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¿Por qué algunas personas son tan asombrosamente buenas en lo que hacen?
Simone Biles parece desafiar la gravedad en sus rutinas de gimnasia, Michael Phelps tiene 23 medallas de oro y Serena Williams ganó su primer grand slam a los 17 años.
A menudo se dice que los artistas de élite poseen un "don" que "no se puede enseñar ni aprender".
Pero, ¿qué dice la ciencia? ¿Podría el talento innato no ser más que un mito?
Algunos investigadores ahora argumentan que nadie nace como un neurocirujano natural, violonchelista o campeón deportivo.
La investigación en una amplia gama de campos muestra que muchas personas no sólo no logran ser sobresalientemente buenas en algo, sin importar cuántos años pasen haciéndolo, sino que con frecuencia ni siquiera mejoran.
"Si quieres empezar a jugar tenis, por ejemplo, recibes algunas instrucciones y, finalmente, llegas a un punto en el que la gente está dispuesta a jugar contigo", le explicó a la BBC el catedrático de psicología Anders Ericsson.
"En ese momento parece que la gente no se vuelve menos consciente de lo que está haciendo. Y es casi como si estuvieran encontrando ahora un nivel de rendimiento que simplemente siguen manteniendo. Así que la actividad de practicar con amigos no parece mejorar el rendimiento".
En otras palabras, hacer lo mismo una y otra vez no conduce a cambios o mejoras en el rendimiento.
¿Entonces qué?
En el libro "Peak", Anders Ericsson y Robert Pools argumentan que, con la excepción de la altura y el tamaño corporal, la idea de que estamos limitados por factores genéticos es un mito pernicioso.
Aseguran que, de hecho, cuán bueno seas se debe a otra cosa.
Un nuevo hallazgo de su investigación explica el rendimiento de élite, algo a lo que le llaman "práctica deliberada".
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