RESUMEN
En este artículo pretendemos establecer un estado de la cuestión sobre la evolución de las principales ciudades, villas y otros espacios menores que flanquean Granada, comprendidos entre Guadix y Loja. Para ello hemos hecho uso tanto de las fuentes escritas como de los datos que la Arqueología nos ha suministrado hasta el momento. Y hemos podido constatar cómo los principales espacios siguen una evolución muy similar pasando de husun con albacar a finales del siglo IX a mudun ya en el siglo XI, mientras que el resto de núcleos menores se verán muy determinados por su ubicación en un espacio fronterizo castellano-nazarí.
PALABRAS CLAVES
Guadix, Loja, Moclín, Íllora, Colomera, Montefrío, Zagra, Arqueología Medieval.
ABSTRACT
The aim of this study is to present the state of the question on the evolution of the main towns, villages and other minor settlements that surround Granada from Guadix to Loja. We have made use of written records and archaeological evidence found to date. We are able to confirm that the main settlements follow a common evolution from husun (fortresses) with an albacar (refuge) at the end of the ninth century to that of mudun (towns) by the eleventh century, whereas smaller settlements are conditioned by their location on the Castilian-Nasrid frontier.
KEY WORDS
Guadix, Loja, Moclín, Íllora, Colomera, Montefrío, Zagra, Medieval Archaeology.
1. INTRODUCCIÓN
En este trabajo pretendemos analizar la evolución de los espacios urbanos y protourbanos andalusíes presentes en el surco intrabético que van de Loja hasta Guadix1, y que crean una red de poblamiento de gran relevancia alrededor de la ciudad de Granada. Desde antiguo, esta depresión penibética se convierte en un auténtico eje de comunicaciones en el que podemos diferenciar, además de Granada, su centro neurálgico a partir del siglo XI, dos núcleos, como es el caso de Loja y Guadix. Ambas ciudades se van a convertir en centros articuladores del poblamiento en los territorios que flanquean la capital y van a presentar características muy semejantes en cuanto a su evolución, de hecho las dos se configuran a raíz de un hisn previo. Por otro lado, más adelante, puede observarse un proceso similar en las regiones entre los territorios de Loja y Guadix, donde, a su vez, a partir de elementos castrales (husun) se desarrollan una serie de asentamientos menores, denominados villas, que si bien no llegan a alcanzar el rango de ciudad, presentan rasgos propios del mundo urbano.
Para analizar la configuración y la evolución de estos espacios urbanos, se ha creído oportuno a nivel metodológico, realizar un cotejo entre las fuentes documentales y las evidencias materiales. Así, en primer lugar, se han repasado los diferentes textos escritos, tanto árabes como crónicas castellanas, que nos reportan informaciones relacionadas con el urbanismo, para posteriormente contrastarlas con los datos extraídos que hasta el momento nos ha aportado el registro arqueológico.
Por lo tanto, nuestro propósito es presentar una visión lo más multidisciplinar posible sobre la génesis y las transformaciones que han sufrido espacios urbanos que, pese a que podemos definir como de segundo y tercer orden con respecto a las grandes urbes de al-Andalus, constituyen núcleos fundamentales en el sistema de organización territorial, puesto que desempeñan funciones esenciales en el mismo. De hecho, algunos llegan a ser elementos cardinales de una economía sustentada en la producción agrícola y el comercio, siendo puntos intermedios en las rutas de larga distancia; otros son núcleos habitados que, a consecuencia de la proximidad fronteriza con el Reino de Castilla, se integran en un entramado defensivo organizado en torno a la capital granadina.
2. EL FLANCO ORIENTAL DE GRANADA. GUADIX COMO CENTRO ARTICULADOR
La ciudad de Guadix se ubica en la pendiente septentrional de Sierra Nevada en el denominado surco intrabético. Su emplazamiento constituye toda una posición estratégica de primer nivel, al ser un lugar de obligado paso para ir del valle del Guadalquivir al Levante y de la costa almeriense a la Meseta. Por todo ello, la antigua Acci ha sido siempre un asentamiento de gran relevancia en la historia peninsular.
El proceso de ocupación islámica de Guadix ofrece dudas y datos oscuros. Todo apunta, siguiendo las rutas de conquista, a que ésta se daría en tiempos del hijo de Musà b. Nusayr, 'Abd al-'Aziz2. Nada más nos remiten las fuentes sobre estos primeros momentos, lo único que nos ha llegado es una serie de referencias sobre la realidad tribal o étnica de esta primera población musulmana de Guadix: Fihríes, Gassaníes3, Rabi'íes, de hecho, según Al-Maqqari que sigue a Ibn Galib, había en Guadix un distrito (iqlim) llamado Rabi'a b. Nizar al norte de la ciudad de Guadix, Sa'díes (de Sa'd al- 'Asira) y sobre todo 'uqaylíes que como comprobaremos tuvieron la hegemonía hasta bien avanzada la Edad Media4.
Y es que parece ser que en este asentamiento tendrían una especial preponderancia los árabes yemeníes, como apuntan además de esta última referencia las que incluyen a Guadix en un distrito de yemeníes, Ars al-Yamaniyyin5. Así, no es de extrañar que la ciudad llegue a denominarse madinat Bani Sami, ciudad de los Banu Sam, precisamente árabes yemeníes 'uqaylíes a los que en la primera fitna (c. 889) el caudillo árabe qaysí Sawwar b. Hamdun le reconoce al frente de dicha plaza.
Años después de esto, alrededor del 913, 'Abd al-Rahman III intervendría en la zona para sofocar a estos rebeldes, como nos indica Ibn Hayyan (s. XI): «Luego se trasladó Al-Nasir li-din Allah a los husun de Guadix y sus caudillos huyeron por temor a él, y acampó en hisn Fiñana el viernes 4 de 1awwal»6. Nos reporta así la primera referencia de una serie de castillos que dependerían de Guadix, un territorio que podría ir desde probablemente: Alicún (Liqun), La Peza, Bácor y Guadix el viejo, también conocido como el castillo de Luchena (Purullena) cuya importancia le hace rival del propio Guadix7.
Otro dato que puede resultar interesante es el del número de sabios ya que puede indicarnos que estamos ante un centro de referencia cultural, y por ende evidenciarnos ya un núcleo urbanizado. Así para este periodo altomedieval los diccionarios biográficos árabes nos hablan de dos personajes destacados, dato que aunque parezca exiguo no es nada baladí si se compara con los números del resto de la provincia granadina en los que sólo destaca Madinat Ilbira, la entonces capital de la kura homónima antes de la fundación de Granada8. Ambos intelectuales son del siglo IV H./X y son: Haris b. Ibrahim Abu-l-Yasa'9, mufti de Guadix que recibió clases en Pechina y Cordoba, y Abu Hasim Jalid b. Zakariyya', autor de un relato de viajes (rihla) y encargado de la oración (sahib al-sala)10.
El periodo de taifas va a suponer un aumento exponencial de las noticias sobre Guadix. En éste, el territorio accitano va a estar englobado dentro del emirato que forman los ziríes con capital en Granada11 y se va a convertir en uno de los núcleos más relevantes del mismo. Precisamente, en esta etapa tenemos las primeras alusiones a la existencia de su alcazaba, que aparece como una fortaleza de una entidad considerable, en un texto de 'Abd Allah b. Buluqqin, último sultán zirí, en el que se recuerda la recuperación de Guadix que había sido ocupada temporalmente por el reyezuelo de Almería al- Mu'tasim. El fragmento es el que sigue:
«El encuentro tuvo lugar con magnífica ceremonia y perfecto protocolo, mientras en la alcazaba de Guadix se hallaban reunidos, en ese momento, los visires del rey de Almería y sus más altos dignatarios. Los ataques contra la plaza sitiada arreciaron, y el dinero corrió sin tasa. Según yo mismo vi en un escrito de puño y letra de mi abuelo (¡Dios se apiade de él!), los gastos del asedio agotaron seis cámaras del tesoro, repletas de dirhemes tulutíes»12.
El siglo XII va estar lleno de episodios de agitación como comprobaremos, el primero de ellos es la irrupción por tierras de Guadix de Alfonso I en el 1125 y que creemos que nos suministra datos reseñables hasta ahora no tenidos en cuenta:
«Mandó plantar su campamento y marchó con preparación y llegó y la apretó; luego partió de ella, yendo de un sitio a otro hasta que llegó a la ciudad de Guadix y acampó en el sitio llamado Alcázar, de su campiña a una parasanga de ella. Esto fue al quedar diez días de Sawal (sic) (18 de noviembre). Empezó a urgir a los mozárabes a que bajasen a él, pero se descubrió su secreto ante su aparición. Se preocupó el emir Abu-l- Tahir por su número y su fuerza y se vio impotente ante ello por su muchedumbre y lo lejano de su región. Llegaron a Ibn Radmir, deslizándose por todos los caminos y por todo paso hondo. Aumentó sus hombres y creció su conjunto y apretó a la ciudad de Guadix con ataques por el lado sur y se vio...apretó en su acometida el día siguiente; fueron sobre ella sus flechas y faltó un grupo de...permaneció junto al río en su campamento. La gente de Guadix se vio en grave asedio, pues cogieron los puestos y se establecieron...arrabales contiguos al antemural; se dirigían a ellos piedras y disminuía su número con el tiro y se derrumbaba su antemural »13.
La importancia de este texto reside en que, en primer lugar, nos confirma la presencia de una considerable comunidad mozárabe en la zona, algo ya muy conocido a través de otras publicaciones14. Y en segundo lugar, y más vinculado con el tema urbano que aquí nos ocupa, la existencia ya de arrabales y de un antemural, lo que nos está indicando que a estas alturas debía existir algún tipo de amurallamiento de la ciudad.
Otras referencias que nos llegan en este mismo siglo, en este caso referidas a la alcazaba son de la etapa de transición entre la ocupación almorávide y la almohade cuando, hacia el 1144, un caudillo llamado Abu Ya'far b. Malhan15 se alza con el poder tratando de crear un pequeño emirato que engloba las tierras de Guadix y de Baza. Éste, según los testimonios que poseemos, llegaría a fortificar la alcazaba y a enriquecerse a través de negocios agrícolas16. Hasta ahora desconocemos exactamente las modificaciones que pudo llevar a cabo este Ibn Malhan, pero en cualquier caso es una apunte a tener en cuenta.
Pero el gran impulso, parece darse en época almohade, como apuntan las intervenciones arqueológicas que repasaremos más abajo. La política edilicia y mo- numental del califato de los al-muwahhidun convierte Guadix en una medina consolidada. De tal forma que se ejecutaría una remodelación de la cerca jalonada por nuevos torreones defensivos y se construiría la nueva mezquita mayor emplazada bajo la actual catedral accitana, como detallaremos infra. Por esa época, el geógrafo al-Idrisi (m. 1166) nos describiría Guadix de la siguiente forma:
«Ciudad de mediana extensión, provista de murallas que la circundan, en ella se hacen negocios beneficiosos y hay agua abundante ya que posee un pequeño río de corriente permanente [...] Guadix es una encrucijada (rasif) en la que se reúnen numerosas rutas»17.
