Recibido: 30/05/2017 Aceptado: 05/04/2018
DOI : http://dx.doi.org/10.5944/etfv.30.2018.18659
Resumen
En 1899 arranca el primer gobierno de Francisco Silvela. Con él, detentando el Ministerio de Gobernación, un prestigioso abogado que había accedido a la política quince años atrás; Eduardo Dato. Tras investigar un asunto de grave corrupción en el consistorio de Madrid como subsecretario de Gobernación, en 1892, había pasado a formar parte de la disidencia conservadora encabezada por Silvela.
Tras la pérdida de las colonias, las drásticas reformas económicas emprendidas en 1899 por el ministro Fernández Villaverde, propiciaron en Cataluña una huelga comercial e industrial conocida como ?el tancament de caixes?. El origen lo constituía una reforma tributaria, pero la confluencia con las tensiones descentralizadoras convirtieron el asunto en una auténtica crisis política; crisis que pasaría a la memoria por las ?pitadas? y altercados callejeros durante la visita del propio Dato a la región durante el mes de mayo de 1900. Nuestro objetivo es ahondar en las circunstancias que rodearon dicha visita acudiendo a prensa de época así como a documentos de archivos.
Palabras clave
Dato; Cataluña; Durán y Bas; Silvela; descentralización; La Veu de Catalunya.
Abstract
In 1899 the first Government of Francisco Silvela began. Included in his government, appointed to the Ministry of the Interior, was Eduardo Dato, a prestigious lawyer who had began his political career fifteen years earlier. After investigating a matter of serious corruption in the town hall of Madrid as an Undersecretary of the Government in 1892, he left his government post to became part of the conservative dissension led by Silvela.
After the loss of the colonies, the drastic economic reforms undertaken in 1899 by his Government led to a commercial and industrial strike known as ?The Closing of the Cashboxes? in Catalonia. Tax reform was the impetus of the strike, but when combined with the tension of decentralization, the issue evolved into a true political crisis; this crisis would become part of the nationalist history of Catalonia through the ?protests? and street riots that occurred during Dato's visit to the region in the month of May of 1900. Our objective is to delve into the circumstances surrounding the visit going to period press and archival documents.
Keywords
Dato; Silvela; Catalonia; Durán and Bas; decentralization; La Veu de Catalunya.
1.ANTECEDENTES DE LA SITUACIÓN
Crisis del 98. Tras la caída de Azcárraga, el nuevo Gobierno, encabezado por Silvela, con Eduardo Dato ocupando su primer ministerio -Gobernación, concretamente-, lucha por sacar adelante una suerte de programa regeneracionista. El gobierno, constituido en marzo de 1899, llegada la navidad, todavía no tiene los presupuestos aprobados y el debate todavía se prolongará durante los primeros meses de 1900. En su determinación, el ministro de Hacienda Fernández Villaverde, no escatima medidas conducentes a un saneamiento de las maltrechas cuentas públicas2. Los ataques por parte de los liberales, dentro de una táctica de desgaste político, no cesan. Estas medidas incluían un aumento considerable de la tributación lo cual, debido al contexto y circunstancias productivas propias de la región, implicaba una incidencia importante en Cataluña. Barcelona, Sabadell, Tarrasa, serían las localidades que más se resentirían.
Así fue. En Barcelona, por ejemplo, cohabitaban 146 gremios de comerciantes y empresarios que habían decidido aunar sus fuerzas creando la llamada Liga de Defensa Comercial e Industrial. No obstante, elementos reivindicativos de carácter descentralizador, vinculados a una cada vez más arraigada identidad catalanista comenzaban a entremezclarse con las acciones de protesta de índole propiamente económica y administrativa. Desde el Gobierno, son dos las vías en la reacción; por una parte, Silvela representa la ?comprensión? del problema desde un punto de vista político, histórico, social, crítico; por otra parte, Dato, como ministro de Gobernación, se ciñe de una forma más estricta al mantenimiento del orden y al freno de las incipientes pulsiones nacionalistas que se producen al calor de los acontecimientos.
La situación se agravaría al negarse el Gobierno de Silvela a conceder en Cataluña un estatus similar al vasco3. Como consecuencia de la tensión creada4, el ?Tancament de Caixes?, se lleva a cabo bajo la premisa de que el impago, la insumisión fiscal ante el proyecto de Villaverde, se mantuviera bajo un paraguas ?legal? y para ello, la fórmula más adecuada era la simple baja de más de siete mil pequeñas empresas del registro de tributación. Aunque esta movilización no consiguiera sus objetivos, acabaría demostrando que en Cataluña sí habían prendido de forma masiva las doctrinas regeneracionistas de Costa, Paraíso o Santiago Alba5.
En otro orden de cosas, Silevela y Dato habían apoyado la entrada en el Gobierno de ministros con mayor o menor reconocimiento de militancia catalanista, como eran Polavieja y Durán y Bas6. El propio Dato se había mostrado proclive, en un principio, a nombramientos como el de Bertomeu Robert7, auspiciado por Polavieja para la alcaldía de Barcelona, tal vez en la convicción del beneficio que para la gobernación podía suponer una política de corte integrador. Esta política de cierta empatía por parte de Dato cambiaría drásticamente al apoyar al gobernador de Lérida, Grart, en la prohibición de un mitin promocional de las Bases de Manresa, en la capital de la provincia. Esto solivianta tanto a los diputados catalanes como a los liberales, que hacen de la libertad de expresión ?coartada? un estandarte de guerra contra el Gobierno. Dato no duda en apoyar las medidas adoptadas en Lérida por el gobernador.
A la espiral creada, no dejaban de sumarse nuevas circunstancias. En julio, antes de la dimisión de Polavieja, la visita de la marina de guerra francesa a la ciudad y la recepción de algunos de sus oficiales en el teatro Tivoli había resultado polémica. Un número impreciso de manifestantes había comenzado a dar ?vivas? a Francia y a clamar por una Cataluña francesa, por la República, Cataluña independiente,...todo ello ante la petición por parte del público de que se interpretase, hasta en cinco ocasiones, la Marsellesa.8 La reacción de Dato con respecto al asunto fue fría, restándole importancia a los hechos y resaltando el escaso número de participantes en ellos9. Las acusaciones a Polavieja, por parte de algunos sectores conservadores, de ser connivente con el catalanismo más radical, ponían a la defensiva a Dato, que por todos los medios trataba de disociar públicamente lo acaecido en Barcelona con el ejercicio político del ministro de la Guerra10.
