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4.1.
Puede ser que, como afirma Sebastiaan Faber, a pesar de que "durante las últimas tres décadas, la voz de Rosa Montero ha sido una de las más prominentes, prolíficas y populares de la esfera pública española" y a pesar de "su gran visibilidad y éxito comercial y [...] premios literarios",
no se pued[a] decir que la obra novelística de Montero haya acumulado el capital cultural institucional suficiente -entendido en la acepción de Bourdieu- para una verdadera consagración dentro del campo literario español. (Faber 2009: 309 y 314)
Lo mismo ocurre a nivel internacional, al no residir Montero según Faber en "la República mundial de las letras" (Faber 2009: 318). En su ensayo, Faber argumenta y concluye que "si la escritora merece un lugar prominente en el panteón de la vida cultural posfranquista -y no hay duda de que lo merece-, se debe tanto o más a su trabajo como reportera que a su obra como novelista y columnista" (Faber 2009: 322). Es posible que lo que mantiene Faber sea cierto; pero creo que esto no significa que una obra como La loca de la casa no sea digna de estudiarse en el presente libro, como parte de esa literatura errabunda que vengo esbozando y al lado de otras obras de escritores cuya pertenencia al champ de la littérature es menos ambivalente, por razones que creo que se pondrán en evidencia en este capítulo, entre ellas, el hecho de que en este libro se perfila con especial nitidez la estrecha relación entre escritura digresiva (errabundia) y los procesos de creación.
La trayectoria narrativa de Rosa Montero, "una escritora que cultiva la ficción, el ensayo y el periodismo" en sus propias palabras en La loca de la casa (Montero 2003: 179), se ha descrito como zigzagueante} Esto es así porque, según Fernando Valls, sus novelas "han venido oscilando y sufriendo una tensión entre la doctrina y la ficción' (Valls 2003: 195). Unas tempranas novelas miméticas (documentales o testimoniales son los términos empleados por los críticos monterianos) y un concomitante realismo más o menos tradicional, ligado a un análisis sociopolitico y un compromiso más o menos feminista, dan paso, aunque al principio quizás todavía de modo oscilante, a una creciente evidencia, por un lado, de varios géneros...