RESUMEN
El presente artículo analiza los editoriales del ABC en el mes de octubre de 1982 en el contexto sociohistórico de las elecciones generales. La previsible victoria del PSOE, junto con la situación de crisis política, económica y social que vivía España, pusieron en guardia a los poderes empresariales, convirtiendo a las elecciones en «criticas». De este modo, a través del estudio de la estrategia editorial del periódico, denominada por el autor como «la campaña del miedo», se pretende aportar nuevas hipótesis de trabajo sobre la presión ejercida por los grandes poderes económicos en la evolución de la Transición. Finalmente se analiza la influencia que pudo ejercer esta presión en las contradicciones del primer gobierno socialista.
PALABRAS CLAVE
Transición, ABC, elecciones generales, poderes empresariales, CEOE, gobierno socialista.
ABSTRACT
The following paper analyses some ABC's leading articles published, in October 1982, in a remarkable socio-historical climate due to the general elections run thatyear In fact, the foreseeable Spanish socialist party (PSOE) victory together to the political, economic and social crisis Spain lived at that time, made the business sector be on theirguard. Consequently those elections could be considered as 'crucial' (for the futuro ofcountry). Therefore, through the ABC's journalistic strategy analysis, the socalled 'destabilizing campaign'by the author, it is intended to bring forward new hypothesis about the pressure exerted by economic powers during Spanish transition. Finally, it is analysed the influence that pressure may have brounght to bear within the first socialist government contradictions.
KEYWORDS
Democratic Transition, ABC (Conservativo Spanish newspaper),, general elections, business sector, CEOE (Confederations of Spanish business sector), socialist government.
«Si queremos llegar a transformar la sociedad, hemos de llegar al poder y para ello necesitamos 8 millones de votos. No tenemos más remedio que ampliar nuestra base hacía la derecha»
Felipe González, declaraciones a «Ya», el 10 de mayo de 1978
1. INTRODUCCIÓN*
Transcurridos más de veinte años desde el triunfo en las elecciones generales del Partido Socialista Obrero Español en octubre de 1982, aún son numerosos los interrogantes sobre las especiales circunstancias de aquella contienda electoral. Sin duda, fueron unas elecciones «criticas» siguiendo las tesis V. O. Key, ya que alterarían los cleavages del sistema democrático, y marcarían una reorientación del voto para sucesivas elecciones generales.
La cuestión radica en que hasta ahora apenas ha sido motivo de análisis histórico, la importante influencia que tuvieron los poderes táctico durante la mayor parte de la Transición, en el caso que nos ocupa nos referimos al papel jugado por la influyente clase empresarial. Esta circunstancia se debe a dos causas, en primer lugar a la escasez de fuentes sobre la cuestión, y en segundo término a la dificultad que entraña estudiar un tema de tan peculiares características.
Desde el mismo comienzo de las elecciones se sabía que el PSOE iba a ganar las mismas, tai como indicaron los primeros sondeos preelectorales como el publicado por Diario 16 el 24 de septiembre de 1982, en donde se daba al PSOE un 51% de los votos, seguido por Alianza Popular con un 13%. Fueron estos datos que se mostraban persistentes, junto al contexto sociohistórico del año 1982 (que trataremos en el punto siguiente), lo que puso en guardia a los poderes fácticos (entendidos en su sentido más global), y en particular a la clase empresarial española reunida principalmente en torno a la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), y en menor medida en torno al Círculo de Empresarios.
De este modo, si queremos explicar porqué se han de considerar «críticas » las elecciones de 1982, uno de los aspectos más trascendentales nos lo proporciona el estudio de la peculiar campaña de los poderes tácticos durante el mes de octubre de 1982. En concreto, creemos que la elección del estudio de los editoriales del periódico monárquico-conservador ABC durante ese mismo mes, es una muestra representativa de la campaña dei miedo llevado a cabo por ios sectores empresariales. Lo que a su vez supone una documentación de primer orden para el análisis del historiador que se interesa por la Historia del Tiempo Presente, teniendo siempre en cuenta de que se dispone «de las piezas más sospectiosas que tian de manejarse con toda clase de cautelas y reservas»'.
Por último, el artículo tiene por objeto el responder a una cuestión clave, para intentar explicar muchas de las medidas tomadas por el primer gobierno socialista durante su primera legislatura: ¿La campaña de los poderes tácticos dirigida principalmente por la patronal, en torno a la CEOE, durante las elecciones de 1982 ante la más que previsible victoria socialista, modificó o cambió alguno de los postulados o planteamientos del PSOE de cara a gobernar?
1.1. 1982: año de crisis, tensiones e incertidumbres.
Entre las cuestiones que determinaron el carácter crítico de las elecciones, se ha de señalar la «dimensión suprapartidista e institucional» que adquirieron los comicios tras un periodo crítico en el proceso de consolidación de la Transición, que se inicia con el intento de Golpe de Estado del 23 de Febrero de 1981. Como se señaló anteriormente, la cuestión principal no era saber quien ganaría las elecciones, sino que la clave radicaba en el plebiscito que iba a suponer para el PSOE las mismas, y el margen de maniobra y credibilidad con el que iba a contar.
Pero estas elecciones tuvieron otra función primordial, como fue el grado de identificación que a lo largo de la campaña se creó en la sociedad española, tal como ha señalado J. I. Wert:
«Entre las funciones que las campañas electorales cumplen, predominaron en está de 1982 sin duda las expresivas sobre las conativas. Es decir, la campaña funcionó mucho más como un mecanismo de suscitar identificaciones y entusiasmos que como un medio para recoger votos...»
Aunque no nos detendremos en la evolución de los hechos, desarrollaremos tres aspectos claves para contextualizar la campaña del miedo de ABC. En primer lugar, durante 1982 se agudiza una triple crisis de carácter polítco, económico y social. Cuando el 28 de agosto de 1982 el presidente Calvo- Sotelo anuncia la convocatoria de elecciones, la lenta y agónica descomposición del partido en el gobierno, la UCD, era el síntoma más claro de la crisis política''.
A esta crisis que ya venía de largo, hay que sumarle una serie de acontecimientos trágicos que parecían aliarse con las propuestas de cambio del PSOE. El mes comenzaba con las graves inundaciones en Levante, Cataluña y Castilla-la Mancha, el aumento de acciones terroristas de ETA en el País Vasco, y algunos acontecimientos que ponían en entredicho la estabilidad e incluso continuidad del proceso democrático. Nos referimos a la noticia aparecida en los medios el 2 de octubre en el que se denunciaba un complot militar denominado «Operación Cervantes», para dar un golpe de Estado el día anterior a las elecciones generales. Si a esto le sumamos, que en el último momento el golpista Tejero se pudo presentar desde la cárcel a las elecciones con un partido de nueva creación llamado «Solidaridad Española », tenemos importantes evidencias para afirmar la situación de inestabilidad y de crisis política.
