RESUMEN
Nuestra investigación trata el fenómeno del bullying en el ciclo superior de primaria. Para llevarla a cabo, hemos elaborado un cuestionario ad hoc a partir de una revisión bibliográfica de diferentes investigaciones en las que se han utilizado varios instrumentos, pruebas, cuestionarios... Este instrumento nos ha servido para analizar diferentes temas: la percepción que tienen los niños de ciclo superior sobre el bullying, en qué escenarios del centro escolar se producen más estos comportamientos, los diferentes tipos de bullying (físico, verbal y exclusión social) y cuáles se producen más a menudo y analizar las respuestas que nos dan los alumnos en función del género y del curso (5.2 y 6°). Los resultados que hemos obtenido muestran, entre otras cosas: que en los niños se da más el bullying físico, mientras que en las niñas predomina el de tipo verbal y exclusión social; que la única diferencia según el curso es que en 6° curso se da más exclusión social que en 5° curso; y que donde se producen más conductas de bullying es en el patio, seguido del aula cuando no se encuentra el docente. Finalmente, partiendo de los resultados obtenidos, hemos elaborado unas propuestas de actuación psicopedagógicas para mejorar la convivencia en la escuela y otros espacios educativos.
PALABRAS CLAVE
Bullying, escuela, violencia, prevención, diferencias de género, primaria.
ABSTRACT
Our research is about bullying in the superior cycle of primary education. We have developed a general questionnaire from a bibliographic review of various studies where they have used different tests. Based on this information we have developed a questionnaire. This instrument has been used to analyze the perception of superior cycle children about bullying and the school scenarios that produce most of these behaviors. It has also been useful for us to study different types of bullying (physical, verbal and social exclusion), the most usual types of bullying and to analyze the responses we get from the students by gender and course (5 and 6). We note that among boys there is more physical bullying, while in girls verbal and social exclusion predominate. Course differences have only been detected in social exclusion, being higher in 6th class than in 5th. The majority of bullying behaviors take place in the playground, followed by the classroom when the teacher is not there. Finally, based on our results, we have developed a psycho-educational policy proposal to improve coexistence at school and other educational spaces.
KEY WORDS
Bullying, school, violence, prevention, gender differences, primary education.
La violencia en las relaciones entre iguales siempre ha existido. A diferencia de las relaciones que los niños y adolescentes mantienen con los adultos, las que establecen entre ellos tienen un carácter marcadamente no jerárquico, de ahí la consideración de iguales. Estas relaciones entre iguales facilitan el aprendizaje de un amplio abanico de habilidades y actitudes y contribuyen en gran medida al desarrollo emocional y cognitivo, pero también pueden tener una influencia negativa, especialmente cuando se estructuran bajo el esquema de dominio y sumisión. Álvarez, García et al. (2010) apuntan que el fracaso académico y el fracaso escolar son dos de los principales retos educativos a nivel internacional.
Hasta hace un tiempo, la conciencia social sobre el problema no era tan grande como para considerar el maltrato entre iguales o bullying en la escuela como un problema. Las primeras investigaciones sobre violencia física y psíquica entre estudiantes se llevaron a cabo en Estados Unidos, Gran Bretaña y países nórdicos a principios de los años 70. Aquí aparece por primera vez el nombre de bullying siendo D. Olweus y P. Heinemann dos de los primeros especialistas en el tema.
Nuestra investigación trata del bullying en el ciclo superior de primaria y para llevarla a cabo hemos elaborado un cuestionario ad hoc que incluye los diferentes tipos de bullying. Pensamos que es un tema de interés en cualquier ámbito educativo, tanto escolar como no escolar. Además, los diferentes estudios y los medios de comunicación nos demuestran que el bullying es un problema social que no pueden obviar los profesionales de la educación y que precisa de una intervención psicopedagógica, tanto en la prevención como en el tratamiento. Por lo tanto es necesario que los profesionales estén informados y asesorados sobre el tema.
Como ya hemos visto, el bullying es un problema que ha tenido más atención social en las últimas décadas a nivel internacional. Este hecho ha comportado que los diferentes profesionales de la psicología educativa o psicopedagogía se hayan formado e incluso especializado en tratar este tema. De esta manera los afectados y sus familias pueden acudir a diferentes espacios en busca de un asesoramiento psicopedagógico especializado, en los cuales hay psicopedagogos, abogados, psicólogos clínicos infantiles y juveniles.
MARCO TEÓRICO
Aproximaciones conceptuales
La primera definición de este tipo de violencia es la siguiente: «Un alumno se convierte en víctima cuando está expuesto de forma repetida y durante un tiempo a acciones negativas que llevan a cabo otro alumno o varios alumnos. La victimización entre iguales es una conducta de persecución física y/o psicológica que realiza un alumno contra otro, al que elige como víctima de repetidos ataques. Esta acción, negativa e intencionada, sitúa a la víctima en una posición de la que difícilmente puede salir por sus propios medios» (Olweus, 1998).
