Resumen
En este artículo buscamos mostrar las formas cómo se han estudiado las relaciones entre el Estado y la Iglesia en Colombia, así como el papel que ha jugado la institución eclesiástica de la Iglesia católica en la historia política colombiana decimonónica. En esta aproximación nos hemos dado cuenta de que el estudio de las citadas relaciones ha tomado fuerza en los más recientes años y que ello ha permitido abrir las posibilidades de los enfoques desde los cuales aquéllas se estudian, en la medida en que varias ciencias sociales han confluido en su preocupación sobre este fenómeno. Este balance desea continuar con el trabajo emprendido por otros investigadores en el afán de mostrar cómo está evolucionando el estudio del fenómeno religioso en Colombia y, específicamente, de las relaciones Estado-Iglesia1.
Palabras clave: balance historiográfico, relaciones Estado-Iglesia, Colombia, siglo XIX.
Abstract
In this paper we try to show the ways in which the relationship between the Church and the State has been studied in Colombia, as well as the role that the ecclesiastic institution of the Catholic Church has played in the nineteenth-century political history of Colombia. Undertaking this work, it became clear that the study of this relationship has intensified in recent years, with a broadening of approaches, as different branches of the social sciences direct their attention to this phenomenon. This contribution aims to continue with the work undertaken by other researchers interested in examining how the study of religious phenomena is evolving in Colombia, especially, the relation between State and Church.
Key words: Historiographical review, State-Church relantionship, Colombia, 19 century.
"El conflicto que enfrenta a la Iglesia católica y al Estado colombiano, durante tres cuartos del siglo XIX es, quizás, el hecho más importante de este período"
Jorge Villegas, Colombia: enfrentamiento Iglesia-Estado, 1819-1887, 1977.
Las relaciones Estado-Iglesia en Colombia han sido ampliamente estudiadas por historiadores colombianos y extranjeros a lo largo de los últimos 150 años. Hablamos desde, por lo menos, mediados del siglo XIX2. Sin embargo, la forma cómo han sido estudiadas estas relaciones ha variado a lo largo del tiempo, de tal manera que el énfasis que se les da a ellas dentro de la historia política colombiana cambia de acuerdo con los intereses y enfoques empleados por los historiadores. En este texto pretendemos mostrar cómo han sido vistas esas relaciones y el papel que se le ha asignado en ellas a la institución eclesiástica. En esas múltiples interpretaciones se detallarán los intereses reinantes y las formas que han prevalecido para acercarse a su estudio. Un balance como éste es relevante en la medida que nos permite observar cómo se han estudiado las relaciones Estado-Iglesia, las tendencias que esos estudios han tomado y la fragmentación de los mismos, en la medida que la temática ha ido especializándose.
Las interpretaciones
En las diversas interpretaciones existentes sobre las relaciones del Estado con la Iglesia católica en la historia política colombiana podemos destacar las siguientes: la institucional, es decir la elaborada por integrantes de la institución eclesiástica - de allí su nombre de institucional -, y que constituye, en resumidas palabras, la historia oficial, clerical y clericalizada. Una segunda interpretación está ligada con la anterior, pero sus integrantes no hacen parte de la institución, aunque la siguen mostrando como muy importante y determinante en la historia colombiana. La tercera puede ser calificada, con cautela, como liberal, en el sentido que estudia a la institución eclesiástica como un factor conservador y conservatizante de la sociedad colombiana. La siguiente se relaciona con la tendencia de la Nueva Historia de Colombia y de la cual se desprende la última, la que busca estudiar el papel desempeñado por la institución desde una perspectiva más compleja, contextualizada y que tenga en cuenta los diversos procesos históricos que ha vivido el país. Igualmente es una tendencia, con varias vertientes, que permite la conjunción de diversas ciencias sociales. Es necesario anotar que estas interpretaciones no se presentan como una sucesión de estadios excluyentes y determinantes, como camisas de fuerzas fijas con integrantes sin posibilidad de movilidad.
La interpretación institucional clerical
Esta interpretación clerical tiene como principal característica ser elaborada por integrantes de la institución eclesiástica y escrita sobre la misma institución. Muestra la forma como ella y sus integrantes se han preocupado y ocupado por infundir, difundir, defender y consolidar el catolicismo en el país, indicando con ello los obstáculos presentes y la forma como han sido superados. En este sentido muestran y valoran, por no decir sobrevaloran, el papel que ha jugado la institución en la historia del país. Este tipo de interpretación lo podemos calificar como una historia oficial, apologética y martirológica. Oficial porque sale del interior de la institución eclesiástica y cuenta con el beneplácito de ella misma para su difusión. Apologética porque valora, sobrevalora y exalta el papel de la Iglesia y de su institución en el desarrollo social. Y martirológica porque el accionar de la institución dentro de la sociedad colombiana ha tenido y presentado dificultades, según quienes escriben su historia3.
Los escritos de esta interpretación justifican y defienden la estrecha relación entre la institución eclesiástica y el Estado, y en términos generales, entre la Iglesia y el Estado. De esta forma, coyunturas complejas en esas relaciones, como las que se presentaron a lo largo del siglo XIX ya sea por las reformas liberales de mitad de siglo o las presentadas bajo la segunda presidencia de Tomás Cipriano de Mosquera, comenzando la década de 1860, son vistas por esta tendencia historiográfica como graves ataques no sólo contra la institución eclesiástica sino contra la religión. Las actitudes asumidas por la institución eclesiástica en aquella época se justifican y se respaldan por un proyecto mucho más amplio, globalizante y globalizador para el catolicismo, el proyecto romanista desde el Vaticano, que fortaleció la imagen del Papa como centro del catolicismo, y en asuntos específicos por la necesidad de defenderse ante los embates de los considerados enemigos no sólo de ese proyecto sino del catolicismo como un todo.
También se resaltan los momentos para la apología. Estos pueden ubicarse en el papel desempeñado por los misioneros en la Conquista y la Colonia, en las hagiografías sublimes, en la participación del clero en la emancipación y el proceso independentista, en la consolidación de la identidad religiosa católica del pueblo colombiano, lo que le permitió a la institución denotar su papel protagónico en la historia del país y participar abiertamente en procesos como la Regeneración. Aunque en esos momentos se mostrasen muy complejos para la misma institución, notando no sólo confrontaciones con actores externos sino también fisuras internas, las cuales, no obstante, no eran vistas como tal para evitar mostrar visiones diferentes a la de la posición supuestamente única que debía existir en su interior4. Esta visión fue la que más fuerza y atención tuvo, por lo menos, hasta los años sesenta del siglo XX. Puede destacarse la monumental Historia Extensa de Colombia, a cargo de la Academia Colombiana de Historia, en la cual existe una parte de ella dedicada a la institución eclesiástica. El volumen XIII de la citada obra, compuesto por cinco tomos, se ocupa de la Historia Eclesiástica. Esta historia hace un recorrido desde la evangelización del Nuevo Reino de Granada en el siglo XVI, lo que hoy podríamos llamar la conquista espiritual, hasta el papel jugado por el clero en la Independencia5. Estos cinco tomos son el mayor esfuerzo institucional por recuperar el papel histórico de la institución eclesiástica en el país. Dentro de esa historia institucional deben también destacarse las escritas por los historiadores "oficiales" de las comunidades religiosas, pertenecientes a ellas mismas. De la Compañía de Jesús se destacan Juan Manuel Pacheco6 y Eduardo Cárdenas7. De los dominicos sobresale Alberto Ariza8. Entre los franciscanos tenemos a Luis Carlos Mantilla Ruiz9, Gregorio Arcila Robledo10 y Alberto Lee López11. Entre los agustinos recoletos encontramos a Rubén Buitrago12 y a Eugenio Ayape13. De los claretianos podemos mencionar a Carlos Eduardo Mesa Gómez14. De este último resaltamos un artículo que buscaba estudiar de manera rápida las relaciones del Estado con la Iglesia sin lograr desprenderse de las explicaciones que muestran a la institución como la víctima inerme del reformismo liberal15.
La interpretación institucional laica
Las élites colombianas, tan propensas a participar en los debates que se suscitaban16, se vieron motivadas a manifestarse en cuanto al papel que debía cumplir la institución eclesiástica en la vida política colombiana y también sobre las relaciones Estado e Iglesia. Los textos significativos obedecían, igual que en la interpretación anterior, a las confrontaciones en las cuales la institución se inmiscuía o era inmiscuida, ya fuese por sus integrantes o por laicos. Podemos afirmar que esos textos respondían a la defensa que podían hacer en las coyunturas como las de mitad del siglo XIX. Por ello podemos afirmar que esta visión buscaba o busca, aún, defender el accionar de la institución en la consolidación de una sociedad católica, y de paso, justificar sus posiciones políticas. De esta interpretación destacamos La Historia Eclesiástica y Civil de la Nueva Granada, de José Manuel Groot17, La Iglesia y El Estado en Colombia de Juan Pablo Restrepo18. Obra de menor calidad e impacto pero también importante para conocer la visión laica sobre la institución eclesiástica es la de José Joaquín Borda19, en suma apologética de la Compañía de Jesús sobre todo en momentos álgidos como lo fueron las expulsiones de 1850 y 1861.
La interpretación liberal
Jesús María Álvarez y María Teresa Uribe indicaron, en los años ochenta del siglo pasado, que las reformas de mitad de siglo XIX determinaron la manera como se configuraría una tendencia liberal en la historia e historiografía colombianas. Para estos autores, los liberales decimonónicos determinaron que a partir de mediados del siglo XIX, años más, años menos, podría comenzar a hablarse de una historia republicana, en la medida que a partir de las reformas de mediados de siglo, como uno de sus objetivos básicos, se buscaba abolir el pasado colonial aún presente en instituciones de índole económico, político, social y cultural20. Desde el punto de vista de estos autores, los reformistas dieron pie para que cien años después, desde la década de 1960, en medio de las agitaciones sociales y políticas, del despertar, en el estudio, de los movimientos sociales, los historiadores que se estaban formando profesionalmente determinaron que la institución eclesiástica había jugado un papel importante en el proceso conservador que había vivido el país a lo largo de su historia republicana pero sobre todo desde finales del siglo XIX. Estos historiadores, creo, sesgaron sus posiciones y redujeron, en la mayoría de los casos, a la institución, políticamente hablando, a su participación partidista, y en el peor de los casos, a lo estrictamente electoral. Esto puede deberse a la lectura e interpretación que se ha hecho de ciertas fuentes, conducentes a determinar unidireccionalmente la participación de la institución en un campo reducido de la política, las elecciones. Podemos afirmar, entonces, que esta tendencia liberal tiene sus orígenes en los historiadores del siglo XIX, aquéllos que criticaron a la institución eclesiástica. Obras como las de José María Samper, Salvador Camacho Roldán, Manuel Murillo Toro, José María Rojas Garrido, entre otras, sobre todo escritas en el calor de la juventud liberal influenciada por las revoluciones burguesas europeas, abrieron el paso para las interpretaciones que se construyeron sobre el papel de la institución eclesiástica en la historia colonial española y en los pocos años de vida republicana que tenía la Nueva Granada.