El general Despujol,11 encargado de personificar la represión de la insumisión fiscal y el estado de Guerra, dimite el 29 de diciembre. Dato pasa a encabezar, desde el Ministerio medidas igualmente excepcionales, ejercidas de momento, por gobernadores civiles y no por militares, de forma similar al caso ya comentado de Lérida. La presión que recibe Dato por parte de la oposición para que expediente al gobernador de Lérida es intensa, sobre todo la proveniente de Cañellas, Poveda, y otros. Dato, con el fin de ganar tiempo, no cede y se mantiene dispuesto a respaldar la decisión de Grart12 hasta el pronunciamiento de los tribunales; creía posible apaciguar la situación:
...que yo he venido al Gobierno en representación del general Polavieja, y que el señor Durán y Bas es un regionalista de toda la vida. Y cuenta que el Sr. Cañellas siempre habla del Sr. Duran y Bas dice mi respetable y antiguo maestro; y sin embargo no se ha enterado S.S. de que el Sr. Durán y Bas ha protestado y protesta constantemente contra quien le supone nacionalista.13
El Gobierno había introducido en el Código Penal un artículo por el que serían ?castigados los ataques a la integridad de la nación española o a una sola ley fundamental y una sola representación de su personalidad como tal Nación?. Para ello se incluían medidas como la supresión de mítines, reuniones, etc., que en su programa figuraran cuestiones relacionadas. En torno al mismo asunto, Bernabé Dávila, senador vitalicio, lev`antaba en el Senado una enorme polvareda al exigir al Gobierno que aplicara el código penal a Morgades14, obispo de Barcelona, debido a una pastoral del mismo mes de enero en la que abogaba por el uso del catalán en los oficios religiosos. El tono de la pastoral encendió los ánimos más centralistas en contra del Gobierno, que en definitiva lo había nombrado. Entre otras apreciaciones afirmaba Morgades:
Ya que con una paciencia apenas concebible sufrimos hace tanto tiempo el yugo de ser administrados, enseñados y juzgados en castellano, lo cual nos perjudica gravemente, seamos exigentes al menos en ser instruidos en catalán en lo que mira al cielo15
Ante las críticas, el Gobierno insiste en restar importancia a lo acontecido; no obstante, bastaba con ojear la reacción de la prensa y exceptuando diarios como La Veu de Catalunya, de evidente sesgo catalanista, el revuelo ante las declaraciones es total. Romero Robledo, el gran y antiguo adversario de los silvelistas, era el que, de una forma u otra, había conseguido mantener, desde el bando conservador, una postura más radical en contra de las apreciaciones de Morgades.16 Haber dado espacio a Polavieja y a Durán y Bas, así como haber nombrado al Dr. Robert alcalde de Barcelona, y a Morgades, obispo de la ciudad, todos ellos catalanistas, comenzaba a redundar en un enorme coste político. Dato, tras la dimisión de los ministros catalanes, todavía mantendría una posición favorable hacía la descentralización administrativa.
Que Dato y el Gobierno entendieran el problema catalán como una circunstancia puramente administrativa, evidenciaba la poca visión con que el estamento político del país afrontaba el problema. No existía una conciencia clara de vínculo existente entre las demandas descentralizadoras y el factor identidad. Las reivindicaciones catalanistas, tras haber trascurrido casi diez años desde las Bases de Manresa, habían experimentado una consolidación profunda en la vida política del país. La ?bisoñez? con la que el Gobierno de 1900 parecía actuar, resultaba comprensible en tanto y cuanto, ningún Gobierno había enfrentado una circunstancia con tantos matices y aristas políticas como las que comenzaban a solidificarse en el catalanismo. Prueba de ello es la respuesta de Dato a Cañellas en el seno del debate sobre el asunto:
Hay aquí, Sres. Diputados, un problema pequeño, un problema local, y en este momento de jurisdicción de nuestros tribunales; y en vano el Sr. Cañellas quiere agrandarlo para convertirlo en un conflicto que poder utilizar contra la gestión del Gobierno17
Durán y Bas, político conocedor de la realidad catalana desde ?dentro?, se había percatado de la magnitud del problema apenas unos meses antes de la llegada de Dato a Gobernación. En una carta a Silvela, anterior a la llegada de este al Gobierno, apuntaba:
...aquí el polaviejismo ha vencido al silvelismo solo porque ha hecho declaraciones favorables al regionalismo, lo cual ha producido en este una predisposición a abrazarse con el mismo no por estimarlo su satisfacción final sino como un avance hacia la realización del llamado ideal catalanista...Va acentuándose aquí la creencia de que dentro de breves años sufrirá España una desmembración; este peligro comienza a mirarse como natural y, lo que es más triste, con indiferencia. Se reconoce que Cataluña podrá ser absorbida por Francia, pero lo más alarmante del hecho es que la contestación que se da a los que hacen tal advertencia es la siguiente: peor gobernados que por la gente de Madrid no lo podemos estar...la excitación de los regionalistas de Cataluña, Vascongadas y Galicia, los más peligrosos por su proximidad a Francia y Portugal.18
Independientemente de otros factores, la trayectoria familiar, social, profesional y, por último, política de Dato, explican sus dificultades para entender en toda su extensión los cambios tan veloces que, de forma sutil, se habían generado en torno a la cuestión regionalista, principalmente la catalana.19 Prueba de ello es todo el debate suscitado durante los primeros meses de 1900, que llegaría a una intensidad imprevisible en 1902, con Dato fuera del Gobierno. Maura, Silvela, Lerroux, Sagasta o Romero Robledo, se enzarzarían en el Congreso en una reyerta con origen de unas declaraciones del Dr. Robert durante la toma de posesión del rectorado de la Universidad de Barcelona, del Rodríguez Méndez. En este debate, Silvela disertará, en el seno de un artículo publicado en La Lectura20, acerca de la magnitud real, que la no solución, del problema puede acarrear al país21. Al tiempo que eleva sin complejos al nacionalismo a la escala de ?supra sentimiento de identidad común?22, lo deslegitima políticamente al atribuirle a sus fuerzas representativas una ambigüedad en sus postulados imposible para el establecimiento de unos objetivos claros23. Asimismo, Silvela alertará sobre la inutilidad de una política de concesiones para atraer las fidelidades nacionalistas24.
No negaremos, sin entrar en el angosto debate sobrer el origen del catalanismo se pudiera remontar, como afirma Prat de la Riba en 1906, al movimiento romántico que desde mediados de siglo había trabajado por recuperar la lengua25. Ahora bien, experimenta algunos momentos significativos: la primera, de corte más ideológicopolítico, en 1892, con las conocidas como Bases de Manresa, o el Compendi de doctrina catalanista, de 1895.; durante el paso de Dato por Gobernación en 1899, el proceso estaba ya muy avanzado.
1.1. EL LITIGIO ENTRE DATO Y LA VEU DE CATALUNYA
Ya los prolegómenos del viaje estaban ?regados? de declaraciones y contradeclaraciones en las que se ponía de manifiesto la tensión. Los círculos catalanistas no dejaron de verter amenazas y advertencias al hacerse pública la intención de Dato de viajar a la región; asunto este, que al regreso a Madrid, el ministro habría de afrontar, sobre todo, con sectores de prensa próximos al boicot recibido. Fue el caso de La Veu de Catalunya26. La polémica con este diario enrareció de forma tangible el ambiente político. El Gobierno, por una parte y, los catalanistas, por la otra, ambientaban los antecedentes de la visita de Dato; bien con la cuestión identidad, bien a la cuestión social. En este sentido, la promoción de la aureola catalanista tomaba la delantera a todos los esfuerzos que Dato invertía en enmarcar la visita dentro de su plan de ?reformas sociales?, en el que estaba inmerso en esos momentos.
La polémica con la publicación catalana se secuencia en varios estadios. Lo que aparece en La Veu de Catalunya, como una información relativamente neutra que acerca de la prevista visita de Dato, se convierte al cabo de los días, en un auténtico duelo entre ministro y la publicación, el cual se prolongará tras el regreso del ministro a Madrid. Entrado el mes de mayo aparece publicado en el diario:
El señor Dato desea hacer un viaje a Barcelona, accediendo a la invitación que le ha dirigido la Comisión del Fomento del Trabajo Nacional y a los deseos de las Asociaciones obreras, con el objeto de examinar personalmente las necesidades de la industria barcelonesa y lo que afecta a las reformas sociales.
¡En caso de serle posible, el señor Dato irá a Barcelona por el mes de mayo!27
Publicando al día siguiente:
El Señor Dato piensa venir hecho un Maquiavelo. Convidado, según él dice, por el Fomento, vendrá a explorar...o a ?explotar? (no lo sabemos bien) las aspiraciones obreras para resolver la cuestión social.Si es que se nos quiere mostrar una autoridad superior del poder central, tampoco hay ninguna necesidad. El poder central aquí está dignísima y cumplidamente representado....Lo que no es exacto es que el Fomento del Trabajo Nacional haya solicitado del Gobierno la venida del Señor Dato. Lo que hay de cierto es que el Fomento hizo presente al Gobierno la conveniencia de que antes de redactar el ministro el reglamento del trabajo de las mujeres y de los niños, abra una información entre obreros y patronos.