Más recientemente, en base a esta primera definición, se describe la violencia entre compañeros (bullying) como «la actividad de tipo agresiva que algunos escolares apoyados por la inhibición o tolerancia e inclusive el aliento del grupo aplican repetida y deliberadamente sobre otros alumnos de forma sistemática, utilizando modalidades físicas, verbales y sociales. La dinámica de la violencia entre iguales es la relación establecida entre los tres actores que participan en la situación de maltrato: agresor, víctima y espectador, caracterizándose por una asimetría en la cual los agresores intentan someter a la víctima y convertir al espectador en un cómplice activo o silencioso que tolera esta situación» (Avilés, 2006, citado por Quintana et al., 2010).
Por una parte, vemos que la repetición, la intencionalidad y la indefensión de la víctima son factores importantes a tener en cuenta a la hora de considerar una situación de violencia entre iguales como bullying. Por lo tanto, es necesario no confundir el bullying con otros tipos de conflictividad escolar como la disruptividad (violencia contra las intenciones educativas que quiere retrasar la marcha de la clase), la indisciplina (violencia contra las normas o la autoridad) o el vandalismo (violencia contra los objetos).
Por otra parte, hay que tener en cuenta que respecto al problema del bullying circulan muchos mitos y creencias que están lejos de la realidad del siglo XXI, tales como: siempre ha habido malos tratos, son cosas de niños, en nuestra escuela no pasa, la víctima se lo merece, la víctima es la única que necesita ayuda... que como psicopedagogos y profesionales no podemos aceptar. Es por ello que es necesario sensibilizar y concienciar a la comunidad educativa para que no los acepte y poder así abordar la problemática de manera más eficaz.
Tipos de bullying
No todas las situaciones de bullying son iguales y, por lo tanto, se diferencian los siguientes tipos de acoso (Collell y Escudé, 2002):
1. El maltrato físico es aquel que va dirigido a la integridad física de la persona. Hay de dos tipos: directo (pegar, amenazar...) o indirecto (esconder, romper o robar objetos de la víctima...).
2. El maltrato verbal es aquel que se produce a través de las palabras. También puede ser de dos tipos: directo (reírse de alguien en la cara, poner motes...) o indirecto (difundir rumores, criticarlo...). Según Álvarez García et al. (2010) el tipo de violencia más habitual es la verbal.
3. La exclusión social sería el tipo de bullying dirigido a aislar o separar a la víctima del grupo, excluyéndola. Distinguimos, nuevamente, entre directa (sacarlo del juego, no dejarlo participar...) o indirecta (ignorarlo).
4. El maltrato mixto sería una combinación entre lo físico y lo verbal que consiste, por ejemplo, en amenazar para intimidar, obligar a hacer cosas, chantajear.
Otros autores hacen una clasificación más extensa, con 8 categorías de acoso escolar, ordenadas de mayor a menor incidencia: bloqueo social, hostigamiento, manipulación, coacción, exclusión social, intimidación, agresión y amenazas (Oñate y Piñuel, 2007).
Protagonistas y roles en el bullying
Los protagonistas del bulliyng son (Quintana, Montgomery, Malaver y Ruíz, 2010):
- El agresor suele ser un individuo con fortaleza física mayor, con falta de empatía afectiva, sin sentimientos de culpa,... Según Arroyave (2012) son dominantes, impulsivos y reaccionan fácilmente al conflicto, al interpretar cosas sin significado, como agresivas. También Ma (2008) observó que participar como agresor en situaciones de maltrato permitía predecir una baja percepción de competencia académica por parte del propio estudiante y la obtención de bajas calificaciones.
- La víctima acostumbra a ser de menor fortaleza física, puede pertenecer a minorías étnicas o sociales, tiene una baja autoestima... No obstante Díaz-Aguado, Martínez Arias y Martín Babarro (2013) apuntan que las características de las víctimas del acoso están cambiando, dejando de centrarse en carencias psicológicas individuales para explicarlas en relación al contexto en el que se produce.
- Los espectadores identifican víctimas y agresores, mostrando incluso algunos de ellos una actitud complaciente ante la inequidad mientras que otros son indiferentes, toleran estas situaciones injustas.
Quintana, Montgomery y Malaver (2009) distinguieron tres tipos de espectadores: 1) prosocial, observador y cooperador con la víctima, 2) indiferente culpabilizado, observador pasivo-evitativo y amoral, y 3) consentidor con el agresor El bullying es un fenómeno social que no sólo afecta a sus protagonistas. En el gráfico 1 «círculo del bullying», vemos que en una situación de acoso entre escolares los actores más importantes son el agresor y la víctima, pero el resto del grupo también asume un papel ante la situación (Collell y Escudé, 2007).