La fundación de un reino más reducido, como fue el nazarí, va a suponer una revalorización de las ciudades de mediana extensión, que probablemente crecerán en número de habitantes por la aportación de emigrados procedentes de tierras castellanas. Va a ser entonces cuando la ciudad adquiera su máximo esplendor, siendo una de las piezas claves del reino de Granada. De hecho, el propio soberano Muhammad I se titularía alcaide de Guadix en 1232, como destacó Ibn al-Jatib18.
Del siglo XIV nos llegan dos testimonios más sobre la ciudad de Guadix; el primer de ellos es el del secretario de la cancillería mameluca, al-Qalqa1andi:
«Según el Masalik al-Absar es una ciudad hermosa, magnífica y muy inexpugnable, en la que abundan frutos y huertas»19.
Como vemos viene a reincidir en la idea de las capacidades defensivas de la ciudad y en la presencia de unas huertas que sólo se explican por la presencia de un regadío desarrollado. Pero la descripción más extensa nos la aporta al-Himyari (s. XIV) autor que recoge datos de otros geógrafos anteriores como al-Bakri y al'U 2ri:
«Ciudad situada en al-Andalus, próxima a Granada. Es extensa e importante, fluyen alrededor de ella arroyos y ríos. Su río, a cuya orilla está, desciende desde Yabal 3ulayr20, y se sitúa en su [flanco] Este. Sobre él (el río) tiene molinos que se adosan a su muralla. Abundan en ella las moreras, las uvas, diversos tipos de árboles frutales y olivos. Hay también gran cantidad de algodón. En ella había baños, y tenía dos puertas: una oriental sobre el río y otra occidental sobre un foso. Guadix está rodeada por murallas de piedra, su alcazaba domina sobre ella y está ubicada en su esquina SO. En las proximidades de Guadix, hay una alquería que cuenta con una fuente que da agua siete años y se seca los sietes años siguientes. Se relataba que ésta era conocida desde tiempos remotos y que se habitaba cuando su fuente daba agua y se evacuaba durante [su etapa de] sequía»21.
En ésta, además de elementos legendarios, se aportan informaciones interesantes y aprovechables no sólo desde el punto de vista urbanístico, ya hablaremos de sus puertas y baños, sino también económico. Nos remiten a un paisaje agrario de frutales, olivos, uvas y algodón. Todos ellos serían junto con la explotación de las minas de hierro de Alquife los principales recursos de subsistencia de Guadix22.
Por lo tanto, en resumidas cuentas, podemos trazar ya una evolución de Guadix a través de los textos supra mencionados. Así, de un hisn rector hasta el siglo X, pasa a ser una ciudad integrada en el emirato zirí, una madina considerable en el XII y una ciudad imprescindible en periodo nasri.
Pasando al análisis del registro arqueológico, hemos de subrayar que, ciertamente, tenemos graves problemas para hablar de épocas anteriores a la califal en la ciudad de Guadix, ya que raramente se hallan evidencias materiales que se remonten a estos siglos y cuando lo hacen aparecen de forma lo suficientemente aislada, es decir, no vinculadas a estructuras coetáneas, como para remitirnos al hecho urbano.
Así, de época emiral, sólo contamos con el hallazgo puntual de una cazuela de paredes verticales que tuvo lugar en una intervención de urgencia desarrollada en la calle San Miguel23 donde también aparecieron una serie de estructuras de la etapa califal. Así unos «muros de piedra seca» (sic), un pozo de agua y una moneda en la que se podía leer «Allah». Éstos, junto a algunos hallazgos que tendrán lugar en la alcazaba y que comentaremos más adelante, serán los únicos restos atribuibles al siglo X.
En el siglo XI, nos llegan las primeras referencias de una ciudad ya de gran importancia estratégica y económica dentro del emirato zirí granadino. De hecho, aparece como
«hija de Granada» (bint Garnata)24, recordemos que la primera mención a su alcazaba es de esta época. Precisamente a época zirí parecen pertenecer algunas estructuras que se lograron exhumar en su alcazaba, como el torreón de la puerta SE, sobre las que nos extenderemos más adelante.
Pero la mayor parte de la estructura urbana de Guadix debe atribuirse al periodo almohade; así la cerca, barbacanas y los torreones y, en definitiva, un programa de reforzamiento de las defensas se erigen en esta época, y la mezquita mayor también podría fecharse en ésta. Se asientan, pues, las bases sobre las que se desarrollaría la gran ciudad nazarí.
Pasamos a describir la estructura urbana a través de los restos emergentes y las intervenciones llevadas a cabo. Todo parece indicar que la cerca de la madina accitana iría reforzada por una serie de torreones que en la mayoría de los casos han sido fechados en el siglo XII-XIII. De éstos el mejor conservado es el denominado Torreón del Ferro que se encuentra situado en el ángulo NO de la muralla. Fue construido en tapial de calicanto sobre una zarpa de mampostería y alcanza una altura máxima de 17 m aproximadamente que hace que se yerga dando la bienvenida al que llega a la ciudad por su lado O. Actualmente ha sido restaurado, tras una intervención arqueológica que ayudó en gran parte a contextualizarlo y que reflejó de forma más nítida su función de vigilancia de los accesos a la ciudad y como punto estratégico de abastecimiento de agua25.
Desde aquí, la muralla continuaría su recorrido a las espaldas de las actuales casas de la calle San Miguel hasta engarzar con la alcazaba por su lado O. De hecho diferentes intervenciones han dejado a la luz paños y torres. Y es que en este flanco O habría hasta ocho torreones, de los que algunos aún se pueden intuir por el trazado de la calle e incluso se conservan insertos en construcciones modernas.
El sector N de la muralla partiría desde el torreón del Ferro en un recorrido fácil de intuir por las fachadas de la avenida. En esta misma calle quedan al descubierto los restos de paños de tapial que enlazarían con los que en el 2001 vieron la luz en la catedral accitana26. Mientras los del flanco oriental pueden seguirse tras las casas de la calle Ancha, de hecho algunos restos se conservan integrados en negocios de la zona. Otra cuestión relevante que no debemos soslayar es la de las puertas de acceso a la madina. Volviendo sobre el citado texto de al-Himyari, éste nos apuntaba: «Tiene dos puertas: una oriental sobre el río y otra occidental sobre un foso». La puerta del río podría identificarse con la primera de Baza, más próxima al río Guadix/Verde. Mientras que la del foso sería la de Granada (Cuesta de las Angustias)27, ya que la orografía formaría una especie de foso natural al discurrir por la calle S. Miguel una rambla y al estar la muralla al final de la colina donde se asienta la medina. No obstante, al menos en la etapa nazarí, aparte de las puertas mencionadas, se identifican otras posibles como la de Paulenca, en el flanco occidental, y la Bab al-Mizan (Puerta del Peso) y Bab al- Rambla o Puerta Alta, como ha quedado fosilizada en la toponimia de la zona, hacia la zona oriental.
En cuanto a la mezquita aljama, todo parece indicar que su fundación se realiza en la etapa almohade, en la que se dio un gran impulso a la actividad edilicia, en especial en lo referido a las obras piadosas. Sobre ésta nos ha llegado la descripción que realizó el viajero alemán J. Münzer:
«Es su mezquita bastante bella, y hexagonal. Tiene setenta columnas libres, y en el centro un jardín cubierto, en medio del cual hay una fuente viva para sus acostumbradas abluciones. Ahora está dedicada a la bienaventurada Virgen María». 28
Por lo tanto, como indica el texto, dicha mezquita sería destruida en 1500 para construir sobre ella la catedral accitana. Se ha barajado la posibilidad de que hasta la construcción de ésta, existiera una aljama en la misma alcazaba, en la cual se concentraba la vida de los musulmanes29. Sin embargo, hasta el momento, lo único que podemos subrayar es la existencia de una mezquita aljama, ya del siglo XIV, con el sultán depuesto Nasr30.
No obstante, resulta evidente que no sería la única mezquita de la que tenemos constancia sino que existirían muchas más. Así habría una junto a Bib-Baza y otras en los actuales templos de San Miguel, Santa Ana y Santiago, como centros religiosos de esos barrios.
Pero el resto mejor conservado, más relevante y emblemático de la ciudad islámica de Guadix es su alcazaba. Situada en el centro de la población y en su parte más elevada a más de 950 m, presenta una planta ligeramente rectangular, redondeada por los ángulos al S. Es éste el lugar en el que se ubicaría el hisn que existente en Guadix, desde el que se regiría todo su territorio. Sin embargo, la escasez de intervenciones llevadas a cabo hasta el momento, sólo tres, y de un carácter muy acotado, nos imposibilita establecer una evolución del conjunto más allá de meras hipótesis lanzadas al aire.
Lo que queda claro es que en ninguna de las tres excavaciones se ha logrado exhumar estructuras previas al siglo X. La primera, solo halló un sistema interno de canalización (aljibes, conducciones de agua, sumidero...) que bien podrían ser del X-XI31.
Más fructíferos fueron los resultados de la segunda intervención que, desarrollada entre 2004-2005, se enmarcaba dentro del proyecto de parque arqueológico que quería llevar a cabo la Junta de Andalucía y era de apoyo a la restauración y consolidación del Torreón SE de la alcazaba32. Siguiendo a los arqueólogos que dan cuenta de ella en un artículo, podemos resumir los principales hallazgos. En primer lugar destaca el descubrimiento del acceso S que en el siglo XI había a la alcazaba. Esto se hizo tras la reapertura de los vanos S y N en dicha torre y a partir de un sondeo realizado en su interior que pudo exhumar las jambas de la puerta antigua. Asimismo se halló la primera estructura de habitación de la que se tiene constancia en dicha alcazaba con un sistema de canalización y un posible hogar, que por su cerámica se fechó en el periodo nazarí.
Recientemente ha habido una tercera intervención en la que al parecer se ha descubierto otro de los accesos a la alcazaba, en este caso torreado y que presuntamente la comunicaban con la medina33. Pero de lo que no cabe duda es que con este hallazgo se confirma nuestra interpretación de un hisn de gran extensión que iría desde el torreón SE, antes comentado, hasta la nueva puerta situada al NE. Nada más podemos definir ante la ausencia de más actuaciones arqueológicas que nos aclaren el panorama.
3. EL FLANCO OCCIDENTAL DE GRANADA
3.1. Loja y territorio
El núcleo más destacado del sector occidental del territorio contiguo a Granada es sin lugar a duda Loja. Dicho centro destaca primero en época emiral-califal y posteriormente en el periodo nazarí, al igual que Guadix por su situación estratégica de primer nivel que le otorgaba unas condiciones impecables para la defensa de Granada. La ciudad de Loja se ubica en una elevación que domina sobre la llanura aluvial del río Genil y las áreas montañosas próximas, en un espacio clave que servía de paso hacia el valle del Guadalquivir al oeste y hacia Granada, al este.
Al contrario que en Guadix, el emplazamiento en el que se sitúa la Loja islámica, en el cual continúa en la actualidad, no cuenta con un pasado clásico, que sí se ha constatado en los alrededores34.
Las primeras referencias escritas sobre la Loja andalusí son de final del siglo IX, aunque se desconocen por completo las etapas altomedieval y emiral temprana, debido al hecho de que los principales asentamientos se ubicaban en otros lugares35. Algunos de ellos van a estar controlados por los Banu Jalid, tribu árabe de procedencia oriental, que mantendrá unas buenas relaciones con los omeyas36. Ibn Hayyan, en al-Muqtabis, citando como fuente al-Razi deja una clara evidencia de cómo se edifica en el año 893 a orilla de río Genil el castillo de Loja por al-Mutarrif:
«El infante al-Mutarrif se dirigió a Loja (Law1a), edificó su castillo (hisn) y lo perfeccionó, y dejó en ella a Idris b. 'Abd Allah como gobernador»37.