Aprovechando esta ocasión, el señor Dato ha determinado venir a Barcelona, para los fines que él sabrá.28
Dato envía un telegrama al director de La Veu de Catalunya:
Ministro de Gobernación al Director de La Veu de Catalunya.
A pesar de los esfuerzos que hace su periódico y algunos otros de esa capital, para que a mi llegada se produzcan manifestaciones de desagrado, tengo la seguridad de que estas no se realizarán, pues conozco bien las condiciones de hidalguía y caballerosidad de los habitantes de esa culta ciudad y estoy seguro de ser recibido con el mayor respeto que merecen representantes del Gobierno, que quiera ponerse en comunicación con una de las provincias más importantes de España. Por eso no desisto del viaje, a pesar de los consejos que tiene V. la bondad de darme.29
Continuando con la polémica publica el rotativo:
El estado de opinión de Catalunya no lo hemos creado nosotros; Nos limitamos a explicarlo. Quien lo ha creado es el Gobierno que ha faltado a todas sus promesas,... ¿Qué ha hecho Dato para atraerse las simpatías y el aplauso de Cataluña? ¿Ha deshecho, por ventura, el caciquismo, como había prometido en la oposición? ¿Ha reformado las leyes provincial y municipal en sentido autonomista? ¿Ha luchado por el concierto económico?... 30
Lo cierto es que toda la polémica entre Dato y la Veu de Catalunya, consiguió establecer un punto de referencia para la evolución del reivindicativo y publicitario del catalanismo más radical. El diario había conseguido vincular el contexto reivindicativo con la generalidad del ?problema? catalán. En el maximalismo creciente en el que se desarrolla el debate, Dato hace llegar sus quejas a la Regente en una carta en la que figura una copia del escrito que de su puño y letra hace llegar a La Veu, así como algunos recortes publicados en la misma31. No conviene olvidar que el que había sido director del polémico diario, era el principal sospechoso de organizar la ?pitada? que sufrirá Dato durante todo el periplo por Cataluña; hablamos de Cambó32.
2.MAYO DE 1900; LA VISITA DE DATO A CATALUÑA. EL COLOFÓN DE UNA CRISIS
El proceso derivado del ?Tancament de Caixes?, trajo tras de sí, como ya hemos afirmado, una órbita reivindicativa que, materializándose en un marco de protestas generalizadas, determinó de forma absoluta el rumbo del primer gobierno de Silvela. En este proceso, cobra especial significación para recordatorio nacionalista actual, la visita de Eduardo Dato a Cataluña. Así, mayo de 1900 se presentaba ciertamente turbulento. Sobre la mesa del Consejo, una propuesta; la visita del ministro de Gobernación a Cataluña con el fin de gestionar, in situ, una conclusión definitiva de la crisis. Fue tal su recibimiento, que el propio Dato se quedó estupefacto ante la hostilidad manifestada por los opositores al Gobierno. El carácter del que estaba impregnado la protesta se fanaba en intensidad con respecto a las que a lo largo del país, estaban produciéndose con motivo del procesamiento de Paraíso y otros líderes de la Unión Nacional. La cúpula de la organización publica la siguiente nota de protesta ante los hechos:
El Gobierno acaba de realizar dos actos que merecen enérgica protesta. Ha procesado a las personas que constituyen el Directorio de la Unión Nacional, inventando un delito que no está en ley alguna, y para cuya invención pidió ayuda a una circular del fiscal del Tribunal Supremo. Y no satisfecho aún de tal extra-legalidad, violenta la cobranza de la contribución e impuestos a espaldas de las Cortes, que acaba de abandonar, y sin oír siquiera al Consejo de Estado.
El nuevo reglamento es una verdadera extralimitación de la potestad legislativa33
Era evidente que Dato no iniciaba su visita a Cataluña en un momento distendido. Su llegada a la ciudad se produce el 4 de mayo. A su recibimiento, habían acudido numerosas personas, que haciendo gala de un manifiesto descontento, comenzaron a silbar y a proferir gritos en contra. El Diario de Tortosa recoge:
En la estación de Barcelona esperaban al viajero, todas las autoridades, el obispo, los generales, jefes y oficiales de la guarnición y la plana mayor del partido conservador.
Al apearse del tres, se oyó un nutrido aplauso.
El ministro salió del andén a la plaza de la estación...Al aparecer Dato en la plaza, se oyeron algunos silbidos.
El general Delgado mandó retirar la fuerza que formaba en los alrededores de la estación y entonces se oyeron vivas a Cataluña y a otras cosas.
La policía repartió sendos garrotazos y detuvo a 17 de los más alborotadores.34
En todo momento, Dato, trataría de minimizar los hechos, afirmando que su recibimiento fue correcto y respetuoso, y que solamente se escucharon ?algunos? silbidos.35 No era plenamente consciente de la magnitud y apoyo social real del que gozaban las protestas36; he aquí una cuestión para el debate. El hecho de que tanto Dato como Silvela y Villaverde constituyeran un núcleo ?duro? para la revitalización del sistema turnista, no evita que desde el catalanismo más activo se fuera configurando una espiral útil para sus intereses políticos. En este sentido, para la obtención de réditos políticos por parte de los catalanistas, era necesaria una circunstancia que propiciara un salto cualitativo en la intensidad de las protestas; que estas llegaran, incluso, a nivel institucional. Esta circunstancia vendría propiciada de forma providencial por la visita de Dato a la región.
La Veu de Catalunya afirmaba, tratando de caldear un ambiente ya hostil.
En resumen, la llegada que ha hecho a Barcelona el señor Dato, refleja con bastante exactitud el estado de ánimo dominante en Barcelona.
Si el Señor Dato ha tenido tiempo y serenidad para reflexionar, de su llegada no hay duda de la impresión del divorcio completo, absoluto, entre Barcelona y el gobierno que él representa... Barcelona, la gran ciudad que tiene medio millón de habitantes y que en riqueza y en cultura es la primera de España, no ha figurado para nada en la recepción hecha a Dato.
Ni el Fomento, ni El Ateneo, ni la Económica, ni ninguna de las entidades que representan la industria, el comercio, el trabajo, la cultura de nuestra tierra, tenían representación esta mañana en la estación..
No lo ha tomado el señor Dato como un desaire a su persona...No es de él, personalmente, de quien se aparta Barcelona y Cataluña entera; el caso es mucho más grave, de quien se va apartando cada día más es de los que gobiernan el Estado..37
Más allá de las protestas a pie de calle, la ausencia de autoridades y representantes colectivos, en la recepción al ministro, cobra relevancia y era sintomático del estado de ánimo. Que Rusiñol, en representación del Fomento del Trabajo Nacional, Domenech i Montaner, presidente del Ateneo, el Dr. Robert, alcalde dimitido de la ciudad y en ese momento presidente de la Asociación Barcelonesa de Amigos del País, o Estanislao Torres, el presidente de la Liga de Defensa Industrial y Comercial, no acudieran al recibimiento de Dato a su llegada a Barcelona, reflejaba una inclusión de las instituciones en el conflicto nada prometedora de cara a una solución38.
Un claro ejemplo de la situación de crisis que la visita de Dato propiciaba, lo tenemos en el Fomento del Trabajo Nacional. Las discusiones en el seno de la presidencia de dicha entidad con respecto a la posición que, como tal, debía adoptar ante la visita del ministro, resulta esclarecedora y paradigmática de una situación que se repetía en otros organismos e instituciones. Hasta el día anterior de la llegada de Dato a Barcelona, se discute en la directiva de la institución la asistencia, o no, al recibimiento del ministro. De los miembros de dicha directiva, Noguera y Cabot se mantenían contrarios a asistir. No así Carbonell, Costa y Planas. La división se hacía patente39. Pese al carácter industrial de la institución, se ponían en liza, en esta ocasión, componentes vinculados a la descentralización política y administrativa, ganando cohesión el credo de identidad propia40.