En cuanto a los aspectos económicos y sociales tampoco se estaba en los mejores momentos, ante el recrudecimiento de la crisis económica tras el segundo shock petrolífero de 1979. Entre los datos más relevantes que indican la dimensión de la crisis, señalar el escaso crecimiento económico entre 1976 y 1982, que se sitúa en una media del 1,5% de promedio anual, con una inflación con medias superiores al 17%, a lo que hay que sumar el raquítico crecimiento del PIB de un 1,3%. A lo que se ha de añadir la dramática situación del mercado de trabajo con 2,2 millones de parados (16,4%), de poco más de 13,5 millones de población activa. De modo que tenemos elementos de nuevo para afirmar lo delicado de la situación.
Con estos datos no sorprende que las encuestas de intención de voto, dieran una alarmante caída de UCD a partir de febrero de 1982, bajando de un 13% en ese mismo mes hasta un escaso 5% a principios de octubre, según los sondeos del CIS°. De hecho, las elecciones primero en Galicia en 1981 y las andaluzas al año siguiente habían marcado una tendencia que avisaba del cataclismo que se iba a cernir sobre el partido centrista.
1.2. La moderación programada del PSOE ante las elecciones del cambio
La segunda cuestión a destacar, es el moderado programa electoral que presentó el PSOE para las elecciones, lo que contrasta en gran medida con las acusaciones de la patronal y de AP de radicalismo socialista, o del mismo Manuel Fraga proponiendo una gran coalición de la derecha ante el «frente marxista». De hecho, algunos sectores de la derecha fueron conscientes desde los primeros instantes de que el PSOE no iba a llevar a adelante ningún tipo de medidas radicales:
«Había inquietud por la ilegada del PSOE al poder La mayoría de los bancos limpiaron la casa por dentro, por si acaso. Yo no diría que sintieran miedo. Se sabía que los socialistas no iban a hacer una política revolucionaria. Lo que había era un cierto temor a los atropellos que pudieran cometer por su inexperiencia», comentaba el abogado Matías Cortés
Desde que en 1972 una nueva coalición de poder encabezada por Felipe González y Alfonso Guerra conquistara el aparato del PSOE, se había llevado al partido a su particular transición. Proceso de transición no exento de contradicciones, como fue el hecho de transformar al PSOE, que pasó de ser pequeña organización antifranquista a convertirse en una potente maquina electoral, con un único objetivo, la conquista del poder político, lo que marcaría la forma de entender y actuar de los dirigentes socialistas. El PSOE era consciente (así lo indicaban los estudios sociológicos realizados en aquellas fechas), de que la sociedad española no aceptaba ni las posiciones ideológicas radicalizadas, ni planteamientos ambiguos en los aspectos claves.
La decepción de los resultados de las elecciones del 1 de marzo de 1979, lleva a la convicción en la dirección socialista que las propias señas de identidad, la misma ideología socialista y el tipo de organización que el PSOE había mantenido hasta ese momento eran un corsé para los nuevos contextos políticos, y en resumidas cuentas para conseguir el objetivo central de la conquista del poder político.
Pero es la propia agonía de UCD la que permite al partido socialista recomponer su estrategia de cara a las futuras elecciones legislativas, especialmente en el 29.- Congreso de 1981, donde el nuevo socialismo emergente parte de la idea de acabar entre las diferencias del programa máximo y el programa mínimo del partido. Además el PSOE en los tensos momentos políticos que se vivían llevó a cabo la inteligente estrategia de identificar socialismo con democracia, tal como queda reflejados en numerosos documentos internos:
«Es probable que en el próximo futuro se acentúen las eludas sobre si el partido se puede permitir ganar las elecciones... Todas estas dudas se resumen en la pregunta de cómo puede el PSOE luchar mejor por la democracia, si en el poder o si en la oposición. La respuesta a esta pregunta se puede condicionar, pero en líneas generales debe ser: en el poder. Sólo ello asegura que por fin se puedan emplear las palancas para desmontar la Espada de Damocles del golpismo... la posibilidad de la llegada del PSOE al poder agudiza las amenazas a la democracia, pero sólo esa llegada permitiría superar esas amenazas. Nada asegura que en 1987estemos en mejor situación»
De hecho, comienza la estrategia política destinada a conseguir el poder político al precio que fuera (incluido el abandono de los principios ideológicos que tradicionalmente habían sido las señas de identidad del PSOE), incluso orientando las propuestas programáticas a posiciones de derechas, tal como se planteaba el propio Alfonso Guerra en una reunión de la Comisión Ejecutiva Federal:
¿tiene el PSOE una estrategia para ganar las próximas elecciones?... En relación con estas interrogantes, Alfonso Guerra planteó la necesidad de que ese objetivo de aproximación social tiene que estar marcado por lograr un incremento de apoyo social al PSOE, a Izquierda y Derecha, lo cual es difícil de conseguir aunque no contradictorio...usándose como fórmula la atracción social la idea real de que «el PSOE es la única vía para reforzar la democracia»14
De este modo el programa máximo termina como recuerdo patrimonial del partido, y como ya se indicó en otro trabajo «elproyecto político principal del partido se basa en la consolidación de la democracia, que consagraba a su vez la economía de mercado, dándole una interpretación socialmente avanzada»15.
A este acelerado proceso de reestructuración global, hay que sumar la asunción por parte del PSOE de su particular misión histórica para modernizar y europeizar a España, presentándola desde el principio como la única política posible para la salida de la profunda crisis, tal como quedaba patente en el Documento de Estrategia del CEF del PSOE en 1983:
«El pueblo español, pues, ha apostado, en todos los ámbitos en que ha sido consultado, por una política de progreso y modernización representada por el socialismo democrático; y ello, a la vez que ha puesto en manos de los socialistas los más importantes resortes de poder institucional, dotándoles así de los medios necesarios para cumplir su misión, ha descargado sobre nosotros una responsabilidad histórica de cuyo cumplimiento, mas allá de las vicisitudes políticas, depende en gran medida el futuro de nuestro pueblo» (negrita del autor)
Llegados a este punto, y explicada la estrategia de conquista del poder y su peculiar concepción de la misión histórica a cumplir, es hora que nos centremos en el análisis del Programa Electoral del PSOE. Ni revolución ni grandes nacionalizaciones, el PSOE propuso un programa de corte socialdemócrata, lleno de todo tipo de cautelas, escrito con un lenguaje moderado y preocupado por las posibles reacciones del mundo empresarial. Sobre dos ejes centró su campaña; en el eslogan Por el Cambio y en el fuerte liderazgo de Felipe González repitiendo una y otra vez la contundente frase: «El cambio es que España funcione
El tema estrella de las elecciones fue sin duda el empleo en todos ios programas electorales que se presentaron, de hecho ei PSOE elaboró a propuesta de UGT una de las promesas que mayor impacto tuvieron como la creación de «800.000 empleos netos durante los cuatros años de gestión en ia legislatura».