Es importante que los profesionales de la educación detecten el rol que desempeña cada miembro del grupo ante la situación de acoso para así poder diseñar una intervención adecuada al contexto.
Consecuencias del bullying
El bullying tiene consecuencias personales para todos los implicados, tanto en el momento en que se produce como a corto y largo plazo. De hecho, un caso de acoso escolar a una edad temprana puede influir mucho en las tendencias de personalidad que tendrá una persona cuando sea mayor.
Las consecuencias más habituales en el caso de la víctima suelen ser: sentimiento de soledad, problemas de autoestima, fobia y rechazo al centro escolar, psicosomatismos, miedos... Avilés (2003) expone que la víctima puede presentar fracaso y dificultades escolares, ansiedad, insatisfacción, fobia a la escuela y una personalidad insegura.
En el caso del agresor: aprende a conseguir las cosas de manera violenta y agresiva, pudiendo ser un futuro delincuente... El mismo Avilés dice que puede enseñar al agresor a conseguir sus objetivos mediante la violencia.
Respecto a los espectadores, la situación les enseña un patrón de conducta ante situaciones injustas y se pueden acostumbrar a vivir en un entorno agresivo.
Trautmann (2008) apunta que el acoso trae nefastas consecuencias para víctimas, agresores y testigos. No debe ser entendido como un problema entre dos personas sino en una totalidad, en la cual está la Piada que incorpora a los testigos o espectadores. En consecuencia, el abordaje de este problema debe hacerse desde un punto de vista de la totalidad, sistémico y multi disciplinario.
Algunos autores apuntan que el bully (agresor) puede reincidir de adulto, tanto en el ámbito familiar como en el laboral.
Factores que pueden desencadenar una situación de bullying
Los factores que pueden desencadenar una situación de este tipo son muy diversos y diferentes en cada caso, pero los expertos han determinado 3 ámbitos que permiten determinar o intuir algunas de las causas de este fenómeno. La psicóloga Senovilla (2004) nos habla básicamente de factores personales, familiares y escolares.
En relación a los factores personales si analizamos al agresor y su entorno, en la mayoría de casos vemos que este presenta dificultades de empatia o identificación con la víctima y distorsión cognitiva (culpabiliza a la víctima de la situación). También suelen ser sujetos que se perciben como superiores a los demás; ya sea porque tienen compañeros que los apoyan o porque esa es su manera de responder a las agresiones.
La persona agresora tiene algunos rasgos específicos de personalidad: agresividad, impulsividad, ausencia de empatía, déficit de habilidades sociales y de resolución de conflictos, poco control de la ira y la frustración... y las víctimas acostumbran a ser personas inseguras, con problemas de autoestima, introvertidos, con problemas de ansiedad que pueden acabar provocando indefensión aprendida... (Menéndez, 2006).
A nivel familiar los agresores pueden ser chicos y chicas que han crecido con un estilo educativo permisivo que los lleva a no interiorizar adecuadamente la realidad, puede haber un entorno familiar violento y/o con tensiones, conflictivo... Se ha observado que un estilo familiar autoritario provoca problemas de externalización de la conducta. En cambio, un estilo educativo familiar negligente o permisivo promueve a niños incapaces de reconocer la importancia de las normas de convivencia. En conclusión, tanto un entorno familiar permisivo como excesivamente autoritario son inadecuados para la educación del niño.
No hay que olvidar que, a parte de la familia, los medios de comunicación tienen una gran influencia en los comportamientos sociales de niños y jóvenes. Algunos programas que ven los niños y adolescentes exponen un modelo de proyecto vital que busca conseguir el éxito a cualquier precio. La imitación de este modelo en individuos que no sepan ser críticos puede ser peligrosa. Igualmente, la violencia está presente cada día en muchos programas de TV y esto ha llevado, en algunos casos, a la desensibilización y a considerar normales conductas y actitudes que van en contra de la dignidad de la persona. En este sentido, López Castedo et al. (2010) apuntan a la especial relevancia e influencia de los medios de comunicación (televisión) en la conducta antisocial y violenta de niños y adolescentes; al igual que lo hacen Internet, los videojuegos, el consumo de alcohol, drogas, y comportamientos delictivos que están apareciendo como nuevos factores detonantes de la violencia escolar.
A nivel escolar, debemos tener en cuenta las relaciones profesoralumno y alumno-alumno. Muchas veces, los profesores solo interactúan con un grupo reducido de alumnos y eso hace que los demás puedan sentirse ignorados, creando así situaciones de tensión. De igual modo sucede en las relaciones entre compañeros. Aparte de estos aspectos más concretos de aula, la ausencia de un buen clima de convivencia en el centro y una deficiente gestión y resolución de conflictos puede agravar las situaciones de bullying. Es por eso que es tan importante la formación del profesorado en este sentido.
