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Introducción
Una de las formas de la práctica docente se identifica con la enseñanza tradicional, siendo ésta de carácter pasivo por parte del estudiante, quien es espectador de lo que el profesor trasmite y plasma sobre un tablero, lo cual, conlleva al aprendizaje memorístico y la dificultad en la adquisición de los conceptos (Cuevas y Pluvinage, 2003). Esto permite cuestionarse acerca de, ¿cómo promover una mejor comprensión conceptual en matemática aplicada, para hacer partícipe al estudiante en la construcción del conocimiento?
Al respecto, investigaciones evidencian que las tecnologías digitales ofrecen gran cantidad de recursos, los cuales, al ser acompañados de una didáctica adecuada, pueden promover una forma activa de construir los conceptos matemáticos (Vergel, Rincón, y Zafra, 2017; Cuevas, Villamizar y Martínez, 2017). Actualmente, la tecnología crece a pasos agigantados, considerada por ello, una variable social que debe enfrentar quien enseña, sobre todo ante una generación de personas que son consideradas nativas del mundo de las tecnologías digitales, es decir, aquel ser humano mencionado por Serres (2014) llamado la pulgarcita, por su capacidad de manejar los pulgares para enviar información, y que por lo general, su aprendizaje está mediado por un artefacto tecnológico digital.
El National Council of Teachers of Mathematics NCTM (2000), menciona que el uso de las tecnologías digitales debe incluirse en las propuestas curriculares, argumentando que las calculadoras y computadoras son herramientas esenciales para la enseñanza, aprendizaje, y desarrollo de la matemática en finanzas y otras áreas y disciplinas, facilitan la producción de imágenes visuales de las ideas matemáticas, la organización y el análisis de datos entre otras más ventajas. En complemento, Cuevas, Villamizar y Martínez (2017) argumentan que las tecnologías digitales deben ser un recurso incluido en las actividades académicas, como herramienta de apoyo que permitan al estudiante enfocarse realmente en los conceptos, razonamientos y resolución de problemas, siempre y cuando vayan acompañadas de un marco didáctico.
Investigaciones proponen actividades didácticas con uso de la tecnología mediante la aplicación de Escenarios Didácticos Virtuales Interactivos o EDVI (Cuevas, Rodríguez y González, 2014; Cuevas y Villamizar, 2015). En el artículo se analizó uno de los problemas de optimización implementados, para introducir al estudiante en la resolución de problemas desde una perspectiva dinámica mediante el diseño y uso de un Escenario Virtual...