Ya en el siglo XX, esta interpretación ha sido la que más fuerte ha criticado a la institución eclesiástica por sus actuaciones en la historia del país. Considero que sus obras denotan, en la mayoría de los casos, desconocimiento no sólo de la organización de aquélla sino también de su propia historia y cómo ésta está encajada en procesos históricos más amplios. La característica esencial de estas obras, en el siglo XX, es que sus autores reproducen los esquemas interpretativos empleados por sus predecesores en el siglo XIX. Así, caen en lo que Germán Colmenares denominó "prisiones historiográficas"21. Por ejemplo, los autores liberales del siglo XIX construyeron la imagen de que ellos eran modernos, democráticos, anticlericales y que la institución eclesiástica era lo opuesto, retrógrada, autoritaria, romanista y antirrepublicana. De tal forma que la historiografía liberal del siglo XX pasa a hablar de que en efecto en la centuria precedente se presentaron dichas características pero sin entrar a matizarlas, explicarlas y contextualizarlas, contentándose únicamente con reproducirlas.
Una de las primeras obras que buscó interpretar las relaciones Estado-Iglesia desde la perspectiva liberal y marxista fue la de Jorge Villegas22. Para este autor, las relaciones Estado-Iglesia y el conflicto entre ambos es de lo más importante en la historia colombiana decimonónica23. Sin embargo, a pesar de esta afirmación, las obras subsecuentes, y el mismo libro de Villegas, no profundizan en las mencionadas relaciones. El libro busca hacer un recorrido desde la Independencia hasta la firma del Concordato entre el país y la Santa Sede. La obra de Villegas se fortalece en las reformas de mediados del siglo XIX en la administración de José Hilario López. Según Villegas, durante el gobierno de López se agudiza el conflicto entre Iglesia y Estado, expresado en varias medidas como la abolición de los diezmos, la elección de curas párrocos por los cabildos municipales, la expulsión del arzobispo Mosquera y los obispos, entre otras24.
Para Villegas, como reacción a estas medidas y a la supresión de la esclavitud se presentó la guerra civil de 1851. Los conservadores son derrotados, lo que da a los liberales motivos para tomar nuevas medidas contra la Iglesia: en octubre de 1851 las cámaras de provincia discutieron un proyecto de abolición de los derechos de estola, que veremos más adelante. Ante esta medida y otras como la supresión del diezmo y la primicia y el desafuero eclesiástico la prensa liberal pidió al clero que la solución no era utilizar el púlpito para predicar la revolución ni para tratar a los liberales de impíos, herejes o volterianos25.
Paralela y posteriormente a la obra de Villegas aparecieron otras con las mismas connotaciones de la historiografía liberal donde las relaciones del Estado con la Iglesia eran vistas a partir de un Estado en gestación que buscaba desprenderse de la nefasta influencia y herencia del mundo colonial, donde la institución eclesiástica había desempeñado un papel importante en la delineación de las mentalidades. Sin embargo, esta historiografía no observa los matices que pueden presentarse entre un Estado que busca dominar a la institución continuando con el Patronato o la propuesta de un Estado que propende por una separación completa de las potestades. Para los historiadores liberales, en su mayoría, la pretendida separación de las potestades no les deja ver cómo se buscó el control de la institución eclesiástica por parte del Estado.
Desde la historiografía liberal se muestra el papel del liberalismo como el encargado de buscar la modernización tanto del Estado como de la sociedad en contravía de las tendencias conservadoras de fuerzas que no deseaban desprenderse del pasado colonial. Aunque es clave decirlo, estas obras no profundizan en ese fenómeno, dejándose llevar, mejor, por afirmaciones sin mayor sustento. Allí encontramos el capítulo escrito por Álvaro Tirado Mejía en el Manual de Historia de Colombia. Para Tirado, el "problema religioso" fue lo que dividió, en determinados momentos, de manera clara a los dos partidos políticos colombianos, el liberal y el conservador. Estaban en juego las relaciones del Estado con la Iglesia, los bienes de la Iglesia, algunas fuentes fiscales y el sistema de educación. Era, según Tirado, un debate entre partidarios del statu quo y los que deseaban mayor adaptación de la sociedad a formas más acordes con el capitalismo mundial26. Según Tirado, para comprender la pugna en el siglo XIX con la Iglesia católica es necesario ubicar el papel de la Iglesia en el Estado colonial, es decir, mediados por el Patronato. Con el programa del partido liberal, redactado por Ezequiel Rojas en 1848, se veían las intenciones liberales de separar el Estado de la Iglesia, pues se proponía que no se empleara la religión como medio para gobernar. También se aludía a la presencia de los jesuitas como peligrosa para las libertades públicas y la soberanía nacional.
La Nueva Historia de Colombia
Con el nombre de Nueva Historia de Colombia se conoce no sólo un movimiento de historiadores colombianos sino principalmente una nueva forma de entender la historia del país, esto debido a la necesidad de romper con la explicación tradicional que sobre aquélla se había construido a lo largo del tiempo. La Nueva Historia de Colombia nos muestra diferencias en cuanto a objeto, enfoque y metodología entre ella y la historia tradicional27. Jorge Orlando Melo definió a ésta como una historia en la que primaba la "historia militar y política; [el] papel de la Iglesia en la cultura nacional; [la] concentración en el siglo XVI y en el período de la Independencia [los cuales] son los límites tradicionales del trabajo histórico en Colombia". Según el mismo Melo el paso de la historia tradicional a la Nueva Historia de Colombia se debió esencialmente a la creciente importancia de los estudios históricos en las universidades; a la difusión de categorías marxistas; y a los aportes de los estudiosos extranjeros poseedores de preparación teórica y metodológica28.
La Nueva Historia de Colombia introdujo debates en la historia económica, social y política del país, e hizo de la disciplina histórica un espacio de formación académica universitaria en donde jugaron papel importante el Departamento de Historia y la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de Colombia en Bogotá. Allí han trabajado figuras relacionadas con la Nueva Historia y se han patrocinado e impulsado eventos académicos que han buscado darle coherencia y fortaleza a los estudios históricos en Colombia29.
Como vimos atrás, igual que Tirado Mejía, otros historiadores también han mostrado en sus obras, aunque ellas sean de carácter general, la importancia de las relaciones Estado e Iglesia. Aunque debe anotarse que caen en el lugar común al afirmar que esas relaciones son muy importantes, pero dicha importancia no se ve reflejada ni en el espacio que le dedican en sus obras ni en los enfoques empleados para estudiarlas. Para David Bushnell, el ámbito político de Colombia es un buen ejemplo de la manera como los conflictos entre "liberales" y "conservadores" y entre Iglesia y sectores anticlericales se propagaban de una nación a otra30. Ya en una obra temprana, Bushnell muestra la importancia que tiene el clero en la sociedad neogranadina. Según él, el problema religioso, presentado en los primeros años de la Independencia,
derivaba su importancia principalmente de la influencia notable que el clero había ejercido y ejercía aún en la vida de la nación. Los anticlericales podían lamentar esta influencia como un signo de fanatismo degradante, pero no podían negarla ni mucho menos perderla de vista. Los visitantes extranjeros estaban de acuerdo en reconocer que los curas párrocos tenían una autoridad moral absoluta sobre la masa de la población y el gobierno colombiano contribuyó a reforzar su autoridad nombrando clérigos como miembros ex officio de las juntas de manumisión, de las juntas de educación primaria y de comités similares para el logro de causas beneficiosas31.
En su obra general, Marco Palacios y Frank Safford también se preocupan por las relaciones entre el Estado y la Iglesia y por determinar el papel de la institución eclesiástica en la sociedad. Esta obra es mucho más profunda en la medida que contextualiza social, política y económicamente el papel de dicha institución, interrelacionándola con otros actores sociales. Para ellos, la era liberal, comprendida entre 1845 y 1876, significó una época de grandes transformaciones donde la economía mundial y la circulación de ideas permitió que el liberalismo se asentara y se mostrara como el corpus ideológico y político capaz de transformar la sociedad. Dentro de ese espectro temporal fueron las administraciones de José Hilario López y de José María Obando las encargadas de darle sentido a una verdadera revolución con grandes transformaciones. Los autores parten del principio, decimonónico por cierto, de que los acontecimientos de mediados del siglo XIX obedecieron a un proceso revolucionario. Independiente de que estemos de acuerdo con esa apreciación, pues considero que lo único que hace es reproducir una camisa de fuerza interpretativa, el que los autores consideren que aquella fue una época revolucionaria significa que las variaciones en las relaciones Estado e Iglesia en esa época obedecían también a cambios revolucionarios. Safford y Palacios afirman que la administración de López combinó varias revoluciones superpuestas: 1°. Fue un conflicto partidista por el control político, en donde liberales y conservadores deseaban la hegemonía y para ello movilizaron fuerzas populares las cuales emplearon, en determinados momentos, la violencia. 2°. Fue una revolución institucional en donde políticos sin importar su filiación partidista estuvieron de acuerdo en cambios fundamentales como el comercio exterior, divergiendo en algunos como los relacionados con la Iglesia católica. 3°. Fue una revolución social parcial que iluminó las divisiones clasistas de la sociedad neogranadina32. Las revoluciones partidista e institucional pueden mostrar el conflicto liberal y conservador por el control del Estado y desde allí la definición de éste en su relación con la Iglesia como institución. En ese orden de ideas, los liberales más radicales creían que la estructura jerárquica de la Iglesia católica era incompatible con la democracia. Los más moderados no compartían esa posición pero sí creían que era necesario reducir el poder de la Iglesia sobre todo por cuestiones políticas y económicas. Así, por ejemplo, abolir el fuero eclesiástico significaba la afirmación del principio de igualdad ante la ley. Para debilitar la estructura jerárquica de la Iglesia se procedió a la selección de los curas párrocos por parte de los concejos municipales. Amortizar los censos significó facilitar la circulación de la tierra33.
Destacamos la obra de Christopher Abel34 quien de una manera detallada, concisa y precisa, quiso mostrar la influencia que tuvo la institución eclesiástica en el desarrollo político partidista colombiano y en su relación con otros actores sociales, económicos y políticos. En este libro, marcado por la cronología de la historia política del país, se observa el afán de indicar las confrontaciones internas entre los integrantes de la institución eclesiástica, determinadas por los intereses particulares de ellos en relación con los poderes político-regionales. Éste fue un aporte importante para la época en que apareció la obra, pues da cuenta de que la institución eclesiástica no es monolítica, presentando en su interior posiciones divergentes. No obstante, la obra se desvanece desde su relación política-Iglesia-partidos, cuando en el capítulo séptimo, al aludir a los asuntos económicos descarta a la institución eclesiástica, como si ella - en su conjunto o en sus partes - no tuviese nada que decir al respecto y como si ella estuviese reducida únicamente a lo político partidista y no pudiese desenvolverse también en lo político económico.