Comportamientos indicadores de una situación de bullying
Existen una serie de comportamientos que sería bueno que los profesionales de la educación y las familias conocieran, ya que nos pueden ayudar a ver si un alumno puede estar siendo acosado. Algunos pueden ser observados por la familia (lesiones físicas, objetos personales rotos, síntomas de depresión, psicosomatismos,...) y otros por la escuela (heridas, poca participación en clase, tristeza, no ser escogido para hacer trabajos, descenso en el rendimiento...). Cuando hablan de indicadores de acoso, también diferencian entre el centro escolar y el aula, si bien ponen prácticamente los mismos indicadores en los dos lugares (Collell y Escudé, 2008).
¿Cómo podemos prevenir o mejorar las situaciones de bullying?
Las acciones y actividades que se pueden realizar para prevenir situaciones de este tipo son muy diversas y las podemos llevar a cabo en diferentes entornos. Si nos centramos en la violencia escolar, se distinguen los siguientes niveles de prevención (Collell y Escudé, 2007):
* La prevención primaria, que se centra en qué hacer para evitar que aparezcan situaciones de maltrato. A nivel escolar se basaría sobre todo en el plan de convivencia (Collell y Escudé, 2002), que tendría como ejes el currículo, la gestión democrática del centro y la metodología.
* La prevención secundaria, que se centra en evitar la consolidación de una situación de bullying que ya se ha producido en el aula. Podemos actuar a nivel de centro organizando charlas de sensibilización para el profesorado y los padres y creando protocolos de actuación y canales de intervención, de aula y de alumnos; a nivel de aula realizando actividades de tutoría y a nivel de alumnos haciendo un trabajo con agresor y víctima. Se trata de hablar abiertamente a los alumnos sobre el problema y requiere una posición firme del profesorado y de los padres respecto al rechazo a la violencia.
* La prevención terciaria, que se centra en minimizar el impacto sobre los implicados una vez se ha consolidado una situación de bullying. En esta fase es muy importante no echar la culpa a nadie. Una de las maneras de trabajar consiste en hacer entrevistas individuales con agresor y víctima. Para poder realizar una intervención de este tipo es necesario haber trabajado muy bien en la fase de prevención secundaria.
Siguiendo en la línea de la prevención, Quintana et al. (2010) nos explican que los adolescentes espectadores de episodios de violencia entre compañeros tienen un tipo de comportamiento prosocial, una capacidad de disfrute y una percepción subjetiva de apoyo comunitario que permitirá sustentar una alternativa de intervenciones preventivas de la problemática de la violencia entre iguales, favoreciendo además la promoción de una salud integral.
Una situación de acoso no es estancada, sino que es dinámica y va pasando diferentes etapas. Empieza con pequeños incidentes a los que quizás ni la víctima ni la comunidad educativa da la importancia que tienen. Poco a poco estos incidentes son más repetitivos y graves, la víctima comienza a sentirse mal y actúa (calla, se defiende...). Cada vez la persona se va debilitando psicológica y emocionalmente y al final acaba aislada del grupo.
Es importante que los profesionales de la educación analicen en qué fase está la situación de acoso y la diagnostiquen lo antes posible. En función del momento en que esté la agresión se harán unas intervenciones u otras. Para realizar un diagnóstico de la situación deben mirar qué comportamientos se dan y desde cuándo, cómo lo vive el alumno y su entorno familiar, desde cuándo se produce la situación, qué rol tiene la víctima, qué posición ocupa en el grupo... Esto se tiene que observar, pero también se debe investigar hablando con el grupo de clase, hablando con la víctima y su familia, escuchando la información que nos da el equipo docente, etc.
Para evaluar situaciones de bullying también podemos utilizar los tests y cuestionarios dirigidos a los profesionales de la educación y a las familias, así como otras herramientas, por ejemplo, autoinformes y diarios para hacer un seguimiento de la situación, informes de diferentes profesionales, observación en el aula, entrevistas con las personas implicadas en el problema, entrevistas a los maestros y familiares, etc.
OBJETIVOS E HIPÓTESIS
Objetivos generales de la investigación
* Analizar la percepción que tienen los niños de ciclo superior sobre el bullying.
* Determinar en qué tipo de escenarios del centro escolar se producen más comportamientos de bullying.
* Determinar qué tipo de bullying se produce más a menudo en alumnos de ciclo superior de primaria, según el género.
* Analizar las diferencias entre las respuestas que dan los/las alumnos/as de 5.2 de primaria con los de 6.2
* Realizar propuestas psicoeducativas para mejorar la convivencia en la escuela y otros espacios psicopedagógicos.