Los motivos que llevaron a estos acontecimientos son fruto de una poderosa reacción del poder estatal Omeya, al regreso de una expedición contra 'Umar b. Hafsun en Bobastro. Será a partir de este momento cuando la fortaleza de Loja se convierta en uno de los puntos de apoyo y refugio de las tropas de las futuras expediciones con la que los emires cordobeses intentan reprimir la rebeldía del citado muladí38. Es desde este período y sobretodo en época califal, terminada la primera fitna, cuando Loja aumenta su importancia como uno de los centros de la kura de Elvira39, lo que nos revelaría una mayor complejidad en el poblamiento.
Para localizar sucesivas informaciones que hacen mención a elementos estructurales que conformaban la ciudad, debemos remontarnos a finales de época taifa. En vicisitud de la defección y sublevación de Mu'ammal40 en Loja, las valiosas memorias del rey 'Abd Allah, narrando estos sucesos, se refieren a una ciudad, revelando ya un espacio urbano más complejo que un pequeño hisn:
«Siguiendo, pues sin tardanza la ruta de Loja, llegaron a ella de noche, y Mu'ammal entró en la ciudad sin que se lo impidiera nadie, por el puesto que ocupaba a mi lado y porque el caíd y los demás de la guarnición pensaron que iba para alguna comisión a su cargo. Al punto se encaminó a la alcazaba, reunió a las tropas y a la población, les imploró llorando y, mintiendo descaradamente, les dijo [...]»41.
Por otro lado, a través de la biografía de algunos autores árabes, podemos deducir que existe un incremento demográfico considerable hacia el siglo XII, como ponen de manifiesto los estudios de Hoenerbach42 y los más recientes llevados a cabo por Olmo43, fundamentando la expansión y transformación que experimenta Loja.
Otras referencias que nos permiten distinguir de forma clara algunos elementos que caracterizan la ciudad nos llegan al principio del siglo XIII, a través de un fragmento de texto extrapolado de la Crónica de Veynte Reyes:
«Al terçer dia combatieron la villa et foradaron los muros et quemaron las puertas et entraron la villa por fuerça et mataron los moros todos si nos los que acogieron al alcaçar et ganaron y grand algo et quanto ganaua cada dia tanto aujen. E conbatieronle el alcaçar et tollieronle el agua que nasçie de vna fuente al pié de una torre en tal manera que los aquexaron que dixeron que querien dar el alcaçar al Rey et que los dexase salir con sus cuerpos. Estonçe mando el Rey tomar su pendon et que lo subiessen suso. E los moros arrepintieronsse et dixeron que non querien. E el Rey ouo grant saño et mandolos combatir. E los moros con la cueyta dixeron que querien dar el alcaçar. E el Rey non querie por lo que ante aujan dicho mas los omnes trauaron con el que era bien et que excusaría grand daño que y podria resçebir la gente et quando el Rey qujso arrepintieronse commo de cabo et dixeron que gelo non darien. Estonçe el Rey con muy grand saña mando los combatir muy de rezio. E los moros vieronsse afincados et querien ya dar el alcaçar de todo en todo mas non qujso el Rey sy non que los tomasen por fuerça et tan fuerte los combatieron que les tomaron el alcaçar et mataron et catiuaron todos los moros. E ssegund dixeron los catiuos que se perdieron y de treze mjl fasta catorçe mall presonas et ganaron y muy grand algo fiera cosa. E mando destroyr el alcaçar»44.
Este texto fue ya comentado de forma excelente por Miguel Jiménez45 que propone una correspondencia con los vestigios presentes que resumimos brevemente. Cuando se enuncia «combatieron la villa et foradoron los muros et quemaron las puertas et entraron la villa por fuerça», con seguridad el término de villa se refiere a una barriada que ya estaba amurallada con sus puertas de acceso. Más adelante, al decir «et mataron los moros todos si nos los que acogieron al alcaçar», se está aludiendo con toda probabilidad al espacio superior de la ciudad, que se corresponde con la fortaleza y la alcazaba. El párrafo donde se cita «E conbatieronle el alcaçar et tollieronle el agua que nasçie de vna fuente al pié de una torre», se refiere a la conocida Torre de la Alfaguara, lugar donde brotaba un manantial de agua. Por último, es reveladora la frase con la que se concluye este fragmento «E mando destroyr el alcaçar», ya que de esta forma se pueden explicar algunas de las reformas llevadas a cabo al final de época almohade, constatadas a nivel arqueológico y epigráfico.
De todas formas, las reformas más sustanciales de la zona fronteriza y de la misma Loja se realizan a lo largo de la primera mitad del siglo XIV con la edificación o reparación de las murallas de los castillos que ahora se encuentran en primera línea de frontera. Principalmente será a través de un nuevo aparejo de mampostería enripiada46 que forra los tapiales anteriores. Según Antonio Malpica, que ha llevado a cabo un estudio sistemático de las fortalezas nazaríes47, éstas son construcciones ejecutadas por Muhammad V y sus sucesores, dentro del amplio programa de fortificación llevado a cabo en los confines del reino48.
Pero sólo gracias a los ataques realizados por los Reyes Católicos en contra de Loja podemos tener una idea de los espacios urbanos de la ciudad en la última fase nazarí:
«...e los Christianos rebueltos con ellos [los Moros] se encontraron en los arrabales de Loja, los cualesnunca perdieron ni dejaron: el rey socorrió luego en persona á los suyos; murieron muchos Moros en esta entrada, e algunos Christianos, e fue ferido el Conde de Inglaterra de una pedrada, que le quebraron un diente, e murieron tres o cuatro hombres de los suyos: e tomado el arrabal pusieron en él sus estancias, e el Rey asentó su gran real e cercó al derredor á Loja: e asentadas las lombardas, mandó a tirar e en chico espacio les derribaron un gran lienzo de los muros de la villa e desque los Moros vieron esto, dieronse al Rey a partido que los dejase ir con los suyo, que pudiesen, e el Rey asi se lo otorgó e se fueron e le dejaron la villa...»49.
El aspecto de Loja queda aún mejor definido al final de la Edad Media, cuando después de la conquista se realiza el repartimiento de casas en el año 148950. Resumiendo otra vez desde el texto elaborado por el investigador Miguel Jiménez51 presentamos la configuración de los cuatros distintos espacios urbanos identificados de la ciudad.
En la parte superior tenemos la fortaleza, que es citada como linde de las propiedades que se reparten en la alcazaba. Situada a los pies de la fortaleza, extendiéndose en su lado septentrional y oriental nos encontramos con la alcazaba. Ésta estaba protegida por un recinto amurallado del que se repartieron 41 casas, además de otras derribadas y de una mezquita. El arrabal, que queda al sur de la fortaleza, es el espacio donde brota el manantial de la plaza y en el cual se repartieron 223 casas. Asimismo, se hace referencia a varias puertas -las llamadas de Alhama, Archidona, Jaufín- y a un postigo, al mismo tiempo que se supone en él la ubicación de la mezquita aljama cerca de la que se localizaban unos baños como nos indican los libros de repartimientos. El último barrio documentado es el Jaufín donde se repartieron 191 casas, y en el que conjuntamente a tres mezquitas, se da noticia de la puerta del Jaufín, de la Alfaguara y de Granada.
Si a través de la citas se ha podido trazar una evolución y la identificación de algunos de los elementos que configuran el espacio urbano de Loja, es oportuno ahora revisar las intervenciones efectuadas dentro del núcleo urbano, para intentar reconocer una cierta concordancia o no con lo que han afirmado dichas fuentes.
De la época emiral y califal tenemos nociones relevantes gracias a las recientes excavaciones en el patio de armas de la alcazaba de Loja que han ampliado notablemente el conocimiento de los restos que aparecieron en una intervención de urgencia52. En dicho patio dos excavaciones distintas, ambas dirigidas por el arqueólogo José Javier Álvarez, pusieron de manifiesto una continuidad ocupacional desde finales de época emiral.
La primera53 demostró que estábamos frente a un planeamiento constructivo de gran envergadura a raíz de los restos del edificio descubierto en el sector exterior, al sur de la torre del homenaje, y al aparejo constructivo identificado en los niveles inferiores de la misma torre, que dejaban deducir cómo ésta aprovecha una estructura anterior. En la segunda intervención54, estos hallazgos se pudieron relacionar con un gran edificio, situado a oriente del gran aljibe nazarí, construido con sillares dispuestos a soga y asta. En el interior de su perímetro aparecen varios pilares que definirían un espacio de al menos tres naves. Los autores de la excavación, dada la monumentalidad y extensión que ocupa el edificio, sospechan que pueda tratarse de una mezquita, lo que vendría confirmado por la orientación de sus muros. Reforzando esta hipótesis, añaden que en la cercanía de la actual torre del Homenaje, se exhumó la entrada de aquel edificio flanqueada por una posible pequeña torre, que tal vez pudiera corresponder a los vestigios de un alminar55. Lo que sí es cierto es que este conjunto estructural debe relacionarse con las primeras edificaciones llevadas a cabo por al-Mutarrif, concordando, por tanto, con las referencias documentales.
De época taifa, han aparecido pocos elementos arqueológicos. En la última excavación realizada en el patio de armas de la alcazaba56, en el perímetro sur de la fortaleza, en el interior y separada del aparejo de mampostería encintada de época nazarí, se halló a una profundidad notable un tramo de muralla realizada en tapial de calicanto. A nivel estratigráfico y visto lo que dicen las referencias escritas donde se define la ciudad de Loja con una alcazaba y tal vez la existencia de un arrabal alrededor de ella, en nuestra opinión se puede especular que los restos exhumados podrían adscribirse a esta época taifa. En efecto, en el siglo XI se dio un fervor constructivo, con la creación de nuevas fortificaciones y la transformación de husun en ciudades.
Al conocer que ya existía el recinto de la alcazaba se puede sospechar que muchos de los elementos en tapial que se reconocen sean de esta época, aunque no hay que descartar que puedan haber sido recreados durante reformas posteriores en época almohade por la distinta composición que muestran sus tapiales.
De esta última época, desde el punto de vista arqueológico, se detectan varios elementos arquitectónicos y estructurales, que se pueden adscribir entre los siglos XII y XIII, advirtiéndose una expansión del conjunto urbano.
Muy relevante es la presencia de dos torres ochavadas que flanquean a la propia alcazaba. Una de ellas se conserva y es conocida con este mismo nombre aunque su aspecto actual de mampostería corresponde a una reforma posterior, mientras que otra de igual planta fue destruida en 1798 según el documento conservado que autoriza su demolición «Por ser de tierra lo interior de su fábrica»57, dejando un testimonio incontestable sobre su técnica constructiva, el tapial.
Según un estudio efectuado, al periodo almohade se atribuye también la inscripción cúfica situada sobre el arco de acceso de la puerta de la fortaleza58. Tal entrada es posible que sea fruto de un plan de reforzamiento de las defensas de la ciudad ante el avance cristiano y en particular frente a Fernando III, que destruirá el alcázar59.
