Sabido es que el 18 de febrero de 1915 falleció don Francisco Giner de los Ríos, nacido en Ronda (Málaga) el año 1839. Se fue -como escribió Antonio Machado en el poema que le dedicó tres días después de su muerte- por una senda clara. Por ello, su pensamiento y ejemplo continúa siendo -cien años después- de total actualidad. A estas alturas, nadie puede negar su papel como el reformador por antonomasia de la España contemporánea, situándose en un término medio -como señaló Madariaga- entre aquellas dos Españas que ocupan los extremos, ya se trate de la de Francisco Franco por la derecha o bien la otra España, la de Francisco Pi y Margall, Francisco Ferrer Guardia o Francisco Largo Caballero por la izquierda. Más allá de la coincidencia onomástica entre los diferentes protagonistas de nuestra historia reciente, lo cierto es que Francisco Giner de los Ríos -que junto a Galdós constituye una figura clave de la generación de 1868- también fue un renovador de la enseñanza universitaria española.
Ahora bien, y tal como el profesor Buenaventura Delgado apuntó, Giner no optó por la vía política -una tendencia natural entre los miembros de aquella generación del 68 que confiaron en la Gloriosa- sino por el regeneracionismo pedagógico, idea-fuerza que no hizo más que acentuarse después del fracaso del 981. Otrosí, Adolfo Sotelo no duda en señalar que la empresa de Giner dibuja una utopía educativa, vinculada a las fuerzas liberales a las que no fueron extrañas autores catalanes como Santiago Valentí Camp2. De hecho, ocupa un lugar privilegiado al significar una especie de gozne que une el pasado y la modernidad, el mundo esclerotizado de la España decimonónica con las innovaciones surgidas a partir de las fórmulas universitarias modernas, ya fuese la británica o la alemana. Además, el apogeo de estos modelos coincide con la crisis de conciencia que afectó a España -y por extensión al mundo latino, especialmente a Francia e Italia- a fines del siglo xix3.
Si Ortega y Gasset fue con Misión de la Universidad (1930) el gran teórico de la idea universitaria de la generación de 1914, Francisco Giner de los Ríos influyó sobre la hornada intelectual finisecular, a la que se anticipó con sus ansias de reforma que se extienden a lo largo del sexenio revolucionario (1868-1874) y la Restauración borbónica (1876-1923)4. No en balde, el profesor Ruiz Berrio no dudó en definir el proyecto reformista de Giner como una «universidad ideal», con lo que preludiaba las reflexiones orteguianas5. Está claro, por supuesto, que las enseñanzas vivas del maestro, de Giner, se combinaron con referencias a dos obras, a saber, la Pedagogía universitaria (1905) y La universidad española (1916). Así Ramón Carande -que da cuenta pormenorizada de las clases de Giner, que siguió allá por el año 1907, poco antes de la jubilación del maestro- comenta lo siguiente:
Dejaba de ser la Universidad, en la mente de don Francisco, una institución prebendaria, lo subrayo recordando que se le acusa de elitismo, sin que jamás prefiriese dedicarse «al adiestramiento cerrado de una minoría presumida, estrecha y gobernante» (Pedagogía universitaria, Manuales Soler, tomo lviii, pp. 45-46)6.
A grandes rasgos, podemos decir que Giner -a caballo entre las generaciones de 1868 y 1898- fue un precursor de la generación de 1914, liderada por Ortega y Gasset junto a Eugenio d'Ors, dos de los adalides de la Edad de Plata de la cultura española, entre 1898 y 1936. No en balde -y en lo que concierne a la idea de universidad- existe una clara sintonía entre el pensamiento orteguiano y el gineriano, del cual depende -como mínimo en parte- al remarcarse la importancia de la dimensión pedagógica y formativa de la educación superior. «No cita Ortega a don Francisco -escribe Teresa Rodríguez de Lecea-, pero el esquema de su trabajo responde en todos a los problemas planteados por él...»7. Con otras palabras: sin las propuestas ginerianas sobre la universidad no se puede entender la redacción de la misión universitaria orteguiana cuyas ideas también se difundieron desde las páginas del Boletín de la Institución Libre de Enseñanza (1931).. Además, tampoco podemos olvidar que Ortega conocía perfectamente el contenido editorial de la casa Calpe, a la cual estuvo ligado profesionalmente desde 1918, a cuyo fondo pasó la Pedagogía universitaria de Giner después de ser editada en dos ocasiones (1905 y 1910) en la colección de los Manuales Soler y Manuales Gallach, respectivamente.
La Pedagogía universitaria (1905), más que un manual de divulgación
No hay duda de que una de las obras de Giner de mayor éxito fue su Pedagogía universitaria. Problemas y noticias, una entrega (la que correspondía al número 58) de los Manuales Soler que apareció en 1905. Recordemos que esta colección tenía el objetivo de poner al alcance del público el pensamiento de grandes autores, por lo general españoles, vinculados a una línea progresista, con una clara vocación científica de sesgo divulgativo (física, química, médico-higiénica, agricultura, etc.) y político-social (derecho, sufragio, sociología, etc.). Bien mirado, los Manuales Soler -pequeños volúmenes de un tamaño de 11 x 16 centímetros-, editados con cubiertas duras para asegurar su conservación y con una presentación de calidad, contribuían a divulgar el libro de bolsillo en un intento de popularizar la cultura. Su lema no era otro que el siguiente: «Biblioteca útil y económica de conocimientos enciclopédicos». Con relación a esta colección, Juan Miguel Sánchez Vigil y María Olivera Zaldúa escriben lo siguiente:
La colección emblemática de la editorial Soler fueron sus Manuales Soler, caracterizados por su reducido formato (11 x 16 cm) y por la encuadernación en cartoné de color naranja estampado en negro, que tras la compra por Gallach cambiaría a verde. Soler editó un centenar de volúmenes en dos series distintas, numeradas en arábigos y romanos, y diseñó un mueble especial para su exposición que regalaba a los suscriptores..
En efecto, se trataba de una «étagère» que a modo de obsequio llegaba a los coleccionistas y compradores de la biblioteca «destinada a colocar en la misma, con el debido orden, todos los volúmenes de la colección de Manuales-Soler». Su editor -Manuel Soler- se encontraba cercano a los ambientes republicanos que mostraban su admiración por Francisco Pi y Margall, que fuera presidente de la fugaz Primera República española (1873) y que falleció en 1901. Con relación a esta atmósfera de la Barcelona modernista en el cambio del siglo xix al xx, Odón de Buen recoge en sus memorias el siguiente comentario: «Extasiado, contempló en casa largo rato a Pi y Margall mi editor don Manuel Soler, al que sólo vi verdaderamente emocionado en esta ocasión y en un almuerzo que dio conmigo a Joaquín Costa»...
Cuando en 1905 salió de la imprenta la Pedagogía universitaria, don Francisco Giner los Ríos -diez años antes de su fallecimiento- se presentaba como profesor en la Universidad de Madrid y en la Institución Libre de Enseñanza que -como es conocido- se fundó en 1876. La obra estaba dedicada a la memoria de Augusto González de Linares, uno de los promotores de la Institución y decidido partidario del evolucionismo, que había fallecido el año anterior (1904)... A decir verdad, y tal como don Francisco recordaba, la mayoría de materiales recopilados en aquella Pedagogía universitaria procedía del Boletín de la Institución, ya fuesen artículos o extractos. Sin ser exhaustivos, a fin de ilustrar lo que decimos, detallamos algunos de los artículos aparecidos en el Boletín que después fueron incorporados, con sus respectivos epígrafes, al índice de la Pedagogía universitaria. Para elaborar esta relación, hemos tenido a la vista el análisis que hace Jiménez-Landi de las obras de Giner sobre enseñanza y educación. Pues bien, éste es el detalle de los escritos ginerianos que fueron incorporados a la Pedagogía universitaria: «Sobre la idea de educación» (1897), «Grados naturales de la educación» (1897), «La crisis presente en el concepto de universidad» (1897), «La idea de Universidad» (1900), «La organización de las universidades de tipo germánico» (1894), «Sobre enseñanza superior» (1896), «O educación o exámenes» (1894), «La higiene de las vacaciones» (1892), etc.
Por consiguiente, la Pedagogía universitaria reúne una serie de trabajos elaborados en los años anteriores a la aparición del libro en 1905, lo que da a la obra un inequívoco sentido regeneracionista. A pesar de este origen heteróclito, lo cierto es que este manual de pedagogía universitaria mantiene una cierta unidad, tal como Aniceto Sela reflejó en la presentación de la edición de 1924:
Aun escritos casi todos al correr de la pluma ante las solicitaciones de la actualidad, y, a veces, bajo el apremio de la necesidad de original del Boletín, sobran en ellos ideas para constituir una verdadera pedagogía universitaria...
Notemos de paso que junto a los trabajos que fueron situados bajo el epígrafe «Cuestiones contemporáneas» -que en 1990 pasaron a integrar en su mayoría el volumen Escritos sobre la universidad española- el libro contemplaba dos apartados más. Un segundo sobre la historia de las Universidades que era una adaptación de una obra de Gabriel Compayré y un tercer capítulo -a modo de apéndice- titulado «Más sobre las Universidades Europeas en la Edad Media». La descripción que Aniceto Sela hizo de estas dos partes -la segunda y la tercera o apéndice del libro- dice lo siguiente:
La parte segunda comprende un resumen crítico del libro de M. Gabriel Compayré, titulado Abelard and the origin and early history of universities, de la colección The Great Educators, en el cual se intercalan gran copia de observaciones y consideraciones originales de D. Francisco. La completa un apéndice, con la exposición del contenido del libro de Mr. Hastings Rashdall, sobre las Universidades de Europa en la Edad Media, y la traducción de algunos de sus capítulos más importantes...
No es ninguna casualidad que esta obra gineriana apareciese en Barcelona porque los lazos que don Francisco mantenía con la ciudad eran fluidos desde hacía tiempo. De una parte, por su amistad con el poeta Juan Maragall, en cuya casa de San Gervasio residía cuando visitaba la ciudad condal. De este modo, los discípulos del poeta Maragall -entre los que cabe citar a Josep Pijoan- también frecuentaron los círculos institucionistas madrileños, tal como recogen Pijoan y Gaziel en sus memorias... Por otro lado, los lazos entre Giner y Barcelona se afianzaron gracias a la presencia de su hermano Hermenegildo, catedrático desde 1898 del Instituto de la capital catalana, un hombre de perfil más radical que su hermano Francisco, que mantuvo vínculos con los sectores republicanos radicales, incluso lerrouxistas.
Hermenegildo Giner y su obra como traductor, editor y divulgador de autores clásicos o contemporáneos de filosofía, arte, psicología, literatura, etc., es un ejemplo del impacto en el mundo editorial y en los medios de comunicación escritos de la aparición de las masas en la vida pública, así como del intelectual (profesor, escritor, periodista, traductor) que dispone de un mercado cultural creciente de lectores o espectadores (en el caso del teatro) y que puede, por tanto, ampliar el espacio de su influencia cultural y política y, de paso, mejorar su situación económica y su estatus social...
Al fin y a la postre, Hermenegildo Giner (1847-1923) promovio en la orbita del Partido Republicano Radical unos Preceptos pedagogicos para el profesorado de las escuelas libres, neutrales o laicas de ninos y ninas (1913), con lo que se encuadro junto a los defensores del laicismo escolar incluso despues de la ejecucion de Ferrer el 13 de octubre de 1909ÇbÇg. No extrana, pues, que Hermenegildo entablase amistad con alguno de los colaboradores de Ferrer y Guardia como Odon de Buen y del Cos, cuya Historia natural. Nociones preliminares aparecio con el numero 2 en la coleccion de los Manuales Soler que dirigio inicialmente ÇbÇh. Seguidamente, reproducimos un largo parrafo de las memorias de Odon de Buen que confirman estas relaciones con el editor Manuel Soler, y la orientacion que confirio a aquellos Manuales Soler que acogieron la Pedagogia universitaria de Giner.
A pesar de mi actividad politica, extraordinaria en aquella epoca, no descuide los libros, ni desatendi la catedra un solo dia. El editor de mis obras era Soler y con el publique los primeros volumenes de la biblioteca que titulamos .Manuales Soler., imitacion de las cartillas de vulgarizacion que se publicaban en muchos paises. El primer manual lo redacto el Dr. Luanco, a la sazon rector de la universidad, justo tributo a su valia; el segundo fue mio y asi sucesivamente se fueron publicando de Lozano (catedratico de Fisica), de Mundi (matematico), de Joaquin Costa, de Carracido, de Macpherson, del coronel Banus, etc. Habian de desfilar por la publicacion las primeras firmas de Espana. La codicia editorial desvirtuo bastante el plan y deje la direccion; fue Gallach el que continuo estos manuales dandoles su nombreÇbÇi.
Con independencia de los autores indicados por Odon de Buen, sobresalen otros con vinculos directos con la Institucion como son Adolfo Posada y Pedro Dorado Montero. Los especialistas del campo del derecho han destacado que las obras de Posada viesen la luz en la coleccion de los Manuales Soler, cuyo numero 8 estaba dedicado a la Ciencia politica y el 46 a la Sociologia contemporanea. .El hecho de que fuera Posada el autor elegido para divulgar el conocimiento sobre esa Ciencia [Capellan de Miguel se refiere a la politica] pone de manifiesto el prestigio que los pensadores krauso-institucionistas ¡Vque por cierto nutrieron y dinamizaron la Real Academia de Ciencia Morales y Politicas¡V adquirieron en este campo.ÇbÇj.