Pero lo que aquí nos interesa destacar, es la preocupación que se observa en la documentación interna del PSOE con respecto al tema del mercado, como ejemplo evidente del temor a la posible respuesta de los círculos empresariales en caso del triunfo electoral. Un buen ejemplo nos lo proporciona un informe interno titulado «Un nuevo marco de relaciones laborales» fechado en junio de 1982, en el cual se propone la estrategia para democratizar las relaciones laborales (se ílega a hablar de conseguir la democracia industrial), pero a su vez se insiste constantemente en no cuestionar en ningún momento el poder de los empresarios:
«No se trata de eliminar ni siquiera cuestionar los poderes del empresario o de sus representantes. Se trata de que estos poderes no sean omnímodos o se ejerciten arbitrariamente».
En otro informe, en este caso confidencial titulado «Un objetivo prioritario: El empleo», se vuelve a incidir en una de las preocupaciones básicas de los socialistas desde antes de las elecciones y que mantendrán a lo largo de todas las legislaturas, como fue el crear un clima de estabilidad y de reducción de incertidumbres, de cara asegurar la colaboración empresarial.
En conjunto, el PSOE se comportó como el partido que se sabía ganador en las elecciones de 1982, siendo conscientes además de que la campaña electoral apenas iba a tener importancia de cara a las cuestiones trascendentales. Pero la Ejecutiva Federal adoptó una actitud prudente desde antes de la convocatoria de las mismas, ante la probabilidad de ataques desde la derecha en busca de la desestabilización del sistema democrático, y ante ello la estrategia fue evitar ios triunfalismos, moderar el discurso y argumentar una «política de responsabilidad
«En tercer lugar, ese propio auge ha planteado con toda brutalidad los límites de la democracia en España. Se manifiestan ahora todas las restricciones que existen sobre «quien puede ganar», sobre los competidores en una situación de supuesto pluralismo. Esas reacciones se van a producir del lado del gobierno, de la UCD y de la CEOE... Esas reacciones se van a producir como presiones desestabilizadoras diversas. Esas reacciones van a tener lugar antes y también después de las elecciones: para evitar la victoria del PSOE, para cortocircuitar su gobierno»20
Con lo que nos encontramos ante lo que el sociólogo Víctor Pérez Díaz ha señalado como una «estrategia fundamentalmente prudente, conservadora y acomodaticia con las expectativas de un amplio espectro de la población », que terminaría en un «ronroneo de políticas públicas pragmáticas, graduales, conservadoras de lo fundamental del statu quo»21
En definitiva, la cuestión que nos queda por responder a los investigadores, es sí el condicionamiento real del miedo a ios poderes tácticos, y en lo que respecta al presente estudio a los empresarios, actuó como un condicionamiento de primer orden en la moderación del PSOE, o fue la propia evolución contradictoria del socialismo español, lo que derivó en el programa electoral de carácter socialdemócrata moderado.
1.3. Los poderes fácticos y la desunión de la derecha en las elecciones generales de 1982
El mismo día en que el presidente del Gobierno Calvo-Sotelo anunciaba la convocatoria anticipada de las terceras elecciones generales tras el restablecimiento de la democracia, comenzaba un intenso movimiento político de los partidos de la derecha para la formación de coaliciones electorales. A todo esto se sumó la fuerte crítica (más retórica que real) por la decisión de convocar elecciones generales, recibida por parte de C. Ferrer Salat y J. M-. Cuevas al día siguiente en declaraciones a ABC.La propuesta reiterada de M. Fraga de crear una mayoría natural en torno a un amplio bloque de derechas, finalmente no fue posible, centrándose la gran disputa en la situación de disgregación de la UCD
Lo que aquí destacamos es el interés mostrado desde el principio por los círculos empresariales, reunidos en torno a la CEOE, en montar una gran plataforma antisocialista encabezada por Manuel Fraga con AP y con la incorporación de UCD. Pero la negativa de la UCD por miedo a perder un centro en liza con el recién creado CDS del ex-presidente Suárez, y las posteriores «peleas políticas» entre los mismos componentes de AP, hicieron inviable la hipotética coalición.
Hay que tener presente en este contexto que desde la creación de la CEOE ésta había disfrutado de un «verdadero protagonismo político, pero no era capaz de influir en las decisiones de política económica»', lo que les llevó a sentirse traicionados por el presidente Suárez, y a tratar por todos los mecanismos de conseguir tan ansiada unidad.
Pero detengamos ahora brevemente en explicar la trayectoria de la CEOE, la cual jugó un importante papel en el deterioro de la UCD, que nos ayudará a entender la presión realizada durante las elecciones de 1982. De modo que, tai y como han señalado M. Cabrera y Fernando del Rey en El poder de los empresarios:
«La CEOE fue beligerante en política durante las primeras elecciones. Ante las generales de 1979, Ferrer Salat envió una carta a todos los empresarios llamándoles a aunar esfuerzos para exigir del Gobierno un programa económico que defendiera el «principio de libre empresa», y después remitió ai nuevo ejecutivo un memorando sobre la situación económica. La nueva victoria de UCD, fue sin duda, una triste sorpresa para la patronal».
De hecho el protagonismo que jugó el presidente de la patronal, el empresario catalán Ferrer Salat fue clave en el desgaste de la UCD, a través de toda una estrategia de diferentes amenazas al Gobierno de Suárez primero y a Calvo-Sotelo después. Aunque finalmente la patronal no pidiera el voto para ningún partido, recomendaría a través de una planificada campaña propagandística, «coherencia y reflexión» en las elecciones del día 28 de octubre.