A dichas informaciones podemos añadir los datos que nos proporcionan otras excavaciones realizadas en el área comprendida entre la fortaleza y el recinto de la alcazaba, en las que se han podido documentar algunos pavimentos de viviendas medievales, que evidencian que existe una ocupación de la zona desde principios del siglo XIII60 y que perdura en épocas posteriores61. Todo indica que estamos ante un espacio cuyo hábitat va a densificarse durante el periodo de los enfrentamientos entre Castilla y Granada, dando cuerpo a un barrio dentro del recinto de la alcazaba.
Por lo que se refiere a la etapa nazarí, otras excavaciones de urgencia realizadas en el casco urbano, nos indican una ocupación estable en los arrabales. Podemos referirnos en particular, a la excavación del Cine Imperial, en las cercanías de la antigua mezquita aljama, donde se han localizado estructuras pertenecientes a una alhóndiga nazarí62, y a la efectuada en el ámbito del Huerto de María Ruiz, en el barrio islámico del Jaufín, en la cual se ha confirmado la presencia de niveles nazaríes63.
Por último, no hay que olvidar que la época nazarí es el momento en que se efectúan las reformas ejecutadas en las murallas, realizadas de forma homogénea en mampostería encintada, o forrando estructuras previas o construyendo nuevos elementos defensivos. Una imagen global y poco distorsionada de estos momentos nos la da el grabado de Hoefnagle del siglo XVI donde se reconocen muchos de los espacios urbanos definidos hasta ahora y de los que muchos de ellos se conservaban aún en la primera mitad del siglo XX.
3.2. Íllora
Es un espacio urbano que se halla en el camino que de Puerto Lope desciende hacia la vega de Granada por el valle donde fluye el arroyo de la Cañada. Alcanza a tener unas características que se quedan a medio camino entre una pequeña ciudad y una villa. Íllora fue una plaza trascendental en la defensa de Granada, destacando su recinto fortificado, que se erige en el centro de la población actual, estando este conjunto dividido en su interior por tres espacios diferenciados.
Sin embargo, en el caso de Íllora sólo son las fuentes castellanas las que aportan noticias sobre su configuración urbana. Y así únicamente al-'U2ri la menciona en su descripción de los itinerarios que partían de Madinat Ilbira64.
Para encontrar las primeras menciones que describen elementos o espacios urbanos de este núcleo debemos remontarnos hasta mediados del siglo XIII durante una incursión que realizó Fernando III el Santo en tierras granadinas:
«Et dende fuese para Alcala de Vençayde, et fizo eso mesmo et priso et pieça de moros. Et mouio de alli et fuese para Yllora, et quebranto el arraual, et entro en la villa, et fue tomada et quemada et estroyda et muchos moros muertos et catiuos... »65.
En este fragmento se alude ya a un arrabal, pero es posteriormente en la incursión hacia la vega de Granada efectuada por los infantes Don Pedro y Don Juan, cuando se mencionan espacios más complejos como la villa, el arrabal y el castillo:
«et otro día fueron á Illora, et combatiéronla, et entraron el arrabal et la villa; et si fincáran y otro día tomarán el castiello. [...]»66.
Y es solo en la segunda mitad del siglo XIV, en una incursión más llevada a cabo por el mismo Alfonso XI cuando se describe Íllora con más de un arrabal:
«Et desque el Rey llegó a Illora, partió las gentes que iban con él en dos partes, los unos mandó que talasen, et el andaba con estos, et a los otros mandó que entrasen los arrabales de la villa, et que lo quemasen. Et los que fueron a la villa, entraron los arrabales por fuerza de armas, faciendo los Moros mucho por defender; et quemaron la mayor parte dellos, et tomaron ropas, et bestias, et armas. [...] »67.
De la misma forma, vemos reflejados dos arrabales a ambos lados de la villa, cuando el Condestable Don Álvaro de Luna, realiza una contundente expedición hacia la vega de Granada. Es muy interesante la apreciación del número de vecinos. Conocemos estos acontecimientos gracias a una carta enviada por el propio Condestable al Rey, coleccionada en la Crónica del Halconero de Juan II:
«E asy en esta ordenança pasamos a la mano derecha del puerto Lope, por vien áspera tierra, e llegamos a llora, vna villa vien fuerte e muy vien asentada, de quinientos vecinos, talando panes e viñas e guertas, que en este logar avía tantos e tales e tan fermosos como yo nunca ví. [...]E porque no se contentaron de la fabla, començaron a pelear con los de la villa, y entraron por vna parte de la villa, e pusiéronle fuego. E otro día, viernes, bien de mañana, fué la gente toda a cauallo; e porque avían quedado por talar muchos panes e viñas e huertas, e detubímosnos vn rrato de la mañana ençima de los cauallos, fasta que fueron talados. E fué puesto fuego a la otra parte de la villa; así que fueron quemados todos los arrabales de la villa, donde moraba la más gente della, e que fueron tomados algunos presoneros »68.
Dentro la configuración urbana, es oportuno localizar la ubicación de las mezquitas. Los Hechos del Condestable Don Miguel Lucas de Iranzo, donde se narra la campaña real del 1458 realizada por los castellanos, hacen justo referencia a la mezquita de un arrabal:
«Y esto fecho, el señor rey se partió de sobre Loxa, y vino a sentar su real sobre Yllora, la cual asimismo fue talada, y entrando el arraual della por fuerza, e quemado fasta la mesquita. [...]»69.
Pero uno de los mejores testimonios escritos de Íllora, es el de su toma, recopilado en las Crónicas de Fernando del Pulgar, de la cual transcribimos algunos fragmentos para obtener una visión colectiva de los espacios y elementos defensivos que constituían la villa:
«Ganada la cibdad de Loxa, é proveida de gentes de guerra que la guardasen, é de mantenimientos é otras cosas necesarias para los que la guardasen: el Rey acordó de ir más adelante, é poner real sobre la villa é castillo de Íllora, que es cuatro leguas de la cibdad de Granada. Esta villa está puesta en un valle donde hay una vega muy estendida, y en aquel valle está una peña alta, que señorea todo el circuito : y en lo alto de aquella peña está fundada la villa, de fuertes torres é muros.[...]
El conde de Cabra que peleaba con su gente por otra parte, otrosí los caballeros é capitanes que combatian por otras partes, con grand esfuerzo acometiéron, é peleando con los Moros é sufriendo muchas feridas de saetas y espingardas, llegáron por fuerza de armas, y entráron los arrabales: é luego fuéron puestas las estanzas contra la villa bien cerca del muro. É asentáronse diez é ocho lombardas grandes repartidas en tres partes: é para la guarda dellas é de la otra artilleria, mandó el Rey á los caballeros é peones de las cibdades de Jaen é Andujar é Ubeda é Baeza que pusiesen sus estanzas en los lugares cercanos á los asientos do estaban las lombardas. Las quales con los todos los otros tiros é cortaos é pasabolantes é cebratanas tiráron á la villa, é derribaron algunas torres é gran parte del muro. [...]
El Rey mandó á uno de sus capitanes, que los llevase [los moros] á poner en lugar seguro camino de la cibdad de Granada, é puso por Alcayde en aquella villa é su fortaleza al capitan Gonzalo Fernandez de Córdoba, hermano de Don Alonso Señor de la Casa de Aguilar. É mandó reparar las torres é muros que derribaron las lombardas é bastecerla de armas é mantenimientos, é de otras cosas necesarias para su defensa»70.
En la localidad de Íllora, la tutela arqueológica ha sido completamente diferente de la ejecutada en Loja. Se han realizado trabajos en el subsuelo que no han contado con seguimiento arqueológico y que en muchas ocasiones, según los lugareños, han topado con restos que se han destruido sin haberse documentado. Las intervenciones que han tenido un rigor científico han sido sólo las llevadas a cabo en los recintos de la fortaleza71, que ahora pasaremos a describir y a cotejar con lo que citan las fuentes, y las efectuadas en un solar del pueblo donde se descubrió una terma romana72. Este último hallazgo nos indica que estamos ante un núcleo habitado andalusí probablemente surgido a partir de otro precedente de la Antigüedad. Aunque estamos hablando de tamaños y escalas completamente distintas, parece repetirse el caso de Guadix, siendo razonable pensar que Íllora, en aquella época, era una plaza medianamente importante en el ámbito del poblamiento local73.
Una de las dos excavaciones realizada por Antonio Malpica y Antonio Gómez Becerra, llevada a cabo en el recinto superior, que aunque no documentó viviendas de época andalusí, permitió establecer una cronología que es muy valiosa al momento de reconstruir la evolución del conjunto. Los restos más significativos sacados a la luz fueron los dos aljibes, uno rectangular, de capacidad más reducida y otro de mayor dimensión en forma de «L», que se adaptaba al primero. El contenido cerámico presente en los depósitos de la zarpa del más pequeño, permitió a los autores asignarle una cronología entre los siglos X-XI74.
Analizando las numerosas estructuras emergentes, que se localizan en los recintos de la fortaleza se reconocen distintos tipos de tapiales que definen diversas fases constructivas. Sin investigaciones pormenorizadas, es difícil saber si el núcleo primitivo estaba formado por dos recintos separados entre sí o si éstos son fruto de una trasformación y evolución del complejo fortificado.
Lo que sí es cierto es que a partir del siglo XIII, la villa experimenta una ocupación permanente en el área incluida en el segundo recinto. Efectivamente, la segunda cata realizada en la zona que ocupaba este espacio, puso al descubierto estructuras pertenecientes a un ámbito urbano que fueron interpretadas como parte de un zona destinada a uso artesanal y/o comercial, donde se accedía a diversas unidades independientes a través de calles que articulaban el entramado urbano75.
Por lo tanto podemos señalar que en la zona de la villa a partir del siglo XIII existe ya una ocupación considerable, y que incluso en su exterior presenta ya un arrabal, lo que probablemente obligaría a la construcción de un segundo aljibe de mayores dimensiones y adaptado al primero76.
Posteriormente, en los siglos XIV y XV, a raíz de las numerosas incursiones de los ejércitos castellanos, se va a dar un reforzamiento general de las defensas. Así en este contexto se edificarían una serie de lienzos para proteger la villa y se realizarían las obras de mampostería encintada que se pueden observar en la actualidad, algunas se encargarían de forrar estructuras precedentes y otras tendrían como función proteger nuevos espacios. Dicha amenaza cristiana asimismo llevará a modificar la entrada al recinto de la villa, introduciéndose una barbacana y una puerta más compleja77 que presentaba elementos defensivos como la buhedera y un sistema de rastrillo78.
3.3. Moclín
El castillo de Moclín y su villa dominan el curso del río Velillos, situándose en una posición que pone en comunicación el surco intrabético con el valle del Guadalquivir. Su historia está inevitablemente unida al desarrollo del reino nazarí, ya que se convierte en el escudo de Granada y será uno de los centros neurálgicos en los enfrentamientos contra Castilla, sobre todo tras la conquista definitiva de Alcalá de Benzaide por Alfonso XI.
Sin embargo, en el caso de Moclín, las noticias que se refieran a épocas anteriores a la Guerra de Granada son más bien parcas, pues sólo se alude a la fortaleza sin facilitar ninguna información sobre su configuración urbana, y desgraciadamente son inexistentes para periodos previos a la fundación del reino nazarí.