Mención aparte merecen José Macpherson, que publicó su tratado sobre Geología (núm. 14 de la colección), y Hermenegildo Giner de los Ríos, que editó Teoría de la literatura y de las artes (núm. 83 de la colección)20. Todo este rico patrimonio editorial pasó pronto -tal como refleja Odón de Buen- a la editorial Gallach, que recogía el testigo de Manuel Soler, con lo que se apropió del fondo actuando durante los primeros meses como «José Gallach-Editor. Sucesor de Manuel Soler»21. Ello explica que los Manuales Soler se encuentren, con la misma numeración, en el fondo de los Manuales Gallach, dirigidos por José Gallach Torras. Así la Pedagogía universitaria de Giner, aparecida en 1905 con el número 58 dentro de los Manuales Soler, vio su segunda edición en 1910, con el mismo número, en la colección de los Manuales Gallach. Además, el número de páginas es casi idéntico, con una pequeña variación ya que la edición de 1905 incluía una adición (página 333) que desaparece, al situarse en el lugar correspondiente, en la versión de 1910. Por ello, la edición de 1905 contiene 332 páginas + 2 de la adición + 2 del índice, esto es, un total de 336 páginas. En cambio, la edición de 1910 alcanza las 334 páginas, 332 del texto de la obra + 2 de índice. A la larga, los fondos de «Publicaciones Gallach- Gallach editor» fueron transferidos a Calpe (Compañía Anónima de Librería, Publicaciones y Ediciones). Esta empresa -Calpe- había sido fundada por Nicolás María Urgoiti en 1918, «con la colaboración de José Gallach, a quien el industrial vasco le compró todo el fondo y le encargó la gerencia de la nueva empresa»22.
Se constatan, pues, pocas diferencias entre los Manuales Soler y los Manuales Gallach, siendo quizás la más significativa el color de la portada: naranja en los primeros, verde en los segundos. «La colección [el autor se refiere a los Manuales Gallach] tuvo su origen en los Manuales Soler procedentes de la editorial Sucesores de Manuel Soler, a la que Gallach compró el fondo. Fueron muy populares en el primer tercio del siglo por su variado contenido (ciencias, historia, técnica, artes y oficios, etc.), con formato octavo y encuadernación en tela verde estampada en negro»23. De acuerdo con los datos suministrados por Sánchez Vigil, los tirajes «oscilaron entre los tres mil y cuatro mil ejemplares, y las reimpresiones dependieron de las ventas»24.
De esta manera, mientras la primera edición de la Pedagogía universitaria de Giner apareció en 1905 en el marco de los Manuales Soler, la segunda edición de 1910 se publicó bajo el sello de los Manuales Gallach aunque -en el interior- continuaba figurando «Barcelona. Sucesores de Manuel Soler-editores». En ambos casos -es decir, las ediciones de 1905 y 1910- figura la Imprenta Moderna de Guinart y Pujolar, Bruch, 63, de Barcelona. Con todo, entre ambas ediciones -1905 y 1910- se dieron los sucesos de la Semana Trágica (julio de 1909) que cambiaron la fisonomía de cada edición, ya que si la primera (1905) responde al ambiente de la Extensión Universitaria, la segunda (1910) ofrece un carácter menos comprometido socialmente, al incluir un «Vocabulario de las palabras técnicas», elaborado por José Gallach, a fin de iluminar la terminología -alocuciones latinas y expresiones inglesas- utilizada por Giner. Por último, la obra se recogió en 1924 en el volumen décimo de las Obras completas de Giner, por Ediciones de La Lectura, una iniciativa de la empresa Espasa-Calpe. En efecto, José Gallach Torras pasó a ser gerente de la casa Calpe, donde chocó con José Ortega y Gasset que ocupaba la dirección editorial, con lo cual se abrió un cisma entre ambos del que salió reforzado el filósofo en perjuicio de Gallach que, en 1922, abandonó Calpe cuando ya había iniciado la edición de las obras completas de Giner25. Preciso es señalar que en el consejo directivo de Calpe -además de José Gallach, director gerente, y Ortega y Gasset, director literario- figuraba Lorenzo Luzuriaga, que actuaba de secretario.
Ello justifica el interés de Ediciones de La Lectura, encuadrada en la editorial Calpe primero como distribuidor y después como editor, por las temáticas pedagógicas, con diversas secciones dentro de la serie Ciencia y Educación: sección general, manuales, metodología, educadores, clásicos, folletos y contemporánea26. De hecho, Luzuriaga -y aquí una vez más seguimos a Sánchez Vigil- realizó en el verano de 1920 un viaje «por Francia, Alemania e Inglaterra para estudiar el mercado»27. Sin embargo, el proyecto pedagógico de La Lectura se inició con anterioridad, en los albores de la Primera Guerra Mundial. Por lo tanto, resulta lógico que los Ensayos sobre educación de Francisco Giner de los Ríos se publicasen en la sección general de la colección Ciencia y Educación de Ediciones de La Lectura28. De hecho, la intención de Cossío era iniciar esta colección de libros pedagógicos con un elenco de los trabajos de Giner que el maestro recopiló en el verano de 1913, cuando los clarines anunciaban la guerra que se cernía sobre Europa. Por ello, Cossío no dudó en calificar en la presentación que se trataba de un «libro de paz».
Además, por aquellos años, los vínculos entre Madrid y Barcelona, entre los núcleos de la Institución de la capital y los cenáculos intelectuales de la ciudad condal, eran sostenidos y amistosos. Justo es mencionar que a comienzos del siglo xx también residió en Barcelona Fernando de los Ríos -destinado a las oficinas de la Tabacalera a comienzos de 1902¡V que se desposo con Gloria, hija de Hermenegildo GinerÇcÇj. Mientras tanto, el 1904 don Francisco habia publicado en Barcelona Filosofia y sociologia. Estudios de exposicion y de critica (Imprenta de Henrich y compania).
En esta direccion, hay que reconocer que el profesor Delgado se esforzo por mantener viva una tradicion que venia de antiguo y que parecia oportuno recuperar en los momentos anteriores a la transicion democraticaÇdÇa. Asi, Buenaventura Delgado sostuvo una cierta proximidad con Jordi Maragall y Noble, el ultimo hijo del poeta Juan Maragall y padre del que fuera alcalde de Barcelona, Pascual Maragall. Por lo demas, Jordi Maragall fue discipulo de Joaquin Xirau, que en el exilio mexicano escribio el libro sobre Manuel B. Cossio y la educacion en Espana (1944), y asi se forjo un hilo conductor ¡VGiner, Maragall, Cossio, Xirau, Roura- Parella¡V que se proyecto, con la diaspora republicana, hacia America. En efecto, la irradiacion del influjo de la Institucion no solo se noto en todos los rincones de Espana, y por ende en Cataluna, sino tambien en tierras americanas. El ejemplo de Giner ¡Vque se plasmo en Cossio¡V mucho tuvo que ver en esta fenomenologia que depende, en ultima instancia, de las altas condiciones morales del fundador de la Institucion que Xirau hace descansar en Lulio y extiende hasta Cossio.
Religiosidad y distincion moral, la conducta por encima del saber y el saber incorporado a la conducta ¡V.la ciencia es cosa de conciencia.¡V, la vida entera, individual y colectiva, como una mision y un destino a cumplirÇdÇb.
Digamos de paso que a comienzos del siglo pasado Barcelona representaba la capitalidad editorial del pais, si bien Madrid iba ganando posiciones. Desde luego, en muchos casos ¡Vy los Manuales Soler son una buena muestra¡V se seguia el ejemplo de las mas importantes editoriales europeas que desde el siglo xix ponian los libros al alcance de un extenso publico, gracias a los precios modicos sin perder de vista el renombre de los autores y la calidad de la impresion. Asi, pues, los Manuales Soler o los lanzados mas tarde por la Editorial Cervantes y la Editorial Labor constituyen algunas de las iniciativas populares que se dieron en Espana para poner al alcance del lector obras de autores de reconocido prestigio, a fin de contribuir a la regeneracion de EspanaÇdÇc. Naturalmente, estas casas editoriales no alcanzaron la difusion popular de las editoriales Calleja (que inicio sus actividades en 1876) o Dalmau Carles (que comenzo su andadura en 1904), pero no se puede dudar de la bondad de sus aportacionesÇdÇd. Mientras unas editoriales promovian la difusion de conocimientos utiles y practicos con una voluntad regeneracionista (higiene, profilaxis, lucha contra el alcoholismo, etc.), otras manifestaban una clara conviccion ideologica, a veces liberal-progresista favorable al evolucionismo y a la democracia, en ocasiones mas radical con connotaciones comunistas y libertarias.
Bien se comprende que los lemas de los Manuales Soler ¡Vvisibles en la contracubierta de la portada¡V sean una buena prueba de lo que decimos. Sirvan a simple titulo ilustrativo los que reproducimos a continuacion: .Los pueblos prosperan instruyendose y educandose., .Los pueblos que mas leen y estudian son los que marchan a la vanguardia de la civilizacion., .El progreso en todas las esferas de la vida social se debe a la instruccion y educacion de los pueblos., etc. Asi se entiende que una parte importante de los volumenes correspondientes a los Manuales Soler depositados actualmente en la biblioteca central de la Universidad de Barcelona procedan de la biblioteca del Ateneo Enciclopedico Popular fundado el 1902 que ¡Vcomo tantas otras cosas¡V fue clausurado en 1939.
Nos encontramos, pues, ante una Volksbildung, esto es, una formacion popular que deseaba cercenar el elitismo de la cultura burguesa y academica que habia triunfado en el siglo xix. Una Volksbilbung que, a su vez, se alimentaba de los postulados de la escuela del trabajo (Arbeitsbildung) de Kerschensteiner, una especie de conjuncion que cercenaba el ideal de la formacion burguesa que habian alimentado desde el siglo xviii las clases sociales acomodadas, hasta forzar un autentico monopolio elitista (Bildungsmonopol). Aparte, muchos de aquellos lideres obreros ¡Ves el caso de Pablo Iglesias en Madrid y de Eudald Canivell en Barcelona¡V estaban ligados, en su condicion de tipografos, al mundo de las imprentas y editoriales. Por su lado, el affaire Dreyfus desperto el interes por el debate ideologico gracias a una intelectualidad que tomaba cartas en los asuntos publicos, con lo que empezaba a declinar la cerrazon del academicismo universitario. Inutil decir que la organizacion del movimiento obrero a traves de ateneos, sindicatos y asociaciones que sostenian escuelas nocturnas y dominicales propicio este interes por la cultura que se hizo mas popular, con el deseo de llegar a todas las capas sociales.
Baste anadir que este intento de divulgacion del saber coincide con las campanas del movimiento de la Extension universitaria (University Extension) que paso de Inglaterra, donde habia surgido entre 1850 y 1870, a Espana a traves de la Institucion Libre de Ensenanza. Por otra parte, el Tercer Congreso Internacional de Ensenanza Superior celebrado en Paris en el verano de 1900 actuo como un autentico detonante para la difusion de los movimientos sociales ingleses entre los que se encontraba la Extension universitaria. Asi cuajo en diferentes lugares como Asturias gracias al papel de Aniceto Sela ¡Vque se encargo de la presentacion del volumen decimo de las Obras completas de Giner, que incluyo la Pedagogia universitaria-, quien reconoció que en Cataluña fue donde el movimiento dio mayores muestras de viveza. Antes, en 1899, Leopoldo Palacios se había hecho eco desde las páginas del Boletín de la Institución del movimiento de la Extensión universitaria que empezaba a declinar en otras latitudes pero que irrumpía con fuerza en España, al socaire del fracaso del 98. Después de reconocer que no existía en nuestro país ninguna tradición al respecto, Palacios concluía con las siguientes palabras que traslucen un espíritu claramente regeneracionista:
La Extensión universitaria tal vez es [...] la expresión ideal de una nueva tendencia en la evolución social de las Universidades, un órgano al servicio de justas reclamaciones populares, uno de los pocos medios serios, de los verdaderamente eficaces a mi ver, para sacudir esta atonía que impera, descubrir horizontes, iniciativas de juventud, despertar un alma donde remuerdan los males padecidos, y mortifiquen, con propósitos redentores... Pero, además, sirve a la ciencia34.
Llegados a este punto, parece oportuno recordar la noticia que Antonio Jiménez-Landi dio de la Extensión universitaria que define con las siguientes palabras:
Fruto del afán por elevar el nivel espiritual de nuestro pueblo y de capacitarlo para que pudiera intervenir, de manera activa y responsable, en la vida pública, fue, indudablemente, el movimiento surgido en los dos últimos años del siglo xix y principios del xx, con el nombre imitado de Extensión Universitaria35.
Vale la pena recordar que, igualmente, este deseo de extender la cultura se canalizó por toda Europa, surgiendo -sobre todo en Francia- las universidades populares que también llegaron a España. Justamente, la edición de 1905 de la Pedagogía universitaria incluía un largo apartado dedicado a la Universidad de Oviedo -los textos procedían de trabajos publicados en los Anales de aquella Universidad- en el que se daba cuenta y razón de diversas iniciativas, entre las que destacaba la Extensión universitaria que «con la Escuela práctica son quizá los dos factores de mayor relieve de la Universidad de Oviedo, completados, por supuesto, con la renovación general de los métodos»36. Sin entrar en más detalles, podemos avanzar que aquella universidad asturiana estaba inmersa en un profundo proceso de renovación, abocada a lo que debería ser una «universidad popular», una iniciativa sin precedentes en España. Si bien en un principio estos artículos sobre la Universidad de Oviedo se incluyeron en la Pedagogía universitaria (1905, 1910), posteriormente -cuando se elaboraron las Obras completas de Giner- fueron trasladados al volumen segundo, dedicado a La universidad española (1916).