Por último no se puede obviar la actitud hostil de la Iglesia Católica, a través de un conocido documento de la Conferencia Episcopal de finales de septiembre, mostrando su preocupación ante la llegada de un gobierno socialista, en relación a temas como el divorcio, el aborto, la cuestión de la enseñanza privada, y el futuro de la familia como institución.
En resumen, estas son las líneas generales del contexto sociohistórico del mes de octubre de 1982. De este modo, se iniciaba una campaña con un claro ganador'', pero con una derecha que, con importantes déficits en su concepción democrática, fue apoyada hasta el final por unos poderes tácticos puestos en guardia ante el previsible desenlace electoral.
Pero a su vez todo ello configuraría otro problema de hondo calado para el mismo sistema democrático, como fue la creación de un bloque fuertemente conservador y con tintes reaccionarios en torno a Alianza Popular que se caracterizó por escaso sentido democrático hasta bien entrado los años ochenta. No se puede olvidar que la dirección de la propia AP se nutrió principalmente con representantes de los últimos gobiernos franquistas, y de los cuadros altos de la administración de la dictadura, lo que configuraría su identidad tal como ha indicado acertadamente M. Cagliari:
«El principal problema español se configura una vez más, en la formación de un bloque electoral y social que sea conservador y democrático al mismo tiempo»
2. LA CAMPANA DEL MIEDO DE ABC: UN ESTUDIO DE LOS EDITORIALES EN EL MES DE OCTUBRE DE 19820
Según marcaba el Real Decreto-ley 20/1977 de 18 de marzo, sobre normas electorales, la campaña electoral duraba veintiún días (aunque con posterioridad esa misma ley sería modificada reduciéndola a quince días). Señalamos esta cuestión de carácter jurídico, porque el periódico ABC comenzó de manera clara y directa su peculiar campaña antisocialista el día 3 de octubre de 1982.
Con un editorial titulado «Dos grandes espacios en el horizonte electoral », comenzaba la campaña del periódico monárquico-conservador, en donde se iban a poner ya de manifiesto dos características básicas. En primer lugar su exposición de ser un periódico «independiente pero no neutral », y su apuesta por el voto a favor de Alianza Popular. La segunda nota dominante de esta apertura de campaña, será el constante maniqueísmo entre buenos (conservadores-liberales, así los llama) y los malos, socialistas (principalmente) y comunistas. En este interesante editorial explica el «peligroso camino» que supone la oferta socialista llena de ambigüedad y carente de referente ideológico, contraponiéndolo al carácter moderado y democrático de Alianza Popular. En definitiva, apuesta por una gran coalición de la derecha tras las elecciones, y sobre
"las encuestas, las predicciones anonadaras y ios oportunismos ABC no necesita repetir cuál es su opción. España debería contar, creemos con un partido socialista firme e inequívoco, fuertemente instalado en la oposición durante los próximos cuatro años»31.
En este primer editorial aparece ya reflejado uno de los grandes motivos de preocupación durante la campaña por parte de los editorialistas de ABC, en torno a la asunción del sistema democrático basado en <<la Monarquía constitucional», y en que asumirían los resultados fueran cuales fueran:
«Tampoco, f)ace falta explicar con que ánimo tranquilo aceptará ABC el resultado de las urnas, en la seguridad de que las convicciones profundas están por encima de las fluctuaciones políticas. En la seguridad también de que la democracia es cambio, alternativa de poder, oposición leal, tensión creadora y capacidad de riesgo»32
El día 4 de octubre el editorial de ABC titulado «Tercermundismo electoral », comienza su campaña de poner en duda la legitimidad y limpieza de las elecciones generales (contradiciéndose con el editorial del día anterior, y de nuevo remarcando su peculiar concepción del sentido democrático) Dos temas sobresalen especialmente en el editorial, en primer lugar la denuncia de la manipulación realizada por algunos sondeos electorales:
"Por ejemplo, que un diario cambiante salga con una encuesta de nula fiabilidad, de la que extrae como corolario el título a toda página de que "Felipe arrasa »; tan escandalosa manipulación es cosa que deja bien a las claras un incontenible deseo de manipular al lector y una escandalosa ignorancia de los límites mínimos de la ética profesional»33
Pero el mismo editorial se detiene en el descubrimiento del complot militar denominado «Operación Cervantes», en donde se critica duramente las denuncias habidas en torno a la relación con los altos mandos del ejército español (otro de los grandes poderes lácticos intocables, que desde el principio de la Transición había mantenido su peculiar status, dentro de la nueva sociedad democrática que se estaba cimentando) para la creación de un clima de tensión en las elecciones:
"Pudiera no ser tampoco juego limpio, en tiempos de campaña electoral, utilizar noticia relacionadas con la esfera militar para fabricar un clima de gravísima amenaza contra la democracia... Pero, si es de prever y de esperar, era menos previsible la explotación política del hecho, que introduce aires tóxicos en nuestro ambiente electoral... Involucrar nuevamente, en un suceso concreto, la imagen de las Fuerzas Armadas, en el comienzo de la campaña electoral, es una grave ligereza. Todo tiene un extraño aroma de tercermundismo centroamericano»34
De nuevo el tema de la cuestión de la limpieza y transparencia de las elecciones y del propio sistema electoral son cuestionados en el editorial del viernes 8 de octubre, titulado «Los límites del juego electoral», en el que se denuncia el propósito de los partidos «de hacer desaparecer» al «adversario », en una especie de guerra de exterminio. Y termina avisando del peligro que supone esta concepción de la campaña para la democracia, llamando finalmente al sentimiento patriótico (que será otra de las constantes a lo largo de la campaña):
«Convertir al adversario en enemigo a suprimir es un procedimiento seguro para acabar con la democracia. Los españoles tenemos la prueba histórica»36
El segundo editorial del viernes titulado «El mensaje de ios empresarios », se convierte en uno de los mejores ejemplos de lo que hemos denominado «La campaña del miedo», en el que confluyen claramente los intereses de la derecha política y de la patronal. Aprovechando los editorialistas un informe de la CEOE en el que se pide el voto consciente y se hace una evaluación de los programas electorales en el aspecto económico, se ataca al PSOE de manera directa dentro de una concepción extremadamente maniquea. En primer lugar los malos:
«El programa económico socialista, además de no incluir ninguna propuesta para reducir el gasto público y corregir el desequilibrio presupuestario, se desarrolla en un conjunto de proyectos que, implícitamente, significan la expansión del gasto público y la profundización del déficit»,
y en cuanto a los buenos:
«La alternativa económica por la que aboga la CEOE, en esencial similitud con la opción liberal-conservadora, no incurre en prácticas de enmascaramiento. Es todo lo moderada que pueda ser una economía de libre iniciativa que está tan lejos del llamado «capitalismo manchesteriano» como ¡o pueda estar la alternativa del PSOE del socialismo staliniano»37.