Otro autor que es importante resaltar es Fernán González. Gracias a sus textos, artículos y libros, hemos podido determinar la existencia de múltiples actores y relaciones en la participación de la institución eclesiástica en la historia colombiana, siendo clave señalar que ese aporte nos ha permitido desentrañar postulados, aunque tácitos pero postulados al fin y al cabo, de las tres interpretaciones que hasta ahora hemos abordado, donde se denotan esquemas rígidos que impiden detallar fisuras, disensos, confrontaciones, heterodoxias, particularidades, y que también nos permite comenzar a entender la Iglesia católica, y en ella la institución, como un todo universalista y universal. En sus obras se nota la evolución que permite mostrar, como lo señala en una de sus últimas compilaciones, la existencia de dos grandes poderes enfrentados, el Estado y la institución eclesiástica, en un espacio donde la religión, la religiosidad y la directriz institucional de la Iglesia, han detentado un poder fundamental y han jugado papeles relativamente determinantes en las construcciones históricas del país35.
Según Fernán González, "en ninguno de los momentos de nuestra historia se ha dejado de agitar el tema de la religión y la política". González afirma que "situar el papel de la Iglesia dentro del desarrollo histórico de Colombia en el siglo XIX tiene una importancia definitiva para la comprensión de la Iglesia del siglo XX". Para ver bien las relaciones entre el Estado y el régimen político, González balancea testimonios internos y externos, pues el problema de esas relaciones consiste en la concepción que cada una de las partes tiene de la otra, es decir, la mutua percepción que no siempre corresponde a la autopercepción36.
Para González, en los años posteriores a la Independencia se forma, entre los sectores altos de la sociedad, una opinión pública anticlerical. Para ello se emplean los periódicos, las logias masónicas y la educación oficial que adopta a Jeremías Bentham como autor de obligatoria lectura. La idea es disminuir el peso y la importancia de la institución eclesiástica en la naciente república. Las medidas anticlericales se aprueban fácilmente debido a la fuerte tendencia liberal en el Senado, y a pesar de que en la Cámara existe una representación clerical y ultracatólica. Francisco de Paula Santander en su primera administración, al ser vicepresidente de Bolívar, suprime gradualmente el Santo Oficio. Pudo por ello perder popularidad pero no de manera grave. En este momento de la historia la mayoría de clérigos y de gobernantes son partidarios de continuar con el Patronato. Se cree que el gobierno tiene el derecho de erigir y limitar diócesis, convocar concilios y aprobar sus conclusiones, fundar y eliminar monasterios y hospitales, determinar los aranceles, diezmos y otras rentas del clero, mantener la disciplina eclesiástica, presentar los candidatos para obispos a Roma37.
Según González, las reformas de mediados de siglo XIX que buscan dinamizar la sociedad son también un intento de "secularización" que pretende la autonomía de lo temporal y político con respecto a la tutela eclesial: "A la concepción tradicional y estática del mundo se va a enfrentar una concepción dinámica y secular, ya que la idea de un progreso indefinido lanza al hombre a la conquista y transformación del mundo. Se sustituye el más allá trascendente por el más allá futuro que se logra por el esfuerzo del hombre individual: esta va a ser la base de la concepción moderna del mundo"38. Para González, el nuevo grupo social, comerciantes e intelectuales, en esencia, la generación postindependentista, quiere crear una sociedad secularizada y progresista que remplace a la sociedad providencialista y sacralizada de la Colonia. Por ello, ese nuevo grupo social es bastante anticlerical, siendo sus críticas tanto a la Iglesia como a las formas externas de religión estereotipadas y convencionales, que emplean lugares comunes y muy utilizados como por ejemplo "las negras tinieblas del medioevo", el "velo del oscurantismo", o el "yugo teocrático", siendo la razón de sus críticas la influencia clerical en la vida pública39. Aquí vale la pena preguntarse por el sentido que le da González al concepto de secularización, pues es importante anotar que aquélla, como tal, no ha podido desarrollarse plenamente en la historia colombiana del siglo XX, pues la fuerte raigambre cultural católica ha impedido que las mentalidades se deslinden de la influencia religiosa40.
No obstante, es importante anotar que la obra de González despunta como la que introduce nuevos conceptos en el estudio de las relaciones Estado-Iglesia, sobre todo para el período de mediados del siglo XIX, despojando las explicaciones de esquematismos que ven al liberalismo como progresista y al conservatismo como retrógrado. Por ejemplo, afirma que el liberalismo a mediados del siglo XIX busca "privatizar" la religión convirtiéndola en un asunto privado e individual, propio de cada conciencia, sin influencia alguna en la sociedad, combatiendo algunas formas de ascetismo o fatalismo providencialista que se asociaban con los métodos de trabajo de una sociedad agraria y sancionaban un orden social inmutable41. El aporte de González es tan importante que sus obras son hoy de consulta obligada en la elaboración de investigaciones sobre temáticas ligadas con la separación Estado e Iglesia así como con la institución eclesiástica. Tal es el caso de la obra de Ricardo Arias, quien para la parte correspondiente al siglo XIX, donde estudia las tensiones entre el episcopado colombiano y el liberalismo, se basa fundamentalmente en los textos de González42.
Las nuevas interpretaciones
En años recientes han surgido y se han consolidado interpretaciones tendientes a tomar a la institución eclesiástica, en cuanto a su participación política, en un marco mucho más amplio que el de los apoyos partidistas, e incluso superando la discusión tendiente a referenciar las relaciones Estado-Iglesia desde lo simplemente legal. Ese marco amplio está determinado por el contexto tanto nacional como internacional, por la desestructuración del discurso institucional oficial, por la ubicación en los diversos debates de los intereses institucionales, por la aproximación a referentes conceptuales e incluso a marcos interpretativos amplios, tomados de la sociología y la antropología de las religiones y se experimenta con el empleo de conceptos provenientes de la teología y de la ciencia política.
La importancia del contexto
Hablamos del contexto porque generalmente cuando se hace referencia tanto a la Iglesia católica como a su institución se ignora que ella actúa traspasando las fronteras. En ese sentido, si bien no se desconocen las peculiaridades y particularidades de la historia colombiana, y el papel que pudo desempeñar la institución eclesiástica en el desarrollo de la historia política del país, aquél está, en gran medida, determinado por el proyecto de centralización romana, la romanización, y porque la Iglesia como un cuerpo institucional obedece a directrices desde el Vaticano. Además, las disputas de ese centro católico con los proyectos modernos y liberales determinaron, de igual forma, los discursos que la institución proyectó hacia las periferias de su accionar misionero43.
Consideramos, por lo que de ellas conocemos, que las primeras tres interpretaciones aquí expuestas - con las consabidas excepciones - no tuvieron presente esa contextualización ni el contexto, es decir la historia, y determinaron el papel de la institución eclesiástica en la historia política colombiana, como si ésta fuese autónoma, algo así como una iglesia nacional. Esto puede verse con mayor claridad en la visión liberalizante, que desde los años sesenta del siglo XX ha intentado determinar el accionar de la Iglesia católica en la historia colombiana. Por ejemplo, en la Regeneración se ha querido mostrar que la institución eclesiástica determinó políticamente el devenir del país, dejando de lado la posibilidad de que los regeneradores tuviesen la capacidad de estructurar, en compañía de la institución, su proyecto político. Así, se ha afirmado que la Regeneración fue un proyecto teocrático44. Este tipo de afirmaciones desconoce la manera como coincidieron proyectos antiliberales y antimodernos de la Iglesia católica desde el Vaticano con la reacción conservadora colombiana, contraria a los postulados del radicalismo. Este desconocimiento de la contextualización impide entender por qué la institución eclesiástica reaccionó de manera defensiva ante las reformas liberales de mediados del siglo XIX que buscaban cuestionar su poder económico, político y social. El ataque que sufría por parte del liberalismo en el centro del catolicismo, es decir la Europa Occidental, se sentía como si fuese propio. Así, cualquier medida que afectara a la institución eclesiástica en Colombia era interpretada como parte del complot universal contra ella. De igual forma, las grandes transformaciones sociales, políticas y económicas que iban de la mano de las revoluciones burguesas, a mediados del siglo XIX, siempre llevaban a la memoria los sucesos revolucionarios de finales del siglo XVIII que tan fuerte habían golpeado tanto a la institución como a lo que se entiende como Iglesia en su conjunto. Por ello es necesario comprender que el papel que juegue la institución eclesiástica en el país debe entenderse y circunscribirse a un escenario mucho más amplio donde ella también está involucrada de manera directa y determinante, aspecto éste que considero ha sido desconocido sobre todo por la interpretación de tendencia liberal.
La desestructuración y el desmantelamiento del discurso institucional
Las nuevas interpretaciones buscan desestructurar el discurso institucional de la Iglesia católica y mostrar que a pesar de la uniformidad, univocidad y monolitismo que desea mostrar, las particularidades, las especificidades, los contrastes y los disensos juegan papel importante. Particularidades y especificidades que rompen la estructura y la composición homogenizante y homogénea que pueden verse, esquemáticamente, con el conocimiento del contexto, esto es, el conocimiento de la historia en general y de la historia de la Iglesia en particular. Las especificidades pueden estar marcadas por intereses particulares y porque, para nuestro caso, son múltiples las lecturas que existen sobre cómo deben ser las relaciones del Estado con la institución eclesiástica en particular y con la Iglesia en general, en el desarrollo político del país. Veamos varios ejemplos. En el siglo XIX no todo el clero se manifestó en contra de las llamadas reformas liberales, algunos opinaron sobre la favorabilidad e incluso la necesidad de las mismas. Comunidades religiosas se dividieron por acatar o rechazar las medidas mosqueristas de desamortización, e incluso, de otras más polémicas como la tuición, las que se presentaron en la década de 1860. Si el investigador se atiene al discurso institucional que indica que la institución es una sola no podrá encontrar los matices, los disensos, las diversas corrientes que dentro de ella se ubican. Desestructurar el discurso oficial de la institución significa ver que aquél sirve para mostrar cómo ella se representa hacia el exterior, hacia el cuerpo de la Iglesia, pero que no necesariamente en su interior funcione así.
La conceptualización y la aproximación al manejo de términos
En el proceso de complejidad y complejización que conllevó la interpretación que estamos mostrando, se observa el paso lento pero paulatino de una historia centrada en relaciones simples en lo político partidista de la institución eclesiástica con otros actores a una historia más detallada, y por lo tanto compleja, que determina la importancia del hecho religioso y que decanta la participación de una institución en lo político más allá de los indicadores partidistas y electorales. Esto tiene su explicación por el surgimiento de diversas metodologías para aproximarse a la problemática religiosa. Son relevantes, por su influencia, las obras de Jean Delumeau45, Phillipe Ariés46, Michel de Certeau47, Georges Duby48, Jacques Le Goff49, entre otros. Es importante anotar que las obras de estos autores han marcado e influido en la aparición de obras recientes sobre el fenómeno religioso en Colombia.