Entre las crónicas castellanas se menciona por primera vez el castillo de Moclín en 1280, cuando el futuro Sancho IV, dirigido por su padre, el Rey Sabio, se dirige desde Jaén hasta dicha fortaleza donde las falanges musulmanas le infligen una cruel derrota:
«É llegaron a un castillo de moros que dicen Moclin, que es á dos leguas de Alcalá, [...]»79.
Mucho más tarde así narra los hechos Esteban de Garibay:
«En el año siguiente de mil y dozientos y ochenta, que fue el otauo año del reyno del Rey Mahomad Mir Almuz Lemin, don Sancho Infante de Castilla, pretendiento talar la Vega de Granada, juntó muchas gentes en Alcala de Bençayde, y lo mesmo hizo el Rey Mahomad en la villa de Moclin, para resistir a los Christianos, de los quales dõ Gonzalo Ruyz Girõ, Maestre de Santiago, cayado cerca de Moclin en vna emboscada, fue vencido con muerte de dos mil y ochocientos Christianos, y el mesmo quedò herido mortalmente, de q no tardò fallecer»80.
Por otro lado, cabe la posibilidad de que Moclín no aparezca citado antes porque en realidad fuese hasta entonces conocido con el nombre de Belillos, que sí se menciona tanto en las Memorias del rey 'Abd Allah81, a final del siglo XI, como por Ibn al-Jatib en su Ihata cuando en el año 643 Hégira (29/5/1245 a 18/5/1246) menciona el hisn Ballilu1, durante unas luchas con Fernando III82.
Por lo tanto, como hemos expresado, la falta de referencias textuales nos obliga a acudir a la arqueología para obtener informaciones sobre su evolución y trasformación urbana.
Pero antes de pasar al registro arqueológico, merece la pena que traigamos a colación un texto moderno del 1761 en el que se reflejan de forma nítida los dos espacios que componían la villa de Moclín:
«Su situación [villa de Moclín] es sobre un collado de mucha elevación, en cuya cumbre, que es de Peña viva, se miran oy la Ruínas de su antiguo, y fortísimo Castillo, de cuyo recinto permanecen aun la mayor parte de las murallas, bien que destrozadas, y abiertas por muchas partes, pero que demuestran aver formado dos ordenes, con muchas, y bien dispueltas torres, cuyo vestigios claramente fe distinguen. Por baxo de este Castillo á la parte de Medio dia estava la antigua Población de la Villa en el pendiente de la falda del collado, toda murada, como oy se vé, con muchas hermosas, y bien labrada torres, que permanecen aunque con alguna ruínas, assí de el tiempo, como la Artilleria á el tiempo de la conquista [...]»83.
Pasando ya al ámbito de la cultura material, debemos señalar que algunas intervenciones realizadas en el conjunto de la fortaleza nos han definido parcialmente el entramado urbano de Moclín. La más extensa de ellas, dirigida por el profesor Alberto García Porras, fue la que se realizó en el entorno de la Torre Puerta, en el espacio que quedaba justo al pasar el ingreso de la villa84. En un análisis más global de todo el castillo realizado por el mismo autor se detalla lo que reseñamos a continuación85.
Gran parte de la superficie excavada, pertenecía a un espacio público, en concreto a la vía de acceso pavimentado con un empedrado, que una vez entrado en el recinto de la villa se separaba para recorrer los distintos espacios de la fortaleza, subiendo la pendiente a través de bandas escalonadas. De carácter público es también la escalera empinada que, adosada al frente norte de la torre puerta, daba acceso al adarve que recorre el recinto inferior y de allí al primer piso de la torre. Además se descubrieron dos viviendas a ambos lados del camino recién mencionado. Una de ellas, documentada en toda su extensión, reveló un horizonte nazarí y otro cristiano fechando la cerámica asociada a dos suelos distintos.
Otras excavaciones realizadas en la ladera de la villa86 desvelaron la existencia de dos edificios y una calle estrecha que cruza entre ambos. Algunas de las conclusiones extraídas del análisis general mencionado anteriormente87 nos indican una cronología que abarca todo el periodo nazarí, distinguiendo habitaciones distintas y trasformadas en el tiempo, incluida también una letrina y un pozo ciego.
De todos los restos exhumados en las excavaciones del recinto de la villa se puede deducir que estamos ante un espacio urbano desarrollado que se crea en época nazarí, con su organización viaria, desagüe de las aguas sucias y una alta presencia de viviendas. Del recinto superior, donde hasta el momento sólo se han podido analizar las estructuras emergentes, se puede afirmar que hay dos fases constructivas distintas, una nazarí de mampostería y otra previa de tapial calicastrado. Pertenecientes a cada una de estas dos fases deben de ser los dos aljibes detectados en la alcazaba, y que nos indican que la necesidad de abastecimiento hídrico aumentó.
3.4. Otras villas: Zagra, Montefrío, Colomera y Montejícar
A lo largo de la línea fronteriza con Castilla, en el territorio del reino de Granada se sitúan una serie de villas que ostentan grandes analogías con el caso de Moclín. Desafortunadamente, en la mayoría de los casos, no contamos ni con excavaciones arqueológicas ni con fuentes que se refieran a su estructura urbana, a excepción de algunos episodios puntuales. Éstos son núcleos defendidos por un recinto amurallado que florecen en época nazarí en torno a una fortaleza, que en algunos casos incluso puede ser de época anterior, como en Colomera. Hemos de subrayar que la existencia de estos dos espacios cerrados se debe a que esta clase de castillos no son exclusivamente de uso militar, como pasa en la zona castellana, sino que tienen como cometido también acoger a una población local que permanece en la frontera y que necesita protección. En todos los casos que mencionaremos estamos hablando de auténticas villas donde habría que señalar la presencia de viviendas, aún cuando es muy difícil indicar su número y sus formas debido a las pocas referencias que existen88. Sintomático de ello, es el caso de Montefrío89, donde al estar fosilizado el recinto de la villa, se pueden apreciar muchas estructuras, incluso un aljibe semienterrado de grandes proporciones. En este caso, un trabajo de prospección, basado en el reconocimiento de la cerámica, ha puesto en evidencia un claro horizonte nazarí90, congruente con la técnica constructiva del recinto realizado en su totalidad con mampostería, en su mayoría encintada.
La villa de Zagra que cuenta con un primer análisis histórico por parte de Antonio Malpica91, se menciona por primera vez durante su primera toma por las tropas castellanas de Pedro I:
«...e fuimos a otro logar muy fuerte que decían Sagra e ficimoslo combatir, e los nuestros entraron el logar todo por fuerza e quemaron la puerta del castillo, e los moros con el afincamiento en que se vieron, entregaronnoslo...»92.
Un estudio posterior enfocado en las estructuras emergentes93, entendió la fortaleza como una evolución desde una torre de alquería con su reducido recinto defensivo de finales del periodo almohade o principios del nazarí, a una villa de frontera en plena época nazarí. Las recientes excavaciones coinciden con esta datación confirmando la construcción previa de la parte de la alcazaba94 y su posterior ampliación con el recinto de la villa95. En éste podemos discernir muros de mampostería con morteros reaprovechados, añadiendo este mismo aparejo a hueso para crear terrazas de cultivo en época moderna, quizás algunos de aquéllos pertenezcan a viviendas de la villa.
Algunas de estas villas menores además del recinto amurallado podían tener incluso arrabales con espacios de cultivos intensivos en su interior, como es el caso de Montejícar96:
«Et dende veno á otra villa que dicen Montexicar, et entró el arrabal, et quemó una huerta que avia y muy buena»97.
Dicha zona agrícola, sita en el interior del recinto amurallado, probablemente fuese un vestigio de un albacar pasado.
4. CONSIDERACIONES FINALES
De la totalidad de los datos expuestos, podemos establecer las siguientes conclusiones; Guadix y Loja, los dos mayores espacios urbanos que flanquean Granada, respectivamente a levante y poniente de la misma, siguen un patrón evolutivo muy similar a pesar de su diferente punto de partida, surgiendo la primera sobre un importante núcleo romano y la segunda en un lugar exiguamente ocupado en época antigua y tardoantigua. Ambas evolucionan de un hisn previo surgido en los siglos IX- X, a una ciudad con alcazaba en el siglo XI cuando se produce una nueva distribución y estructuración del poblamiento y, por ende, de la organización política, todo ello a raíz de la aparición de un nuevo centro de poder más próximo y un nuevo emirato, el zirí de Granada. Un análisis atento deja claro cómo en este momento tenemos una fortaleza principal amurallada, sede del poder, con otro recinto contiguo delimitado por otra muralla, definiendo un albacar, que inicialmente no parece estar ocupado permanentemente. Este mismo esquema, a una escala inferior, es el que observamos en Granada98, en donde fuera de este recinto se desarrolla la madina con su zoco y mezquita aljama.
Otros núcleos relativamente cercanos, de tamaño parecido al nuestro y que siguen un esquema evolutivo muy parecido son: Priego99, en el interior y sin un precedente romano considerable, y Almuñécar100, en la costa y que prosperó sobre un antiguo asentamiento romano. Además podríamos establecer algunas comparaciones con lo que sucede en territorios más alejados, como en el 3arq al-Andalus. Allí, el profesor Pierre Guichard identifica una configuración muy similar101, espacios fortificados con albacar anexo, que dependen administrativamente de sus respectivas taifas, constituyendo los extremos o límites de sus espacios castrales. El mismo autor reconoce en la celoquia fortificada la manifestación física de la existencia de un qa'id, constatada también a través de la fuentes. Asimismo para Rafael Azuar, estas fortificaciones van a ser una creación de los distintos emiratos surgidos durante el periodo taifa, cuya construcción va a ser posible gracias al establecimiento de una nueva fiscalidad regular102.
El siglo XII y el principio del XIII van a suponer la consolidación de Loja y Guadix, en cuyos casos veremos cómo las cercas y los torreones que protegen la ciudad se construyen en este periodo de efervescencia urbanística, y a partir del siglo XIII se multiplican las viviendas también en el interior del supuesto albacar. Es una etapa en la que el fervor religioso y el monumentalismo desembocan en la construcción de importantes mezquitas aljamas, que sustituirían en muchos casos a otros lugares de culto de menor entidad.
El periodo nazarí va a suponer un crecimiento sobre estas bases establecidas en la segunda mitad del siglo XII, observándose una progresiva expansión urbana que se materializa en la creación de nuevos arrabales, en ocasiones incluso fortificados, y en una densificación de los espacios habitados en sus respectivas alcazabas.
Sin embargo, esta evolución urbana propuesta para las ciudades de mediano tamaño no se observa en otros núcleos de dimensiones inferiores que nunca llegarán a alcanzar la categoría de las anteriores. Nos referimos a las conocidas como villas de frontera (Moclín, Colomera, Montefrío, Montejícar, Iznalloz, Zagra...), las cuales se desarrollan alrededor de husun que se remontan unas veces más allá del siglo XI y otras probablemente a finales del XII.