A esto se debe agregar que tanto la Extension universitaria como las Universidades populares eran instancias activas, en un contexto social no exento de polemicas ya que algunos dirigentes obreristas veian en aquellas campanas a favor de la cultura una especie de reformismo paternalista, mas retorico que eficaz, que no satisfacia a los dirigentes sindicales radicales ni tampoco a los sectores academicos conservadoresÇdÇh. De todas formas, los sucesos de la Semana Tragica de 1909, con el consiguiente caso Ferrer, asestaron un duro golpe a la Extension universitaria que, a las puertas de la Gran Guerra, cayo en una manifiesta letargia. A partir de 1917, con la Revolucion sovietica, los compromisos reformistas y las alianzas entre patronos y obreros, entre academicos y trabajadores, quedaron bajo sospecha, si bien las complicidades prosiguieron en Espana hasta los tiempos de la Segunda Republica, que aposto sin reservas a favor de la cultura popular.
En lineas generales, eran tiempos propicios para la conjuncion de la cultura academica, burguesa y elitista, con las aspiraciones de unas clases obreras cada vez mas conscientes de su estado de postracion y deseosas de conseguir su regeneracion a traves de la educacion. Con todo, esta convergencia entre la intelectualidad y las clases populares no estuvo exenta de tensiones por ambas partes. Los sectores academicos conservadores no veian con buenos ojos la presencia de los obreros en la Universidad, mientras que algunos dirigentes del obrerismo desconfiaban de las buenas intenciones de los profesores y patronos que fomentaban estas iniciativas. Al margen de disputas y controversias, el saber y la cultura ¡Vya se tratara de ciclos de conferencias promovidos por la Extension universitaria que en Barcelona conto con el soporte del rector Rafael Rodriguez Mendez, o bien a traves de actividades en los ateneos y sociedades culturales y recreativas para la instruccion obrera¡V se perfilaban como instancias para la regeneracion patriotica, sin perder de vista el sentido reformista de una politica un tanto ideal que buscaba la concordia entre los diferentes estamentos sociales y, por ende, entre el mundo de la cultura y el mundo del trabajo.
Todo parece indicar que en Cataluna ¡Vdonde existia una importante red de asociaciones de trabajadores desde la etapa de la Primera Internacional, consecuencia del proceso de industrializacion vivido en el siglo xix¡V la Extension universitaria obtuvo notables exitos, reconocidos desde fuera del Principado catalan. Naturalmente, no se trataba de un movimiento uniforme ya que en su interior se detecta la presencia de mas de una linea de actuacion. Mientras el sector mayoritario ¡Vcapitaneado por Rodriguez Mendez, desde 1901 cuando tomo posesion hasta que ceso como rector de la Universidad en 1905¡V mostraba sus simpatias por el radicalismo republicano, otros grupos mas pequenos manifestaban su adhesion al republicanismo catalan de Francesc Layret. Todos ¡Vunos y otros¡V deseaban extender la educacion y cultura aunque fueron los que seguian al claustro de la Universidad de Barcelona los que mayores exitos alcanzaron. Asi se desprende no solo de los estudios historicos sobre el particular ¡Vy a los que hemos contribuido modestamente alguno de nosotros¡VÇdÇi, sino tambien a partir del testimonio que dan Sela y Jimenez-Landi:
Pero donde la Extensión universitaria, o, si queréis mejor, la cultura popular, se ha propagado en proporciones gigantescas es en Cataluña, con una ramificación en las islas Baleares.
El alma del movimiento catalán es un maestro eminente de Barcelona, apellidado Rodríguez Méndez, seguido por un grupo de entusiastas profesores. La colaboración popular ha sido extraordinaria, hasta el punto de producir manifestaciones callejeras en honor de la segunda Asamblea Universitaria, con la presencia de Ateneos obreros, Sociedades Corales y del Ayuntamiento de la ciudad. Los Coros Clavé entonaron el himno Gloria de España, que los 5.000 asistentes -poco más o menos- escucharon de pie y descubiertos39.
En torno al año 1906, el movimiento de la Extensión universitaria alcanzaba en Cataluña un elevado número de seguidores, cercano a los 60.000 participantes. Aparte de las innumerables publicaciones que con carácter particular editaba cada uno de los ateneos, casinos o fraternidades adheridas a la Extensión universitaria, existían publicaciones que daban soporte a tales iniciativas. Nos referimos concretamente a La Ilustración Obrera, especie de órgano de la Unión de los Ateneos Obreros, publicada entre 1904 y 1905, y a La Cultura Popular, órgano de las Juntas de Extensión universitaria del Distrito de Barcelona. Bajo un lema ciertamente pedagógico-regeneracionista («la grandeza y felicidad de los pueblos depende de la cultura») esta segunda revista, publicada entre 1904 y 1909, sirvió de catalizadora de todo cuanto la Extensión hizo en Cataluña.
Con este telón de fondo, no puede sorprender que los Manuales Soler -y el libro de Giner también en su primera edición (1905)- incluyesen textos de soporte de destacados responsables de la Universidad de Barcelona y líderes del movimiento de la Extensión universitaria. Así, por ejemplo, notas del rector Rafael Rodríguez Méndez y de Andrés Martínez Vargas -ambos catedráticos de la Facultad de Medicina- avalaban la idoneidad de estos manuales para los centros obreros. No extraña, pues, que además de frecuentar los ateneos que participaban en la Extensión universitaria, ambos -junto a Odón de Buen- formasen parte del programa de conferencias dominicales que se impartían en la Escuela Moderna de Ferrer, sita en la calle Bailén de la ciudad condal. Después de la Semana Trágica de 1909, con la represión ejercida por las autoridades que clausuraron los centros obreros, con el miedo de otros a que se reprodujesen los excesos y desmanes de fines de julio de aquel año, la Extensión universitaria en Cataluña retrocedió, si bien las actividades culturales (conferencias, cursos, clases, etc.) proseguían en los ateneos y asociaciones proletarias que, gradualmente, recuperaron su vida social aunque distanciados de la Universidad que, después de la Semana Trágica, se desentendió de la Extensión universitaria.
En substancia, se trataba de una opción posibilista que deseaba que los grandes temas -y la Universidad lo era, aunque permanecía del todo inaccesible para los hijos de la clase trabajadora- fuesen acogidos por todos los sectores sociales. Por consiguiente, la Universidad dejaba de ser algo hermético y clasista, cerrado y burocratizado, para convertirse en un tema de interés general, lo que despertaba la curiosidad de un público con deseos de ilustración que no siempre frecuentaba institutos y facultades. He aquí, por tanto, una de las claves para entender esta Pedagogía universitaria que, sin olvidar a nadie, también estaba destinada a unos lectores no necesariamente universitarios, con lo que se ponía de manifiesto que la Universidad constituía un problema o, si se quiere, una cuestión neurálgica de la regeneración nacional. Ello explica que en la segunda edición -pasados los efluvios de la Extensión universitaria- se incluyese un vocabulario, elaborado por José Gallach, que definía sintéticamente las palabras o voces técnicas contenidas en el libro de Giner. En fin, se trataba de obras editadas en España, a precios asequibles, con una clara vocación americanista, ya que la exportación a los países hispanoamericanos constituía uno de los retos del mercado del libro español, sobre todo después de la pérdida de las colonias, uno de los objetivos -la exportación a tierras americanas- de los Manuales Soler.
Con el transcurrir de los años, han aparecido dos réplicas de aquella Pedagogía universitaria, publicada inicialmente en 1905 (Manuales Soler), reeditada en 1910 (Manuales Gallach) y que en 1924 pasó a engrosar el volumen décimo de las Obras completas de Giner, que como hemos señalado estuvo al cuidado de Aniceto Sela. Ya hemos avanzado que una de las novedades de aquella edición de 1924 fue, precisamente, que el capítulo dedicado a la Universidad de Oviedo, y del que Sela se sentía tan satisfecho, había sido desplazado con anterioridad al volumen segundo de las Obras completas de Giner, dedicado a La Universidad española (1916).
Publicados en el tomo ii de las Obras Completas los principales trabajos del maestro relativos a La Universidad española, se reproducen en el presente volumen los que, bajo el título de Pedagogía universitaria, aparecieron reunidos por primera vez en el tomo lviii de los Manuales Soler. Son, en su mayor parte, como el mismo autor lo advertía en la nota preliminar, artículos y extractos tomados del Boletín de la Institución Libre de Enseñanza. Han dejado de figurar entre ellos los dedicados a la Universidad de Oviedo, con motivo de la publicación de sus Anales correspondientes a los años 1901 y 1902-1903, que pasaron a formar parte del tomo ii citado, por referirse concretamente a un ensayo de reforma de la enseñanza superior dentro de España40.
Por lo demás, conviene recordar que a finales de 2005, en el marco de la colección Textos Pedagògics de Eumo Editorial, apareció la versión catalana con el título de Pedagogia universitària i altres escrits, con una presentación del profesor Buenaventura Delgado. Por de pronto, Delgado analiza las fuentes nutricias del pensamiento universitario de Giner, entre las que destaca el protagonismo de Alexis Sluys, uno de los promotores de la Universidad Libre de Bruselas, inaugurada el año 1834 con el apoyo de la masonería en una naciente Bélgica, emancipada en 1830 de los Países Bajos. En suma, la presencia de krausistas y masones en la Universidad Libre de Bruselas -«vanguardia del liberalismo», según recoge Susana Monreal¡VÇeÇb esta fuera de cualquier duda. Buena parte de los trabajos de Guillaume Tiberghein ¡Vuno de los promotores de aquella universidad, discipulo de Ahrens y seguidor de Krause¡V fueron traducidos por Hermenegildo Giner de los Rios. No deja lugar a dudas que el modelo universitario libre de Belgica debio influir ¡Vque duda cabe¡V en la mente de Francisco Giner de los Rios cuando tomo la determinacion de crear la Institucion Libre de Ensenanza (1876) e, igualmente, en su ideario universitario siempre favorable a la libertad de ensenanza y contrario a cualquier tentacion dogmatica.
La Universidad Libre de Bruselas fue fundada en forma oficial el 20 de noviembre de 1834, para asegurar la autonomia de la ciencia con respecto a la religion y para servir a la causa del progreso. Se trataba de una institucion a todas luces anticlerical ¡Vse temia el creciente peso politico y social de la Iglesia Catolica sobre todo en la region de Flandes¡V, pero no anticatolica y mucho menos antirreligiosa, segun la afirmacion de John Bartier, historiador de la Universidad LibreÇeÇc.
Sin perder de vista la version catalana de la Pedagogia universitaria (2005), hay que subrayar que no se trata de una edicion completa del original gineriano sino de una traduccion que recoge la primera parte de aquella obra (Cuestiones contemporaneas), aderezada con otros escritos breves de GinerÇeÇd. En cierto sentido, los editores de esta Pedagogia universitaria i altres escrits se preocuparon por dar unidad a una obra en que se desprecio la historia de las universidades ¡Vque integraba la segunda parte y el apendice de la Pedagogia universitaria¡V a beneficio de dar una vision de conjunto del universo educativo gineriano a traves de sus tres niveles (primario, secundario, universitario).
En fechas mas cercanas, vio la luz una reedicion facsimil de la Pedagogia universitaria ¡Vesta vez totalmente integra¡V realizada .con motivo de la designacion de Francisco Giner de los Rios, a propuesta del Centro Andaluz de las Letras, como Autor del Ano 2011 por la Consejeria de Cultura de la Junta de Andalucia.ÇeÇe. De este modo, hoy tenemos a nuestra disposicion aquella Pedagogia universitaria, que podemos consultar y leer facilmente, si bien tampoco resulta dificil localizar ¡Ven las librerias de lance¡V ejemplares de aquella primera edicion de 1905, e incluso de la segunda (1910), justamente por tratarse de ediciones populares que alcanzaron una gran circulacion.
La idea de Universidad de Giner en el contexto de la epoca
Si nos atenemos a las notas introductorias de aquella Pedagogia universitaria ¡Vun clasico de la filosofia de la educacion superior en Espana¡V Giner reconocia que la Universidad coronaba el edificio educativo que se iniciaba en la escuela primaria, con lo que unia la doble dimension ¡Vprofesional y humanista¡V de cualquier instancia educativa. Don Francisco senalaba, pues, las diferentes fuentes de su pedagogia universitaria que surge de la escuela primaria ¡Vla intuicion de Pestalozzi¡V, el gusto por la libertad y la propia formacion, segun la tradicion inglesa del self-government, y una disposicion necesaria para desenvolverse en el mundo. Por consiguiente, estas tres ideas ¡Vintuicion, libertad, profesionalidad¡V marcan los hitos de la formacion globalmente considerada e, igualmente, de la pedagogia universitaria de una manera especifica. De acuerdo con esta vision del mundo y de las cosas, que coincide con la pansofia de Comenio y con el racionalismo armonico del krauso-institucionismo, la escuela, la segunda ensenanza y la Universidad se articulan en una vision conjunta del proceso educativo, mas alla de compartimentos estancos sin vasos comunicantes.
Entre ambas, la Universidad y la Escuela, flota la segunda ensenanza, tan pronto enlazandose a la primaria, como termino superior de una serie continua ¡Vla de educacion general¡V tan pronto esquivando este enlace y prefiriendo la mision propedeutica que la Edad Media, mas o menos vagamente, le asignaba a la entrada de las UniversidadesÇeÇf.