MÉTODO
Participantes
Los sujetos que han participado en esta investigación son alumnos de ciclo superior de primaria. Utilizamos la técnica de muestreo probabilístico por conglomerados al contestar el cuestionario toda una clase de 5.2 y toda una de 6.2, escogidas aleatoriamente.
El intervalo de edad de los participantes se sitúa entre los 10 y los 12 años. El rango de edad va desde los 10 años hasta los 11 años y 10 meses, siendo la media de 10 años y medio.
En cuanto al género hay 20 niños y 21 niñas y atendiendo al curso hay 19 alumnos de 5.2 (10 niños y 9 niñas) y 22 alumnos de 6.2 (10 niños y 12 niñas). Por tanto, podemos decir que aunque los grupos fueron elegidos aleatoriamente no hay mucha diferencia entre el número de niños y de niñas.
Diseño
Se trata de una investigación cuantitativa, ya que la mayoría de datos se han analizado gracias al programa SPSSx, si bien en el análisis también se han tenido en cuenta elementos cualitativos.
El diseño de investigación es de tipo transversal, ya que el objetivo es conocer las opiniones y percepciones de los sujetos en un momento concreto y comparar las diferencias evolutivas en cuanto al bullying entre los alumnos de 5.2 y 6.2
Este instrumento fue elaborado ad hoc por las autoras de la investigación a partir de la revisión bibliográfica realizada sobre el bulliyng. Cabe remarcar que la primera versión fue mejorada a partir de una pequeña prueba piloto, si bien posteriormente fue revisado y evaluado por tres expertos en metodología de investigación de la Universidad de Girona. A estos expertos se les presentó una tabla informativa que contenía cada uno de los objetivos con su indicador de evaluación para que nos indicaran su adecuación o no. También se les facilitó otra tabla, que relacionaba los indicadores de evaluación con las preguntas del cuestionario y se les preguntaba de cada una de las preguntas si creían que era adecuada o no en función del indicador de evaluación. En caso de considerar que la pregunta no respondía al indicador presentado, se les facilitaba un espacio para que pudieran argumentar por qué y/o para que nos facilitaran una pregunta alternativa.
A partir de los comentarios que nos hicieron los expertos, que lue ron mínimos, realizamos la versión final del instrumento.
A continuación analizamos las diferentes preguntas del cuestionario que se presenta como anexo:
Hay una primera parte para recoger los datos generales (curso, género...), donde formulamos una primera pregunta abierta de carácter general: ¿qué crees que es el bullying? Con esta pregunta pretendíamos conocer cuáles eran las percepciones y los conocimientos sobre el tema. Seguidamente se les pidió que definieran la palabra bullying.
También elaboramos una tabla con algunos de los comportamientos propios del bullying y se pidió que señalaran aquellos que consideraban bullying y los ordenaran según la importancia que creían que tenían, siendo el número 1 el más grave. Esta pregunta nos permitió contrastar y ampliar lo expuesto en la pregunta anterior.
Para completar esta información planteamos también una pregunta para ver si creían que el bullying tiene consecuencias. Esta era una pregunta cerrada (con cuatro opciones: sí, no, no lo sé y depende del comportamiento), pero también con una opción abierta donde podían escribir. Seguidamente, quisimos analizar los tres tipos principales de bullying: físico, verbal y exclusión social (Collell y Escudé 2002), teniendo en cuenta que en todos los tipos hay un componente psicológico y emocional.
Hicimos cuatro preguntas diferentes (iguales para cada tipo de bullying, pero cambiando el/los comportamiento/s). El objetivo de estas preguntas era saber si habían visto alguna vez los comportamientos descritos, si los habían sufrido alguna vez y en caso afirmativo con qué frecuencia y quién creía que hacía más estas conductas (niños o niñas). Para cada una de las preguntas planteamos varias opciones de respuesta cerradas. Para acabar, planteamos una última pregunta para saber en qué espacios se producen más estos comportamientos. Hicimos una lista con diferentes espacios de la escuela y ellos tenían que elegir los que creían que eran más propicios para que se desarrollaran situaciones de bullying. También se les daba la opción de añadir algún espacio si lo creían oportuno.
Procedimiento
Los cuestionarios se pasaron a primera hora de la mañana tanto en el grupo de 5.2 como en el de 6.2 Al principio, en ambos grupos, se hizo una pequeña introducción explicando el tema del estudio (solo les dijimos que era una encuesta sobre bullying). Las preguntas no las explicamos para así evitar posibles influencias en las respuestas. Solo les explicamos cómo debían contestar a la pregunta que consistía en ordenar los diferentes comportamientos de bullying. Cabe señalar que los niños fueron respondiendo de manera individual y que tardaron una media hora aproximadamente. Una vez pasadas las encuestas, procedimos al análisis de los resultados.