Si en el caso de Guadix y Loja en su fase inicial hallamos un hisn con albacar, en las plazas de menor entidad que aquí nos ocupan, se limitarían a un único recinto, a excepción de Íllora donde sí se constatan dos recintos, que además presentan una homogeneidad en la técnica constructiva. Posteriormente estos husun se transforman en villas, que protegen sus viviendas englobándolas en su recinto amurallado ya en plena época nazarí. Dicha evolución posiblemente se vea determinada por su ubicación en una zona fronteriza, puesto que con la conquista de Alcalá la Real, el epicentro de las batallas se desplaza a esta zona y se hace necesario un reforzamiento general de las defensas. Sin embargo, lo que aún no hemos podido precisar a través de evidencias arqueológicas, dadas las escasas intervenciones llevadas a cabo hasta el momento, es la existencia de espacios ocupados vinculados a estos husun a partir ya del siglo XII. Aunque todo parece indicar que entre finales del siglo XII y principios del siglo XIII, por la aparición de mezquitas aljamas ya tendrían que estar presente. Estos núcleos residenciales parecen tener unos patrones evolutivos muy determinados por su condición de tierras fronterizas, lo cual les convierte en centros catalizadores de las poblaciones limítrofes y en piezas intermedias entre las mudun medianas y las torres de alquería diseminadas por el territorio. Por lo tanto, en cierta forma, su relevancia sería inversamente proporcional a la involución de los límites del emirato ya que, por su situación, se vieron beneficiados de una atención preferente por parte del poder central así como de un consecuente aumento poblacional, al llegar habitantes de las plazas tomadas. Pero, ante esto, podríamos plantearnos las siguientes dudas: ¿cómo hubiesen evolucionado estos lugares de no estar afectados por el hecho fronterizo? ¿Se hubiesen quedado estancados en el rango de medianas y grandes alquerías y como fortificaciones de menor entidad?
* Fecha de recepción del artículo: 2010-12-22. Fecha de aceptación del artículo: 2011-3-17.
1 Este artículo nace inspirado en la hipótesis de evolución que el arqueólogo medievalista Rafael Azuar Ruiz desarrolló para el territorio valenciano en «Del hisn a la madina en el "Sharq al-Andalus", en época de los reinos de Taifas (siglo XI)», en UTRILLA UTRILLA, Juan Fernando y LALIENA CORBERA, Carlos (eds.), De Toledo a Huesca: sociedades medievales en transición a finales del siglo XI (1080- 1100). Zaragoza, Institución «Fernando el Católico», 1998, pp. 29-43. No obstante, en el presente trabajo sólo abordaremos ciudades, villas y demás espacios con una continuidad en su poblamiento desde el momento de su fundación. Asimismo, debemos precisar que excluimos a propósito otras ciudades relevantes situadas en este surco intrabético, como Baza, Antequera o Lorca que, si bien serían interesantes de analizar, desbordarían los límites aquí marcados y aún no han sido objeto específico de nuestros estudios. Por otro lado, hemos de dirigir nuestro más sincero agradecimiento al profesor Francisco Franco Sánchez, Catedrático de Estudios Árabes e Islámicos de la Universidad de Alicante, por la revisión de las hojas que aquí publicamos, especialmente de los textos árabes y transcripciones.
2 CHALMETA, Pedro, Invasión e Islamización. La sumisión de Hispania y la formación de al-Andalus. Madrid, Mapfre, 1994.
3 IBN AL-QUTIYYA, Kitab Iftitah al-Andalus. Ed. Ibr h m al-Aby r , El Cairo, Dar al-Kutub al- Islamiyya 1982, p. 45.
4 IBN HAZM, Yamharat Ansab al-'Arab. 5a ed. de 'Abd al-Salam Muhammad b. Harun, El Cairo, Dar al- Ma'arif, 1982, pp. 282 y 408. En el análisis y traducción parcial de TERÉS, Elías, «Linajes árabes en al-Andalus. Según la "Yamhara" de Ibn Hazm», al-Andalus, XXII, (1957), pp. 88 y 80 (Fihri), p. 105 ('Uqayl), p. 106 (Rabi'a), p. 327 (Sa'd al-'A1ira), pp. 340-41 (Gassaníes) y p. 347 (Sa'd al- 'A1ira).
5 Ibn al Jatib nos relata: « XXII El clima de Ar1 al-Yamaniyyin, con la ciudad de los Banu Sam b. al- Muhalhil, es decir, la ciudadela de Guadix, uno de los pilares del Islam, sin rival en punto de regadío, inexpugnabilidad y lozanía; de ella depende un grupo de ilustres y fuertes castillos» [IBN AL-JATUB, Al- Lamha al-badriyya fi-l-dawla al-Nasriyya. 3a ed. Beirut, Dar al-Afaq al-Yadida, 1980, pp. 29-30/ trad., Historia de los Reyes de la Alhambra: El resplandor de la luna llena (Al-Lamha al-badriyya), estudio preliminar por E. Molina López, trad. e introd. de J. M. Casciaro, Granada, Universidad, 1998, p. 19].
6 IBN HAYYAN. Al-Muqtabas V. Ed. F. Corriente, Madrid, 1979, p. 66 / trad. al castellano Crónica del califa Abdarrahmán III an-Nasir entre los años 912 y 942 (al-Muqtabis V) por M. Viguera y F. Corriente, Zaragoza, Anubar Instituto Hispano-Árabe de Cultura, 1981, p. 61.
7 Cfr. MALPICA CUELLO, Antonio, Poblamiento y castillos en Granada, Granada, El Legado Andalusí, 1996. Posteriormente puede consultarse la tesis inédita de Rabie KASEM ZAHRAN, Sistemas defensivos y técnicas constructivas en el sector accitano del reino de Granada. Granada (dir. Antonio Malpica), 2004, pp. 61-87 (La Peza), 153-187 (Alicún), 224-260 (Luchena) y pp. 352-374 (Bácor).
8 Sobre Madinat Ilbira cfr. «La formación de una ciudad islámica: Madinat Ilbira», en MALPICA CUELLO, Antonio (ed.), Ciudad y arqueología medieval, Granada, Alhulia, 2006, pp. 65-85.
9 IBN AL-FARA¾U, Ta'rij 'ulama' al-Andalus. El Cairo, Dar al-Misriyya li-Ta'lif wa-l-Taryima, 1966, p. 124 (no 386) y 'IYA¾ B. MUSÀ, Tart b al-Mad rik. Ed. Ahmad Bakir Mahmud, Beirut, Dar Maktabat al-Hayat, 1968, vol. VI p. 154 (no 162).
10 Ta'rij 'ulama' al-Andalus, pp. 131-132 (no 399).
11 Poseemos varios nombres de gobernadores de la ciudad: 'Ali b. al-Qarawi, al-Wasil e Ibn Abi Yu1 con el último sultán zirí, 'Abd Allah. [IBN BULUQQUN, 'Abd Allah. Kitab al-Tibyan li-lamir'Abd Allah bin Buluqqin ajir umara' Bani Ziri bi-Garnata. ed. por Amin Tibi, Rabat, Man1urat 'Uka', 1995, pp. 72 y 111 (Tibyan en adelante)/ El siglo XI en 1a persona. Las «Memorias de 'Abd Allah, último rey Zirí de Granada, destronado por los almorávides (1090). Trad. E. Lévi-Provençal y E. García Gómez, Madrid, Alianza Literaria, 6a ed. 2005, pp. 125 y 206 (Memorias en adelante)].
12 IBN BULUQQUN, 'Abd Allah. Memorias, pp. 156-158/ Tibyan... p. 87.
13 IBN 'I®ARU, Bayan al-Mugrib, nuevos fragmentos almorávides y almohades. Trad. por Ambrosio Huici Miranda, Valencia, Gráficas Bautista, 1963, pp. 162-163.
14 De hecho se conocen varios obispos accitanos que indican la continuidad de la comunidad mozárabe en la zona, el más célebre de todos es San Fandila que fue uno de los mártires de Córdoba (m. 853). Cfr. SUÁREZ, Pedro, Historia de el obispado de Guadix y Baza. Madrid, Impr. Antonio Román, 1696.
15 Es posible que dicho personaje estuviese emparentado con el que otrora fuese alcaide de Baza Ibn Malhan que se rebela contra el emirato zirí cediendo su plaza a reino taifa de Almería. (Memorias, p. 180 y 198 nota 2/ Tibyan, p. 100).
16 IBN AL- JATIB, A'mal al-A'lam fiman buyi'a qabl al-ihtilam min muluk al-Islam. Ed. E. Lévi- Provençal, Beirut, 1956, vol. II, p. 304.
17 AL-IDRUSU, Nuzhat al-mu1taq fiijtiraq al-afaq. Ed. y trad. francés por R. Dozy y M. J. de Goeje bajo el título Description de l'Afrique et de l'Espagne, Leyden, E.J. Brill, 1866, p. 202 / trad. 247.
18 «Goza de ventajosa situación, en lugar muy fuerte [...]. Su fortaleza pertenece a gente de la corona y es sede real» (IBN AL- JATIB, Mi'yar al-Ijtiyar fi2ikr al- ma'ahid) wa-l-diyar. Ed., trad. y est. por M.K. Chabbana. Rabat, Instituto Universitario de la Investigación Científica, 1977, pp. 61-62 / trad. pp. 130-131).
19 AL-QALQA3ANDI, Subh al-a'1à fikitabat al-In1a'. Trad. L. Seco de Lucena, Valencia, Anubar, 1975, vol. V, p. 221 versión ár. / trad. p. 29.
20 Sierra Nevada.
21 AL-HIMYARU, Al-RawÅ al-mi'tar fijabar al-aqtar: mu'yam yugrafi. Ed. Ihsan 'Abbas, Beirut, Maktabat Lubnan, 1984, p. 384.
22 Sobre minería en la zona véase SÁNCHEZ VICIANA, Juan Ramón, ZUBIAUR MARCOS, José F. y BERTRAND, Maryelle, «Mines et metallurgies medievales de la Sierra Nevada (región de Guadix, prov. de Grenade): premières données» en AA.VV., Actas de las I Jornadas sobre Minería y Tecnología en la Edad Media Peninsular. Madrid, Fundación Hullera Vasco-Leonesa, 1996, pp. 180-197 y BERTRAND, Maryelle y SANCHEZ VICIANA, José Ramón, «Production de fer et peuplement de la région de Guadix (Grenade) au cours de l'Antiquité tardive et du haut Moyen Age» en CANTO GARCIA, Alberto y CRESSIER, Patrice (eds.), Minas y metalurgia en al-Andalus y Magreb occidental: explotación y poblamiento, Madrid. Casa de Velázquez, 2008, pp. 123-158. Y sobre Alquife mismo cfr. MARTÍN CIVANTOS, José María, «Alquife, un castillo con vocación minera en el Zenete (Granada)», Arqueología y Territorio Medieval, VIII. 3, (2001), pp. 325-345.
23 Seguimos lo publicado en GONZÁLEZ ROMÁN, Cristóbal, ADROHER AUROUX, Andrés y LÓPEZ MARCOS, Antonio, «Excavación de urgencia en la calle San Miguel de Guadix (Granada) Campaña 1991», Anuario Arqueológico de Andalucía, (1991), Tomo 2 Urgencia, pp. 190-198.