Por aquel entonces, en 1905, la educacion constituia un todo que interesaba a una Espana que salia del fracaso del 98 y que veia en la pedagogia ¡Vnueva disciplina surgida en la Alemania neohumanista y que entonces triunfaba bajo los esquemas neoherbartianos¡V una especie de saber de salvacionÇeÇg. No en balde, en 1904, se habia creado en la Universidad Central de Madrid la primera catedra de Pedagogia Superior de Doctorado de la Seccion de Estudios Filosoficos de la Facultad de Filosofia y Letras, dirigida por Manuel B. Cossio. Coincidiendo con la aparicion de la Pedagogia universitaria de Giner, Cossio publico El arte en Toledo, libro en sintonia con los postulados institucionistas, segun los cuales la ciudad toledana constituye una sintesis armonica de las tradiciones religiosas y culturales espanolasÇeÇh. Asi pues, y de la misma manera que Toledo simboliza la ciudad de las tres culturas, la educacion constituye un todo integro en que los diferentes niveles configuran una unidad coronada por la universidad. De modo similar a lo que sucedia en el campo de la estetica, los tres niveles de la educacion ¡Vprimaria, secundaria y universitaria¡V forman parte de un todo organico que debe ser guiado por los mismos principios de armonia y equilibrio. A su vez, en el universo gineriano, la universidad se fragua como una comunidad de profesores y estudiantes, recogiendo el viejo topico de las Partidas (Titulo xxxi, ley i) que proclama el ayuntamiento de maestros y escolares, hecho con voluntad y entendimiento de aprender los saberes.
Maestros y discípulos, a despecho de los reglamentos, se juntan al menos en medio de la sociedad, al aire libre, en un solo cuerpo y un alma, donde cada cual da su parte para el fin común; obra, por una parte, de la serenidad, de la reflexión y la experiencia, y, por otra, del brío y el empuje inicial de la idea y la honrada alegría de la vida48.
Como bien sugiere Teresa Rodríguez de Lecea en la presentación de la antología de textos de Giner titulada Escritos sobre la Universidad española, la fecha de la aparición de la Pedagogía universitaria se puede situar en un largo itinerario cronológico que presenta diferentes mojones. Así destacamos el fracaso colonial de 1898 y la creación del Ministerio de Instrucción Pública el 1900. Sin embargo, el antecedente más inmediato de la Pedagogía universitaria (1905) se encuentra en la redacción el año 1902 de la memoria Sobre reformas en nuestras universidades, escrita por Giner para un certamen organizado por la Universidad de Valencia con ocasión del cuarto centenario de su fundación. Este trabajo, que fue premiado, permaneció inédito hasta 1916 cuando, editado por M. B. Cossío, dio lugar al volumen segundo de las Obras completas de Giner49. El profesor Delgado recuerda que en 1902 tuvo lugar en Valencia la Primera Asamblea universitaria reunida con ocasión del cuarto centenario de la fundación de aquella Universidad, efemérides que se aprovechó para la convocatoria del certamen en cuestión, con el siguiente lema de concurso: Qué es actualmente la Universidad española y qué debe ser en el porvenir. El premio correspondiente fue ganado por Francisco Giner de los Ríos, pero la obra quedó inédita hasta 1916, cuando se imprimió gracias a la intervención de M. B. Cossío.
Juan López-Morillas -en un capítulo titulado de manera sugestiva «Ayuntamiento de maestros e de escolares», en recuerdo del Código de las Partidas- describe con detalle las circunstancias que rodearon aquel concurso. Recordemos, además, que Giner nunca publicó en vida la obra en cuestión que se editó en 1916, meses de la muerte del autor.
A instancias de Eduardo Soler, profesor de Derecho en aquel centro y discípulo de Giner, acordó éste participar en el concurso, y a tal fin escribió, a vuela pluma según parece, una monografía a la que fue otorgado el premio. No obstante el reconocimiento oficial del mérito de su estudio, Giner juzgó que no era lo bastante riguroso y cabal para darlo a la imprenta; y, aunque más tarde lo revisó y pulió, lo mantuvo inédito. Junto con otros ensayos sobre temas universitarios, este trabajo salió a la luz póstumamente, en 1916, con el título de «Sobre reformas en nuestras universidades». No sólo por su extensión (149 páginas) y la bien trabada variedad de temas de que trata, sino también por su índole analítica y crítica, el trabajo debe considerarse como el testimonio más completo y detallado que tenemos de Giner en materia de enseñanza superior50.
También Antonio Jiménez-Landi ha dado cuenta y razón de esta fenomenología, en torno a una obra que permaneció en el cajón, aunque puliéndose, hasta después de la muerte de Giner. Los especialistas remarcan que Cossío -el redactor de la introducción al volumen segundo de las Obras Completas de Giner- reflejó los entresijos que acompañaron a la elaboración de esta memoria. Aunque Cossío señala que el certamen se convocó con ocasión del tercer centenario de la Universidad de Valencia, lo cierto es que se conmemoraba el cuarto siglo de su fundación, que tuvo lugar el 16 de febrero de 1502 gracias a un privilegio de Fernando el Católico.
Al margen de esta anécdota, la presentación de Cossío da cuenta y razón de la gestación de esta obra, con lujo de detalles, situándose la redacción durante el estío de 1902 en San Victorio de Bergondo, cerca de La Coruña:
Lo compuso de una vez, sin interrupciones, casi sin levantar cabeza, cosa en él insólita, durante el vagar de un verano, en la blanda y silenciosa paz de la risueña campiña mariñana, por él tanto amada, y en los mismos lugares en que se trazan estas líneas. El que las escribe tuvo la dicha de asistir, hora por hora, a la gestación y nacimiento de este ensayo, porque el espíritu enteramente sociable y humilde del maestro no supo trabajar sino en la íntima comunicación y consulta de aquellos que amaba51.
Así pues, Giner la escribió sin interrupciones durante el verano de 1902, si bien nunca se atrevió a publicarla a pesar de haber aceptado inicialmente, en forma de artículos en la revista La Lectura. Es fácil comprender que en esta obra quedan confirmadas algunas ideas de Giner sobre la Universidad. Por ejemplo, el carácter histórico del concepto de universidad, el protagonismo del alumno, la conveniencia de la eliminación de los exámenes, la supresión de las oposiciones, la eliminación de los libros de texto, etc.
Actualmente contamos con dos ediciones de esta obra Sobre reformas en nuestras Universidades, redactada en 1902 y publicada en 1916 en el segundo volumen de las Obras Completas sobre La universidad española52. Efectivamente, por un lado, fue incluida en la edición de Teresa Rodríguez de Lecea titulada Escritos sobre la universidad espanola (Espasa-Calpe, 1990). Por su parte, el profesor Lorenzo Martin-Retortillo Baquer se encargo de situar una advertencia preliminar a la edicion de Civitas Ediciones, La Universidad espanola, aparecida en 2001, con lo cual contabilizamos tres ediciones que corresponden a los anos de 1916, 1990 y 2001. En su nota introductoria, el profesor Martin-Retortillo escribe con relacion a esta memoria lo siguiente:
Nunca la publico, deciamos, pero si trabajo en el, intentando rematarlo, aunque nunca se alcanzara el toque final. Por ello, de la lectura del texto se deduce una doble observacion que acaso le llame la atencion al lector. De una parte, la mezcla de referencias cronologicas, conviviendo abundantes menciones basadas en el momento de la redaccion originaria (1902), con otras ulteriores, fruto de los anadidos y correcciones. Y, de otro lado, no escasean, sobre todo en las notas, datos que son meros apuntes esquematicos, a modo de recordatorio, con clara vocacion de desarrollo ulterior¡K que nunca llegariaÇfÇd.
Lo que sucede es que entre 1902, fecha de la redaccion de la memoria que obtuvo el premio de la Universidad de Valencia, y la muerte del autor en 1915 pasaron 13 anos, en medio de los cuales publico ¡Ven 1905¡V el manual de Pedagogia universitaria. Vistas asi las cosas, aquella memoria sobre la universidad espanola redactada en 1902 constituye una especie de preambulo a su Pedagogia universitaria, de modo que ambas obras participan de un mismo espiritu, si bien existe alguna diferencia entre ellas. Asi mientras la memoria de 1902 aborda las cuestiones que afectaban particularmente a Espana, aunque no descuida el prisma forastero al distinguir claramente entre los tres modelos universitarios (cientifico aleman, educativo- humanista ingles, latino profesional), la Pedagogia universitaria (1905) ofrece una perspectiva mas general, aunque los dos textos coinciden en el planteamiento global de la cuestion. No es inutil advertir ¡Vuna vez mas¡V que para Giner la educacion primaria, secundaria y superior forman un todo, de modo que los problemas que afectan a la universidad se originan en la educacion primaria y que, ante los males detectados, aboga por una solucion reformista adaptada a cada circunstancia. .Para la reforma, varios metodos, segun la situacion de cada universidad.ÇfÇe.
De cara a nuestros intereses, conviene destacar la importancia de Pestalozzi, cuya pedagogia confirmaba un cambio en la orientacion didactica que al favorecer la intuicion alejaba el memorismo y el academicismo reinante, con lo que se imponia una vision integral del alumno que combinaba la dimension intelectual, la sentimental o cordial y la manual o profesional. Como vemos, las ideas que inspiran la pedagogia universitaria de Giner emergen desde la base, esto es, de la intuicion que Pestalozzi aplico en sus escuelas primarias para ninos con dificultades sociales y de la novedad inglesa del juego y de la libertad surgidos al socaire de la renovacion de las Public schools britanicas.
En efecto, la libertad constituia una aportacion de la reforma educativa iniciada en Inglaterra por Thomas Arnold que, ademas de fomentar el self-government, tuvo a bien introducir el ejercicio fisico y el deporte como medida correctora del fagging, aquel duro sistema pedagogico brutal y violento que generaba una dinamica de amo y esclavo, siempre proclive a la dependencia y dominacion. Al llegar a este punto quizas valga la pena hacer constar que, ademas de un amplio uso de alocuciones latinas, Giner recurre en la Pedagogia universitaria a diferentes expresiones inglesas (gentleman, learning by doing, optional studies, self-government, payment by results) que Jose Gallach incluyo en el vocabulario tecnico que acompana la segunda edicion de 1910ÇfÇf.
Tampoco podemos olvidar que Andre Maurois, en su biografia sobre Shelley ¡VAriel ou la vie de Shelley¡V, empieza detallando el metodo pedagogico del doctor Keate que a comienzos del siglo xix, desde 1809, dirigia el establecimiento de EtonÇfÇg. Logicamente, un espiritu sensible como el de Shelley ¡Vsiempre abocado a los libros¡V choco con aquel ambiente colegial embrutecido por la violencia. Ademas del boxeo, alli se practicaba aquel servilismo, que se explica por el trasfondo imperial britanico, que denigraba a los mas jovenes, que quedaban sujetos a la autoridad despotica de los mayores:
Des coutumes assez barbares reglaient les rapports des eleves entre eux. Les .petits. etaient les fags, ou esclaves des .grands.. Chaque fag faisait le lit de son suzerain, lui montait le matin de l¡|eau de la pompe, brossait ses vetements et ses souliersÇfÇh.
Esta claro que el planteamiento de Arnold ¡Va traves de Giner¡V llego a Cossio quien afirmaba en sus clases de Pedagogia que el episodio mas importante de la historia de la educacion fue el momento en que Arnold ¡Vel contrapunto del doctor Keate¡V se saco la chaqueta para ponerse a jugar con sus pupilos en el colegio de Rugby. Mas alla de la veracidad de la anecdota, que Juan Roura-Parella oyo de viva voz, el hecho en si posee una gran trascendencia porque incorporaba en el edificio educativo ¡Vsobre todo de la ensenanza secundaria y, despues, de la universitaria¡V un nuevo espiritu o elan vital. Por este camino, Eton ¡Vdonde segun el duque de Wellington se fraguo la victoria de Waterloo¡V marco un punto de inflexion para una Europa que veia en el imperio britanico un ejemplo a seguir e imitar, sobre todo en lo que se refiere a la educacion del caracter. Un Eton que, a pesar de su ascendencia anglicana, tambien encontro sus versiones catolicas en un momento en que la emancipacion de los catolicos ingleses era una novedad que contrastaba con la tradicional segregacion, aspecto que fue diluyendose ¡Vsin desaparecer del todo¡V durante la epoca victorianaÇfÇi.
Y aunque en España el contencioso de Gibraltar siempre ha sido proclive a generar actitudes hostiles hacia lo británico, no es menos cierto que la anglofilia constituye un referente de muchos educadores, sobre todo los vinculados a la Institución Libre de Enseñanza. No por casualidad, por aquella época era habitual preguntarse como hizo Edmundo Demoulins en 1895 sobre la superioridad anglosajona y, a la vez, analizar la crisis de los pueblos latinos, sumidos a fines del siglo xix en una profunda crisis de conciencia. Ello explica -en buena medida- la pasión de los viajeros latinos por visitar Inglaterra, a donde Jaime Balmes se desplazó en 184259. Años más tarde, Federico Rahola señalaba que la raza latina se presenta viciosa, inferior y decadente frente a la anglosajona en un escrito periodístico que data de 1882, e incorporado más tarde a Los ingleses vistos por un latino, obra de divulgación en que se contrastaba ambos mundos, el latino y el anglosajón60.