Aunque de forma un tanto improvisada, existía una campaña enfocada a que la sociedad catalana consiguiera suficiente representación en el Parlamento de Madrid. El objetivo era acabar con el caciquismo de los partidos en Barcelona. Para ello era necesario excitar la calle. Por una parte, la prensa catalanista se moviliza contra la llegada de Dato a la ciudad. Por otra parte, la prensa de tirada nacional resta importancia en la mayor parte de los casos a los incidentes, tratándolos de aislados41. El propio Dato, aun admitiendo la existencia de algunos incidentes esporádicos previos, declara que el himno nacional, la Marcha Real, se toca ?sin la menor protesta?42. Cuestión de versiones.
Llegado el 5 de mayo, la Liga Popular invita a Dato a la Exposición de Productos del País, que celebra durante esos días en Badalona. Además de esto, la Liga, también organiza un banquete en el ayuntamiento de la ciudad43 en honor al ministro, con más de doscientos asistentes. Pudiera parecer que el objetivo que la Liga se planteaba era resarcir a Dato del aciago trago que había pasado el día 4, a su llegada a Barcelona. Los ataques a Dato ponen el acento en la supresión del clientelismo44, poniendo en duda su determinación real del ministro para acabar con dichas prácticas. Crítica especialmente dañina para un gobierno que había hecho bandera del regeneracionismo de la política.
A partir de este momento, la dura realidad comenzaría a imponerse en un periplo que resultaría poco menos que angustioso para el ministro. El día 6, se producía un nuevo incidente en el Liceo de Barcelona. Dato había rehusado, consciente de la tensión que esto podía acarrear, una invitación para asistir a una función en el Liceo que le había hecho llegar el exalcalde Milá y Pi. Al inicio de la función, situado en el palco el general Delgado, el público, creyendo que era Dato, prorrumpió con una sonora pitada. Al percatarse de su error, los asistentes guardaron de nuevo silencio, pero poco más tarde, a la llegada del ministro, volvieron a reproducirse las protestas, proliferando gritos de ?fuera? y silbidos45. Finalmente, unos cuantos manifestantes exaltados persiguieron con sus protestas el carruaje en el que Dato se retiraba.
Pese a las dudas en cuanto al número real de participantes, lo cierto es que la partida política había derivado en beneficio de los catalanistas. En este sentido, un artículo aparecido en La Vanguardia pone de evidencia el avanzado estado de insumisión al que el Gobierno se enfrentaba, acusándolo de pretender dividir a la sociedad catalana, vituperando de forma casi personal a Dato y justificando la ?gran hostilidad de la ciudad ante la visita? 46. Paradójicamente, Dato perseveraba como firme partidario de una descentralización paulatina de la administración. Así, tratando de justificar la ineficacia de las políticas empleadas ante el conflicto planteado, afirma:
Todo depende de que se nos juzga como a un Gobierno en circunstancias normales, olvidando que hemos debido atender en primer término y sobre todo a liquidar nuestros desastres, asegurando el orden interior y la solvencia del Estado....y conceder a los organismos provinciales y regionales todas aquellas facultades necesarias para resolver los asuntos de interés puramente local o provincial.47
En un círculo más informal también afirma, tratando de justificar la letanía de las reformas prometidas:
Existe extendida la semilla del separatismo y es de todo punto necesario impedir que fructifique, tomando medidas radicales.
El Gobierno reconoce las deficiencias de la administración española, pero no puedo hacerlo todo do un golpe.48
Los días posteriores, hasta el 9, en que Dato remprendió la vuelta a Madrid, constituyeron un tortuoso peregrinar por el medio de continuas concentraciones reivindicativas. Montserrat, Manresa, Tarrasa, Sabadell e, incluso, Reus, breve parada desde donde emprende el viaje a Madrid, se convierten en escenarios de continua protesta ante la visita del ministro. En Montserrat, el prior de la comunidad evita con su intervención que un grupo de manifestantes interprete, en presencia de Dato, el himno ?Els Segadors?, el cual pretendían hacer sonar en lugar de la Marcha Real. Ante la frustración de sus intenciones, los manifestantes partieron a Manresa, Tarrasa y Sabadell, para, adelantándose a la comitiva oficial, coordinar actos de protesta.
A Dato solamente le quedaba una arista de la que asirse; las reivindicaciones obreras. Haciendo énfasis en ello, podía conseguir atraer sobre sí un debate que, aun no resultándole beneficioso, resultaría menos contraproducente que el relativo catalanismo impregnado del afán por crear un problema institucional y territorial, de índole mucho más grave. Por otra parte, el debate obrero, constituía una de las fortalezas políticas del Gobierno silvela, el cual, de la mano de Dato precisamente, emprendería un programa de amplias reformas, hasta el momento inéditas muchas de ellas49. Si las protestas conseguían derivarse hacia ese terreno, se conseguiría atenuar el acento catalanista en las algaradas. Así, desde el comienzo de su visita, Dato había procurado enfatizar el carácter legislativo y laboral de su visita, con el fin de asociar la particularidad catalana al elemento febril. En Montserrat, en el libro de firmas que el prior puso a su disposición para que escribiera una reseña, Dato anota:
...una voz de lo alto nos dijo desde el Cielo: ?Amaos unos a otros.? Oigan esa voz los patronos y los obreros, y tendrán mucho adelantado para evitar los conflictos entre el capital y el trabajo. 50
Posteriormente, en la comida, Dato alude específicamente, aunque de forma tenue, al asunto nacional, evocando de nuevo el patriotismo catalán por España51. Tras el episodio de Montserrat, la comitiva del ministro parte hacia Manresa, ciudad eminentemente industrial con una numerosa población proletaria. La ocasión era idónea para establecer un debate de índole social, pero la tracción del asunto nacionalista se convirtió nuevamente en el eje de los acontecimientos. En la recepción oficial, Leonci Soler i March, un reconocido candidato catalanista al Congreso, que en el discurso oficial en el ayuntamiento de la ciudad, este no deja de alternar loas y al tiempo incisivas críticas al Gobierno52. Detrás de estas críticas están las cesiones que Silvela había hecho ante los catalanistas, antes de formar Gobierno; cesiones cristalizadas en la inclusión de Polavieja y de Durán y Bas en el mismo.
Pero también, el recibimiento a Dato por parte de la masa obrera se caracterizó por la indiferencia. No obstante, durante los meses precedentes a su visita, el propio Dato había dado instrucciones claras a los gobernadores civiles y, en concreto, al de Barcelona, para que cualquier conato de protesta que excedieran en lo más mínimo los límites del orden, fuera reprimido con contundencia.53 Que no era una cuestión exclusivamente de orden público también lo evidenciaba que Dato no había dudado en sugerir de un modo ciertamente ?amable?, ?mano izquierda? a los católicos la hora de realizar manifestaciones públicas54.
El final del viaje supuso una auténtica pesadilla para Dato. En su visita a Tarrasa se rompieron todos límites. Tras Montserrat, existían algunas dudas acerca de la conveniencia de realizar una visita oficial a Tarrasa. Algunos asesores, parece ser que informaron positivamente respecto a que sería bien recibido en dicha población55. La información resulto totalmente errónea. Los silbidos estaban presentes como en ninguna de las visitas anteriores, incluso se escuchaban de fondo a lo largo de todo el tiempo que duró la cena con las autoridades. Dentro del habitáculo de autoridades se producía una escena que dejaría perplejos a los asistentes; ante el discurso del alcalde de la ciudad, evocando el amor de Cataluña por ?el resto de las provincias españolas?, se escuchó a viva voz entre los propios comensales un ?Visca Catalunya?, ante el cual no hubo seguimiento por parte de otros asistentes56. El clímax del episodio se produce al recibir los comensales, en el Casino Engarense, donde se celebraba el acto, el aviso de que debían desalojar las instalaciones en apenas cinco minutos por motivo de una multitud exasperada en el exterior del edificio. A Dato se le propone salir por una puerta conducente a una calle aledaña, propuesta que rechaza de forma tajante57.