Al día siguiente ABC recrudece su campaña antisocialista con un doble titular, el primero de ellos titulado «Giro brusco en el clima electoral», en el que se vuelve a criticar al PSOE por la ambigüedad, vaguedad e incertidumbre que ofrece su programa, y que «empieza a alarmar al español medio ». Entre los «temores» que más se repetirán en los editoriales de ABC está el miedo a la intervención estatal que supuestamente llevaría acabo un gobierno socialista:
«La oferta socialista es a un tiempo la adulación externa a la derecha y el proyecto interno de controlar, burocratizar y estatalizar el sistema económico»38
«Tres problemas del socialismo. La supuesta moderación del programa del PSOE», es el segundo editorial que ABC dedica ese día en su particular campaña. De nuevo, basándose en un documento de trabajo que la CEOE distribuye esa semana, se dispone del «arma» para iniciar el ataque al programa económico del PSOE. La ofensiva se centra en ios siguientes aspectos: en primer lugar se califica al programa de «difuso, profuso y contradictorio», en el sentido de crear incertidumbre e inestabilidad. En segundo término, se critica la «supuesta moderación» del programa socialista, ya que sin hablar directamente de conceptos como revolución, los editorialistas intuyen cambios cualitativos y casi dramáticos en la aplicación del programa electoral:
«No hay tal moderación en el propio sentido que el cambio que se postula tanto para la economía como para la sociedad española no es un cambio ni una modificación graduales como los abanderados históricamente por las socialdemocracias europeas. Se trata, realmente, de un proyecto de cambio cualitativo de modelo económico, de articulación social e incluso de modificación del marco institucional»39
Pero la clave del asunto, siempre según ABC, es que detrás de esa moderación se esconde el enmascaramiento del «verdadero proyecto revolucionario », siendo una de las mejores muestras de la campaña del miedo del ABC:
«El reconocimiento de la habilidad con que los redactores del programa han difuminado lo medular de su proyecto revolucionario no impide advertir, si se analiza rigurosamente como la CEOE lo ha hecho, que las fragmentaciones programáticas de tales objetivos sólo prueban esa habilidad política o propagandística, pero no demuestra la pregonada moderación »40.
El siguiente editorial interesante se produce ya avanzada la campaña, el miércoles 20 de octubre, bajo el titulo de «Cambio socialista y alternativa real», en el que se lleva a cabo un análisis de la estrategia de marketing del PSOE basada en el eslogan «Por el cambio». Lo primero que sorprende del editorial, es la referencia histórica (con grandes dosis de falsedad y mostrando una escasa capacidad de interpretación histórica, por parte de un periódico como el aquí estudiado, que ya durante la propia II República había formado parte, a través de otra peculiar campaña del miedo, en la trama golpista del 18 de julio de 1936, y que tuvo una actitud militante durante la Guerra Civil y con el régimen totalitario franquista) indicada con las siguientes palabras:
«Desde tal supuesto, la opción socialista, aparte de no comparecer desgastada por los fallos y errores de la transición ni tampoco por haber participado en el poder durante los cuarenta años precedentes se apuntaría, la capitalización moral de los «cien años de honradez», que fue su «slogan» de las elecciones anteriores»41
La dirección del ataque antisocialista se dirige a señalar que su cambio ya no es ninguna novedad, y que no están inéditos en la cuestión de gobernar. Incidiendo finalmente con evidentes contradicciones con otros editoriales:
«La oferta socialista de cambio es una propuesta de continuidad para quienes estén satisfechos con lo que hay. El ijnico cambio real es el capaz de aportar soluciones reales y verdaderas. La alternativa verdadera reside en quienes no han gobernado ni cogobernado»42.
A partir del día 22 de octubre ABC lanza su ofensiva final en su campaña antisocialista'*, incidiendo en los argumentos dramáticos con el objeto de infundir temor, y tras lo visto de añadir algo más de confusión en el electorado. De este modo, a través de cinco editoriales que aparecieron hasta el día anterior a la jornada de reflexión, el periódico conservador expuso «su criterio ante lo que el día 28 se decide en las urnas». Su justificación (con claros tintes ideológicos), para la elaboración de estos duros editoriales, se basa según ABC, en aclarar (sutil ironía a nuestro entender) la situación de confusión, y mostrar de nuevo cual es la «oferta electoral» que apoya claramente
«Ni las encuestas interesadas ni los despliegues de la propaganda recortan habitualmente el nivel crítico del elector medio europeo, que acostumbra a rechazar de antemano todo planteamiento que apunte a resultados con vencedores imbatibles. En un momento nacional confuso, ABC quiere mantenerse a una distancia insalvable de todo interés de partido: pero eso no es un pretexto para huir hacia la neutralidad. Por fidelidad a sus lectores, por fidelidad a sus convicciones ABC analizará la oferta electoral que cree más acorde con los dos grandes objetivos nacionales: el arraigo de las libertades y la superación de la crisis económica. ABC expone esta opción -que es la del centro-derecha reformista y liberal- frente a todo oportunismo seguro de su valor como alternativa ahora y a lo largo de los próximos cuatros años, firme en su convicción de que ese proyecto es el más útil para hacer frente a los actuales problemas de España»'
La estrategia de ABC se basará en cinco temas básicos para la campaña, a través del constante maniqueísmo entre buenos y malos:
a) La estabilidad (PSOE =inestabilidad)
b) Las libertades (PSOE =recorte de libertades)
c) La modernización (PSOE = riesgo de la ruptura del sistema)
d) Dos proyectos económicos, dos sistemas frente a frente (PSOE = intervención y planificación estatal, lo que lleva a riesgos e incertidumbres para el sistema)
e) Seguir en Occidente (PSOE salida de la OTAN y neutralidad)
En cuanto al primer argumento sobre «la estabilidad» lo desarrolla el viernes 22 de octubre, en el que la idea básica es que en la crisis política, económica y social que en ese momento se vive en el país, lo que menos conviene son grandes cambios estructurales. Ante lo cual, y en un alarde de