Estas influencias permitieron decantar en América Latina desde los años ochenta del siglo XX y posteriormente en Colombia, ejes de reflexión historiográfica más cercanos a una compleja participación de la Iglesia católica, en su totalidad, no sólo la institución, en la historia política de los países latinoamericanos, ya sea a través de la institución misma o de otros mecanismos que involucraban a los laicos. Se comenzó a estudiar el accionar religioso - y en él el de la institución - en el campo educativo, en el sindicalismo, en los medios de comunicación, en los aparatos y las visiones sobre la salud, en las mentalidades y los imaginarios religiosos, en los proyectos sociales y de nación, en las relaciones interconfesionales, entre otros aspectos. De esta forma, el espectro de lo político se amplió.
Para ello fue también necesario el aporte de una nueva sociología de la religión50 y de la antropología51, que ayudaron, de igual forma, no sólo a ampliar lo político sino también a preocuparse por las múltiples y variadas religiosidades. La aproximación conceptual y el manejo derivado de esa aproximación ha sido importante para intentar precisar no sólo a los actores sino a las relaciones que ellos producen en un campo más amplio de lo religioso formal.
Todo lo conceptual y teórico que hemos venido despuntando puede concretarse en la aplicación de posiciones conceptuales como la del sociólogo e historiador belga François Houtart, que define el catolicismo, en todo su conjunto, como un sistema religioso, compuesto por las representaciones religiosas, las expresiones religiosas, la ética religiosa y la organización religiosa52.
El estudio de las corrientes político religiosas
Lo anterior nos deja ver que puede entenderse el sistema religioso como un escenario amplio, donde se interrelacionan actores, entre ellos la institución eclesiástica, en relaciones complejas y complejizadas donde lo político se entiende como uno de los aspectos relacionados trascendentes más allá de las referencias colectivas partidistas. Un intento por poner en práctica estas indicaciones puede notarse en la aplicación a estudios concretos de las llamadas corrientes político religiosas. Las corrientes han surgido, dentro del sistema religioso católico, de las opciones de vida encontradas por los católicos enfrentados a realidades históricas determinadas y concretas, que les invitan a interpretar el Evangelio. Las diversas interpretaciones, influenciadas por el devenir y las transformaciones históricas, afectan al conjunto del sistema religioso católico, compuesto como todo sistema religioso de representaciones, expresiones, ética y organización religiosa53.
La propuesta por las corrientes político religiosas pretende aterrizar y concretar el sistema religioso a manifestaciones tangibles donde se vean las interrelaciones entre actores sociales y políticos. Las corrientes son, según Ana María Bidegain,
diferentes maneras de interpretar el mensaje fundador en circunstancias históricas concretas. Interpretaciones a su vez, condicionadas por las relaciones culturales, económicas, políticas, sociales, étnicas y de género, de los actores y actrices religiosos que producen estas interpretaciones, las que a su turno, producen discursos y prácticas religiosas de incidencia directa en la sociedad. Las corrientes religiosas van conformando y transformando permanentemente el conjunto del o los sistemas religiosos de una sociedad a lo largo de su historia54.
En los estudios que se hacen desde las corrientes político religiosas, pero sobre todo desde el sistema religioso, se quieren ampliar el espectro y el campo de investigación de la participación de la Iglesia católica como institución, en la historia política y en ella el papel jugado tanto por la institución como por la Iglesia en sus relaciones con el Estado. Con ello se pretende avanzar paulatinamente en la reducción que se ha hecho al papel institucional. No podemos negar que la fuerte presencia de lo religioso en sociedades como la nuestra ha incidido en que se le asigne al elemento institucional, en la organización religiosa - la institución eclesiástica -, y en esencia, en el sistema religioso, un papel preponderante, como si fuese el único componente o por lo menos el central del sistema.
Las primeras interpretaciones historiográficas que hemos tratado aquí, que luego influirían en las otras perspectivas y análisis sociales (antropológicos, sociológicos o desde la ciencia política, sobre el catolicismo) han privilegiado el estudio de la organización o institución (no siempre de manera adecuada) y en particular el espacio y la influencia social que esta ha tenido, determinadas también por la preocupación historiográfica general, en Occidente, de desentrañar la historia del poder. Por eso, - afirma Bidegain -
las diversas corrientes religiosas que a lo largo de los siglos han conformado y transformado el catolicismo se han estudiado sobretodo, y al mismo tiempo, han surgido, (influenciada por esta concepción histórica), para ubicar a la institución en el lugar que se considera pertinente debe ocupar en el espacio social. Por eso se ha privilegiado el análisis de la actuación de los actores religiosos con funciones religiosas de poder55.
Podemos afirmar que debido a las condiciones históricas en las cuales ha nacido y se ha desarrollado el catolicismo, las diversas visiones o miradas han privilegiado la historia institucional u organizacional y en ella han dado peso relevante a la jerarquía como si fuese la única manifestación no sólo de la institución sino de todo el sistema. Y en ella han querido mostrar la posición "oficial" como si fuese la única posible, desconociendo lo que hemos querido mostrar en el avance, la posibilidad de los disensos.
Según lo anterior, las fronteras entre lo religioso y lo político se vuelven difíciles desde las perspectivas de las corrientes político religiosas. Sin embargo, esas fronteras de relación y que son de inclusión e implicación entre lo religioso y lo político pueden establecerse por la convergencia de lo religioso y de lo político en la producción de sentido tal como lo ha expresado Pierre Bourdieu56. "Si aceptamos la mirada de la antropología y de la sociología de la cultura que coinciden en una de las funciones de todo sistema religioso es ser dador de sentido, fácilmente podemos aceptar el papel peculiar que en el catolicismo tiene la organización en la producción y elaboración de sentidos nuevos y allí el papel preponderante que juegan las diversas corrientes religiosas"57. Pero lo anterior lo que indica es que las transformaciones y los procesos históricos determinarán sus propias representaciones y cómo la institución eclesiástica puede o no adaptarse a ellas construyendo sentidos que le sean propios. En este orden de ideas, las corrientes político religiosas como intérpretes del sistema religioso eventualmente entenderán la política como un espectro más amplio de la connotación sobre el poder. Serán interpretaciones mucho más complejas y totalizadoras donde se mezclen proyectos de interpretación de la realidad, y en esencia, proyectos para esa realidad58.
Desde la perspectiva de las corrientes se han realizado pocas investigaciones, queriendo ellas abrir el camino para otras que se aproximen al tema. La que mejor expresa la interpretación desde las corrientes es la ya mencionada dirigida por Ana María Bidegain. Ella considera que a lo largo de la historia de Colombia, desde la Conquista y la Colonia, pasando por la época republicana, las diferentes corrientes político-religiosas del catolicismo se han manifestado en la historia del país59. A pesar de la intención que se perseguía en ese texto, tras la revisión del mismo, no se observa que todos los autores partícipes en el mismo tengan claro lo que significan las corrientes político-religiosas ni el papel que pudieron desempeñar en la historia colombiana. Por ejemplo, los capítulos dedicados al siglo XIX son poco satisfactorios y en lugar de convertirse en un avance en el estudio de las relaciones Estado-Iglesia constituyen un retroceso pues desconocen bibliografía de reciente aparición y fuerzan las explicaciones para demostrar la presencia de las corrientes en la Colombia decimonónica60. Claro ejemplo de lo que afirmo es el capítulo dedicado a la Independencia, en donde la autora, Ana Bidegain, advierte que no hará ningún aporte nuevo sino que se limitará a retomar textos escritos por ella hace más de dos décadas. Se agradece la sinceridad pero no podemos contentarnos con ello, pues tras esas palabras hay un desconocimiento, o como diría Octavio Paz, un ninguneo, de obras que se han preocupado por abordar la Independencia, tema tan actual, desde su componente religioso y que aparecieron antes del libro dirigido por Bidegain61. Sin ir muy lejos no se pueden desconocer obras que le apuntan a describir y analizar el papel del clero en la Independencia más allá de la obra citada atrás, la de Roberto Tisnés. Aquí referenciamos un texto que nos muestra los procesos judiciales contra clérigos patriotas62 y el artículo escrito por Brian Hamnett en el mismo sentido63. También cabe señalar, aunque en otra perspectiva, el texto de Ana Luz Rodríguez que muestra dos fenómenos sociales, la muerte y la enfermedad en el contexto de la historia social de la Independencia64.
Considero que en obras como las de Plata es característica la instrumentalización, entendida ésta como una tergiversación de las fuentes para poder mostrar que los conceptos asimilados de la realidad europea pueden ser aplicados, acríticamente, en la realidad colombiana65. Creemos, por lo tanto, que la posibilidad de determinar la presencia o no de manera efectiva de las corrientes pasa por hacerse a un instrumental conceptual más amplio, que derive desde la teología, la sociología de la religión, la antropología religiosa y la historia, encaminadas a comprender la historia colombiana como un todo donde la institución eclesiástica juega un papel importante, pero que ella obedece a procesos históricos más amplios que los internamente determinados. De igual manera, la posibilidad de reconocer el sistema religioso como un escenario amplio facilitaría elaborar una historia compleja donde lo político se determine profundamente y no quede reducido. Por ello mismo, creo importante acercarse, tanto al estudio de las corrientes como al del sistema religioso.
Al aludir a las corrientes político religiosas se nos quiere hacer creer que por primera vez se habla de un tema que ya viene tomando fuerza por lo menos desde la década de 1990 y es la fragmentación del campo religioso y la pérdida de la hegemonía de la Iglesia católica en el país. Además, localizamos textos, aunque escritos en las regiones colombianas, y de poca circulación y difusión, que también mencionan diversas formas de entender los procesos históricos desde la posición que se asuma respecto a la religión católica pero no emplean el concepto de corrientes aunque se refieran a lo mismo. Ejemplo de ello es una obra de Iván Darío Toro en la que quiere mostrar, de manera sistemática, el pensamiento de los católicos colombianos en el debate ideológico de la segunda mitad del siglo XIX. El autor define la generación de pensadores como aquellos que participaron "de todas las preocupaciones fundamentales que el país debía resolver". La clave de postura y actuación de esos pensadores fue la defensa del catolicismo en todos los campos de la sociedad. La sociedad la veían como establecida e identificada con principios cristianos pero amenazada por diversos factores. Se identificaban, igualmente, con la institución eclesiástica y con otras que representaran al catolicismo66. ¿Qué diferencia encontramos entre lo que Toro bautizó como "generación de pensadores católicos de mitad de siglo" y lo que Plata llamó corriente tradicionalista?