RESULTADOS
Respecto a la primera pregunta del cuestionario, que pedía a los alumnos que hicieran una definición de bullying, cabe destacar que casi la mitad de los encuestados no sabía dar una definición de bullying, y de estos la mayoría eran alumnos de 5.2
En el gráfico número 1 podemos observar que, de forma general, los comportamientos que los niños y las niñas consideran más graves son pegar y robar. Seguidamente consideran que también son graves los comportamientos de acusar de cosas que no ha hecho, insultar y burlarse de su apariencia. En cambio, consideran menos graves y tienen menor importancia los siguientes comportamientos: poner motes, no hablarle y meterse con él o ella para hacerle llorar. Finalmente no consideran graves ni importantes los siguientes comportamientos, ya que no los ha seleccionado ningún alumno: no dejar hablar, esconder cosas, poner en ridículo, criticar, imitar para molestar, tener manía, reírse de él o ella, imitar, explicar mentiras sobre él o ella y gritar.
Seguidamente, al tener que ordenar una serie de comportamientos de bullying, según la importancia que tenían para ellos, si diferenciamos por cursos vemos que para los alumnos de 5 ° el comportamiento más grave de bullying es robar a un/a compañero/a, seguido de pegarle y acusarle de cosas que no ha dicho o hecho. En cambio, los alumnos de 6.2 consideran que el comportamiento más grave de bullying es pegarle, seguido de robarle e insultarle. Si hacemos una diferenciación por género, vemos que tanto para los niños como para las niñas el comportamiento más grave de bullying es golpear a un/a compañero/a. En el caso de los niños, el segundo comportamiento más grave es acusarle de cosas que no ha dicho o hecho, en cambio, en el caso de las niñas es robarle.
Otra de las variables estudiadas era si creían que el bullying tiene consecuencias o no. En este caso un 85,4% respondió afirmativamente; de estos un 48,8% eran niñas y un 36,6% eran niños, es decir, las niñas tienen una mayor percepción de las consecuencias del bullying.
En cuanto al bullying físico, un 68% afirma haber visto este tipo de bullying y solo un 32% comenta que no. Un aspecto a destacar es que entre los que dicen que sí, un 29% son de 5.2, mientras que un 39% son de 6.2 Es decir, en 6.2 hay un aumento del 10% de estas conductas con respecto a 5.2 Estos datos nos reafirman la importancia de la detección precoz para poder hacer una intervención preventiva y evitar que estas conductas vayan en aumento.
Más de la mitad, un 59%, dicen que han sido víctimas de bullying físico. Pensamos que este porcentaje es bastante elevado y, por tanto, nos confirma la importancia de hacer un trabajo en las aulas y con las familias para reducirlo, ya que solo un 28% dicen que nunca han sufrido bullying físico y un alto porcentaje (63%) indica que lo han sufrido alguna vez.
Respecto al bullying verbal vemos que el porcentaje es superior, ya que un 92% afirma haberlo visto y un 68,5% afirma haber sido víctima de bullying verbal. Esto corrobora la investigación de Álvarez García et al. (2010), entre otros.
Si nos fijamos en la exclusión social, un 68,3% afirma haberla visto. Asimismo, más de la mitad (56%) creen haber sufrido este tipo de bullying, siendo un 18% más elevado el número de alumnos de 6.2 que lo afirman respecto a los de 5.2
Al preguntar si creen que hay diferencias en función del género en cuanto a la realización de conductas de bullying físico, la mayoría (64%) piensa que son los niños los que hacen más conductas de este tipo mientras que un 33% cree que las hacen niños y niñas por igual y solo un 3% dice que las hacen las niñas. También observamos que los mismos niños (un 75%) creen que son ellos y no las niñas los que hacen más bullying físico.
En cuanto a quienes creen que tienen conductas de bullying verbal, vemos que aumenta el porcentaje de quienes creen que son las niñas, ya que un 15% responde que son las niñas las que las tienen, un 41% que creen que son los niños y un 44% creen que son niños y niñas por igual.
En cambio, a la pregunta de quiénes creen que muestran más conductas de exclusión social, más de la mitad creen que son niños y niñas por igual (54%).
Finalmente, a la pregunta de cuáles son los espacios de la escuela donde se producen más conductas de bullying, vemos que el espacio que señalan más los alumnos es el patio (73,2%), seguido del aula cuando no está la maestra (12,2%).
ANÁLISIS DE LOS RESULTADOS
Viendo los resultados, se observa que en las niñas predomina más el bullying de tipo emocional y de exclusión social. El Informe Cisneros de Oñate y Piñuel (2009), afirma que las conductas de acoso que más se producen en las niñas son no dejarla participar, aislarla, amenazarla y meterse con ella, lo cual concuerda con los resultados obtenidos. En cuanto al bullying físico, como ya hemos visto, predomina la idea de que son los niños los que tienen más conductas de este tipo y las respuestas de los alumnos participantes así nos lo confirman.