gran imaginación, comienza a señalar las posibles consecuencias de las políticas globales de un futuro gobierno socialista, resumidas de la siguiente manera: «Imaginemos una reforma fiscal; un nuevo cambio en la estructura empresarial; un nuevo cambio jurídico; un nuevo cambio en la administración ». En definitiva, lo que España necesita se resume en una sola palabra: estabilidad y s\ no
«hacemos esto no sólo pondremos en peligro el cambio político, sino el ya reaUzado
Ante todo este inmenso peligro, la oferta electoral adecuada es la
«del centro y la derecha liberal conservadora, plural y diversa, pero acorde en el fondo, donde hay un propósito de concluir la transición, de consolidar las instituciones y, en suma, de dar a España la estabilidad que precisa para afronta los problemas reales y ponerse seriamente a trabajar Esta oferta abre un horizonte a la libertad real y de esfuerzo nacional, frente a la libertad abstracta y a la incertidumbre»
El sábado 23 el tema del editorial elegido son Las libertades, en el que trata de responder a la siguiente pregunta ¿cuál de los programas electorales garantizan un margen más dilatado de libertades reales?, la respuesta del editorial es clara:
«A nuestro juicio, la oferta liberal, que con diversidad de forma y coincidencia de fondo representan el centro y la derecha»
Este juicio además de mostrar una amnesia total por la reciente historia de la Transición, en nuestra opinión, supone una ofensa a la memoria histórica de cientos de miles españoles represaliados por el franquismo. En definitiva, es una buena muestra de un maniqueísmo simplón, lleno de ignorancia y «pasado de moda». Ante esta nueva derecha democrática post-franquista, se coloca de nuevo el programa del PSOE caracterizado por:
«El intervencionismo estatal (que) implica decisivas limitaciones a la autonomía de las personas y ala iniciativa de los cuerpos intermedios, porque transfiere a la burocracia decisiones de control más difícil que el realizado por el mercado y en el mercado»
Para los editorialistas de ABC, este intervencionismo estatal vendría a suponer de facto un recorte de libertades, centrándose en tres cuestiones esenciales: la libertad de opinar, la libertad de enseñar y el incremento de la inversión pública que entraña siempre la disminución de la inversión privada. Según esta misnna línea editorial se ha producido un cambio histórico (añádase las comillas que se consideren adecuadas), en el cual las verdaderas libertades se defienden desde las posiciones de la derecha", ya que:
«Si hubo épocas en que los programas de izquierda ofrecían más libertad que los de la derecha, hoy la tendencia al colectivismo y el espíritu a veces inquisidor de los programas socialistas han invertido el sentido de la historia»50
En el punto anterior señalábamos que uno de los grandes logros del PSOE desde antes de la campaña había sido identificar democracia con socialismo y modernización y europeización con sus siglas, pero para los editorialistas del ABC en el artículo del domingo 24 titulado «La modernización» ésta visión simplemente ni existe, ni siquiera se merece un comentario. De este modo, tras hacer una excelente representación del más digno revisionismo histórico sobre la Historia de España y Europa durante el siglo XIX y XX, se vuelve a incidir en el peligro de derrumbe del sistema, en caso de un triunfo socialista:
«El análisis del programa socialista nos lleva a la conclusión de que no hay en ese proyecto una oferta viable de avance hacia la modernidad y sí muchos riesgos de improvisación, de bloqueo del sistema productivo, de desconfianza social, y en definitiva, de estancamiento»51.
En el comienzo de la semana de las elecciones, el editorial de! ABC titulado «Dos proyectos económicos, dos sistemas frente a frente», vuelve a incidir en la situación de crisis, incertidumbre y demás problemas a ios que España debe hacer frente. En el clásico lenguaje del editorial se contraponen, los dos modelos electorales mayoritarios AP (buenos) y PSOE (malos), es decir un programa que apuesta por el libre mercado y otro que tiende a favorecer la intervención y planificación económica del Estado que en definitiva «acumula riesgos e incertidumbres
El Último artículo de la campaña final antisocialista del ABC trata sobre política exterior bajo el rotulo de «Seguir en Occidente», y con toda una introducción declaratoria de principios y concepciones «patrióticas» sobre la Historia de España:
«España, por su acción y por su pensamiento, es uno de los máximos protagonistas de la secular operación creadora de esa realidad histórica que es el Occidente. Preservó la identidad europea durante la Edad Media, e indirectamente introdujo en Europa partes esenciales del legado de Grecia a través de la Escuela de Traductores de Toledo: inventó el Estado nacional moderno, multiplicó el Occidente, ampliándolo con el Nuevo Mundo, y estuvo a la vanguardia de la cultura continental durante los Siglos de Oro con sus aportaciones a la moral y a la teología de las libertades, de los pueblos y de los hombres»52
El editorial se pregunta qué significa ser occidental, y en una muestra más de la fácil demagogia desarrollada en estos días por los editorialistas, se insiste en la argumentación sobre que la llegada del PSOE conduce no sólo a la salida de la OTAN, sino a una peligrosa neutralidad que llevaría
«a incardinarnos en el Tercer Mundo, por la vía de la involución económica o por querernos hacer subsidiarios políticamente al imperialismo más estricto de cuantos ha conocido nuestro tiempo. ¿Reemplazaría una España tercermundista, sustitutivamente, la amistad norteamericana por la indostánica, la francesa por la argelina, la alemana por la yemenita y la japonesa por la cubana?»53
Lo más destacado del mismo día 26 de octubre de ABC no son ni los editoriales ni las noticias dramáticas ante la previsible victoria socialista, sino los anuncios publicitarios de las grandes centrales empresariales a toda página. Tanto en el de la CEOE como en el de la CEIM (Confederación Empresarial Independiente de Madrid), se incide en la necesidad de votar, reflexionar, pero especialmente indican nuevamente una gran preocupación y recelo ante los previsibles resultados electorales, en una muestra más de incitación al temor.