En Reus, aunque no en una escala como la de Tarrasa, también se produce una sonora pitada de más de quinientas personas. El propio alcalde de la ciudad se confiesa catalanista ante Dato, asegurando, eso sí que las acciones no se realizan en contra de su persona sino lo que representa58. Dato recibe instrucciones de Silvela, sin duda bien informado acerca de la situación real, de regresar de forma anticipada e inmediata a Madrid. Hay constancia de ciertas resistencias por parte de Dato, el cual es partidario de completar el programa de visitas59. Finalmente, se produce el regreso. El Ejecutivo estaba agotando las posibilidades para poder dar resolución a una espiral que se tornaba difícil de controlar debido a la confluencia de demasiados frentes60; catalanismo, huelgas obreras, insumisión tributaria, etc. A ello había que sumar el apoyo al catalanismo por una gran parte de una burguesía otrora de adscripción conservadora, abonando el terreno para un problema que se prolongará durante años y que no verá solución satisfactoria61. La burguesía catalana dispuesta a su total emancipación con su nacionalismo revolucionario y positivista, sobreexcitado por el ?mal govern? de la oligarquía central.
3.EL REGRESO A MADRID. LA ESTELA DE LA TORMENTA
El viaje llevado a cabo por Dato había destapado un nuevo frente político. Las implicaciones y los enredos de todo lo acaecido eran tales, que conseguirán propinar la primera de las punzadas que acabarán con el Gobierno en el plazo de unos meses. Con respecto a los hechos reales producidos durante el viaje de Dato las valoraciones difieren según la fuente. Así, el propio Dato resta importancia a las manifestaciones que desde el primer día sufrió en su contra en la estación de Barcelona62. Por el contrario, los catalanistas explicaban los hechos como un clamor popular en contra del centralismo. También es reseñable que incluso los adversarios más acérrimos del centralismo del Estado, no ponían en duda la valentía política de Dato, al decidir realizar la visita y, al tiempo, sus ?buenas intenciones?. Aunque, pese a todo, era la cara de la élite política española, de la cual los catalanistas pretendían divorciarse63.
Dato habría acudido a Cataluña con el objetivo de afrontar el problema obrero y hacendístico fruto de la reforma fiscal. Con su ambicioso programa de reformas en la mano, era consciente de su capacidad de dar cierta respuesta a las reivindicaciones más persistentes. El error de cálculo hizo que el obrero se convirtiera en un conflicto residual64 a expensas de otros factores de disputa. Las asociaciones obreras apenas hicieron acto de presencia durante la semana que Dato visitó Cataluña, exceptuando los actos en Badalona. Al tiempo, las reivindicaciones descentralizadoras se cohesionaron de una forma más cerrada en torno al elemento identidad, experimentando un salto cualitativo en la articulación de una movilización más activa. Las críticas al Gobierno por la situación generada, implacables. El viaje de Dato había oficializado la disidencia catalanista.
3.1. A PROPÓSITO DE DURÁN Y BAS
El revuelo causado por el maremágnum del viaje de Dato a Cataluña involucraría al exministro, el cual mantendrá con Dato una tensa relación ?epistolar? a costa de los sucesos. La participación de los hijos de Durán y Bas en algunas de las algaradas a la llegada de Dato a Barcelona, produjo un vaivén de correspondencia entre los dos políticos. El asunto no era una cuestión fácil, pues la relación que Dato había tenido con Durán era fluida y marcada por la afinidad política.
La trifulca política entre ambos tiene su origen en el enfoque que el diario de Madrid El Impartial le daba a la llegada de Dato a Barcelona y a su recibimiento por Durán y Bas, exministro. La columna estaba redactada en los siguientes términos:
Queda demostrado con el viaje del ministro de la Gobernación que si los representantes activos y furiosos del odio a España son los menos, los que les ayudan con sus simpatías son los más de los catalanes. ¿Qué Corporaciones de importancia han acudido ante el Sr. Dato a protestar de los insultos de que ha sido objeto? ¿Qué parte considerable del público se ha puesto del lado del ministro donde quiera que las voces de ¡fuera! y los silbidos saludaban al consejero de la Corona, que en aquel momento representaba el Poder central?.
El Sr. Duran y Bas recibía en la estación al que fue su compañero de gabinete, y a la puerta de dicha estación los hijos del exministro de Gracia y Justicia preparaban la manifestación hostil contra el miembro del Gobierno... 65
La difusión, por parte de la prensa, del recibimiento que los hijos de Durán habían dado a Dato, consiguió general un cruce de correspondencia entre ambos políticos. Dato es el primero en pedir una aclaración a tal información. La perspectiva más grafica de Dato, con respecto a la situación creada de forma para él sorpresiva, se manifiesta probablemente en una de las cartas que le envía a Durán y Bas. Dato, en tono correcto, como en él era de costumbre, no puede ocultar su turbación ante su antiguo compañero en el gobierno:
Mi respetable amigo: no leí periódicos durante mi permanencia en Cataluña; desconocía por tanto, el suelto de El imparcial a que se refiere usted en su grata del 10, pero tan pronto como me enteré de lo que sobre este particular se sirve V. Manifestarme, rogué a los periodistas que desmintieran tan injustificado rumor, lo que han hecho casi todos los periódicos.
Lamento vivamente el disgusto que han proporcionado a V. al atribuir a sus hijos la menor intervención en las groseras manifestaciones de que fui objeto y uno mi protesta a la de V. contra tan calumniosa especie.
...no hemos ocupado el poder en circunstancias normales; entramos a mandar cuando nos hallamos próximos a la bancarrota, cuando era preciso repatriar un ejército de más de 250.000 hombres y cuando los partidos extremos amenazaban con la rebelión. Teníamos que salvar el orden y lo salvamos; debíamos reconstruir la Hacienda y la reconstruimos levantando el crédito del Estado hasta una altura que jamás había alcanzado.
Hicimos las elecciones sin destituir ayuntamientos, sin cambiar Diputaciones, sin la menor mudanza en los funcionarios del orden judicial.
Debilitamos el caciquismo ya que no fuera dable extirparlo de repente. Hicimos deducciones en el ejército y en la Armada, pusimos a contribución la Deuda del Estado y echamos las bases para hacer de la Administración una carrera.
...Hemos hecho en ese año lo que ningún partido había intentado en largos periodos de dominación.
No hay pues razón para que en Cataluña se indignen contra el actual Gobierno, ni creo yo que deban atribuirse a otra cosa que a una propaganda peligrosísima.
Pudo mi viaje no ser medida prudente de gobierno; yo lo creo hasta providencial; pero no cabe desconocer la rectitud de mis intenciones y la sinceridad de mis propósitos. Creíamos dar a Cataluña una prueba de simpatía y de desinterés. Estaría mal escogida la ocasión, sería inoportuno el intento, ¿pero, podrán en ningún caso justificarse los soeces insultos, los groseros ataques, las indignas manifestaciones de Barcelona, de Manresa, de Tarrasa y de Reus? У ya que se produjeron, ¿no es verdad, querido Don Manuel, que podía esperarse una protesta general, inmediata, enérgica, contra los autores de tan incultas manifestaciones? .... ¿Se me silbaba a mí personalmente? Lo celebro, porque eso importa poco al país. ¿Se silbaba a los hombres del actual Gobierno? Eso ya es más sensible, pero tampoco acarrearía graves consecuencias. ¿Se silbaba al Gobierno de España, a la unidad de la patria, a lo que ahí llaman algunos Estado Español? Eso no quiero creerlo porque siempre fueron acogidas con aplausos las frases dedicadas a ensalzar el sentimiento de la Patria.