Esta tendencia que no es novedosa puede verse claramente en la introducción de otra obra dirigida por Ana María Bidegain, donde afirma que "al analizar los últimos cincuenta años de la historia de Colombia nos percatamos de que el cambio no se encuentra ni en los partidos políticos, ni en los sindicatos, ni en los movimientos guerrilleros, ni en su estructura socioeconómica, sino principalmente en la transformación religiosa y sus formas de influencia en la sociedad civil, como ha ocurrido en otros escenarios latinoamericanos"67. Se desconoce que la historia colombiana reciente ha sido muy dinámica y por lo tanto cambiante. No puede afirmarse, así no más, que el sistema político partidista actual sea igual al del Frente Nacional, o que el movimiento sindical tenga las mismas características que en los años setenta del siglo pasado. De tal forma que pareciera que sólo el fenómeno religioso fuese el único en transformarse.
Así, al acercarnos al sistema religioso en su totalidad y complejidad podemos dimensionar lo político más allá de limitantes, aunque ello signifique trascender las hasta ahora tradicionales lecturas que se han construido sobre, y casi exclusivamente, la institución eclesiástica, esencialmente en lo organizativo y su participación en la política por el acceso a los espacios de poder. Pero así como a pesar del avance en los estudios sobre el fenómeno religioso en Colombia aparecen textos de regular factura, siguen publicándose artículos y libros sobre aquél tópico que no trascienden lo meramente descriptivo dejando de lado explicaciones novedosas o por lo menos satisfactorias repitiendo lo dicho con anterioridad por diversos autores68. No obstante, hay obras que se encargan de mostrarnos que el estudio del fenómeno religioso puede ser visto como un escenario en el cual hay muchos temas que profundizar y otros por descubrir. Así, observamos que con aportes de distintas escuelas y diferentes enfoques se presenta el auge en el estudio del fenómeno religioso en Colombia, aunque dicho sea de paso aquél no ha sido del todo coherente y estructurado pues encontramos que afloran, como hemos visto acá, estudios que aún no se desprenden de viejas explicaciones e interpretaciones y que no obedecen a ningún rumbo metodológico, teórico y conceptual69.
La fragmentación del estudio del fenómeno religioso
Es importante conocer las diferencias regionales. Estas diferencias son claves porque en las distintas regiones que conformaban Colombia en la segunda mitad del siglo XIX las relaciones entre el Estado y la Iglesia no necesariamente se veían de igual forma. Máxime cuando en el país se presentó el modelo federal entre 1858 y 1886. Así, veremos a continuación algunas obras que comienzan a preocuparse por el estudio de las relaciones entre el Estado y la Iglesia, en sus diversas formas, en las regiones colombianas.
Primero veremos lo producido en Antioquia. Es, tal vez, la región con el mayor desarrollo historiográfico sobre la temática que nos interesa. Su evolución ha sido constante, preocupándose por determinar las especificidades regionales del estudio de las relaciones Estado e Iglesia70. Se aduce continuamente sobre el espíritu católico de los antioqueños, férreos defensores de la religión, pero también se habla de su espíritu capitalista, aspecto éste que se puede ver en el desarrollo empresarial. En cuanto a lo que nos compete podemos detallar varias obras que se encargan de estudiar las relaciones Estado e Iglesia en la región. Gloria Mercedes Arango se ha preocupado por ahondar en la relación entre la Iglesia y la política en Antioquia en el siglo XIX, a partir del estudio de las mentalidades, las prácticas y los discursos religiosos. Determina la autora el papel jugado por la jerarquía de la institución eclesiástica tanto en el poder como en el control social en la región71. De igual forma se ha ocupado de estudiar las sociabilidades católicas en la transición de la tradición a la modernidad antioqueñas72.
Un estudio más centrado en el desarrollo de la institución eclesiástica en Antioquia es el de Iván Darío Toro. El autor se preocupa por estudiar la diócesis de Medellín, separada de la diócesis de Antioquia en 1868. Su centro de atención son las relaciones Estado e Iglesia, la influencia de la institución eclesiástica en la educación de los antioqueños así como las motivaciones de las vocaciones religiosas y el tipo de instrucción que recibían los sacerdotes73. Por su parte, Patricia Londoño Vega pretende en su obra explicar para el caso antioqueño la forma cómo los diversos sectores sociales se relacionaron en su diario vivir en aspectos como las costumbres, las ideas, los valores, las creencias y las actitudes tanto culturales como religiosas. Para acercarse al objeto de estudio explora los diversos grupos y asociaciones voluntarias que surgieron en la segunda mitad del siglo XIX y congregaron a antioqueños en torno a objetivos filantrópicos y obras pías. Para ello se basa, parcialmente, en la obra de Maurice Agulhon, pues a partir de ella, como ejemplo a seguir, puede entender cómo durante la revolución francesa de 1848 los habitantes de la región del Var viran del conservadurismo hacia la izquierda. Para lograr su objetivo, Londoño estudia el desarrollo y las particularidades de la Iglesia católica en Antioquia. Así, se preocupa por el estudio de la Iglesia y la política, el surgimiento de las asociaciones devotas y el desarrollo de la religiosidad en la vida cotidiana74.
Otra obra reciente, escrita por el Grupo de Investigación Religión, Cultura y Sociedad de la Universidad Nacional, sede Medellín, aborda un aspecto importante y poco indagado de las relaciones Estado e Iglesia en Colombia, el papel jugado por la Iglesia, en su conjunto, y por el fenómeno religioso en las guerras civiles que afectaron al país a lo largo del siglo XIX. El grupo de investigación parte del supuesto que las guerras civiles y la Iglesia católica se constituyeron y siguen constituyéndose en dos claves importantes para comprender el desarrollo histórico del país en la larga duración: "Las guerras civiles y la predominante religión católica en Colombia, al tiempo que se constituyeron en dos claves de construcción e integración del estado y de la Nación occidental colombiana en la segunda mitad del siglo XIX, fueron factores de polarización entre los colombianos y de exclusión de aspiraciones de algunos grupos sociales, cuyos proyectos de vida, 'comunidades vividas', no fueron incorporadas en la formación de 'comunidades imaginadas' por las elites". A partir de ese presupuesto en el libro se busca mostrar la relación entre la Iglesia católica y la guerra, ya sea la Institución eclesiástica, la jerarquía de ella, las manifestaciones en la iconografía, el papel de las reformas educativas en la incitación del conflicto armado, el papel jugado en las guerras por las asociaciones católicas, entre otros aspectos75.
En otras regiones, diferentes a la antioqueña, también se han realizado estudios específicos, aunque de factura muy diversa, siendo sus resultados bastante disímiles. La característica que podría reunirlos a todos es el conocimiento y manejo de fuentes específicas sobre cada uno de los espacios geográficos. Hemos revisado investigaciones de Boyacá76 y el sur occidente colombiano77 sobre temáticas variadas, pues van desde la visión global sobre las relaciones Estado-Iglesia, pasando por el papel de la institución eclesiástica en la sociedad, hasta las guerras civiles y sus implicaciones religiosas. Uno de los problemas de estos estudios es que han partido de supuestos que no fueron suficientemente demostrados78.
Pero además de las diferencias regionales en lugares donde la población era relativamente importante también es necesario conocer las diferencias en las relaciones entre el Estado y la Iglesia en zonas de frontera. De ello se encarga el libro de Gabriel Cabrera Becerra79. El libro es un aporte al conocimiento de la historia del país, tanto en el escenario cultural de estudio propuesto que ha sido descuidado por los historiadores como en el de actores que poco han contado para la historia tradicional, y aún la reciente, como lo son las misiones católicas y las comunidades indígenas. Este texto es un intento por explorar el papel de las misiones católicas y la conceptualización sobre las fronteras en la región del Vaupés colombo brasileño en el período de la definición de la soberanía en ese territorio fronterizo poblado por comunidades indígenas. En la obra el autor muestra la forma cómo los indígenas no fueron pasivos receptores de la doctrina, indicando también las diferencias existentes entre Colombia y Brasil para llevar a cabo las misiones y cuidar las fronteras.
Como hemos podido ver, aunque aún falte material por consultar, las relaciones Estado e Iglesia son más complejas de lo que se puede creer. Determinar esa complejidad pasa por varios aspectos: la Iglesia, como institución, no es monolítica sino que presenta diversas tendencias, a las que algunos historiadores han llamado corrientes; el campo religioso es muy amplio, pues la Iglesia, más allá de lo institucional, está compuesta por los bautizados bajo un mismo credo, sus ritos, sus creencias, su organización, su participación en el mundo social, político, económico y cultural, sus representaciones e imaginarios; debido a lo anterior, debemos tener en cuenta que interpretar las relaciones entre el Estado y la Iglesia genera varios enfoques disciplinares, pues no sólo la historia está involucrada en su estudio sino que aparecen también, entre otras, la antropología, la sociología y la ciencia política; las relaciones Estado e Iglesia también dependen de factores como la diversidad regional y el papel que tanto la Iglesia, como institución y el Estado, hayan jugado en cada región.
Cuál es la propuesta final: discutir sobre las múltiples direcciones que está tomando el estudio del fenómeno religioso en Colombia a partir de la revisión detallada de las obras existentes.
[clubs] Articulo recibido el 23 de noviembre de 2009 y aprobado el 2 de mayo de 2010. Articulo de investigacion cientifica derivado de una investigacion de largo aliento financiada por la Vicerrectoria de Investigacion de la Universidad Nacional de Colombia, sede Bogota y titulada "Religion, Iglesia e Independencia. Del quiebre del orden colonial a la supresion del patronato y la separacion de las potestades. Nueva Granada, 1808-1853".
1 Resaltamos los siguientes balances por orden de aparición: Cortés, José David, "Balance bibliográfico sobre la historia de la Iglesia católica en Colombia, 1945-1995", Historia Crítica, (12), Bogotá, Departamento de Historia, Universidad de los Andes, enero-julio de 1996; Grupo de Investigación Religión, Cultura y Sociedad, Historiografía sobre religión, cultura y sociedad en Colombia producida entre 1995 y el 2000, Medellín, Universidad Nacional de Colombia, Universidad de Antioquia, Universidad Pontificia Bolivariana, Universidad Luis Amigó, 2001; Arias, Ricardo, "La historiografía de la Iglesia católica en Colombia", Bonnett, Diana y Maya, Luz Adriana (comps.), Balance y desafíos de la historia de Colombia al inicio del siglo XXI, Bogotá, Universidad de los Andes, 2003.
2 Hay dos textos clave de mediados del siglo XIX colombiano: Groot, José Manuel, Historia eclesiástica y civil de la Nueva Granada, 5 tomos, Bogotá, Ministerio de Educación Nacional, 1956 (1869-1870); Restrepo, Juan Pablo, La Iglesia y el Estado en Colombia, 2 tomos, Bogotá, Banco Popular, 1984 (1885).