Al día siguiente ABC nos vuelve a sorprender con un editorial, que en principio parece inocuo y neutral bajo el titulo «En la jornada de reflexión» y que se convierte en la primera muestra de falta de respeto democrático a la libertad de voto. Aunque comienza señalando que «en la jornada de reflexión no cabe defender una opción de partido», sí señala que es lícito «defender la necesidad de votar». A partir de aquí desarrolla toda una argumentación sobre la necesidad de votar, para lograr el necesario «equilibrio político capaz de dar fuerza y arraigo al sistema democrático querido perla inmensa mayoría de españoles
El miedo a que se cumplan finalmente los sondeos electorales que le pronostican una holgada mayoría al PSOE, lleva finalmente a los editorialistas de ABC a reclamar el voto, apelando al «instinto profundo y el largo olfato del español de a pie, tan superior a muchos profesionales de la política». Y recomendando insistentemente que se vaya a votar sean cual sean las condiciones meteorológicas. De hecho, el final del editorial es quizás lo más sintomático a una auténtica sensación de temor (por utilizar un lenguaje académico), cuando señala:
«Les pedimos -si llega- que olviden la lluvia o el mal tiempo, la longitud de la fila ciudadana o el aburrimiento de la espera. Le proponemos que por una vez lean el ABC de pie, periódico también apasionante cuando el lector adopta esta posición que, como bien sabe, le llevó a distinguirse de los seres irracionales que jamás votan»54
Pero lo realmente carente de toda ética periodística es el editorial aparecido en ABC el mismo 28 de octubre de 1982 bajo el titular: «Ante las elecciones de iioy. El voto inteligente», que se convierte en una mezcla de falta de sentido democrático, demagogia barata y de una nueva repetición del constante maniqueísmo mantenido a lo largo de toda la campaña electoral. En definitiva supone, el culmen de nuestra tesis sobre la campaña del miedo del ABC.
Antes de entrar al análisis, hay que señalar la curiosa contradicción, y diríamos que incluso cinismo que los editorialistas del ABC mantienen en la segunda parte del editorial con el titulo de «Fracaso de la reflexión», en donde se critica «el fracaso de la 'jornada de reflexión'por parte de los periódicos que se han comprometido, por coherencia ideológica o por simple interés, en la defensa del socialismo». A la que califica como
«propaganda de la peor especie es la antidemocrática y nada liberal descalificación política del adversario más cualificado que el socialismo tiene lioy»55
Tras el análisis que venimos realizando hemos intentado demostrar con que claridad y contundencia un periódico que se supone serio, hacía una de las más feroces campañas antisocialistas conocidas (a las que sumar las iniciadas en los años treinta del siglo XX, en la estrategia seguida por ABC en el proceso de desestabilización del proceso democrático republicano), y como el mismo día de la jornada invitaba a votar (eso sí, de forma prudente y disimulada), a las opciones conservadoras y centristas.
El editorial destila una especie de miedo al cambio, a la vez que hace un breve repaso de lo que fue la campaña electoral, y vuelve a mostrar su posicionamiento a favor del voto de centro-derecha, todo ello a través de la utilización de un lenguaje cuya intención es crear una sensación de incertidumbre, de riesgo, de temor, de falta de alternativa real, de posible derrumbamiento del sistema, en fin de un cuestionamiento, a nuestro juicio, de la verdadera posibilidad de alternancia del sistema democrático. Quizás el párrafo que mejor ejemplifica todo este final de la campaña peculiar del ABC sea:
«El modelo económico socialista es, como demostró Hayeck, un «camino de servidumbre», que convierte a la mayoría de los ciudadanos en empleados desarmados frente a un Estado todopoderoso. Por el contrario, la oferta de centro derecha propugna la libertad económica de los agentes de la producción, defendiendo el derecho al trabajo de los asalariados y el derecho de los empleados a la libre iniciativa empresarial»56
3. UN BALANCE SOBRE LA CAMPAÑA REALIZADA POR LOS EDITORIALISTAS DE ABC
A nuestro juicio los editorialistas del ABC llevaron a cabo una agresiva campaña periodística antisocialista, que nosotros hemos denominado la campaña del miedo, en la que destacan tres elementos básicos de reflexión:
a) En primer lugar, se ha de destacar el posicionamiento desde el primer momento por parte de ABC, con una orientación de voto clara y contundente, es decir a favor de Alianza Popular, aunque sin dejar de hacer guiños a los demás partidos centristas y de derechas. Orientación que se puede relacionar fácilmente con el deseo de los poderes económicos (representados básicamente por la CEOE), de conseguir una fuerte coalición derechista para enfrentarse al PSOE en las elecciones, lo que en 1982 era casi una utopía.
b) En segundo lugar, destacar el constante maniqueísmo entre buenos y malos, desarrollados durante gran parte de la campaña, junto con una constante reivindicación de sentimientos patriotas ante el más que previsible triunfo del PSOE, a lo que hay que unir una fuerte demagogia, para pronosticar el negro futuro de España ante el previsible triunfo socialista. Y con un mensaje final claro, ante la victoria socialista sólo nos queda la confianza en la Corona.
c) En tercer lugar, en nuestra opinión, el problema real y básico radica en la falta de «sentido democrático» del que aún carecía Alianza Popular (y buena parte de la derecha política del país), junto con la patronal, y la mayor parte del mundo periodístico conservador, incluyendo evidente a ABC. De otra forma no se puede entender la necesidad (remarcada en varios editoriales) de reafirmar el acatamiento a la democracia, a la par de cuestionarse en otros tantos casos la limpieza del juego democrático y la viabilidad «democrática» del sistema de partido. Los tics franquistas se muestran persistentes a lo largo de los editoriales, portadas, artículos de opinión, y en la misma forma de informar.
En conjunto creemos que el análisis realizado sobre los editoriales del ABC con su peculiar campaña del miedo viene a aportar un poco de luz en el mundo historiográfico, sobre las especiales circunstancias que rodearon e hicieron críticas la campaña de octubre de 1982. La confluencia de intereses entre los poderes tácticos, (la patronal, la iglesia católica, determinas esferas militares y algunos sectores de la derecha más reaccionarios y conservadores), denunciando al unísono las catástrofes de un triunfo del partido socialista, se convirtieron en un intento fallido de presión no sólo para el PSOE, sino para el propio sistema democrático, en el que no se sentían a gusto, ni respetaban ni entendían.
4. CONCLUSIONES. LOS RESULTADOS DE LAS ELECCIONES DEL CAMBIO Y LAS CONTRADICCIONES DEL PRIMER GOBIERNO SOCIALISTA.
Tras el largo recuento electoral, el PSOE superaba finalmente la cifra de los diez millones de votos (10.127.392.), obteniendo 202 escaños en el Congreso de los Diputados (un total del 48% de los votos con un 58% de los escaños) y consiguiendo 134 senadores. Triunfó además en 15 de las 17 Comunidades Autónomas, y quedó el segundo en las dos restantes, obteniendo la espectacular cifra de 4.600.000 votos nuevos.