En general, hay poca variación entre las respuestas de los alumnos participantes de los dos cursos en cuanto al número de comportamientos de bullying observados, si bien detectamos que hay más alumnos de 6.2 que afirman haber visto bullying físico que de 5.2 Quizás si hubiéramos hecho el estudio en dos cursos más separados (6.2 y 2.2 de ESO, por ejemplo), los resultados hubieran variado todavía más. Donde encontramos más diferencias es en la exclusión social, ya que encontramos más casos en 6 ° curso.
Un número elevado de comportamientos de acoso se producen en espacios donde hay poca vigilancia del adulto. Concretamente en el patio, en la puerta del centro y en el aula cuando no está la maestra. Por lo tanto, una de las maneras de prevenir situaciones de bullying es reforzar la vigilancia en los diferentes espacios del centro escolar.
Los tres tipos de bullying (físico, verbal y exclusión social) se dan en los centros, pero vemos que en el caso del bullying verbal y la exclusión social hay más alumnos que manifiestan haberlo sufrido muchas veces. Hay que tener en cuenta que normalmente los comportamientos de bullying no se dan de manera aislada, sino que se pueden dar varios a la vez.
Hemos visto que, en general, tanto los niños y niñas de 5.2 como los niños y niñas de 6.2 tienen la percepción de que el bullying puede tener consecuencias negativas. Algunos autores han estudiado este tema y exponen que el bullying siempre tiene consecuencias (Avilés, 2003). Cabe destacar que las niñas que participaron en el estudio son más conscientes de este hecho que los niños.
DISCUSIÓN
Al ver los resultados creemos que es importante trabajar a partir de la prevención y en caso de tener que intervenir es importante hacerlo lo antes posible. Así, a continuación se proponen algunas recomendaciones.
Aurin (2009) presenta una serie de actividades para tratar el bullying en el aula de la misma forma que también existen programas de competencia social que si se aplican con regularidad ayudan a prevenir problemas de convivencia entre los alumnos. Algunos autores comentan que los resultados de la aplicación de los programas de competencia social no son inmediatos ya que se necesitan unos meses para ver la mejora, por tanto, trabajar actitudes es trabajar pensando en resultados a medio o largo plazo ya que el objetivo final al enseñar habilidades sociales es conseguir la generalización a la vida diaria y esto se consigue con un trabajo bien coordinado en el centro y que tenga una continuidad (Tesouro et al., 2005). Con estos programas, como por ejemplo los de Manuel Segura que actualmente se están aplicando en muchos centros de primaria y secundaria se pueden trabajar valores como el respeto, la tolerancia, la igualdad, la aceptación.
También se podría tratar el tema a través de algunos especialistas que hagan charlas para diferenciar los conflictos que son normales de los que no lo son porque, a veces, la persona que sufre bullying puede asumirlo como una rutina y normalizarlo.
Otro aspecto importante sería realizar conferencias a las familias para que estuvieran atentas a algunos indicios (cambios de humor y de comportamiento, si el niño pierde objetos...) para informar a la escuela si se dan de manera reiterada.
Al claustro de profesores también se le debería formar sobre el problema, para que pudiera detectarlo pronto y trabajarlo en el aula. En relación al equipo docente de cada ciclo, se deberían realizar reuniones donde los maestros pudieran hablar de cada alumno y comentar posibles incidencias en el aula y aportar soluciones.
Otra actividad que puede aportar información es pasar en el aula un test sociométrico para ver qué alumnos son los más elegidos, qué tipo de liderazgo hay, si hay subgrupos, qué alumnos son los más ignorados, cuáles son los más rechazados... Así, podemos trabajar y comentar los resultados en el aula y hacer un seguimiento del estatus sociométrico de cada alumno. En este sentido, Merino (2008) afirma que a través de los estudios de Análisis de Redes Sociales (ARS), determina cómo las actitudes, los comportamientos específicos con amigos o compañeros y las posiciones de estos en la red social del aula influyen en el clima escolar.
La información del test sociométrico puede ayudar a los maestros, pero además ellos deberían observar las dinámicas de relación que se producen en el aula y si detectan algún problema de bullying, pasar alguna prueba específica. Para hacer esta observación sería interesante que los maestros tuvieran una pauta de observación, pero también otra opción sería que hubiera una persona externa que se dedicara a observar los comportamientos de bullying para complementar las observaciones de los maestros.
Por otra parte, hemos observado que ha habido más dificultades a la hora de responder el cuestionario en los alumnos de 5.2 que en los de 6.2 ya que los de 5.2 no tenían tan claro cuál era el concepto de bullying. Así, en las respuestas de los alumnos de 6.2 hemos visto más coherencia y más conciencia del problema.