24 Memoria, p. 128/ Tibyan, p. 73.
25 MALPICA CUELLO, Antonio, «La ciudad medieval de Guadix a la luz de la arqueología. Reflexiones a partir de la intervención arqueológica en su muralla y en el torreón del Ferro» en CASTELLANO CASTELLANO, José Luis y LÓPEZ-GUADALUPE MUÑOZ, Miguel Luis (coords.), Homenaje a Antonio Domínguez Ortiz, vol. I, 2008, pp. 599-620. Recientemente, en el 2008, la intervención de Ángel GONZÁ- LEZ ESCUDERO, entendida como una continuación de la anteriormente señalada, ha permitido confirmar a través de la cerámica que las estructuras se remontan como mucho al periodo almohade, cfr. mismo autor «La cerámica medieval del Torreón del Ferro, evolución de un tramo del recinto fortificado de Guadix (Granada)» en GARCÍA PORRAS, Alberto (ed.), II Taller «Cerámica medieval e Historia económica y social: problemas de método y casos de estudio» (9-12 de Febrero de 2008), (en prensa).
26 PUERTA TORRALBO, Dolores et alii, «Actuación arqueológica de urgencia realizada en el solar situado entre el callejón de la Tahona y el Paseo de la Catedral de Guadix (Granada)», Anuario Arqueológico de Andalucía. Sevilla, 2001, pp. 444-452.
27 Recientemente han salido a la luz restos atribuibles a ésta, esperemos que se intervenga arqueológicamente para que no se destruyan datos irrecuperables sobre la configuración de la misma.
28 MÜNZER, Jerónimo, Viajes por España y Portugal (1494-95). Madrid, 1991, p. 84.
29 ASENJO SEDANO, Carlos, Guadix, la ciudad musulmana en el siglo XV y su transformación en la ciudad cristiana del siglo XVI. Granada, Diputación Provincial, 1983.
30 «wa-dufina fiyami'i al-qasabati min-ha»/ «fue enterrado en la mezquita aljama de su alcazaba» (IBN AL- JATIB, Ihata fiajbar Garnata. Ed. 'A. 'Inan, El Cairo, Maktabat al-Janyi, vol. III, 1975, p. 341).
31 RAYA DE CÁRDENAS, Inmaculada, «Excavaciones arqueológicas en la Alcazaba de Guadix (Granada)», Anuario Arqueológico de Andalucía, Sevilla, 1991, pp. 134-138.
32 Seguimos a continuación a SARR MARROCO, Bilal y REYES MARTÍNEZ, Encarnación, «Intervención arqueológica de apoyo a la restauración y consolidación del torreón sureste de la Alcazaba de Guadix (Granada, 2005)», Arqueología y territorio medieval, 13.2., (2006), pp. 127-144.
33 MARTÍN CIVANTOS, José María y RAYA GARCÍA, Sofía, «La alcazaba de Guadix: de fortaleza andalusí a cuartel militar napoleónico», Boletín del Centro de Estudios «Pedro Suárez», 21, (2009), pp. 283-296.
34 CARRASCO RUS, Javier, et alii, El poblamiento antiguo de la tierra de Loja. Loja, Ayuntamiento, 1986. ROMÁN PUNZÓN, Julio, Contribución al estudio del poblamiento de época clásica en la Vega oriental de Granada: el yacimiento del Cerro de la Mora (Moraleda de Zafayona, Granada). Granada, Universidad de Granada, 2006.
35 JIMÉNEZ PUERTAS, Miguel, El poblamiento de Loja en la Edad Media. Granada, Universidad de Granada, 2002, pp. 67-121.
36 JIMÉNEZ PUERTAS, Miguel, Linajes de poder en la Loja islámica: de los Banu Jalid a los Alatares (siglos VIII-XV). Loja, Fundación Ibn al-Jatib, 2009. Sobre otros linajes célebres de Loja cfr. DAMAJ, Ahmad, Sabios y literatos de Loja Andalusí. Granada, Fund. Ibn al-Jatib, 2009. Y sobre las relaciones políticas de Loja con Granada cfr. PELÁEZ ROVIRA, Antonio, Loja en el ámbito del poder político nazarí. Granada, Fund. Ibn al-Jatib, 2009.
37 «Tamadà al-walid Al-Mutarrif ilà Law1a fa-bana hisna-ha wa ittaqana-hu wa abqà 'alay-ha Idris b. 'Abd Allah 'amilan» (IBN HAYYAN, Muqtabis III, citando como fuente a 'Isà b. Ahmad al- Razi (m. 989), en ANTUÑA, Melchor (ed.), Chronique du règne du calife umaiyade 'Abd Allah à Cordoue. París, 1937, p. 109).
38 CASTILLA BRAZALES, Juan (trad.), La crónica de 'Arib sobre al-Andalus. Granada, Impredisur, 1992, p. 90.
39 SÁNCHEZ MARTÍNEZ, Manuel, «La Cora de Ilbira (Granada y Almería) en los siglos X y XI, según Al-'U2ri», Cuadernos de Historia del Islam, 7, (1975-76), pp. 5-82, espec. p. 20.
40 Sobre este mawlà de Badis b. Habus, tercer sultán zirí (1038-1073) que luego fue visir de 'Abd Allah y finalmente intendente de la propiedad privada (yabi al-mustajlas) del emir Yusuf b. Ta1ufin cfr. Ihata III, pp. 331-333.
41 Memorias, p. 284/ Tibyan, p. 148.
42 HOENERBACH, Wilhelm, «Loja en la época nasrí», Miscelánea de Estudios Árabes y Hebraicos, III, (1954), pp. 55-69.
43 OLMO, Antonio, «Loja islámica. Historia y leyenda: la Cueva de los Durmientes», Miscelánea de Estudios Árabes y Hebraicos, 51, (2002), pp. 161-189.
44 Crónicas de Veinte Reyes, MANNETTER, Terrence (Ed.), Text and concordance of the «Crónica de once reyes (veynte reyes)» [Microforma]: Escorial ms. Y.I.12, Madison, Hispanic Seminary of Medieval Studies, 1989, Fol. 207v-208r.
45 JIMÉNEZ PUERTAS, Miguel, «Loja en época andalusí: evolución de la ciudad y de su territorio», en MALPICA CUELLO, Antonio (Ed.), Ciudad y arqueología medieval. Granada, Alhulia, 2006, pp. 153- 190, espec. 173-174.
46 MALPICA CUELLO, Antonio, «Las técnicas constructivas en al-Andalus. Un debate entre la arqueología y la arquitectura», en DURANY, Mercedes, PÉREZ, Francisco Javier y VAQUERO, Beatriz (Eds.), Técnicas Agrícolas, Industriais e Constructivas na Idade Media. Vigo, Universidad de Vigo, 1998, pp. 277-336.
47 MALPICA CUELLO, Antonio, «Los castillos en época nazarí. Una primera aproximación», en MALPICA CUELLO, Antonio (Ed.), Castillos y territorio en al-Andalus. Granada, Athos-Pérgamos, 1998, pp. 246-293.
48 ACIÉN ALMANSA, Manuel, «Recientes estudios sobre arqueología andalusí en el Sur de al-Andalus », Aragón en la Edad Media, 9, (1991), pp. 355-370, espec. 366.
49 BERNÁLDEZ, Andrés, Historia de los Reyes Católicos D. Fernando y Da Isabel, Crónica inédita del siglo XV. T. I, Granada, José María Zamora, 1856, p. 163.
50 BARRIOS AGUILERA, Manuel, «Loja a fines del siglo XV. Aspectos urbanísticos de una ciudad neocristiana según los Libros de Repartimiento», Crónica Nova, 11, (1980), pp. 7-38.
51 JIMÉNEZ PUERTAS, Miguel, Op. Cit., 2006, pp. 158-159.
52 CASTELLANO GÁMEZ, Miguel y ALONSO SÁNCHEZ, Juan, «Excavación arqueológica de urgencia en el barrio de la Alcazaba de Loja (Granada)», Anuario Arqueológico de Andalucía, Vol. III Actividades de urgencia, (1990), pp. 156-161.
53 ÁLVAREZ GARCÍA, José Javier y BUENDÍA MORENO, Antonio, «La Alcazaba de Loja. Fases de actuación desde la perspectiva de una intervención integral», en SÁNCHEZ de la HERAS, Carlos, PÉ- REZ IRIARTE, Luz y RODRIGO VILA, Salomé (Coord.), Los Castillos. Reflexiones ante el reto de su conservación. Actas de Jornadas, Alcalá la real 26-28 de Mayo de 2004, Sevilla, Junta de Andalucía, 2005, pp. 73-92.
54 ÁLVAREZ GARCÍA, José Javier, Informe preliminar de la Actuación Arqueológica de Apoyo a la restauración del Patio de armas de la Alcazaba de Loja, 2008-2009. Granada, Delegación de Cultura de la Junta de Andalucía (Informe inédito), Granada, 2009. (Agradecemos al autor la información proporcionada).
55 ÁLVAREZ GARCÍA, José Javier y BUENDÍA MORENO, Antonio, Loja. Excavación de apoyo a la restauración de la Alcazaba de Loja. Campaña de excavación del 2008, http://www.arqueologiamedieval.com/excavaciones/83/
56 Cfr. nota 54.
57 GALERA MENDOZA, Esther, Loja urbanismo y obras públicas. Desde la conquista al siglo XVIII. Granada, Universidad de Granada, 1997, p. 262.
58 MARTÍNEZ NUÑEZ, María Antonia, «Epigrafía y propaganda Almohade», Al-Qantara, XVIII (1997), pp. 415-445.
59 Véase nota 10.
60 CASTELLANOS GÁMEZ, Miguel y SÁNCHEZ MARTÍNEZ, Juan, Op. Cit. pp. 156-161.
61 ALONSO SÁNCHEZ, Juan, CASTELLANO GAMEZ, Miguel y BUENDÍA MORENO, Antonio, «Excavación arqueológica de urgencia en el Callejón de la Mora, Calle Moraima. Barrio de la Alcazaba de Loja (Granada)», Anuario Arqueológico de Andalucía. Vol. III. Actividades de urgencia, (1992), pp. 344-349.
62 ÁLVAREZ GARCÍA, José Javier y BUENDÍA MORENO, Antonio, «Intervención Arqueológica de Apoyo a la Restauración del Cine Imperial de Loja 2006-2009», Anuario Arqueológico de Andalucía, (2007), (EN PRENSA).
63 ÁLVAREZ GARCÍA, José Javier et alii, «Intervención arqueológica de Urgencia en el Huerto de María Ruiz (Loja)», Anuario Arqueológico de Andalucía (2006), pp. 1862-1870.
64 «...de Elvira a Illywara, ocho millas...». Trad. esp. de SÁNCHEZ MARTÍNEZ, Manuel, «La Cora de Ilbira (Granada y Almería) en los siglos X y XI, según Al-'U2ri», Cuadernos de Historia del Islam, 7, (1975-76), Granada, pp. 5-82, espec. 53-54.
65 Primera Crónica General de España, ed. por MENÉNDEZ PIDAL, Ramón, Madrid, Gredos, 1955, pág. 745.
66 Crónica del muy alto y muy católico rey Don Alfonso el Onceno, BAE, LXVI/I, Crónicas de los Reyes de Castilla, ed. ROSELL, Caetano, Madrid, Atlas, 1953, p. 183.
67 Ibídem, p. 333.
68 CARRILLO DE HUETE, Pedro, Crónica del Halconero de Juan II, ed. por CARRIAZO de MATA, Juan, Madrid, Espasa Calpe, 1946, Cap. LXXXI, p. 96.
