR IMPLIED WARRANTIES, INCLUDING WITHOUT LIMITATION, ANY WARRANTIES FOR AVAILABILITY, ACCURACY, TIMELINESS, COMPLETENESS, NON-INFRINGMENT, MERCHANTABILITY OR FITNESS FOR A PARTICULAR PURPOSE. Your use of the translations is subject to all use restrictions contained in your Electronic Products License Agreement and by using the translation functionality you agree to forgo any and all claims against ProQuest or its licensors for your use of the translation functionality and any output derived there from. Hide full disclaimer
Copyright Universidad Nacional de Educacion a Distancia (UNED) 2001