...Perdone V. la molestia que le ocasiono con la lectura de tan larga epístola y cuente siempre con el sincero y respetuoso afecto de su atento amigo S.S. 66
Duran i Bas no era catalanista; su hijo Lluis, sí; no obstante y pese a ello, su papel político contribuyó, de forma paradójica, a prosperar las tesis políticas catalanistas67. El propio Prat de la Riba afirmaba en este sentido:
Un día, el padre de Durán (y Ventosa), maestro mío muy estimado, en aquel despacho escenario de su verdadero ministerio, sentado en el sillón que, todavía hoy, cuando su hijo lo ocupa, veo lleno de su figura venerable, nos hablaba de nación y nacionalidad. Él no se avenía con estas ideas, le espantaban, le amedrentaban. Nosotros le escuchábamos con el respeto con que siempre hemos oído su palabra: respecto filial de hijo, por su sangre el uno, de hijos por su inteligencia los dos.68
Tiempo atrás, en noviembre de 1899, Dato y Silvela habían planteado férrea defensa de la trayectoria política y del quehacer de Durán y Bas. La respuesta de Silvela, era introducida por el propio Dato, como ministro de Gobernación. No obstante, para De Palacio era evidente el separatismo militante de Durán y Bas. Prueba de ello, eran los recibimientos que con grandes aplausos había recibido por entidades de obvia filiación catalanista, por las calles de Barcelona69. Silvela responde:
El Sr. Durán y Bas tiene sus ideas favorables al mantenimiento del régimen foral en derecho civil, y al mantenimiento de la descentralización administrativa en el régimen administrativo; pero el señor Durán y Bas ni ha sido, ni es regionalista; y aun cuando lo fuera, habría que protestar enérgicamente contra la idea de que pudiera ser separatista y que pudiera haber en sus doctrinas, ni en nada que a él pudiera referirse de ninguna suerte, ideas que quebranten su nunca desmentida lealtad a la Patria, siendo verdaderamente una injuria y una verdadera calumnia, cuando se habla de separatista, citar a un hombre que acaba de desempeñar el cargo de ministro de la Corona, y con la mano sobre los Evangelios ha prestado juramento a ser fiel y leal a la Patria... 70
Hasta la visita de Dato a Cataluña, ningún Gobierno había vivido en primera persona unas protestas de tal magnitud concernientes a este asunto. Las cartas de Dato a Durán no dejan duda. Esta situación resultaba especialmente violenta para el ministro. Esto resultaba revelador de la amplitud que iba cobrando el problema. Frente a Dato, como hemos podido comprobar, confluirían multitud de factores en clave frentista. Su marcha, precipitada por las indicaciones de Silvela, se produciría el 9 de mayo; no obstante, el 12 del mismo mes, debido a la intensidad y violencia de los que iban adquiriendo los altercados, se decretará el estado de guerra en Cataluña y en Valencia. La visita de Dato a la región, suponía un salto cualitativo en la percepción de ?ingobernabilidad? que se recibía en la sociedad sobre Cataluña, desde algunos años atrás. Es la antesala del ?avispero catalán?71, en el que el obrerismo y el anarquismo se constituirán en las nuevas amenazas sistémicas y a las que, de nuevo, Dato ha de hacer frente en pocos años.
2. Para entender de una forma comparativa la reforma de Villaverde, vid: Solé Villalonga, Gabriel: La reforma fiscal de Villaverde, 1899-1900. Madrid, Editorial de Derecho Financiero, 1967. ?La reforma de 1900?, pp. 228-232. Y para entender el marco global de la política de Fernández Villaverde, vid: Velarde Fuertes, Juan: Cien años de economía española El siglo que lo cambió todo en nuestra economía: de Silvela-Fernández Villaverde a Aznar-Rato. Madrid, Ed. Encuentro, 2009, pp. 51-66
3. Estatus por el que abogaba Polavieja. Vid: Esdaile, Charles, J: La quiebra del Liberalismo. 1808-1939. Historia de España. Vol. XIII. Ed. Crítica. Barcelona, 2001, pp. 199-200.
4. Camps i Arboix, Joaquim: El tancament de Caixes. Barcelona, Ed. Dalmau, 1995, pp. 5, 55-56 y 59.
5. Paraíso había publicitado, ya en los sucesos de Zaragoza, la huelga fiscal. Ahora en Barcelona, se habían seguido sus pasos con un carácter más ?industrialista?.
6. Martorell Linares, Miguel: José Sánchez Guerra. Un hombre de honor (1859-1935). Madrid, Marcial Pons Historia, 2011, p. 193.
7. El alcalde Robert sería protagonista de un polémico episodio apenas el día de su nombramiento como tal. Un discurso de su autoría, en el que se establecían diferencias craneales entre los catalanes y el resto de españoles, sería la causa. Vid: El Nacional. 16 de marzo de 1899. Citado en: Soldevilla, Fernando: ?El Nacional y el Dr. Robert? in: El Año Político 1899. Imprenta y Fotograbado de Enrique Rojas. Madrid, 1900, p. 101.
8. Soldevilla, Fernando: El año Político 1899...., pp. 261-262. En dicho artículo se pone de manifiesto la tremenda conmoción que causó dicho acontecimiento en toda España, pero también se pone de manifiesto el escaso número de activistas que participaron en los hechos.
9. Llegando a declarar que no se había entonado La Marsellesa. El Globo. 17 de julio de 1899. Núm. 8.630, pero lo cierto es que sí se había llegado a entonar por el público. Es más, cuando el comandante francés solicita la interpretación de la Marcha Real, comienzan a proliferar los silbidos y abucheos. El estupor en el Gobierno, aunque Dato y otros miembros del mismo lo nieguen, es constatable.
10. Un ejemplo gráfico de esta estrategia por parte de Dato ante los ataques de Romero Robledo: El Adelanto. 25 de julio de 1899. Núm. 4314:
?(...) El señor Romero Robledo, elocuentísimo, condena las continuas declaraciones del gobierno contra la importancia del separatismo catalán. Hace revelaciones que producen sensación: dice que existe en París un comité catalán separatista. El señor Dato lo confirma, diciendo que es anterior al manifiesto del general Polavieja (...)?
11. Real decreto admitiendo la dimisión presentada por D. Eulogio Despujol, Capitán general de Cataluña. Gaceta de Madrid. Núm. 363, de 29/12/1899, página 1019. Departamento: Ministerio de Guerra
12. El gobernador civil de Lérida.
13. Servicio Documental del Congreso de los Diputados (SDCD). Diario de Sesiones. Serie histórica. Legislatura 1899-1900. 05-02-1900. Núm.121, p. 1.127.
14. Al parecer, Morgades se habría mostrado solícito a mediar y calmar los ánimos en Barcelona ante la visita de Dato. Su mediación resultó de nula eficacia, como podemos apreciar. Ángeles Lario atribuye esto al posible incumplimiento de algunos acuerdos alcanzados entre el gobierno y el obispo. Vid: Lario González, Ma Ángeles: El Rey, piloto sin brújula: La Corona y El Sistema Político de la Restauración, 1875-1902. Prólogo de Javier Tusell. Madrid, Biblioteca Nueva, 1999, p. 390.
15. Soldevilla, Fernando: El Año Político 1900, p. 27. La posición de Morgades tras su nombramiento como obispo de Barcelona, aparece explicada en: Balcells, Albert: Cataluña contemporánea II: 1900-1939. Madrid, Siglo XXI de España Editores, 1984, pp. 65-68.
16. Vid: El País: ?El nacionalismo al descubierto?. 21 de diciembre de 1900. Portada. Núm. 4.578
17. SDCD. Diario de Sesiones. Serie Histórica. 06-02-1900. Núm.121. P. 4.119
18. Carta de Durán a Silvela de5 de enero de 1899. Arxiu Duran i Bas. Citado en: Riquer i Permanyer, Borja: Escolta, Espanya: la cuestión catalana en la época liberal. Marcial Pons. Madrid, 2001, p. 177. Riquer, en las páginas siguientes muestra algunas otras cartas de Durán, ya de 1901, dos años posteriores, en las que el político reflexiona acerca del apoyo que las ?clases alejadas de la política? prestan en esos momentos al regionalismo, debido a la frustración generada por los gobiernos de Madrid. Ver: Archivo Nacional de Cataluña (ANC), Tipo de fondo Personales ANC1-90 / Manuel Duran i Bas - Luis Duran y Ventosa: ?Carta de Durán a Teodoro Llorente del 5 de julio de 1901?