Los resultados obtenidos muestran que las situaciones de bullying se producen más en espacios donde no hay una supervisión constante del adulto. Por tanto, una manera de prevenir y/o minimizar el impacto del bullying sería reforzar la vigilancia en estos espacios. También habría que saber gestionar los conflictos adecuadamente y eso requeriría la coordinación entre los diferentes responsables y una formación específica en resolución de conflictos y bullying que muchas veces, por falta de recursos, tiempo y motivación, no se da.
Pensamos que la investigación ha dado respuesta a los objetivos planteados previamente a la realización de la investigación y que la información obtenida puede servir para profesionales de la educación y para trabajar no solo en colegios o institutos sino también en otros contextos educativos; tanto en lo que respecta a la prevención como al tratamiento o gestión de situaciones ya existentes. Nos referimos a academias, actividades extraescolares, centros cívicos, centros psicopedagógicos, etc.
En base al marco teórico y a los resultados obtenidos se puede decir que detectar el bullying no es fácil, pero si toda la comunidad educativa trabaja de manera coordinada y está de acuerdo en afrontarlo, será más fácil detectarlo pronto y hacer un buen trabajo a través de charlas, aplicando programas de competencia social en las aulas, organizando coloquios, jornadas, talleres...
Cómo referenciar este artículo/How to reference this article:
Ruiz, R.; Riuró, M.; Tesouro, M. (2015). Estudio del bullying en el ciclo superior de primaria. Educación XX1, 18(1), 345-368. doi: 10.5944/educXX1.18.1.12384 18.1.12384
Ruiz, R.; Riuró, M.; Tesouro, M. (2015). Study about bullying in the upper cycle of primary education. Educación XX1, 18(1), 345-368. doi: 10.5944/educXX1.18.1.12384
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Rosario Ruiz, María Riuró y Montse Tesouro
Universidad de Girona
PERFIL ACADÉMICO Y PROFESIONAL DE LAS AUTORAS
Rosario Ruiz Arroyo, Diplomada en Educación Social y Licenciada en Psicopedagogía. Actualmente cursa el máster en «Trabajo, Relaciones Laborales y Recursos Humanos» en la Universidad de Girona. Ha trabajado en diversos espacios de atención a personas con discapacidad, de personas con problemas de salud mental y de orientación laboral. Actualmente trabaja de profesora en un centro de refuerzo escolar y técnicas de estudio.
María Riuró Bofill, Diplomada en Magisterio, especialidad de Educación Infantil y actualmente cursa Psicopedagogía en la Universidad de Gerona. Ha ejercido como docente en diferentes centros de educación infantil y primaria desde el curso 2008 -2009.
Montse Tesouro Cid, Doctora en Psicología desde el año 1995. Ha estado trabajando durante 12 años en diferentes centros educativos de educación infantil y primaria. Actualmente es Profesora Titular del Área de MIDE (Métodos de Investigación y Diagnóstico en Educación) del Departamento de Pedagogía de la Facultad de Educación y Psicología, de la Universidad de Girona, donde imparte asignaturas relacionadas con la investigación educativa. Es miembro del Grupo de investigación colaborativa para la mejora de la educación BITACOLA de la Universidad de Girona en el que destacan tres proyectos europeos Interreg y cuatro proyectos financiados por el MEC.
Dirección de las autoras: Rosario Ruiz Arroyo
Academia What Fun! Enjoy Learning
E-mail: [email protected]
María Riuró Bofill
Departament d'Ensenyament Generalitat de Cataluña
E-mail: [email protected]
Montse Tesouro Cid
Universidad de Girona Departamento de Pedagogía de la Facultad de Educación y Psicología
E-mail: [email protected]
Fecha Recepción del Artículo: 25. Enero. 2012
Fecha Modificación Artículo: 09. Mayo. 2012
Fecha Aceptación del Artículo: 06. Junio. 2012
Fecha Revisión para publicación: 15. Mayo. 2014
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Copyright Universidad Nacional de Educacion a Distancia (UNED) 2015
Abstract
Our research is about bullying in the superior cycle of primary education. We have developed a general questionnaire from a bibliographic review of various studies where they have used different tests. Based on this information we have developed a questionnaire. This instrument has been used to analyze the perception of superior cycle children about bullying and the school scenarios that produce most of these behaviors. It has also been useful for us to study different types of bullying (physical, verbal and social exclusion), the most usual types of bullying and to analyze the responses we get from the students by gender and course (5 and 6). We note that among boys there is more physical bullying, while in girls verbal and social exclusion predominate. Course differences have only been detected in social exclusion, being higher in 6th class than in 5th. The majority of bullying behaviors take place in the playground, followed by the classroom when the teacher is not there. Finally, based on our results, we have developed a psycho-educational policy proposal to improve coexistence at school and other educational spaces.
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