Entroncando precisamente con la educación liberal, encontramos a una de las figuras más representativas de la tradición universitaria oxoniense. Nos referimos a John Henry Newman (1801-1890), anglicano primero, sacerdote católico después, y finalmente cardenal, quien en 1853 exponía su pensamiento en The idea of a University, que había de preparar el terreno para la fundación de la Universidad católica de Irlanda. Esta obra está lejos de constituir un tratado sistemático ya que su contenido reúne un conjunto de conferencias que corresponden a un determinado momento de la historia inglesa, dominado por el utilitarismo (Stuart Mill, Bentham). Bajo la influencia de esta filosofía, se demandaba una enseñanza más práctica y menos dada al cultivo de las humanidades clásicas. Por el contrario, Newman insiste en el conocimiento profundo de la civilización europea a través de la historia griega, romana y cristiana, a fin de asegurar una educación integral y liberal que debe conducir al reconocimiento de la verdad moral y religiosa.
Si debe asegurarse un fin práctico a los cursos universitarios, afirmo que es el formar buenos miembros de la sociedad. Su arte es el arte de la vida social, y su objetivo es la preparación para el mundo. Ni limita sus ideas a profesiones particulares, ni crea héroes o inspira genios [...]. Tampoco se contenta, de otro lado, con formar al crítico o al experimentalista, al economista o al ingeniero, aunque también lo incluye entre sus fines. La enseñanza universitaria es el gran medio ordinario para un gran fin ordinario. Apunta a elevar el tono intelectual de la sociedad, cultivar la mente pública, purificar el gusto nacional, facilitar principios verdaderos al entusiasmo popular y metas nobles a las aspiraciones ciudadanas, proporcionar amplitud y sobriedad a las ideas del momento, hacer más suave el ejercicio del poder, y refinar el trato en la vida privada61.
Si la concepción universitaria alemana hace hincapié en el aspecto de la investigación, Newman -máximo representante del movimiento de Oxford, alternativa a un anglicanismo adormecido- lo hará en la formación humanista de un hombre cristiano culto y devoto. Ciertamente la investigación y la ciencia son algo excelente, pero todavía es algo mejor pensar en la preparación humanística de la formación: el saber mundano encuentra su sentido a la luz de la historia de la cultura cristiana. Aquí Newman -como buen oxfordiano- enlaza con la paideia helénica porque más que conocer muchas cosas, lo que interesa es conocer bien. Se trata, pues, de una educación liberal (liberal education), expresión que se utiliza para distinguirla tanto de la educación eclesiástica como de la educación utilitaria, técnica y especializada que se imponía por doquier en el siglo xix. «Se forma con ella -escribe Newman- un hábito de la mente que dura toda la vida, y cuyas características son libertad, sentido de la justicia, serenidad, moderación y sabiduría»... A este respecto, la educación liberal se asemeja a un hábito filosófico, una especie de saber por el saber, un elemento purificador que contrasta con el saber técnico-práctico porque sólo hay dos modos de usar el saber: «El fin del primero es filosófico, y el del segundo es técnico; uno se eleva hacia ideas universales, el otro se agota en lo particular y externo»...
En este orden de cosas, Hipólito Taine en sus crónicas sobre Inglaterra -publicadas por Calpe en 1920 en dos volúmenes- dejaba constancia de que la formación liberal del gentleman se imponía en la educación británica que comparaba con la francesa...
El estudiante francés, y sobre todo el interno de nuestros colegios, al contrario, está aburrido, amargado, se hace más agudo, precoz, demasiado precoz; está enjaulado y su imaginación fermenta. Por todo esto, y por lo que se refiere a la formación del carácter, la educación inglesa es mejor; prepara mejor para la vida y hace las almas más sanas...
Como venimos indicando, la pedagogía británica basada en esta formación del carácter sostenía un vasto imperio colonial, que pese a las dificultades se afianzó durante la época victoriana. Más que preocuparse por la preparación profesional de los técnicos, las universidades inglesas atendían prioritariamente a la formación del carácter de los futuros cuadros, destinados a dirigir el imperio colonial. No por azar el arte de mandar que se desprende de la literatura de Kipling constituye a los ojos de André Maurois uno de los referentes para actuar con decisión y solvencia ya que además en su literatura se refleja la conveniencia de una jerarquía siempre necesaria...
Con todo, una de las cuestiones que más preocupó a los teóricos de la idea de universidad fue la explosión científico-técnica que se originó en el tránsito de los siglos xix al xx. En vista de lo cual, se enfatizó el fin profesional de la Universidad de manera que se corría el peligro de desatender la dimensión formativa que otros sistemas -como el inglés especialmente- habían cuidado. Más que buscar conocimientos profesionales, la universidad inglesa -bajo la influencia de la tradición liberal- promovía la formación integral del ser humano, con lo que el vivir -o mejor aún, el «vivir bien»- indicaba un objetivo prioritario. André Maurois -un anglófilo sin reservas- comenta que al preguntar en Cambridge al físico Joseph Thompson -responsable a la sazón de las Clark Lectures (1928)- por qué Inglaterra producía tantos premios Nobel dio una respuesta que coincide con la sobriedad intelectual entrevista por Giner:
Porque apenas enseñamos las ciencias en nuestras escuelas. Quienes llegan a nuestras aulas de física entran en el laboratorio sin haberse embrutecido con ninguna rutina67.
El tipo inglés de Universidad, tal como se presenta en los centros clásicos de Oxford y Cambridge, es quizás el más antiguo ya que ha perpetuado rasgos de la universidad medieval que Giner analiza con detenimiento en su Pedagogía universitaria. Un modelo que pivota sobre la tradición de una educación liberal que, al decir de algunos, se ha pervertido en los Estados Unidos y que, a grandes rasgos, se caracteriza por las siguientes notas: dimensión sapiencial al buscar la sabiduría, el fomento de la responsabilidad del estudiante, la preocupación por el sentido de la vida y la capacidad de juzgar68.
Los establecimientos ingleses de enseñanza superior supieron preservar, a lo largo del tiempo, una serie de principios -autonomía, espíritu tradicional, independencia económica- que han determinado la aparición de una Universidad entendida como una confederación de colegios. Gracias a la existencia de estos colegios la educación inglesa ha mantenido su peculiar visión educativa: lo que interesa es la formación del carácter del individuo, su condición moral, y no tanto su instrucción, ni su preparación técnica. Aquellos consejos que Thomas Arnold aplicaba a la educación secundaria a mediados del siglo xix -«un hombre puede ser un buen químico, o un buen ingeniero, y sin embargo, no ser en absoluto el más capaz para disfrutar del derecho electoral»-69 habían de tener igual validez para el mundo universitario. Interesaba, pues, la formación humana entendida en su sentido liberal pero también el espíritu investigador de la universidad germánica. Giner ofrece el siguiente díptico, al comparar la universidad alemana con la inglesa:
Allí, el objetivo fundamental es el cultivo de la ciencia; aquí, formar ese medio social, ideal y elevado para la educación de las clases gobernantes, en el cual, la ciencia, como el arte, la religión, la moral, los juegos, todo, toma inevitablemente quizá, para la mayoría, el carácter de uno de tantos elementos que contribuyen a la educación humana. Podría decirse, comparando la vida científica del estudiante alemán y del inglés, que el defecto del primero será tal vez la pedantería; el del segundo, el diletantismo70.
En cierto sentido, Giner apuesta por una fusión entre ambos modelos -alemán e inglés- que deben vivificarse mutuamente, si bien la idea de formación humanista es la que se impone en última instancia. Por tanto, su idea de universidad entronca con la tradición liberal británica, desmarcándose de los otros dos modelos, del científico alemán y del latino profesional de origen francés, pero no siendo menos crítico con el sistema inglés que, como acabamos de ver, puede caer en el diletantismo71. Sin embargo, Cossío no duda en poner en relación la idea de universidad de Giner con la tradición británica, retrotrayéndose hasta el siglo xvii, en concreto a Milton, cuya carta pedagógica fue traducida en aquellos momentos. Sin embargo, es evidente -como recuerda Cossío- que Giner, que falleció en 1915, no conoció la traducción que Natalia de Cossío hizo de la misiva de Milton a Samuel Hartlib, amigo de Comenio y el educador más importante de la Inglaterra del siglo xvii.
Con otro estudio extranjero sobre el mismo asunto guarda, claro que sólo en cuanto al tono, semejanza. Es la muy ignorada carta de Milton a Hartlib acerca de la educación universitaria inglesa y de las orientaciones para su reforma. Nada tiene de extraño, pues, aunque Giner desconocía esta carta -que ahora acaba de traducirse al castellano-, sus preferencias educativas fueron siempre en grado eminente para los ideales y prácticas de Inglaterra, y su propio espíritu comulgó estrechamente, sobre todo en religión ideal, con el del gran poeta72.
Recordemos que en aquella carta -publicada el año 1644 y reimpresa el 1673- Milton, descontento con las enseñanzas recibidas en Cambridge que abusaban de las lenguas clásicas y de la lógica, formuló una alternativa pedagógica, a modo de una nueva institución educativa que combina el gusto por las letras y las armas, la cultura intelectual y la cultura física.
Yo llamo -escribe Milton- una educación completa y generosa a aquella que capacita a un hombre para llevar a cabo justamente, hábilmente y magnánimamente toda clase cargos, privados o públicos, en la paz como en la guerra73.
En un ambiente de guerra civil, Milton deseaba responder a las exigencias vitales de un mundo convulso, en que la monarquía dio paso a la república.
Pero este instituto de educación que yo aquí he delineado, será igualmente bueno para ambas cosas: la paz y la guerra74.
Como vemos, Milton propone una pedagogía global, que sirva para la vida, a partir de una educación integral o, lo que es lo mismo, física, moral e intelectual. De hecho, este sentido integral es el mismo que Giner detecta en la educación secundaria británica y que como apunta Cossío ya se daba en Milton. Recordemos lo que escribía Giner en 1887:
La nota esencial de los ingleses -aun reduciéndose a los de segunda enseñanza y dejando a un lado los universitarios, donde esta nota resalta más todavía- es el predominio de la educación sobre la instrucción, y el sentido omnilateral, íntegro y orgánico de aquella75.
Probablemente por ello Giner deseaba que la universidad científica alemana fuese vivificada por la educación general de los ingleses que, a su vez, había de evitar caer en el diletantismo. De manera sintomática Giner alude expresamente a la crisis del concepto de universidad, en un momento en que la cultura de la crisis iniciaba su singladura. Si hasta hacía pocos años el concepto «crisis» se había limitado al campo médico, ahora -desde fines del siglo xix- había sido transferido al ámbito social con lo que afectaba a la educación y a la cultura. En realidad, el crecimiento constante de disciplinas y saberes había conducido a la universidad -ya en 1905- a una situación crítica porque Giner constataba que no había suficiente con la cultura clásica. Así se pregunta:
¿Cómo puede hoy llamarse hombre culto, por más latín y griego que sepa, quien ignore, v. gr., lo que es la fotografía, o una locomotora, o tantas otras cosas y procesos industriales, que pertenecen a la experiencia usual y casi universal en todos los pueblos más o menos civilizados?76.
De ahí el interés de Giner por la historia de las Universidades -a la que dedica la segunda parte de su Pedagogía universitaria, con la descripción de los privilegios, de las naciones y de las facultades- y por la evolución de las universidades europeas en la Edad Media, a la que dedica el apéndice de su Pedagogía universitaria. En su reflexión sobre las reformas en nuestras universidades, señala que el concepto «Universidad» es dinámico, ya que ha evolucionado a lo largo de la historia, hasta el punto que «sólo apelando a la historia, cabe, pues, definirlo»77. De hecho, este apéndice va precedido de un comentario a la obra de Hastings Rashdall The Universities of Europe in the Middle Ages, un clásico en la materia que data de 1895 y que ha sido reeditado en varias ocasiones hasta fecha reciente. Curiosamente, Giner reconoce que este libro (aparecido en su momento en dos volúmenes, el segundo en dos partes, lo cual explica que las ediciones posteriores presentan tres volúmenes) es el fruto de la «revisión, verificada en un período de once años, de un ensayo escrito y premiado con el premio del Canciller de Oxford en 1883, y puede bien juzgarse lo que este tiempo, bien empleado, habrá dado de sí para ampliarlo y completarlo, contando con las últimas publicaciones y con la abundancia -excesiva en cierto modo- de documentos inéditos que el autor ha consultado con diligencia y sentido histórico de las cosas»... Como vemos, Giner hizo algo parecido al método de trabajo empleado por Hastings Rashdall, esto es, elaboró una memoria inédita que fue premiada (Valencia, 1902) y que no fue editada hasta 1916.
Con este ejercicio de revisión histórica, Giner confirma que la pedagogía universitaria no sólo forma parte de un todo estático y sistemático (los tres niveles de la educación), sino también depende de su devenir histórico y, por ende, de su pasado medieval que pivota sobre los tres grandes modelos arquetípicos, a saber, París, Oxford y Bolonia. A modo de colofón, Giner apunta los cinco aspectos históricos que según Rashdall singularizan a las universidades españolas: 1) la estrecha conexión con la potestad civil, bajo cuya autoridad daban su enseñanza y sus grados; 2) la organización y el gobierno según el tipo boloñés, más o menos literal; 3) la conexión con las esferas eclesiásticas; 4) la importancia que en el reino de Aragón toman las ciudades, y 5) el origen eclesiástico de la parte principal de sus rentas...