3 Esta tendencia historiográfica es generalizada en América Latina como puede verse en König, Hans-Joachim, "La Iglesia en la Edad contemporánea", Vázquez de Prada, Valentín y Olaba rri, Ignacio (ed.), Balance de la historiografía sobre Iberoamérica (1945-1988), Pamplona, Universidad de Navarra, 1989.
4 Para mostrar los problemas que ha tenido la institución eclesiástica en el ámbito político colombiano pueden verse Restrepo Posada, José, La Iglesia en dos momentos difíciles de la Historia patria, Bogotá, Kelly, 1971; y, Fernández, Jesús María y Granados, Rafael, La obra civilizadora de la Iglesia en Colombia, Bogotá, Voluntad, 1936.
5 Los cuatro primeros tomos fueron escritos por el jesuita Pac heco, Juan Manuel, La evangelización del Nuevo Reino. Siglo XVI, Bogotá, Lerner, 1971; La consolidación de la Iglesia. Siglo XVII, Bogotá, Lerner, 1975; La Iglesia bajo el regalismo de los borbones. Siglo XVIII. De Felipe V a Carlos III, Bogotá, Lerner, 1986; La Iglesia bajo el regalismo de los borbones. Siglo XVIII. Bajo la Ilustración, Bogotá, Lerner, 1986.
El tomo quinto fue escrito por el claretiano Tisnés, Roberto, El clero y la Independencia en Santa Fe, 1810-1815, Bogotá, Lerner, 1971.
6 Su obra más importante es Los jesuitas en Colombia, 3 tomos, Bogotá, San Juan Eudes, 1959-1989; destaca sobre el período de la ilustración preindependentista: La Ilustración en el Nuevo Reino, Caracas, Universidad Católica Andrés Bello, 1975; y sobre la Independencia: "Los jesuitas y la Independencia de América", Revista Javeriana, 54 (206), Bogotá, Pontificia Universidad Javeriana, julio de 1960, pp. 381-387.
7 Rescatamos uno de los pocos textos que se han aventurado por la religiosidad popular: Pueblo y religión en Colombia (1780-1820). Estudio histórico sobre la religiosidad popular de Colombia (Nueva Granada) en los últimos decenios de la dominación española, Bogotá, Archivo Histórico Javeriano, 2004; y su trabajo sobre la relación entre liberalismo y catolicismo en el siglo XIX: América Latina. La Iglesia en el siglo liberal, Bogotá, Pontificia Universidad Javeriana, 1996.
8 Su obra más destacada es Los dominicos en Colombia, 2 tomos, Bogotá, s.e, 1992.
9 Se destacan de este sacerdote Actividad misionera de los franciscanos en Colombia durante los siglos XVII y XVIII, Bogotá, Kelly, 1980; Historia abreviada de la provincia franciscana de Santa Fe de Colombia, Bogotá, Kelly, 1993; Los franciscanos en Colombia, 2 tomos, Bogotá, Kelly, 1984-1987; Los franciscanos en la Independencia de Colombia, Bogotá, Academia Colombiana de Historia, 1995.
10 Tenemos de este franciscano: Apuntes históricos de la provincia franciscana de Colombia, Bogotá, Imprenta Nacional, 1953; La orden franciscana en la América meridional, Bogotá, Pontificio Ateneo Antoniano, 1948; Las misiones franciscanas en Colombia: estudio documental, Bogotá, Imprenta Nacional, 1950; Martirologio de la provincia franciscana de Colombia, Bogotá, Paz, 1955.
11 De él tenemos: Clero indígena en Santa Fe de Bogotá: siglo XVI, Bogotá, Consejo Episcopal Latinoamericano, 1986; sobre la Independencia: Hombres y hechos de la Independencia, Medellín, Universidad Pontificia Bolivariana, 1968; y con Rodríguez Plata, Horacio Rodríguez (comps.), Documentos sobre la campaña libertadora de 1819, Bogotá, Andes, 1971.
12 Podemos observar: Memorias biográficas de la provincia de Nuestra Señora de la Candelaria de la orden de recoletos de San Agustín, Bogotá, Arquidiócesis de Bogotá, 1963.
13 Se destaca de él: Fundaciones y noticias de la provincia de Nuestra Señora de la Candelaria de la orden de recoletos de San Agustín, Bogotá, Lumen Christi, 1950.
14 Podemos observar: Galería de prelados claretianos, Medellín, Zuluaga, 1985.
15 Mesa, Carlos, CMF., "Separación de la Iglesia y el Estado colombiano", Revista de la Academia Colombiana de Historia Eclesiástica, XI (35), Bogotá, 1977.
16 Han aparecido, en años recientes, algunos textos que muestran cómo las élites colombianas participaban en las discusiones que sobre diversos temas se presentaban copiando muchas veces modelos importados, esencialmente de Europa occidental. Por ejemplo, Martínez, Frédéric, El nacionalismo cosmopolita. La referencia europea en la construcción nacional en Colombia, 1845-1900, Bogotá, Banco de la República, IFEA, 2001.
17 El texto de Groot no fue único en América Latina y obedecía a la necesidad de construir una historia nacional, desde las élites, claro está. En Brasil está la obra de Mendes de Almeida, Candido, Dereito civil eclesiástico brasileiro, 4 volúmenes, Río de Janeiro, 1860-1873; en Chile, Silvava Cotapos, Historia eclesiástica de Chile, Santiago, 1825 y Eyzagaguirre, José, Historia eclesiástica, política y literaria de Chile, 2 volúmenes, Valparaíso, Imprenta del Comercio, 1850; en México la obra de Cuevavas, Mariano, Historia general de la Iglesia en México, México, 1921-1928.
18 González, Fernán, S.J., en el prólogo a la edición de este libro publicada por el Banco Popular, detalló el contexto en el cual Restrepo escribió su obra: "El ataque liberal a la Iglesia y el movimiento de la unidad italiana, que implicaba la desaparición de los Estados pontificios, trajo consigo como reacción la acentuación de la dimensión jerárquica y papal de la Iglesia. La idea papalista se fortalece frente al ocaso del poder temporal de los papas... la vinculación al papado como centro de unidad aparece como la garantía de libertad de las Iglesias locales". Esta Iglesia que se veía acorralada por el mundo moderno y sus secuelas asumía posiciones defensivas. Eran una especie de cruzadas, en una sociedad dividida en dos: el bien y el mal. El catolicismo contra el progreso, la modernidad y el capitalismo. La verdad contra el error. El mismo González afirmó que "la Iglesia es la contraposición y la antinomia del espíritu del mundo, por ser éste la contraposición y la antinomia de los creyentes". Agregando que para comprender a la Iglesia se debe manejar la categoría de "baluarte, fortificación o castillo, de fortaleza, en la que toda la actuación se orienta y se dirige a impedir la irrupción desde el exterior, fortaleciendo el frente interior, cerrando filas e incrementando los dispositivos de la defensa". Cf. Restrepo, Juan Pablo, La Iglesia y el Estado en Colombia, tomo I, Bogotá, Banco Popular, 1987, p.11.
19 Borda, José Joaquín, Historia de la Compañía de Jesús en la Nueva Granada, 2 tomos, Poissy, Imprenta de Lejay, 1872.
20 Cf. Uribe, María Teresa y Álvavarez, Jesús María, Poderes y regiones. Problemas en la constitución de la nación colombiana, 1810-1850, Medellín, Universidad de Antioquia, 1987, pp. 11-12.
21 Colmenares se refiere a "prisión historiográfica" cuando alude a la obra del historiador decimonónico José Manuel Restrepo, Historia de la Revolución. En ella, Restrepo desde una posición de hombre blanco bogotano explicó la independencia colombiana. La prisión consiste en que los historiadores que le siguieron dieron por sentadas las interpretaciones de Restrepo y no se preocuparon por confrontarlas empírica, teórica y metodológicamente. Cf. Colmenares, Germán, "La Historia de la Revolución por José Manuel Restrepo: una prisión historiográfica", Colmenares, Germán et al., La Independencia. Ensayos de historia social, Bogotá, Instituto Colombiano de Cultura, 1986, pp.7-23.
Después de Colmenares pocos historiadores se han preocupado por desestructurar las explicaciones de José Manuel Restrepo, mostrando incluso los errores que aquél cometió. Sobre este tópico Cf. Múnera, Alfonso, El fracaso de la nación. Región, clase y raza en el Caribe colombiano (1717-1810), Bogotá, Banco de la República, El Áncora, 1998.
22 Villega s, Jorge, Colombia: enfrentamiento Iglesia-Estado, 1819-1887, Medellín, La Carreta, 1981.
23 Villegagas, Colombia: enfrentamiento Iglesia-Estado, p. 21.
24 Cadavavid, Iván, Los fueros de la Iglesia ante el liberalismo y el conservatismo en Colombia, Medellín, Bedout, 1955, citado por Villega s, Colombia: enfrentamiento Iglesia-Estado, pp. 35-36.
25 Villegagas, Colombia: enfrentamiento Iglesia-Estado, p. 37.
26 Tirado Mejía, Álvaro, "El Estado y la política en el siglo XIX", Manual de Historia de Colombia, Tomo II, 3a ed., Bogotá, Procultura, Instituto Colombiano de Cultura, 1984, p. 353; Tirado Mejía, Álvaro, "Las relaciones entre la Iglesia y el Estado en Colombia", Revista Universidad de Antioquia, LIV (210), Medellín, Universidad de Antioquia, octubre-diciembre de 1987.
27 Jaramamillo Agudelo, Darío, "Introducción", Jaramamillo Agudelo, Darío (compilación e introducción), La Nueva Historia de Colombia, Bogotá, Colcultura, 1976, pp. 7-24.
28 Melo, Jorge Orlando, "Los estudios históricos en Colombia: situación actual y tendencias predominantes", Jaram illo Agudelo (compilación e introducción), "La Nueva Historia de Colombia", pp. 25 y ss.
29 Sobre este tópico puede verse Archila Neira, Mauricio, "La disciplina histórica en la Universidad Nacional, sede Bogotá", archila, Mauricio et al., (eds.), Cuatro décadas de compromiso académico en la construcción de la nación, Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, Facultad de Ciencias Humanas, 2006, pp. 189-202.
30 Bushnell, David, Colombia. Una nación a pesar de sí misma. De los tiempos precolombinos a nuestros días, 2a ed., Bogotá, Planeta, 1997, p. 149.
31 Bushnell, David, El régimen de Santander en la Gran Colombia, Bogotá, El Áncora, 1985, p. 223.
32 Palac ios, Marco y Saff ord, Frank, Colombia: país fragmentado, sociedad dividida. Su historia, Bogotá, Norma, 2002, p. 382.
