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Introducción
La participación ciudadana en las políticas públicas ha merecido una amplia discusión en el debate académico desde hace ya varios años; sucesivamente se han puesto de relieve: los alcances de las experiencias, el aporte a la reflexión política tematizados en la democracia participativa y deliberativa, el análisis desde las organizaciones de la sociedad civil de las ventajas y restricciones de las instancias participativas, los avances que representa para la formulación de alternativas en distintas áreas del desarrollo social, entre otros asuntos importantes.
Un ángulo de reflexión sobre el cual hay aún pocos materiales es el que se refiere a las transformaciones de las formas de gestión pública de lo social, que se han dado tanto a partir de la interpelación social a los gobiernos ("desde abajo"), como a partir de los lineamientos estandarizados de los organismos financieros multilaterales ("desde arriba"), lo que sin duda ha llevado a la transformación de la lógica decisoria de los Estados nacionales, al volverse más difuso el ejercicio de su soberanía, lo cual ha sido tematizado en la categoría de gobernanza.
Hoy los gobiernos parecen tener muy pocos espacios para la innovación, uno de ellos es el del desarrollo social en el cual, si bien se perciben también tendencias hacia la estandarización de sus políticas impulsadas -como las económicas- por los organismos financieros internacionales, quedan aún márgenes para operar innovaciones. Estas potencialidades innovadoras requieren de fuertes ingrethentes de experimentación, para la cual los Estados nacionales tienen fuertes limitaciones, lo mismo que las sociedades civiles que no fácilmente pueden alcanzar mecanismos eficaces de influencia en el ámbito nacional sin enfrentarse a los dilemas aún no resueltos que plantean- la representación y la delegación. Durante mucho tiempo se apostó también a que el ámbito participativo por excelencia sería el de los gobiernos locales, lo que arrojó experiencias muy valiosas, pero también muchas frustraciones derivadas de las escasas posibilidades de estos gobiernos para influir sobre aspectos sustantivos del desarrollo social.
Un ámbito de estudio interesante puede ser el de los mesogobiernos, estaduales o regionales, dado que por su dimensión cuentan con recursos propios y con cierta competencia con otras unidades de gobierno que les permite experimentar; a la vez, las sociedades civiles de estos espacios subnacionales de mesonivel, pueden también construir...