Sin olvidar estos aspectos, para Giner la pedagogía universitaria corona un sistema orgánico -mucho más que un edificio jerárquico o vertical- que ha de atender a una exigencia que la Universidad napoleónica, desde su creación en 1806, tuvo bien presente: la preparación profesional. Aunque la Universidad Imperial napoleónica quedó estrangulada por los avatares de la historia, el influjo de las ideas napoleónicas sobre los continentes europeo y americano explica, en buena medida, el éxito de un modelo puesto al servicio del Estado. «La Universidad napoleónica -escribe el profesor Federico Gómez Rodríguez de Castro- significó, sin embargo, el primer intento monopolista del Estado moderno para ordenar la educación del ciudadano al servicio del mismo Estado. Desde entonces, esa tendencia centralista asoma frecuentemente en los sistemas educativos»... Y si bien es cierto que las demandas de liberalización no dejaron de oírse durante todo el siglo xix y buena parte del xx, no es menos verdad que el principio del funcionariado ha llegado hasta nosotros. En cualquier caso, esta dependencia respecto del poder político entorpeció en España el libre ejercicio de la libertad de cátedra que generó una vieja aspiración decimonónica que generó la aparición en 1876, a raíz de la segunda cuestión universitaria, de la Institución Libre de Enseñanza, a fin de zafarse de la intervención y control del Estado que imponía la aceptación del régimen monárquico y del dogma católico que quedaban al margen de cualquier crítica y disputa.
Así pues, la universidad había de moverse en un ambiente de libertad de conciencia que no aceptaba intromisiones políticas y teológicas. De ahí, también, la simpatía de Giner de los Ríos por la Universidad Libre de Bruselas, que puede ser vista como una alternativa a la Universidad de Lovaina, que a fines del siglo xix fue modernizada por el cardenal Mercier. Con el transcurrir de los años, a la Universidad Católica de Lovaina siguió -en pleno siglo xx- la Universidad Católica del Sagrado Corazón de Milán (1921), que se abrió después de las intensas campañas del franciscano Agostino Gemelli que se opuso, además, al neoidealismo de Giovanni Gentile. En un escrito sobre «La missione di una Università cattolica nell'ora presente» (1928), Gemelli deja claro que la Universidad moderna -surgida de la Revolución francesa- constituye un ataque a la civilización cristiano-católica81. Frente a la universidad pública, estatal y liberal, de ascendencia napoleónica, se impone la universidad confesional que, además de buscar la unidad del saber, ha de contribuir a la formación de minorías.
Vistas las cosas en perspectiva, la idea liberal de universidad -inherente al mundo inglés- acabó dando dos grandes corrientes, a saber: una laica que cuajó en los ambientes de la Institución Libre de Enseñanza siempre contrarios al dogmatismo y otra confesional que -a partir de Newman- incidió en el cardenal Mercier, renovador de la idea de universidad católica a partir de Lovaina. De tal guisa que las universidades sólo debían ser secundariamente escuelas profesionales superiores, tal como Mercier dejó bien claro en su Lettre sur le rôle de l'enseignement supérieur, publicada en 1910 y, que, a pesar de su brevedad, sintetiza perfectamente su idea de Universidad. «Toute nation civilisée -leemos en esta Lettre- a ses poètes, ses musiciens, ses artistes du pinceau ou du ciseau, et son degré d'élévation, dans l'échelle comparative des peuples en progrès, a pour mesure la supériorité de ses héros dans les divers domaines de la moralité, de l'art, de la pensée»82. Tan es así que Mercier señala que por encima de cualquier otra consideración -profesional o científica- lo que interesa, desde el punto de vista de la formación universitaria, es el oficio o profesión de hombre. Probablemente en esta afirmación resuenan las palabras de Pascual cuando en sus Pensamientos trazó el perfil del «hombre honrado», al señalar que «es preciso que no se pueda decir de uno ni que es matemático, ni predicador, ni elocuente, sino que es un hombre honrado»83.
En definitiva, se planteaban soluciones integradoras en que profesión y formación se habían de amalgamar de una manera adecuada y conveniente. Bien mirado, ambas orientaciones influyeron en España por igual, si bien en campos intelectuales y políticos distintos. Mientras la España krauso-institucionista fue receptiva a las aportaciones de la Universidad Libre de Bruselas, la España liberalconservadora (Balmes, Menéndez Pelayo) se muestra proclive a la neoescolástica (con Juan Zaragüeta a la cabeza)84. Como siempre, dos ideas de España, dos concepciones universitarias que -en última instancia- coinciden en un punto convergente: la necesidad de formar hombres por encima de la preparación profesional y la necesaria especialización técnica. Quizás por ello, más de un autor coincide en remarcar la dimensión humanista (humanizante para López-Morillas, humanística para Nieves Gómez García) de la idea universitaria de Giner85.
Pero el contraste de la pedagogía universitaria de Giner no sólo puede hacerse comparándose con la de la otra España -la liberal-conservadora, que prefirió Balmes a Sanz del Río-, sino también a José Ortega y Gasset. De hecho, ambos -Giner y Ortega- coinciden en sus trabajos en la preocupación por la idea de universidad y por la influencia que ejercía por aquel entonces el modelo alemán, instituido por Humboldt y que desde 1871 -con la consolidación del Segundo Imperio germánico- significaba un referente ineludible para cualquier reflexión sobre la idea de universidad. En realidad, aquella universidad alemana no sólo cultivaba las humanidades, sino que también se había abierto al mundo de la ciencia de modo que atesoró un gran número de científicos que aportaron grandes avances para la industria86. Una universidad, empero, donde la investigación ocupaba una centralidad que a veces ofuscaba u orillaba la presencia de buenos maestros que dejaban el protagonismo a los directores de los laboratorios y de los seminarios, que acabaron siendo unos auténticos mandarines87.
Mientras tanto, la incorporación de las enseñanzas técnicas y profesionales se hizo cada vez más evidente, de modo que en la época de entre siglos se produjo una verdadera explosión universitaria, con la aparición de nuevos centros universitarios, que hicieron aumentar el número de enseñanzas politécnicas, cambio que afectó también a las universidades consideradas tradicionalmente literarias. Sea como fuese, a comienzos del siglo pasado las universidades españolas aún presentaban una estructura que recordaba el esquema medieval. Así se constata la presencia de las Facultades de Derecho y Medicina, con el apéndice de la de Farmacia, con el olvido de la Facultad de Teología, que desapareció en nuestro país -no así en otras latitudes- por mor de la política liberal decimonónica. A su vez, la antigua Facultad de Artes medieval dio lugar a las Facultades de Ciencias y Letras, que ¡Va grandes rasgos¡V coincidian con los saberes incluidos en las enciclopedias del Quadrivium y del Trivium. En fin, cinco facultades ¡VMedicina, Farmacia, Derecho, Ciencias y Letras¡V eran los establecimientos que reunian las universidades espanolas, cuando Giner escribio su Pedagogia universitaria (1905). Si la revolucion politica elimino la Teologia, la revolucion cientifico-tecnologica aporto nuevos saberes y Facultades. Por ello, en 1905 ¡Vcuando se publico la Pedagogia universitaria de Giner¡V estaba a punto de producirse en Espana la primera explosion universitaria, con la aparicion de nuevos conocimientos, especialidades y titulos, un proceso que crecio exponencialmente durante el siglo pasado, especialmente a partir de 1968, cuando se produjo la segunda explosion universitaria. Si la de comienzos del siglo xx fue de saberes, la que se dio en los anos setenta fue de alumnado y profesorado.
Ya antes de aquella emblematica fecha de 1968 se lanzaban opiniones en contra de los criterios formativos universitarios, inspirados en la filosofia humanista. A pesar de una larga tradicion, de la que el manual Pedagogia universitaria de Giner es un simple eslabon, la Universidad se alejaba de las posiciones humanistico-formativas vinculadas a la educacion liberal a beneficio de los intereses productivos e industriales en un momento en que se producia ¡Vpasada la Segunda Guerra Mundial¡V un alud de estudiantes, esto es, la universidad de masas. En 1967 Gerhard Stoltenberg ¡Vministro de Ciencias de la Republica Federal Alemana¡V aun insistia en la conveniencia de mantener el equilibro entre investigacion y ensenanza sobre la base del modelo universitario germano, de inspiracion humboldtiana, criticado por Giner y OrtegaÇiÇi. Se trataba de atenuar los efectos de la intromision de los elementos exteriores en la universidad, aquellos que erosionaban la soledad y la libertad postulados por Humboldt. A estas alturas, a las puertas del 68, se intentaba salvar ¡Vincluso en Alemania¡V lo insalvable: un modelo universitario que mantenia, a pesar de todas las criticas, los vinculos con el momento fundacional (Humboldt, Schleiermacher, Fichte, Schelling) despues de la manipulacion ideologica del nazismo y la presion creciente de los intereses economicos que responden a intereses utilitaristas. Hoy, cuando este proceso parece irreversible, nos queda la posibilidad de resistir, de pensar que la formacion humana se escapa a menudo a la inmediatez de la cuenta de resultados y que ¡Vse quiera o no¡V la tradicion pedagogica liberal exige atender a la formacion humana, globalmente considerada.
Y no sera porque no se hayan dado avisos y advertencias. Sin ir mas lejos, los textos ginerianos ¡Vy aqui sobresale su manual de Pedagogia universitaria (1905)¡V ocupan un lugar de relieve. Tampoco pueden caer en saco roto los consejos y recomendaciones orteguianas cuando se desmarcaba expresamente de la pasion investigadora ¡Vy por consiguiente, aplicada¡V de la universidad alemana. Quizas nada mas apropiado para concluir estas reflexiones en torno a la Pedagogia universitaria de Giner que recordar las palabras pronunciadas por Alison Browning, a la sazon secretario general adjunto de la Conferencia de Rectores Europeos (cre), cuando el 18 de setiembre de 1985, en los Rencontres Internationales de Ginebra, reunidos para debatir sobre las universidades y Europa, dijo lo siguiente: «Sans la dimension de l'inutile, l'université risque de se transformer en une juxtaposition incohérente d'écoles professionnelles». Seguramente que Francisco Giner de los Ríos hubiese aplaudido esta afirmación de una profunda carga liberal y humanista, inherente a la historia de Europa que -por encima de la hegemonía de los mercados- responde a una vía pedagógica que se inicia con la Paideia y que llega hasta hoy. Negarlo parece una necedad, afirmarlo una obviedad que conviene recordar en estos tiempos postmodernos que, además de postmetafísicos, son posthumanistas. Europa -como bien refleja Erasmo- es una vía pedagógica marcada por el camino del Studium, esto es, de la Universidad, de una Universidad que responde a una honda preocupación antropológica y educativa: la formación humana.
Obras de Giner sobre filosofía universitaria
Una vez analizadas las vicisitudes que acompañaron las diversas ediciones de la Pedagogía universitaria de Giner, un manual que cuenta con cinco versiones, damos cuenta y razón de sus obras más representativas en el ámbito de la educación superior o, si se quiere, sobre la filosofía universitaria. Con esta intención, dividimos este apartado bibliográfico en tres epígrafes. El primero corresponde a la Pedagogía universitaria (1905). Siguen, en el segundo, las referencias a la memoria premiada en 1902 Sobre reformas en nuestras universidades que fue editada por vez primera en 1916. Finalmente, y en el tercer apartado, incorporamos información de otros escritos ginerianos que afectan de una u otra forma a la idea de universidad, habida cuenta además que han proliferado las antologías de su pensamiento que a menudo han incluido artículos relacionados con el tema. Cabe añadir que una de las características de los escritos pedagógicos ginerianos, sobre todo los que son breves, es que se encuentran repetidos en más de un lugar, con lo que aparecen en diversas obras que responden a criterios recopilatorios más o menos sistemáticos. Naturalmente, la relación que sigue no es exhaustiva sino una simple aproximación al pensamiento sobre la idea de universidad de Giner, a partir de su manual Pedagogía universitaria (1905), que ha servido de simple pretexto y punto de partida.
1. Pedagogía universitaria (1905)
Giner de los Ríos, Francisco: Pedagogía universitaria. Problemas y noticias, Barcelona, Sucesores de Manuel Soler-Editores, 1905, 336 páginas [Manuales Soler, 58].
Giner de los Ríos, Francisco: Pedagogía universitaria. Problemas y noticias, Barcelona, Sucesores de Manuel Soler-Editores, 1910 (2.a ed.), 334 páginas [Manuales Gallach, 58]. Esta edición incluye: «Vocabulario. Apéndice al volumen Pedagogía universitaria por Francisco Giner de los Ríos de la colección Manuales-Gallach (antes Manuales-Soler). Definición sintética de las palabras o voces técnicas contenidas en dicho tomo».
Giner de los Ríos, Francisco: Pedagogía universitaria. Problemas y noticias, Madrid, La Lectura, 1924, vii + 302 páginas con índice [Obras Completas, x]. La presentación firmada con las iniciales A. S. (Aniceto Sela) está fechada en Oviedo, diciembre de 1924.
Giner de los Ríos, Francisco: Pedagogia universitària i altres escrits, pròleg de Bonaventura Delgado, Vic, Eumo Editorial, 2005.
Giner de los Ríos, Francisco: Pedagogía universitaria. Problemas y noticias, Sevilla, Extramuros Edición, 2011 [Edición facsímil de la primera edición de 1905, realizada por la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía al ser designado Giner autor del año 2011].