33 Palac ios y Saff ord, Colombia: enfrentamiento Iglesia-Estado, pp. 393-394.
34 Abel, Christopher, Política, Iglesia y partidos en Colombia, Bogotá, FAES, Universidad Nacional de Colombia, 1987.
35 De González, Fernán Cf. Partidos políticos y poder eclesiástico. Reseña histórica, 1810-1930, Bogotá, Cinep, 1977; "La reorganización de la Iglesia ante el Estado liberal colombiano", Historia general de la Iglesia en América Latina. Volumen VII, Cehila ed., Salamanca, Sígueme, 1981; "Iglesia y Estado desde la Convención de Rionegro hasta el Olimpo Radical. 1863-1878", Anuario Colombiano de Historia social y de la Cultura (15), Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, 1987; Poderes enfrentados. Iglesia y Estado en Colombia, Bogotá, CINEP, 1997.
36 González, Partidos políticos, pp.1-11. Tal vez ésta es la obra más importante de González. El libro sitúa el papel de la institución eclesiástica dentro del marco del desarrollo histórico de Colombia en el siglo XIX. Se mira sólo el ámbito de las relaciones en el espacio político entre el Estado y la Iglesia, dedicándose especialmente a las relaciones entre la Iglesia católica y los partidos políticos colombianos. Según González el siglo XIX presentó gran dinamización. Ésta fue equivalente a un proceso de secularización que buscaba implantar una sociedad sobre bases laicas. En aras de la idea de progreso se remplazó el más allá trascendente por el más allá futuro que se logra con el esfuerzo humano. Las luchas políticas y religiosas del siglo XIX se debieron a la confrontación entre dos concepciones del mundo, entre dos maneras de concebir la sociedad, lo que repercutió en dos maneras de concebir la misión de la institución eclesiástica.
37 González, Partidos políticos, pp. 78-79.
38 González, Fernán, "Religión y sociedad en conflicto: la revolución ideológica y social de 1848 en Colombia", Eclesiastica Xaveriana, XXII, Bogotá, Universidad Javeriana, 1972, p. 18.
39 González, Partidos políticos, pp. 94-95.
40 Según la socióloga Ana Mercedes Pereira, en Colombia no debe hablarse totalmente de secularización sino de niveles de secularización pues la sociedad colombiana no se ha secularizado totalmente. Cf. Pereira, Ana Mercedes, "Modernidad y religión: nuevas formas de lo sagrado en Colombia", Controversia, (169), Bogotá, CINEP, noviembre, 1996.
41 González, Partidos políticos, p. 95.
42 Arias, Ricardo, El episcopado colombiano. Intransigencia y laicidad (1850-2000), Bogotá, Ceso, Uniandes, ICANH, 2003.
43 Las relaciones entre el Estado y la institución eclesiástica deben enmarcarse en el estudio de su propia historia y en el desarrollo de los procesos históricos que vivía no sólo el país sino también la Iglesia católica a nivel mundial. Por ejemplo, es importante tener en cuenta que las reformas emprendidas que afectaron a la institución eclesiástica en Colombia obedecieron al espíritu liberal de la época y tuvieron como reacción el espíritu tradicional y ultramontano de la institución eclesiástica en Europa Occidental desde Roma. Para ver con más detalle claves teóricas de lectura de las relaciones Estados e iglesias Cf. Navaavaavarro-Valls, Rafael y Palomino, Rafael, Estado y religión. Textos para una reflexión crítica, Barcelona, Ariel Derecho, 2000.
44 Urrego, Miguel Ángel, La creación de un orden teocrático durante la Regeneración (Tesis de Maestría en Historia), Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, 1990. Sin embargo entre los planteamientos centrales de Urrego resalta que una de las características del orden teocrático fue la subordinación del poder temporal al poder espiritual, aspecto que es necesario matizar. Si bien es cierto que los regeneradores tomaron la religión católica como uno de sus sustentos ideológicos, no puede afirmarse tajantemente que la jerarquía de la Iglesia impuso su voluntad al gobierno civil. Recordemos que fueron los laicos los que acudieron a la Institución eclesiástica y pusieron a su servicio aparatos estatales como la educación, siendo de mutuo provecho esa situación. Por ello es mejor hablar de régimen de cristiandad.
45 Delumeu, Jean, El catolicismo de Lutero a Voltaire, Barcelona, Labor, 1973; El miedo en Occidente, Madrid, Taurus, 2001.
46 Ariès, Philippe, El hombre ante la muerte, Madrid, Taurus, 1999.
47 De Certeau, Michel, La escritura de la historia, 3a ed., México, Universidad Iberoamericana, 1999; La fábula mística, primera reimpresión, México, Universidad Iberoamericana, 2004.
48 Duby, Georges, El caballero, la mujer y el cura, Madrid, Taurus, 1982; Guillermo el Mariscal, Madrid, Alianza, 1985; Historia de la familia, Madrid, Alianza, 1988; La historia continúa, Madrid, Debate, 1992.
49 Le Goff , Jacques, El nacimiento del purgatorio, Madrid, Taurus, 1981; Herejías y sociedades en la Europa preindustrial (siglos XI-XVIII), Madrid, Siglo XXI, Ministerio de Educación y Ciencia, 1987; La bolsa y la vida. Economía y religión en la Edad Media, Barcelona, Magazín, 1987.
50 Para ello podemos ver las obras de Poulat, Émile, Le Groupe de sociologie des religions, París, 1969; Integrisme et catholicisme integral, París, 1969; Catholicisme, Democratie et Socialisme, París, 1977; Église contre Bourgeoisie, París, 1977. De igual forma las de Houtart, François, Sociologie de l'Eglise comme institution, Lovaina, 1973; "Religión et champ politique: cadre théorique pour l'étude des societés capitalistes peripheriques", Social Compass, Lovaina, XXVI (2-3), 1977; Hervieu-Leger, Danielle, La religión pour memoire, París, Les Éditions du Cerf, 1993; Bourdieu, Pierre, "Genese et structure du champs religieux", Reveu Française de Sociologie, XII (12-3), París, 1971.
De suma importancia resulta la obra, ya clásica, del sociólogo Émile Durkheim. Para él es importante determinar la existencia del homo credens, el hombre creyente. Para éste existe una forma simbólica de comunicarse y comprenderse que une a los individuos entre sí y da forma a la posibilidad colectiva, pues la religión da a los individuos la facultad de vivir y pensar en sociedad. Cf. Durkheim, Emile, Las formas elementales de la vida religiosa, 3a ed., México, Colofón S.A., 2000.
51 Recomendamos, por su importancia y por su valor conceptual, los siguientes autores: Eliade, Mircea, Lo sagrado y lo profano, Barcelona, Labor, 1981; Tratado de historia de las religiones, 17a reimpresión, México, Era, 2004; Metodología de historia de las religiones, Madrid, Paidós, 1982; Historia de las creencias e ideas religiosas, 2 volúmenes, Madrid, Cristiandad, 1978. De este autor rescatamos para su uso los siguientes conceptos: Homo Religiosus (hombre que tiende a vivir más lo sagrado. Característico de las sociedades tradicionales, premodernas); lo sagrado (es la manifestación de una realidad de un orden totalmente diferente del de las realidades naturales); lo profano; teofanía (la consagración de un lugar por la relación que tenga con lo alto); hierofanía (las manifestaciones de lo sagrado).
Caillois, Roger, El hombre y lo sagrado, México, FCE, 1939. También las obras de Reis, Jules, Lo sagrado en la historia de la humanidad, Madrid, Encuentro, 1989; Tratado de antropología de lo sagrado. Los orígenes del homo religiosus, Madrid, Trotta, 1989; Geertz, Clifford, "La religión como un sistema cultural", La interpretación de las culturas, Barcelona, Gedisa, 2001.
52 Houtart, François, Sociología de la religión, Managua, Ediciones Nicarao, 1992. Para Houtart, la complejidad y especificidad de la religión la ubican como un fenómeno cultural. En esencia, la religión es "una estructura de discursos y prácticas comunes a un grupo social y referidos a algunas fuerzas (personificadas o no, múltiples o unificadas) a las que los creyentes consideran anteriores y superiores a su entorno natural y social, frente a los cuales los creyentes expresan sentir una cierta dependencia (creados, gobernados, protegidos, amenazados, etc.) y ante las cuales fuerzas los creyentes se consideran como obligados a una cierta conducta en sociedad con sus semejantes", a lo que se añade que debemos considerar "cualquier fenómeno social (discurso, rito, conflicto, etc.) como religioso en la medida, en que haya sido producido en el seno de tal conjunto de prácticas y discursos, y conserve implícita o explícitamente una referencia afirmativa discernible a tales fuerzas sobrenaturales y sobrehumanas".
53 Bidegagain, Ana María (dir.), Historia del cristianismo en Colombia. Corrientes y diversidad, Bogotá, Taurus, 2004, p. 12.
Una reseña de este libro puede verse en Cortés, José David, "Historia del cristianismo en Colombia. Corrientes y diversidad (reseña)", Fronteras de la Historia, (11), Bogotá, Instituto Colombiano de Antropología e Historia, 2006, pp. 435-446.
54 Bidegagain, Ana María, "El estudio de las corrientes religiosas en la conformación del catolicismo latinoamericano", Memorias del X Congreso Colombiano de Historia, Disco Compacto, Bogotá, Universidad Nacional, Kimera, 2000, p. 1. Esta misma definición es trabajada por Bidegain en la introducción del libro que ella dirigió. Cf. Bidega in (dir.), "Historia del cristianismo", pp. 11-12.
55 Bidega in, "El estudio de las corrientes religiosas", p. 2
56 Es importante el concepto de campo manejado por Pierre Bourdieu. Cf. Bourdieu, Pierre, "Génesis y estructura del campo religioso", Relaciones, XVII (108), Zamora, El Colegio de Michoacán, Otoño, 2006.
Se entiende por campos a los "espacios sociales estructurantes y estructurados; es decir, un sistema jerarquizado de disposiciones y posiciones, en el cual ocurren relaciones durables de dominación entre los distintos agentes que lo componen. Los campos funcionan a partir de sistemas de diferencias, cuyos puntos cardinales están dados por valores reconocidos: noble-innoble, distinguido-vulgar. Las relaciones entre los participantes de un campo social son conflictivas y antagónicas. El objeto y razón de ser (lo que está en juego y se apuesta) de las luchas y consensos entre los agentes y las instituciones que participan en los campos, es la distribución de las formas específicas de capital, diferentes en cada campo (los intereses en juego en el campo universitario son diferentes a los del campo deportivo, por ejemplo)". Pierre Bourdieu citado por Téllez Iregui, Gustavo, Pierre Bourdieu. Conceptos básicos y construcción socioeducativa, Bogotá, UPN, 2002, p. 202.
57 Bidega in, "El estudio de las corrientes religiosas", p. 2.
58 Bidegagain, "El estudio de las corrientes religiosas", p.4. "En esa producción y elaboración de sentido religioso, que realizan las diversas corrientes religiosas, en la medida que hay una mediación de la realidad y pretende servir como una comprensión totalizante de la misma para el individuo y la colectividad se encuentra con las corrientes políticas. Podrán asimilarse, competir, entrecruzarse, mezclarse buscando la hegemonía y el acceso al poder tanto religioso como político".