19. García Carrafat, A: Prat de la Riba. Mensaje de los cinco presidentes catalanes a la reina 14-XI-1898. Barcelona, Hijos de Domingo Casanova, 1917, p.- 82-84. Citado en: Andrés-Gallegú, José: ?Los grupos políticos del 98?. Hispania, 38 (1978), pp. 135-137. José Andrés Gallego explica el proceso por el cual numerosas instituciones catalanas del ámbito de la empresa y el comercio, sin vínculos fehacientes con el nacionalismo, acaban identificándose con este, pasados pocos años. Hablamos de El Fomento del Trabajo Nacional, La Liga de Defensa Industrial y Comercial, El Ateneo de Barcelona, el Instituto Agrícola de San Isidro, etc.
20. Silvela y De Le Vielleuze, Francisco: ?El catalanismo y sus alivios?. La Lectura. Revista de Ciencias y Artes. 13 (1902) Imprenta de la Viuda e Hijos de Tello, pp. 4, 2, 131.
21. Ídem. P. 4:
?(...) es ya una dificultad que nos perturba, y puede llegar a ser un obstáculo que entorpezca la marcha regular de nuestro régimen parlamentario (...)?
22. Ídem. P. 2:
?(...) el catalanismo es ante todo y sobre todo una agitación, un separatismo, una diferenciación,...de raza, leyendas y remembranzas de glorias propias y de agravios ajenos (...)?
23. Ídem. P.- 131:
?(...) Ellos no son ni serán nunca un partido....el solo objetivo de mantener viva la agitación y las pasiones de los que les envían (...)?
24. Ídem: p. 131:
?No debe, en nuestro sentir, fundarse la menor ilusión acerca de que la política de concesiones atraiga a los catalanistas militantes (...)?
25. Fusi Aizpúrua, Juan Pablo.: ?Los nacionalismos y el estado español: el siglo XX?. Cuadernos de Historia Contemporánea, 22 (2000), p. 23. Fusi aclara que anteriormente al catalanismo plenamente constituido, existían una conciencia catalana singular, arraigada en la población. Ver: p. 25.
26. La Veu de Catalunya nació como semanario político en 1891. Al pasar a ser dirigida por Prat de la Riba en 1899, se convierte en diario y en el órgano difusor de la Lliga Regionalista.
27. La Veu de Catalunya. Barcelona, 16 de abril de 1900. Núm. 467. Artículo publicado originariamente en catalán. Trascribimos la traducción.
28. La Veu de Catalunya. Barcelona, 17 de abril de 1900. Núm. 468
29. Archivo General de Palacio. (AGP), Sección Reinados, Fondo Alfonso XIII. Cajón 1., Exp. 2- A. Dato, Eduardo: El ministro de la Gobernación al director Veu Barcelona?, mayo de 1900.
30. La Veu de Catalunya. Publicado 1 de mayo de 1900. Núm. 482 ?Telegrama del Senyor Dato?. Cabe aclarar que La Veu de Catalunya no era la publicación más crítica con el Gobierno, aunque tal vez era la que gozaba de un mayor grado de repercusión: Véase, por ejemplo: La Esquella de la Torratxa. 11 mayo de 1900. Núm. 1113, p. 4, en la que se ironiza de forma cruenta acerca del ministro de Gobernación:
?(...) En apariencia su nombre no dice nada: Eduardo Dato Iradier; tres palabras vulgares, sin valor de ninguna clase (...)?
31. Archivo General de Palacio. (AGP), Sección Reinados, Fondo Alfonso XIII. Cajón 1., Exp. 2- A. Dato, Eduardo: ?Carta de Dato a la Reina?, 1 de mayo de 1900.
?Señora.
(...) tengo el honor de elevar a V.M en cumplimiento... la copia del telegrama que dirigí al director de La Veu de Catalunya y el estímulo que motivó dicho telegrama (...).
Eduardo Dato?
32. Ver nota 65, de este mismo trabajo.
33. Soldevilla, Fernando.: El Año Político, 1899., p. 142.
34. El Diario de Tortosa: órgano del Partido Liberal-dinástico. 5 de mayo de 1900. Núm. 5214. P. 2
35. Ibidem.
36. El Imparcial. 9 de mayo de 1900. Núm. 11.876. Este diario, en su p. 3, informa sobre la llegada de Dato a Tarrasa, recogiendo unas afirmaciones del ministro:
?El ministro, destacándose de sus acompañantes, metióse entre los grupos, ordenando a los guardias civiles que se retirasen y diciendo:
¡No necesito para la defensa y guarda de mi persona a la fuerza pública. Me basta con la nobleza del pueblo de Tarrasa! Este arranque del Sr. Dato impresionó a la multitud, que rompió en aplausos (...)?
37. Artículo publicado en La Veu de Cataluña, citado en: El Diario de Tortosa...; p. 3
38. Fomento no dejaba de ser una confederación empresarial y, como tal, se posicionaba en la defensa de los intereses de sus miembros frente a la política fiscal del nuevo gobierno. Ahora bien, la representación institucional jugaba un papel más político
39. ?Acta de la sesión celebrada por la Junta Directiva el día 3 de mayo de 1900?. Barcelona, 3 de mayo de 1900. Secretaria y Documentación del Foment del Treball Nacional. Actas: JD FTN 03.05.1900.
40. Las controversias en el seno de la Junta Directiva del Fomento del Trabajo, así como las demandas a Madrid, giraban, frecuentemente, en torno a la descentralización.
41. La Correspondencia Militar (5 de mayo de 1900. Núm. 6784) destaca la corrección de los actos desde la misma llegada de Dato a la estación. Recoge declaraciones del propio Silvela, en las cuales manifiesta su desconcierto por la información falsa confusa que algunos diarios hacen de la recepción que se hace a Dato en Cataluña. Destaca la mención positiva que el ministro hace al Ejército en una de sus declaraciones. El diario La Epoca (5 de mayo de 1900. Núm. 17.926) hace más énfasis en la frialdad con la que el político es recibido, ?ausencia de aplausos?, etc. De los diarios nacionales, El Liberal (5 de mayo de 1900. Núm. 7.517), destaca, la presencia de estudiantes catalanistas en las proximidades, generando tensión y obligando a extremar las medidas de seguridad.
42. El Correo Militar del 5 de mayo de 1900, núm. 7.317, p. 2, recoge las declaraciones de Dato. No obstante, la incidencia que el diario enfatiza gira en torno a una provocación realizada por algunos estudiantes a un grupo de militares, a la cual estos responden con contundencia.
43. SoLDEViLLA, Fernando: El Año Político, 1899..., p. 131.
44. La Campana de Gracia. 5 de mayo de 1900:
?En Dato vé á Barcelona; en Dato, el ministre de las trampas electorals (...)?
45. SoLDEViLA, Fernando.: El Año Político 1900..., pp. 131-132.
46. ?Viaje del señor ministro de la Gobernación?. La Vanguardia. 6 de mayo de 1900. Núm. 6.106. p. 4. En la página 5 del mismo diario, Dato declara vigentes los propósitos descentralizadores del Gobierno.
47. Idem, p. 5
48. Declaración recogida en El Liberal. Madrid, 8 de mayo de 1900. Núm. 7.520.
49. Para profundizar más en las reformas legislativas promovidas por Dato, véase: García-Moncó, Alfonso et Valle, José Manuel del: Eduardo Dato Iradier. Presidente del Consejo de Ministros de España. ?La reforma social?. Madrid, Ediciones Cinca, 2014.
50. La Correspondencia de España. 7 de mayo de 1900. Núm. 15.434- p. 3. Asimismo, en este mismo diario se recoge la noticia de la orden de Dato para que fueran puestos en libertad los detenidos en el Liceo.