2. Sobre reformas en nuestras universidades (Memoria escrita en 1902 e inédita hasta 1916)
Giner de los Ríos, Francisco: La Universidad española, Madrid, Imprenta Clásica Española, 1916, vi + 301 + índice [Obras Completas, ii]. La presentación sin autoría ni iniciales corresponde a M. B. Cossío y está fechada en San Victorio, octubre de 1916 (Incluye el texto «Sobre las reformas en nuestras universidades», escrito en 1902 e inédito hasta 1916, pp. 1-149).
Giner de los Ríos, Francisco: Escritos sobre la universidad española, edición de Teresa Rodríguez de Lecea, Madrid, Espasa-Calpe, 1990 [Colección Austral]. La memoria «Sobre las reformas en nuestras universidades», escrita en 1902 e inédita hasta 1916, ocupa las páginas 45-145.
Giner de los Ríos, Francisco: La Universidad española, nota preliminar de Lorenzo Martín-Retortillo, Madrid, Civitas Ediciones, 2001. La memoria «Sobre las reformas en nuestras universidades», escrita en 1902 e inédita hasta 1916, ocupa las páginas 29-149. Esta edición consta de 1400 ejemplares numerados, siendo el 341 el que está catalogado en la Biblioteca de la Facultad de Derecho de la Universidad de Barcelona.
3. Otras referencias de interés
Giner de los Ríos, Francisco: Ensayos sobre educación, presentación M. B. Cossío, Madrid, Espasa-Calpe, 1913. Entre otros trabajos, se incluyen: «Maestros y catedráticos» (1884) (pp. 257-268) y «La aglomeración de alumnos en nuestras clases de Facultad» (1888) (pp. 311-321).
Giner de los Ríos, Francisco: Ensayos menores de educación y enseñanza, tomo ii, Madrid, Espasa-Calpe, 1927 [Obras Completas, xvii] (Incluye «La enseñanza superior y técnica en Francia», pp. 277-306).
Giner de los Ríos, Francisco: Ensayos menores de educación y enseñanza, tomo iii, Madrid, Espasa-Calpe, 1927 [Obras Completas, xviii] (Incluye «Las mujeres en las Universidades», pp. 51-53; «Principales instituciones de enseñanza superior en Europa», pp. 256-274).
Giner de los Ríos, Francisco: «¿Qué debe ser la Universidad española en el porvenir?», en Ensayos, selección, edición y prólogo de Juan López-Morillas, Madrid, Alianza Editorial, 1969, pp. 122-137.
Giner de los Ríos, Francisco: Antología pedagógica de Francisco Giner de los Ríos, selección y estudio preliminar de Francisco J. Laporta, Madrid, Santillana, 1977 [Organizada con un criterio escolar más que universitario, incluye textos referidos a la filosofía universitaria en diversos puntos, por ejemplo, en lo tocante a la selección y formación del profesorado con la denuncia del sistema de oposiciones, al papel de maestros y catedráticos, crítica al excesivo número de alumnos, a las vacaciones, etc.].
Giner de los Ríos, Francisco: Por una senda clara (Antología), selección y prólogo de José García-Velasco y Eugenio Otero-Urtaza, Sevilla, Junta de Andalucía-Consejería de Cultura, 2011 [Incluye diversos escritos entre los que destaca la carta que Giner envió a Adolfo Posada, en 1884, y que fue titulada el año 1933 con el epígrafe «Bases para una reforma universitaria de hace ya medio siglo», pp. 29-33].
1 Delgado, Buenaventura: «Regeneracionisme, universitat i educació», en Giner de los Ríos, Francisco: Pedagogia universitària i altres escrits, prólogo de Buenaventura Delgado, Vic, Eumo, 2005, pp. l-li.
2 Sotelo Vázquez, Adolfo: De Cataluña y España. Relaciones culturales y literarias (1868- 1960), Barcelona, Publicacions i Edicions de la Universitat de Barcelona, 2014, pp. 171-172.
3 Cacho Viu, Vicente: «Francia 1870-España 1898», Revista de Occidente, núm. 202-203 (1998), pp. 9-42.
4 Marco, José María: Francisco Giner de los Ríos. Pedagogía y poder, Barcelona, Península, 2002, pp. 117-179 [«Giner en la revolución (1868-1874)»]. Por su parte, López-Morillas no duda en señalar que Giner adoptó ante la Gloriosa una «postura reservada» (Racionalismo pragmático. El pensamiento de Francisco Giner de los Ríos, Madrid, Alianza Editorial, 1988, p. 122). En fin, su reserva política se trastocó en una inequívoca fe pedagógica.
5 Ruiz Berrio, Julio: «Francisco Giner de los Ríos (1839-1915)», Perspectives (unesco), xxiii, 3-4, núm. 87-88, pp. 557-572.
6 Carande, Ramón: «Don Francisco Giner de los Ríos en la Universidad», en En el centenario de la Institución Libre de Enseñanza, Madrid, Tecnos, 1977, pp. 43-49 [la cita corresponde a la página 48].
7 Giner de los Ríos, Francisco: Escritos sobre la universidad española, edición de Teresa Rodríguez de Lecea, Madrid, Espasa-Calpe, 1990, pp. 30-31.
8 Además de publicarse como libro en 1930, las ideas orteguianas en torno a la misión de la universidad se recogieron en el Boletín de la Institución Libre de Enseñanza, lv (1931), pp. 84-91, pp. 109-117 y pp. 143-147. Con relación al ideario universitario de Ortega existe una ingente bibliografía, entre la que destacamos -por su dimensión pedagógica- el trabajo de los profesores Vicente Jara, Fernando y González Hernández, Ángel: «Concepto y misión de la Universidad. De Ortega y Gasset a la reforma universitaria del nacional-catolicismo», Revista Española de Educación Comparada, 8 (2002), pp. 137-173.
9 Sánchez Vigil, Juan Miguel y Olivera Zaldúa, María: «La editorial Gallach y su contribución a la industria cultural española. Recuperación y análisis de su catálogo», Investigación Bibliotecológica (México), vol. 28, núm. 63 (mayo/agosto 2014), pp. 51-83 [la cita corresponde a la página 55].
10 De Buen, Odon: Mis memorias (Zuera, 1863-Toulouse, 1939), Zaragoza, Institucion .Fernando el Catolico., 2003, p. 91.
11 Con relacion a los vinculos de Giner con la familia Gonzalez Linares, se puede ver: Jimenez Landi, Antonio: La Institucion Libre de Ensenanza y su ambiente. ii. Periodo parauniversitario. La otra historia de Espana, Madrid, Ministerio de Educacion y Cultura/Universidad Complutense/ Universidad de Barcelona/Universidad de Castilla-La Mancha, 1996, pp. 64-72.
12 Giner de los Rios, Francisco: Pedagogia universitaria: problemas y noticias, Madrid, La Lectura/Espasa-Calpe, 1924, vii + 302 paginas [Obras completas, 10], p. vi.
13 Ibidem, p. vii.
14 Pijoan, Josep: Mi Don Francisco Giner (1906-1910), introduccion de Octavio Ruiz-Manjon, Madrid, Biblioteca Nueva, 2002; Calvet, Agusti (Gaziel): Tots els camins duen a Roma. Memories. ii, Barcelona, Edicions 62, 1981, pp. 258-266.
15 Arcas Cubero, Fernando: .Hermenegildo Giner de los Rios (1847-1923). Institucion Libre de Ensenanza y radicalismo., en La Institucion Libre de Ensenanza y Francisco Giner de los Rios: nuevas perspectivas. 1. Reformismo liberal. La Institucion Libre de Ensenanza y la politica espanola, edicion de Javier Moreno Luzon y Fernando Martinez Lopez, Madrid, Fundacion Francisco Giner de los Rios, 2012, pp. 117-141 [la cita corresponde a la pagina 118].
16 Giner, Hermenegildo: Preceptos pedagógicos para el profesorado de las escuelas libres, neutrales o laicas de niños y niñas, recomendados por..., introducción de Buenaventura Delgado, Barcelona, Olañeta, 1979.
17 Bastons, Carles y Merchán, Carmen: «La figura de Hermenegildo Giner de los Ríos», Catedra Nova, 4 (1996), pp. 89-102; Bastons, Carles: «Hermenegildo Giner de los Ríos a los 80 años de su muerte», Catedra Nova, 17 (2003), pp. 219-227; De la Arada, Raquel: «Hermenegildo Giner de los Ríos y la educación de la mujer», en Doctor Buenaventura Delgado. Pedagogo e Historiador, Barcelona, Publicacions i Edicions de la Universitat de Barcelona, 2009, pp. 625-640.
18 De Buen, Odón: Mis memorias (Zuera, 1863-Toulouse, 1939), op. cit., p. 92.
19 Capellán de Miguel, Gonzalo: «De la Filosofía del Derecho a la Ciencia Política. Una aportación fundamental -y olvidada- del krauso-institucionismo español», en Suárez Cortina, Manuel (ed.): Libertad, armonía y tolerancia. La cultura institucionista en la España contemporánea, Madrid, Tecnos, 2011, pp. 152-209 [la cita corresponde a las páginas 154-155].
20 En la segunda edición de la Pedagogía universitaria (1910) se anunciaba este manual con la siguiente información, relativa al autor y al contenido de la obra: «Académico C. de la R. de Bellas Artes de San Fernando; ex-Catedrático de Literatura de la Universidad de Santiago y de varios Institutos; ex-profesor auxiliar de Teoría e Historia del Arte en el del Noviciado de Madrid, y actualmente numerario de Filosofía en el universitario de Barcelona». Después de esta presentación en que se deja constancia de que Hermenegildo Giner renunció a la cátedra universitaria de Literatura de Santiago, para ocupar la del Instituto de Barcelona (en aquellos momentos emplazado en el recinto universitario), y con relación a la obra en cuestión, se lee lo siguiente: «Esta obra, cuyo valor estético, literario y didáctico se elogia bastante con solo mencionar el nombre del autor, es de indecible utilidad, no solamente para los estudiantes, a quienes va dirigida en primer término, sino para el público en general, ya que se ha procurado despojarla de tecnicismos exagerados, procurando darle la mayor claridad con el propósito de popularizar el conocimiento de cosas tan sugestivas como son los principios de la literatura y del arte en todas sus manifestaciones».
21 Sánchez Vigil, Juan Miguel y Olivera Zaldúa, María: «La editorial Gallach y su contribución a la industria cultural española. Recuperación y análisis de su catálogo», op. cit., p. 56.
22 Ibidem, p. 59.
23 Sánchez Vigil, Juan Miguel: calpe. Paradigma editorial (1918-1925), Gijón, Trea, 2005, p. 326.
24 Ibidem, p. 328.
25 Ibidem, p. 81, p. 94, pp. 138-139; Lopez Cobo, Azucena: .Un proyecto cultural de Ortega con la editorial Espasa-Calpe (1918-1942)., Revista de Estudios Orteguianos, 26 (mayo 2013), pp. 23-78.
26 Sanchez Vigil, Juan Miguel: calpe. Paradigma editorial (1918-1925), op. cit., pp. 366-370.
27 Ibidem, p. 366.
28 Giner de los Rios, Francisco: Ensayos sobre educacion, presentacion de M. B. Cossio, Madrid, Espasa-Calpe, 1913.
29 Sobre la presencia de Fernando de los Rios en Barcelona y su enlace matrimonial con Gloria Giner de los Rios, vease: Ruiz Manjon, Octavio: Fernando de los Rios: un intelectual en el psoe, Madrid, Sintesis, 2007.
30 Delgado, Buenaventura: La Institucion Libre de Ensenanza en Catalunya, Barcelona, Ariel, 2000.
31 Xirau, Joaquin: Obras completas. ii. Escritos sobre educacion y sobre humanismo hispanico, Madrid-Rubi, Fundacion Caja Madrid-Anthropos, 1999, p. 49.
32 Gonzalez-Agapito, Josep y Vilanou Torrano, Conrad: .Weimar en Espana: produccion editorial y reformismo pedagogico. El caso de la Editorial Labor (1925-1937)., en Guerena, Jose Luis; Ossenbach, Gabriela y Del Pozo, Maria del Mar: Manuales escolares en Espana, Portugal y America Latina (Siglos xix y xx), Madrid, uned Ediciones, 2004, pp. 87-108; Lazaro, Luis Miguel: .L¡|edicio popular a Espanya. El cas de l¡|Editorial Cervantes. Notes., Educacio i Historia, 22 (2013), pp. 33-63.
33 Ruiz Berrio, Julio (dir.); Martínez Navarro, Anastasio; Colmenar, Carmen y Carreño, Myriam: La Editorial Calleja, un agente de modernización educativa en la Restauración, Madrid, Uned, 2002.
34 Palacios, Leopoldo: «La extensión universitaria en España», en Una pedagogía de la libertad. La Institución Libre de Enseñanza, Madrid, Edicusa, 1977, pp. 284-301 [la cita corresponde a las páginas 300-301].
35 Jiménez-Landi Martínez, Antonio: La Institución Libre de Enseñanza y su ambiente. iii. «Período escolar 1881-1907», Madrid, Ministerio de Educación y Cultura/Universidad Complutense/ Universidad de Barcelona/Universidad de Castilla-La Mancha, 1996, p. 304.
36 Giner de los Ríos, Francisco: Pedagogía universitaria. Problemas y noticias, Barcelona, Sucesores de Manuel Soler-Editores, 1905 [Manuales Soler, 58], p. 79.
37 Maurois, André: Memorias, Barcelona, Aymá, 1944, p. 103.
38 Vilanou, Conrad: «La extensión universitaria en Cataluña (1902-1909)», Perspectivas Pedagógicas, núms. 53-54 (1984), pp. 95-100.
