Content area
Full Text
Espacios de esperanza David Harvey Ediciones Akal, Madrid, 2003.
Lo más sorprendente de Espacios de esperanza, de David Harvey, no es su sugerencia de que tenemos una urgente necesidad del pensamiento utópico como un proyecto de resistencia frente al fatalismo histórico desmoralizador. Tampoco el hecho de que sea Marx, aunque esté peligrosamente pasado de moda, el modelo primario para muchas prácticas de reimaginación del mundo, evidente en una serie de intrincadas y frecuentemente críticas lecturas. Lo más valiente en el proyecto de Harvey en este libro es que insistentemente reconoce que estas "visiones alternativas", que son las que pueden proveer el combustible de "poderosas fuerzas políticas para el cambio", deben comenzar en el contexto concreto y específico del aquí y el ahora. Aunque sugiere que un poco de idealismo puede ser políticamente vigorizante, también advierte que una "inmersión especulativa en algo desconocido" sólo sería útil si estuviera basada y tuviera en cuenta el lugar en el que estamos, lo que somos, Io que sabemos, Io que ya es, y la pregunta de cómo podemos cambiarlo.
El capítulo central del libro es típico en este sentido. Comienza con una versión desesperanzada de su propia ciudad, Baltimore, y su deslizamiento hacia el caos social como resultado de las políticas neoliberales federales y locales. Se puede palpar el afecto intenso de Harvey por su tierra y su pueblo y su indignación ante la traición del ayuntamiento de la ciudad. Es precisamente de este punto de vista tenazmente justificado que comienza su propuesta de un "utopismo dialéctico". El argumento de Harvey es complicado pero siempre lúcido. Su punto central es que deberíamos intentar diseñar un nuevo tipo de espacio social, una nueva ciudad, en la que finalmente podamos dejar atrás la historia. Por otro lado, no debemos pensar...