51. Ibidem.
52. Véase: La Época. 8 de mayo de 1900. Núm. 17.895.
53. Archivo Histórico Nacional (AHN). fc_m°_Interior-a. Gobernación. Leg. 63. Expte. 12: Dato, Eduardo. ?Carta de Dato a los gobernadores civiles?. Madrid, 8 de febrero de 1900.
?(...) No autorice ni consienta manifestación de ningún género en la vía pública. Permita reuniones en locales cerrados. Es preciso evitar a todo trance que se altere el orden público. .adopte V.S. cuantas medidas de precaución le sugiera su celo; concentre guardia civil donde sea conveniente y póngase de acuerdo con autoridad militar (.)?
En otras cartas, el propio Dato, conmina a los gobernadores a actuar de forma tajante en este sentido, sobre todo teniendo en cuenta la proximidad del 1 de mayo, fecha especialmente significativa en las reivindicaciones obreras.
54. AHN. Fc_M°_Interior-A. Gobernación. Leg. 63. Expte. 12: Dato, Eduardo: ?Circular telegráfica a los gobernadores?, Madrid 12 de agosto de 190
55. Soldevila, F.: El Año Político 1900..., p. 139
56. Idem, pp. 140-141.
57. Ibidem.
58. Idem, P. 43
59. El Heraldo de Madrid. 9 de mayo de 1900. Núm. 3.466, p. 2. En este sentido, habría tenido lugar una tensa conversación entre Silvela y el ministro.
60. AHN. Fc_M°_INTERiOR-A. Leg. 60. Exp. 8-9. ?Nota sobre suspensión de garantías constitucionales y declaraciones de estado de guerra en la provincia de Barcelona, desde 1 de enero de 1898 hasta marzo de 1906?.
61. Como afirma Ramos Oliveira con respecto al camino emprendido por la burguesía en Cataluña: ?(...) dispuesta a su total emancipación con su nacionalismo revolucionario y positivista, sobreexcitado por el mal govern (sic) de la oligarquía central (...)?, in: Oliveira Ramos, Antonio: La Unidad nacionaly los nacionalismos españoles. México, Editorial Grijalbo, 1970, p. 89.
62. El mismo día 5 de mayo, Dato habría mantenido conversación telefónica con Silvela, al cual le habría puesto al día sobre los hechos. Según boca del propio Dato, diecisiete detenidos, algunos silbidos, unos cuantos azotes por parte de algunos soldados a jóvenes alborotadores, y poco más. Dato, en todo momento, alude a una exageración intencionada por parte de los medios catalanistas. Véase. El Liberal. 5 de mayo de 1900. Núm. 11.872. p. 2
63. Gent Nova. 6 de mayo de 1900. Núm. 11. P. 2:
?(...) advirtiendo por este motivo al Señor Dato que toda su buena voluntad, si es que esta le guía, resultará estéril porque a sus amigos no les conviene el triunfo de nuestra causa (...)?
El mismo diario menciona, desde una perspectiva crítica, que el ministro hubiera tratado de hacer del asunto laboral el eje central de su viaje.
64. Durante las semanas y los meses anteriores a la visita había recibido algunas cartas de agradecimientos por parte de algunas colectividades obreras. Véase: AGP, Sección Reinados, Fondo Alfonso XIII, Cajón 15. Exp. 2-C. Dato, Eduardo: ?Carta de agradecimiento de unos obreros?, 3 de abril de 1900.
65.Véase: El Imparcial. 9 de mayo de 1900. Núm. 11.876. El principal acusado por protagonizar los altercados, era su hijo Lluis Duran i Ventosa. Desde joven, militará en el catalanismo; había sido secretario de la Lliga de Cataluña y del consejo directivo de la Unió Catalanista, de la cual se separa en 1899 para fundar el Centre Nacional Catalá. Asimismo, será cofundador y primer secretario de la Lliga Regionalista en 1901. Sobre la trayectoria de Lluis Duran, ver: Ribas, Frederic.: Un segón de primera: Lluis Duran i Ventosa, ideóleg pioner del catalanisme. Retrat d'una elit catalanista. Deixebles y hereus de Cambó: vint personatges. Barcelona, Ed. Sunya, 2008, pp. 75-86.
66. ANC. Fondo: ANC1-90. Manuel Duran i Bas - Lluís Duran i Ventosa. ANC1-90-T-75. ?Dato, Eduardo (Ministro de la Gobernación; Ministro de Gracia y Justicia) Correspondencia recibida?. 14 de mayo de 1900. No obstante, el coordinador de la ?pitada? a Dato durante toda su visita podía haber sido Cambó. En este sentido, vid: Navarro Ordoño, Andreu: La región sospechosa La dialéctica hispanocatalana entre 1875y 1939. Barcelona, Universitat Autónoma de Barcelona. Servei de Publicacions, 2012, p. 66. y: García Venero, Maximiano: Historia del nacionalismo catalán. Vol. 2. Madrid, Editora Nacional, 1967, p. 139.
67. El catalanismo, o más bien, hasta dónde podía llegar este, Durán y Bas, es un elemento a debatir. Para Cambó, Durán y Bas no respondía a un perfil catalanista. Vid: Pabón y Suárez de Urbina, Jesús: Cambó, 1876-1918 (1st ed.). Barcelona, Alpha, 1999, p. 103.
68. Prólogo de Prat de la Riba a: Duran i Ventosa, Lluis: Regionalisme y federalisme. pp. XXXIII- XXXIV. Barcelona, Ed. Catalana, 1922. Citado en: Pabón y Suárez de Urbina, Jesús: Op. Cit. p. 103.
69. Archivo del Senado (AS). Diario de Sesiones de Cortes del Senado. Núm. 65, p. 167.
70. Duran i Ventosa, Lluis: Ob. Cit. p. 168.
71. González Calleja, Eduardo: La razón de la fuerza. Orden público, subversión y violencia política en la España de la Restauración (1875-1917). Biblioteca de Historia, n° 34. Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1998, pp. 347-355.
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Esdaile, Charles J: La quiebra del Liberalismo. 1808-1939. Historia de España. Vol. XIII. Barcelona, Ed. Crítica, 2001.
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© 2018. This work is published under https://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/ (the “License”). Notwithstanding the ProQuest Terms and Conditions, you may use this content in accordance with the terms of the License.
Abstract
After the loss of the colonies, the drastic economic reforms undertaken in 1899 by his Government led to a commercial and industrial strike known as ? Tax reform was the impetus of the strike, but when combined with the tension of decentralization, the issue evolved into a true political crisis; this crisis would become part of the nationalist history of Catalonia through the ?protests? and street riots that occurred during Dato's visit to the region in the month of May of 1900. A pesar de los esfuerzos que hace su periódico y algunos otros de esa capital, para que a mi llegada se produzcan manifestaciones de desagrado, tengo la seguridad de que estas no se realizarán, pues conozco bien las condiciones de hidalguía y caballerosidad de los habitantes de esa culta ciudad y estoy seguro de ser recibido con el mayor respeto que merecen representantes del Gobierno, que quiera ponerse en comunicación con una de las provincias más importantes de España. Durán y Bas tiene sus ideas favorables al mantenimiento del régimen foral en derecho civil, y al mantenimiento de la descentralización administrativa en el régimen administrativo; pero el señor Durán y Bas ni ha sido, ni es regionalista; y aun cuando lo fuera, habría que protestar enérgicamente contra la idea de que pudiera ser separatista y que pudiera haber en sus doctrinas, ni en nada que a él pudiera referirse de ninguna suerte, ideas que quebranten su nunca desmentida lealtad a la Patria, siendo verdaderamente una injuria y una verdadera calumnia, cuando se habla de separatista, citar a un hombre que acaba de desempeñar el cargo de ministro de la Corona, y con la mano sobre los Evangelios ha prestado juramento a ser fiel y leal a la Patria...
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