39 Jiménez-Landi Martínez, Antonio: La Institución Libre de Enseñanza y su ambiente. iii. «Período escolar 1881-1907», op. cit., p. 308.
40 Giner de los Rios, Francisco: Pedagogia universitaria: problemas y noticias, Madrid, La Lectura/Espasa-Calpe, 1924, vii + 302 paginas [Obras completas, 10], p. v.
41 Monreal, Susana: «Krausistas y masones: un proyecto educativo común. El caso belga», Historia de la Educación. Revista Interuniversitaria, núm. 9 (1990), pp. 63-76.
42 Ibidem, p. 69.
43 Giner de los Ríos, Francisco: Pedagogia universitària i altres escrits, prólogo de Buenaventura Delgado, Vic, Eumo, 2005.
44 Giner de los Ríos, Francisco: Pedagogía universitaria. Problemas y noticias, Sevilla, Extramuros Edición, 2011.
45 Giner de los Rios, Francisco: Pedagogia universitaria. Problemas y noticias, Barcelona, Sucesores de Manuel Soler-Editores, 1905, op. cit., pp. 8-9.
46 Ya en 1884 Giner daba noticia de la obra de Karl Volkmar Stoy, uno de los referentes neoherbartianos de Jena, que fallecio al ano siguiente (Giner de los Rios, Francisco: Ensayos menores sobre educacion y ensenanza, en Obras completas, xvii, tomo i, Madrid, Espasa-Calpe, 1927, pp. 199- 201). Precisamente, Fernando de los Rios, que obtuvo una de las primeras ayudas de la Junta para Ampliacion de Estudios, se desplazo en 1909 a Alemania, siendo Jena ¡Vdonde todavia imperaba la pedagogia neoherbartiana¡V su primer destino.
47 Cossio, Manuel Bartolome: El arte en Toledo, Madrid, Editorial del Museo Pedagogico, 1905.
48 Giner de los Ríos, Francisco: Escritos sobre la universidad española, op. cit., p. 125.
49 Giner de los Ríos, Francisco: La Universidad española, Madrid, Imprenta Clásica Española, 1916 [Obras Completas, 2].
50 López-Morillas, Juan: Racionalismo pragmático. El pensamiento de Francisco Giner de los Ríos, Madrid, Alianza Editorial, 1988, p. 117.
51 Giner de los Ríos, Francisco: La Universidad española, Madrid, Imprenta Clásica Española, 1916, pp. i-ii.
52 Cuando se comparan ambas ediciones -la del segundo volumen de las Obras Completas de Giner (1916) con la realizada por Teresa Rodríguez de Lecea (1990)- se comprueba que las versiones no coinciden. Es cierto que ambas incluyen el ensayo «Sobre reformas en nuestras universidades» y «La Universidad de Oviedo», texto incluido inicialmente en el manual de Pedagogía universitaria (1905, reeditado en 1910). Mientras la edición de Teresa Rodríguez de Lecea (1990) incorpora algunos epígrafes bajo el rótulo de «Cuestiones contemporáneas» que proceden del manual de Pedagogía universitaria (1905, 2.a 1910), el contenido del volumen segundo de las Obras Completas de Giner, dedicado a La Universidad española, está compuesto por los siguientes trabajos: «Sobre reformas en nuestras universidades» (pp. 1-149), «Los estudios de Facultad» (pp. 151-167), «Sobre el estado de los estudios jurídicos en nuestras universidades» (pp. 169-186), «Sobre la reorganización de los estudios de Facultad» (pp. 187-242), «Sobre los deberes del profesorado» (pp. 243-247), «Vacaciones» (pp. 249- 252), «Inconvenientes de la aglomeración de alumnos en nuestras clases de Facultad. Remedios que ahora cabría adoptar» (pp. 258-262), «La reforma de la enseñanza del Derecho» (pp. 263-271) y «La Universidad de Oviedo» (pp. 273-301).
53 Giner de los Rios, Francisco: La Universidad espanola, nota preliminar de Lorenzo Martin- Retortillo, Madrid, Civitas ediciones, 2001, p. 15.
54 Giner de los Rios, Francisco: Escritos sobre la universidad, op. cit., p. 141.
55 Con relacion al self-government, Jose Gallach escribio en el vocabulario que a modo de apendice ilustra la segunda edicion de la Pedagogia universitaria (1910) lo siguiente: .Sistema ingles de administracion, en el cual los ciudadanos no dejan en manos del gobierno central mas que los asuntos superiores a sus propias fuerzas. (Vocabulario, p. 9).
56 Giner se intereso por los colegios ingleses en un comentario al libro de Andre Laurie La vie de college en Angleterre en un trabajo titulado .Los colegios ingleses. (1887). Giner detecta concomitancias entre los colegios de educacion secundaria y las universidades britanicas, sobre todo en lo que concierne a tres aspectos: 1) desarrollo de la personalidad; 2) sobriedad del trabajo intelectual; 3) cuidado y ejercicio corporal (Giner de los Rios, Francisco: Ensayos menores sobre educacion y ensenanza, tomo ii, Madrid, Espasa-Calpe, 1927, pp. 229-235).
57 Maurois, Andre: Ariel ou la vie de Shelley, Paris, Le Livre Moderne Illustre, 1929, p. 10.
58 Shrimpton, Paul: A Catholic Eton? Newman¡|s Oratory School, Leominster, Gracewing, 2005.
59 Balmes i Anglaterra, edición de Silvia Coll-Vinent y Conrad Vilanou, Barcelona, Universidad Ramón Llull, 2012 [Colección Eusebi Colomer, 15].
60 Rahola, Federico: Los ingleses vistos por un latino. Impresiones de viaje, Barcelona, Antonio López, editor, 1908? [Colección Diamante, 107].
61 Newman, John Henry: Discursos sobre el fin y la naturaleza de la educación universitaria, Pamplona, Eunsa, 1996, pp. 185-186. La edición inglesa (Oxford University Press, 1976) fue glosada por José Morales en la revista Scripta Theologica, ix, 1977, 1, pp. 368-373. El profesor José Morales es probablemente el mejor conocedor entre nosotros de la obra de Newman, habiendo publicado varios estudios sobre el movimiento de Oxford y la monografía Newman (1801-1890), Madrid, Rialp, 2010. Igualmente, resulta imprescindible el libro de Ian Ker: John Henry Newman. Una biografía, Madrid, Palabra, 2010 [2.a ed.].
62 Newman, John Henry: Discursos sobre el fin y la naturaleza de la educacion universitaria, op. cit., p. 125.
63 Ibidem, p. 134.
64 Recordemos que el vocabulario tecnico que Jose Gallach situo como apendice de la segunda edicion de la Pedagogia universitaria (1910) incluia el termino gentleman, .palabra inglesa que significa: caballero..
65 Taine, Hipolito: Notas sobre Inglaterra, Madrid, Calpe, 1920, tomo i, p. 174.
66 Maurois en sus Memorias escribe: .Toda sociedad dividida perecera, me decian los cuentos de Kipling. Toda sociedad que no sabe aceptar a sus jefes, perecera, e incluso los animales, para sobrevivir, se someten a las leyes de la selva. Pero, en desquite, los jefes de Kipling debian mostrarse dignos del mando, por su abnegacion y su valor. (Maurois, Andre: Memorias, op. cit., p. 96).
67 Maurois, André: Memorias, op. cit., p. 255.
68 Torralba, José María: «Formación humanística en la Universidad. Los tres rasgos de la educación liberal», en Escribir en las almas. Estudios en honor de Rafael Alvira, Pamplona, Eunsa, 2014, pp. 921-938.
69 Arnold, Tomás: Ensayos sobre educación, Madrid, Espasa-Calpe, 1920, p. 17.
70 Giner de los Ríos, Francisco: Pedagogía universitaria. Problemas y noticias, Barcelona, Sucesores de Manuel Soler-Editores, 1905 [Manuales Soler, 58], pp. 34-35.
71 Por su parte, en el vocabulario técnico de José Gallach que acompaña -a modo de apéndice- la segunda edición de 1910 se lee: «Diletantismo.- Afición extremada por la música. Por extensión, afición extremada por un arte cualquiera» (p. 6 del Vocabulario).
72 Giner de los Ríos, Francisco: La Universidad española, Madrid, Imprenta Clásica Española, 1916, p. iv.
73 Milton: «De educación», Boletín de la Institución Libre de Enseñanza, xl (1916), pp. 324-328, pp. 357-362. También se incluyó en la sección de folletos de la colección Ciencia y Educación de Ediciones de La Lectura (1916). La cita corresponde a la página 33 de esta última edición.
74 Ibidem, p. 47.
75 Giner de los Rios, Francisco: Ensayos menores sobre educacion y ensenanza, tomo ii, op. cit., pp. 232-233.
76 Giner de los Rios, Francisco: Pedagogia universitaria. Problemas y noticias, Barcelona, Sucesores de Manuel Soler-Editores, 1905 [Manuales Soler, 58], p. 30.
77 Giner de los Rios, Francisco: Escritos sobre la universidad espanola, op. cit., p. 108.
78 Giner de los Rios, Francisco: Pedagogia universitaria. Problemas y noticias, Barcelona, Sucesores de Manuel Soler-Editores, 1905 [Manuales Soler, 58], pp. 293-294.
79 Ibidem, p. 298.
80 Gomez Rodriguez de Castro, Federico: .Genesis del sistema educativo frances: de la revolucion al imperio napoleonico., en Tiana Ferrer, Alejandro; Ossenbach Sauter, Gabriela y Sanz Fernandez, Florentino (coords.): Historia de la Educacion (Edad Contemporanea), Madrid, uned, 2002, p. 63.
81 Gemelli, Agostino: «La missione di una Università cattolica nell'ora presente», en Idee e battaglie per la coltura cattolica, Milano, Vita e Pensiero, 1933, pp. 114-125.
82 Mercier, Désiré: «Lettre sur le rôle de l'enseignement supérieur (février 1910)», en Oeuvres Pastorales, Bruxelles-Paris, Albert Dewit & J. Gabalda, 1914, tome ii, pp. 450-452 (la cita corresponde a la página 451).
83 Pascal: Pensamientos, Madrid, Alianza Editorial, 1981, p. 207.
84 Vilanou, Conrad y Lafuente Nafria, Begona: .El Cardenal Mercier y la Universidad Catolica de Lovaina. Sus ecos en Espana., Cuadernos de Pensamiento (Fundacion Universitaria Espanola), 24 (2011), pp. 149-188; Jover Olmeda, Gonzalo; Laudo Castillo, Xavier y Vilanou Torrano, Conrad: .Juan Zaragueta y los origenes de la Filosofia de la Educacion en Espana: un pedagogo entre dos mundos., Revista Espanola de Pedagogia, 258 (2014), pp. 327-346.
85 Lopez-Morillas, Juan: Racionalismo pragmatico. El pensamiento de Francisco Giner de los Rios, op. cit., p. 133; Gomez Garcia, Maria Nieves: Educacion y pedagogia en el pensamiento de Giner de los Rios, Sevilla, Publicaciones de la Universidad de Sevilla, 1983, p. 195.
86 Stern, Fritz: El mundo aleman de Einstein. La promesa de una cultura, Barcelona, Paidos, 2003.
87 Ringer, Fritz: El ocaso de los mandarines alemanes: catedraticos, profesores y la comunidad academica alemana, 1890-1933, Barcelona, Pomares-Corredor, 1995.
88 Stoltenberg, Gerhard: .Universidad y sociedad. Su mutua responsabilidad como realidad comun., Folia Humanistica, v, 59 (noviembre 1967), pp. 877-890.
Raquel Cercós Raichs*, Xavier Laudo Castillo** y Conrad Vilanou Torrano*
* Universidad de Barcelona, ** Universidad de Valencia
Correo-e: [email protected]; [email protected]; [email protected]
Recepción: 10 de mayo de 2015. Envío a informantes: 16 de mayo de 2015.
Fecha de aceptación definitiva: 29 de junio de 2015
Conrad Vilanou Torrano. Profesor del Departamento de Teoría e Historia de la Educación de la Facultad de Educación de la Universidad de Barcelona. Catedrático de Historia de la Educación. Se ha especializado en la historia conceptual y en el estudio de los discursos pedagógicos. Investigador principal del grepps (Grupo de Investigación sobre el Pensamiento Pedagógico y Social). Director de la revista Temps d'Educació que edita el Instituto de Ciencias de la Educación de la Universidad de Barcelona.
Correo electrónico: [email protected]
Raquel Cercós i Raichs. Investigadora en formación en el Departamento de Teoría e Historia de la Educación de la Universidad de Barcelona. Actualmente investiga el análisis del discurso pedagógico de la masculinidad, a través de los vínculos que se establecieron en la época victoriana entre la cultura, la educación y el género. También se dedica al estudio de la educación física y el deporte. Ha participado en diversas jornadas y congresos nacionales e internacionales de Historia de la Educación, y es autora de diversos trabajos publicados en revistas de la especialidad. Teléf. 934035224. Departamento de Teoría e Historia de la Educación. Universitad de Barcelona. P.° de la Vall d'Hebron, 171. 08035 Barcelona.
Correo electrónico: rcercos@ ub.edu
Xavier Laudo Castillo. Doctor por la Universidad de Barcelona, y hoy profesor en la Universidad de Valencia, Departamento de Educación Comparada e Historia de la Educación. Ha publicado en diferentes prestigiosas revistas de educación y de historia de la educación, sobre temáticas próximas a la hermenéutica y la educación y la historia del pensamiento pedagógico.
Correo electrónico: [email protected]
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