69 Hechos del Condestable Don Miguel Lucas de Iranzo (Crónica del siglo XV), ed. y estudio por CARRIAZO de MATA, Juan, Madrid, Espasa Calpe, 1940, p. 18.
70 PULGAR, Fernando del, Crónicas de los Señores Reyes Católicos Don Fernando y Doña Isabel de Castilla y Aragón. Reproducción digital del microfilm de la edición original de Valencia, Imp. de Benito Monfort, 1780.
(http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/02585063290270695209079/ima0287.htm)
71 GÓMEZ BECERRA, Antonio y MALPICA CUELLO, Antonio, «Intervenciones arqueológicas en el castillo y villa fortificada de Íllora (Granada)», Anuario Arqueológico de Andalucía. Vol. III Actividades de urgencia, Tomo I, (1999), pp. 275-290.
72 ORFILA PONS, Margarita et alii, «Las termas romanas de Íllora (Granada)», en AA.VV, Termas romanas en el occidente del imperio: II Coloquio Internacional de Arqueología en Gijón. Gijón, VTP, 2000, pp. 251-256.
73 ORFILA PONS, Margarita et alii, «Avance sobre el análisis del poblamiento en época romana de la zona de Íllora (Granada)» en AA.VV., Actas del XXIII Congreso Nacional de Arqueología: Elche, 1995, Elche, Ayuntamiento de Elche, 1997, pp. 195-200.
74 MALPICA CUELLO, Antonio (Ed.), Íllora, una villa de la frontera granadino-castellana. Análisis histórico-arqueológico. Granada, Imprenta comercial Motril, 2003, p. 106.
75 Ibídem, p. 101.
76 Ibídem, p. 113.
77 GARCÍA PORRAS, Alberto, MÁRTIN LÓPEZ, Eva y BORDES GARCÍA, Sonia, «La zona de acceso al castillo de Íllora (Granada). Resultados de intervención arqueológica de urgencia realizada en los alrededores de la torre-puerta», Anuario Arqueológico de Andalucía, Vol. III Actividades de Urgencia, (1995), pp. 185-189.
78 MALPICA CUELLO, Antonio (Ed.), Op. Cit., p. 66.
79 Crónica del Rey don Alfonso Décimo, BAE, LXVI, Crónicas de los Reyes de Castilla, ed. ROSELL, Caetano, Madrid, Atlas, 1953, cap. LXXIV, p. 58.
80 GARIBAY Y ZAMALLOA, Esteban de, Los XL libros del compendio historial de las crónicas y universal historia de todos los Reynos de España, Tomo IV, Lib. XXXIX, Cap. XV, Lejona, Gerardo Uña, 1988, p. 342.
81 Memorias, págs.178-179/Tibyan, pp. 98-99.
82 Ihata II, p. 99.
83 FERRÓN, Francisco, Noticia histórica de la insigne y muy celebre villa de Moclín y de la piadosa imagen de Jesús Nazareno que con el título del santísimo Cristo del paño, se venera en la iglesia parroquial de dicha villa. Granada, Herederos de D. Joseph de la Puerta, 1761, p. 2.
84 GARCÍA PORRAS, Alberto, «Intervención arqueológica de urgencia en la zona de acceso al castillo de Moclín», Anuario Arqueológico de Andalucía. Vol. III. Actividades de urgencia. Informes y memorias (1994), pp. 165-171.
85 GARCÍA PORRAS, Alberto, «Excavaciones arqueológicas en el castillo de Moclín (Granada). Primeros resultados» en MALPICA CUELLO, Antonio, Castillos y territorio en al-Andalus, Granada, Athos-Pérgamos, 1998, pp. 309-335, espec. p. 321.
86 PADIAL PÉREZ, Jorge y CASTAÑO AGUILAR, José Manuel, «Intervención arqueológica de urgencia en el castillo de Moclín (Granada). Marzo-Abril, 1996», Anuario Arqueológico de Andalucía (1996), pp. 208-218.
87 GARCÍA PORRAS, Alberto, Op. Cit., 1998, pp. 325-329.
88 MALPICA CUELLO, Antonio, «Las villas de la frontera granadina ¿Ciudades o alquerías fortificadas? » en CRESSIER, Patrice (ed.), Castrum 8: Le château et la ville. Espaces et réseaux. Madrid, Casa de Velázquez, 2008, pp. 151-173.
89 Son escasas las referencias sobre Montefrío, hay que esperar al periodo nasri, lo que coincide con los datos arqueológicos, para encontrar algunas citas eventuales. Como la del alfaquí que nace y muere allí, un tal Abu 'Ali al-Gafrun al-Kalbi (m. 2u-l-hiyya del 744 H = del 15-4-1344 al 14-5-1344). Ibn al Jatib nos dice que era «min ahl Muntfarid min husun barayilat Garnata» / «de los habitantes de Montefrío uno de los castillos de las barayila de Granada» (Ihata IV, pp. 192-193). Finalmente tenemos constancia de su trágica conquista por parte de los castellanos tanto a través de al-Maqqari (Nafh al-Tib, ed. Ihsan 'Abbas, Beirut, Dar Sadir, 1968, vol. IV, p. 518) como del anónimo Nub2at al-'Asr fiajbar muluk Bani Nasr (ed. Alfredo Bustani y trad. Carlos Quirós, Larache, Boscá, 1940, pp. 19 ár. / 22 cast.).
90 PEDREGOSA MEGÍAS, Rafael, «El castillo de Montefrío (Granada): la cerámica medieval de superficie», Antiqvitas, 17, (2005), pp. 149-156.
91 MALPICA CUELLO, Antonio, «El castillo de Zagra y el alfoz de Loja en la Edad Media», en AA.VV., Homenaje al profesor Juan Torres Fontes. Murcia, Universidad de Murcia, t. II, 1987, pp. 959- 973.
92 Crónica del Rey don Pedro, BAE, LXVI, Crónicas de los Reyes de Castilla, ed. ROSELL, Caetano, Madrid, Atlas, 1953, Año 1362, cap. II, p. 516.
93 CAÑADAS SUÁREZ, Juan Alonso, «El Castillo de Zagra. Análisis de las estructuras en superficie», @rqueología y Territorio. Revista electrónica del Programa de Doctorado, 3 (2006), pp. 73-88, espec. 87.
94 GONZÁLEZ MARTÍN, Carlos y GARCÍA-CONTRERAS RUIZ, Guillermo, Castillo de Zagra. Actuación en el ámbito de la alcazaba y la torre del sol, Granada, Delegación de Cultura de la Junta de Andalucía (Informe inédito depositado), 2010. (Agradecemos a sus autores la información suministrada).
95 GARCÍA-CONTRERAS RUIZ, Guillermo y GONZÁLEZ ESCUDERO, Ángel, «El torreón noroeste del castillo de Zagra (Granada): limpieza de estructuras emergentes, control de movimiento de tierras y análisis estratigráfico murario supeditado a las labores de consolidación», Granada, (Informe inédito depositado en la Delegación de Cultura de la Junta de Andalucía), 2009. (Agradecemos a los autores la información proporcionada).
96 Montejícar (Munt 3aqir otras Munti1aqir) es un hisn que nos llama sumamente la atención. Aparece por primera vez citado en torno al siglo IX, en relación con las luchas de la primera fitna (c. 889), como un hisn ocupado por beréberes que es reparado y ampliado por Ibn Saqala, líder del clan qaysí, que allí se instala [IBN HAYYAN, Muqtabis III ed. M. Antuña p. 61/trad. en GURÁIEB, José E., «Al- Muqtabis de Ibn Hayyan», Cuadernos de Historia de España, XVIII, (1952), pág.154 (¡Aunque el traductor lo identifica erróneamente con una supuesta Montesacro!). También aparece en Ihata IV, p. 270 señalado como el lugar en el que muere el hijo de Sawwar b. Hamdun, 'Abd al-'Aziz], sin embargo su topónimo y la presencia de abundante población muladí nos pueden indicar que existía un poblamiento continuado, al menos, desde antes de la ocupación arabo-beréber. Luego al-'U2ri, en el siglo XI, lo citaría como «un castillo inexpugnable a la orilla del río de los árabes» («kana hisnan hasinan 'alà nahr al'arab », AL-'UDRI, Tarsi' al-ajbar. Fragmentos geográfico-históricos de al-Masalik ilà gami' almamalik. Ed. crítica de 'Abd Al-'Aziz Al-Ahwani. Madrid, Instituto Egipcio de Estudios Islámicos, 1965, p. 89/ trad.esp. SÁNCHEZ MARTÍNEZ, Manuel, Op. cit., p. 53) y como punto de paso en la ruta que iba desde Córdoba a Almería pasando por Guadix. Más tarde Ibn al-Jatib la citaría en su Lamha (ed. ár. p. 29 / trad. esp. Casciaro, p. 16) como el principal castillo del Baryila de los Albuñoles resulta interesante su continuidad y la existencia de unas salinas cerca que han sido relacionadas con un asentamiento romano cfr. QUESADA, Tomás, «Las salinas de interior de Andalucía Oriental. Ensayo de Tipología», en Lorenzo CARA BARRIONUEVO, Lorenzo y MALPICA CUELLO, Antonio (ed.), Agricultura y regadío en Al-Andalus, síntesis y problemas: actas del coloquio. Almería (Instituto de Est. Almerienses)-Granada (Grupo Toponimia Historia y Arqueología del Reino de Granada), 1995, pp. 317-334, espec. 320.
97 Crónica del muy alto y muy católico rey Don Alfonso el Onceno, p. 181.
98 SARR, Bilal, La Granada zirí (1013-1090). Granada, Alhulia, 2011.
99 CARMONA ÁVILA, Rafael, «Configuración urbana de Madinat Baguh (Priego de Córdoba): estado de la cuestión desde la aportación de la arqueología», en CARA, Lorenzo (ed.), Ciudad y territorio en al- Andalus. Granada, Athos-Pérgamos, 2000, pp. 331-364.
100 GÓMEZ BECERRA, Antonio, «La fortificación en la costa occidental de Granada en época islámica. El castillo de San Miguel (Almuñécar)», en MALPICA CUELLO, Antonio (ed.), Castillo y territorio en al-Andalus. Granada, Athos-Pérgamos, 1998, pp. 336-357, espec. 355-357.
101 GUICHARD, Pierre, Al-Andalus frente a la conquista cristiana: los musulmanes de Valencia (Siglos XI-XIII). Valencia, Universidad de Valencia, 2001, pp. 273-278. Sobre la primera formulación del modelo hisn-albacar cfr. BAZZANA, André, CRESSIER, Patrice y GUICHARD, Pierre, Les chateaux ruraux d'Al-Andalus: Histoire et Archéologie des husun du sud-est de l'Espagne. Madrid, Casa de Velázquez, 1988.
102 AZUAR RUIZ, Rafael, «Fortificaciones de taifas en el Garb al-Andalus», en MALPICA CUELLO, Antonio (ed.), Castillo y territorio en al-Andalus. Granada, Athos-Pérgamos, 1998, pp. 116-140, espec. 135.
BILAL SARR**
LUCA MATTEI**
** Universidad de Granada, Departamento de Historia Medieval y Ciencias y Técnicas Historiográficas, Facultad de Filosofía y Letras, Campus Universitario de Cartuja s/n, 18071, Granada. C.e.: bilal@ ugr.es / [email protected]
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