59 Bidega in, (dir.), "Historia del cristianismo", pp. 14-22.
60 Plata, William Elvis, Corrientes político religiosas del catolicismo colombiano en el siglo XIX (1820-1860) (Monografía de pregrado), Bogotá, Universidad Nacional, 1997; El catolicismo y sus corrientes en Colombia decimonónica, 1850-1880, (Tesis de maestría), Bogotá, Universidad Nacional, 2001. El primer texto, a pesar de contar con buenas fuentes, es débil, lo cual se observa "cuando pasa, sin explicaciones satisfactorias, a presentar las tres corrientes político-religiosas de que trata: las del catolicismo tradicionalista, liberal y utópico". Cf. Grupo de investigación Religión, Cultura y Sociedad, "Historiografía sobre religión", p. 21.
61 "No sólo nos disimulamos a nosotros mismos y nos hacemos transparentes y fantasmales; también disimulamos la existencia de nuestros semejantes. No quiero decir que los ignoremos o los hagamos menos, actos deliberados y soberbios. Los disimulamos de manera más definitiva y radical: los ninguneamos. El ninguneo es una operación que consiste en hacer de Alguien, Ninguno". Paz, Octavio, El laberinto de la soledad. Postdata. Vuelta a El laberinto de la soledad, 6a. reimpr., México, FCE, 2008, pp. 48-49.
62 Romero, Mario Germán, Participación del clero en la lucha por la Independencia, Bogotá, Kelly, s.f.
63 Hamamnett, Brian, "The Counter Revolution of Morillo and the Insurgent Clerics of New Granada, 1815-1820". The Americas, 32 (4), abril de 1976, pp. 597-617.
64 Rodríguez González, Ana Luz, Cofradías, capellanías, epidemias y funerales. Una mirada al tejido social de la Independencia, Bogotá, Banco de la República, El Áncora, 1999.
65 En la obra dirigida por Ana María Bidegain dos capítulos escritos por el mismo William Elvis Plata nos siguen mostrando la dificultad para explicar la existencia de corrientes político religiosas en el catolicismo colombiano decimonónico, como si éste tuviese exactamente las mismas características que el europeo, desconociendo con ello las mediaciones discursivas y prácticas construidas por los colombianos de aquella época que si bien estaban al tanto de lo que ocurría en el Viejo Continente, elaboraban mediaciones discursivas de las influencias que recibían del exterior. Además, los dos textos nos muestran el desconocimiento por parte de Plata de bibliografía reciente sobre la Colombia decimonónica. Cf. Plata, William, "Del catolicismo ilustrado al catolicismo tradicionalista" y "De las reformas liberales al triunfo del catolicismo intransigente e implantación del paradigma romanizador", Bidega in, (dir.), "Historia del cristianismo", pp. 181-285.
Las principales fallas de estos dos capítulos son las siguientes: no logra definir claramente las tres corrientes de las que se ocupa - cuáles eran sus integrantes, cómo se definían como integrantes de una corriente -; toma las corrientes existentes en Europa y cree que ellas se manifiestan, de igual manera, en Colombia; desconoce la producción historiográfica reciente, por lo que hace afirmaciones como si fuese el primero en acercarse al tema de estudio; describe las relaciones Estado-Iglesia en una dicotomía de bien-mal, donde la Iglesia, en su conjunto, es mostrada como la víctima y los liberales y el liberalismo como victimarios.
66 Toro Jaram illo, Iván Darío, El pensamiento de los católicos colombianos en el debate ideológico de la "crisis del medio siglo" (1850-1900), Medellín, Fundación Universitaria Luis Amigó, 2005, pp. 7-8. El problema de esta obra radica en que Toro cayó en una "prisión historiográfica", pues al hablar de los "católicos colombianos" hizo alusión a lo que en el siglo XIX pensaban eran los católicos, es decir, los conservadores. Así, para Toro católicos son los conservadores, igual que afirmaban los conservadores decimonónicos, excluyendo de ese calificativo a los liberales. Pareciera que Toro, comenzando el siglo XXI, aún creyera que los liberales no eran "pensadores católicos".
67 Bidegagain, Ana María y Demera, Juan Diego, (Comps.), Globalización y diversidad religiosa en Colombia, Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá, 2005, pp. 13-14.
Dos reseñas de este libro pueden verse en cortés, José David, "Globalización y diversidad religiosa en Colombia (reseña)", Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura, 33, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, 2006, pp. 390-395; y, Vegaga Cantor, Renán, "Académicos obnubilados con el fetiche de la globalización", Boletín Cultural y Bibliográfico, XLII (70), Bogotá, Banco de la República, 2005, pp. 101-105.
68 Álvavarez de Huertas, Rubby Amelia, Entre el gorro frigio y la mitra. La mentalidad político-religiosa del hombre neogranadino, 1850-1887, Tunja, Academia Boyacense de Historia, 1998; Parra Ramamírez, Esther, "Aproximaciones a las relaciones Iglesia-Estado en el período radical", Temas Socio-jurídicos, 14 (31), Bucaramanga, Facultad de Derecho, Universidad Autónoma de Bucaramanga, diciembre de 1996, pp. 107-112.
69 Esta tendencia no es exclusiva de los estudios sobre el fenómeno religioso, otros escenarios también la han presentado. Puede verse Bejarano, Jesús Antonio, "Guía de perplejos: una mirada a la historiografía colombiana", Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura, (24), Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, 1997, pp. 283-329.
70 Sobre los estudios regionales en Antioquia puede verse: Memoria del Simposio Los Estudios Regionales en Colombia: el caso de Antioquia, Medellín, FAES, 1982.
71 Arango, Gloria Mercedes, La mentalidad religiosa en Antioquia. Prácticas y discursos, 1828-1885, Medellín, Universidad Nacional, 1993.
72 Arango, Gloria Mercedes, Sociabilidades católicas, entre la tradición y la modernidad. Antioquia, 1870-1930, Medellín, Universidad Nacional, 2004.
73 Toro Jaramamillo, Iván Darío, El clero en la diócesis de Medellín de 1868 a 1902. Actuación y formación sacerdotal, Medellín, Fundación Universitaria Luis Amigó, 2005. (Originalmente Tesis doctoral, Pamplona, Universidad de Navarra, Facultad de Teología, 1996).
74 Londoño Vegaga, Patricia, Religión, cultura y sociedad en Colombia. Medellín y Antioquia, 1850-1930, Bogotá: Fondo de Cultura Económica, 2004. Título original Religion, Culture and Society in Colombia. Medellín and Antioquia, 1850-1930, Oxford, Oxford University Press, 2002.
75 Grupo de Investigación Religión, Cultura y Sociedad, Ganarse el cielo defendiendo la religión. Guerras civiles en Colombia, 1840-1902, Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá, 2005. Uno de los integrantes de ese grupo, el profesor Ortiz Mesa publicó un texto donde observa la misma relación entre Iglesia y guerras civiles en Colombia en el siglo XIX, pero para unas regiones específicas. Cf. Ortiz Mesa, Luis Javier, Fusiles y plegarias. Guerra de guerrillas en Cundinamarca, Boyacá y Santander, 1876-1877, Medellín, Universidad Nacional de Colombia, Dime, 2004.
76 Barahona Delga do, Hernando, El Radicalismo en el Estado Soberano de Boyacá. 1863-1886, Pasto, Universidad de Nariño, 1997.
77 Guerrero Vinuesa, Gerardo León et al., Educación y política en el régimen del liberalismo radical. Sur del Estado Soberano del Cauca. 1863-1880, Pasto, Universidad de Nariño, 1999; Verdugo Moreno, Pedro Carlos, La Guerra Civil de 1876-1877 y el Ocaso del Liberalismo Radical en los Estados Unidos de Colombia. Crisis, Intolerancia y Clientelismo, Pasto, Universidad de Nariño, 2001; Moreno Calderón, Delimiro, La toga contra la sotana (Rojas Garrido vs. Rojas Tobar). Ensayo liberal sobre dos figuras representativas de Colombia y el Huila en el siglo XIX, Neiva, Kimpres, 1999.
78 Como historiador puedo ubicarme en esta corriente que busca alejarse de los discursos apologéticos, ya sean liberales o eclesiásticos. Desde que comencé a estudiar el fenómeno religioso, y específicamente las relaciones Estado-Iglesia, he pretendido mostrarlas en diversos niveles, desde el internacional hasta los pormenores en provincias y regiones, como puede verse desde el texto con el que gané, en 1997, el Premio Nacional de Historia del Ministerio de Cultura de Colombia. Los jurados - Eduardo Posada Carbó, Anthony McFarlane y Aída Martínez Carreño - indicaron que en ella se encuentra una nueva interpretación de la Regeneración colombiana. Cf. Cortés, José David, Curas y políticos. Mentalidad religiosa e intransigencia en la Diócesis de Tunja, 1881-1918, Bogotá, Ministerio de Cultura, 1998. A partir de esa obra ha sido mi ocupación mostrar la necesidad de estudiar el fenómeno religioso en sus complejidades, alejado de los dogmatismos confesionales.
79 Cab rera becerra, Gabriel, La Iglesia en la frontera: misiones católicas en el Vaupés, 1850-1930, Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, 2002.
Jose David Cortes Guerrero[diamonds]
[diamonds] Doctor en Historia de El Colegio de Mexico. Profesor del Departamento de Historia, Universidad Nacional de Colombia, sede Bogota. Direccion de contacto: [email protected]
8- José David Cortés
Licenciado en Ciencias Sociales de la Universidad Pedagógica Nacional, Maestro en Historia de El Colegio de México y Magíster en Historia de la Universidad Nacional de Colombia - Sede Bogotá. Es Doctor en Historia de El Colegio de México y profesor del Departamento de Historia de la Universidad Nacional de Colombia - Sede Bogotá. En 1997 ganó el Premio Nacional de Historia otorgado por el Ministerio de Cultura con Curas y políticos. Mentalidad religiosa e intransigencia en la diócesis de Tunja. 1881-1918. Ha publicado capítulos de libros y artículos de historia social y cultural con énfasis en fenómenos religiosos, políticos y educativos de Colombia y México durante el siglo XIX, en ediciones nacionales y extranjeras, destacándose sus artículos en el Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura del departamento de Historia de la Universidad Nacional de Colombia - Sede Bogotá, tales como: "Independencia, historia, civilización e ideario liberal en José María Samper", vol.36, No.1 (2009); "La Escuela Normal Preparatoria de México y la Universidad Nacional de los Estados Unidos de Colombia: Lectura comparada de dos proyectos educativos modernizadores", No.34 (2007); "Viva la religión y mueran sus enemigos: Oposición a la tolerancia religiosa en México a mediados del siglo XIX", No.33 (2006).
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