Todo un triunfo dei PSOE, a través de una campaña destinada a convencer al electorado de izquierdas y que en definitiva supuso una clara muestra dei triunfo del voto útil al hacerse con la mayoría del electorado centrista, tal como ha señalado CH. PoweII:
«En suma, no fue el electorado el que se convirtió al socialismo para dar el triunfo al PSOE, sino el PSOE el que logró hacerse con el espacio político centrista para ganar las elecciones»57
En cuanto al segundo ganador fue Alianza Popular con 5.409.229 millones de votos, y con 105 diputados y 54 senadores, lo que en definitiva suponía quintuplicar los resultados de 1979, y obtener noventa y seis diputados más. Mientras UCD pasaba de 6.229.102 (35%) en las elecciones de 1979 a 1.425.248. (6,8%) en octubre de 1982, obteniendo tan sólo 11 diputados, entre los que no se encontraba ni el ex-presidente Calvo-Sotelo. A lo que hay que añadir un dato realmente significativo como es la alta tasa de participación con un 80% del censo electoral58.
Tres son las últimas cuestiones que pretendemos analizar a la luz de estos resultados. En primer lugar, el triunfo socialista supuso el impulso necesario para llevar a cabo el proceso de consolidación de la democracia y de la economía de mercado, a la par que se producía una alternancia en el poder sin grandes traumatismos, lo que venia a mostrar la viabilidad del sistema democrático, tal como ha señalado Julián Santamaría:
«En conjunto, pues, los resultados electorales de 1982 introdujeron una triple inyección de legitimidad, autonomía y eficiencia, ensanchando las posibilidades de consolidación del nuevo régimen. Pero además, desmintieron de manera rotunda la hipótesis de que las dos consultas anteriores habían estructurado ya en sus líneas fundamentales el formato y la dinámica del sistema de partidos sobre cuya caracterización específica no existía, sin embargo, acuerdo unánime»
La segunda cuestión básica fue el hecho, tai como han explicado la mayoría de expertos, de que la campaña electoral apenas sirvió para modificar la estructura del voto, que venían señalando en los sondeos electorales realizados desde principios de los años ochenta". La mejor muestra de la influencia de la campaña se refleja en encuesta realizada por el CIS entre el 2 y 4 de noviembre de 1982 sobre las razones del triunfo del PSOE:
- Mal gobernó de UCD (31%)
- Campaña y programa del PSOE (24%)
- Ser el PSOE el mejor partido (14%,)
- El líder del PSOE (10%o)
- Ns/Nc (21%o)
En tercer lugar, trataremos en estas escasas líneas de clarificar en la medida de lo posible la pregunta, que ha estado presente en el desarrollo del artículo: ¿La campaña de los poderes fácticos, dirigida principalmente por la patronal en torno a la CEOE, durante las elecciones de 1982 ante la más que previsible victoria socialista, modificó o cambió alguno de los postulados o planteamientos del PSOE de cara a gobernar?
Lo primero que cabe destacar tras lo reseñado anteriormente, es que la campaña del miedo de ABC tuvo escasa relevancia, no sólo por la pequeña difusión en número de ejemplares vendidos diariamente, sino por la evidente inadaptación a la realidad del «sentimiento del cambio» que en 1982 se vivía en la sociedad española. De esta forma, simplemente se limitó a concienciar a los ya convencidos, y a seguir labrándose una imagen de diario monárquico y de escaso sentido democrático, no actuando en ningún momento como el cuarto poder como hubiera sido el gran deseo de la patronal
Si analizamos lo que fueron las líneas generales de la actuación del primer gobierno socialista nos encontramos con la tesis ya defendida en otros trabajos sobre «las contradicciones del sociaiismo»'. Es decir, por una parte el PSOE iba a llevar a cabo un conjunto de políticas sociales de claro sentido progresista, en línea con la orientación socialdemócrata marcada en su Programa Electoral. Siendo la clave en esta orientación progresista la construcción de un incipiente Estado del Bienestar, a partir de conseguir el necesario equilibrio entre la buena marcha de la economía y la implantación de unas políticas sociales tendentes a la disminución de las desigualdades, que habían caracterizado históricamente a la sociedad española, identificándose a su vez como «el típico reto de la socialdemocracia en la década de los ochenta»64
Las contradicciones vienen, en nuestra opinión, en la respuesta del gobierno socialista a la crisis económica, caracterizada por la aplicación de una ortodoxa política de ajuste basada en una estrategia económica puramente neoliberal (en clara sintonía con las propuestas de los grandes foros neoliberales a nivel mundial como el Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional), tal como han mantenido autores de la talla de J. Petras o M. Etxezarreta.
Así que con el discurso de la única política posible y bajo el paradigma de racionalidad técnico-científica, el Gobierno socialista llevó a cabo una política económica dentro de la lógica de la estrategia neoliberal. De este modo recibiría las primeras felicitaciones y apoyos de las propias élites políticas y económicas que denunciaron el peligro de un gobierno socialista. En resumidas cuentas, se termina con una redefinición de:
«la función de los poderes tácticos. Pt/lientras la tunción ideológica del Ejército se reduce a cambio de su desarrollo, (y) se vigoriza el papel hegemónico del capital financiero>'68
Lo que aquí nos interesa tratar de responder, es sí los poderes tácticos tuvieron o pudieron tener algún tipo de influencia en las políticas de ajuste económico llevadas a cabo por los Ministros de Economía M. Boyer, por el Ministro de Economía C. Solchaga, y en el importante mundo del trabajo por J. Almunia.
El problema real que aquí se produce para tratar de dar una respuesta historiográfica, científica y válida, es que no podemos olvidar que estamos analizando una parte de nuestra Historia del Tiempo Presente, en donde el acceso a las fuentes documentales del Gobierno socialista y del PSOE sigue siendo extremadamente complicado. En segundo término, la dificultad aumenta dado que los protagonistas no se han decidido a transmitir una versión veraz y objetiva de lo realmente sucedido.
De este modo, y teniendo la precaución necesaria con las afirmaciones que se puedan realizar, de lo que no nos cabe ninguna duda, es que los poderes tácticos (unidos a factores fundamentales como la situación de debilidad del sistema democrático, la crisis económica y los escasos márgenes de maniobra realmente existentes, así como la crisis de los modelos socialdemócratas francés y griego y en general a la crisis de la socialdemocracia) influyeron de modo indirecto tanto «en la moderación y velocidad de las políticas sociales, así como en la estrategia económica del gobierno socialista»69
Sin duda alguna, la presencia de estos poderes tácticos fue uno de los elementos que marcaron las pautas y velocidades de las primeras decisiones políticas del gobierno socialista, tal como se evidencia en una entrevista a Felipe González a los pocos meses de ser elegido. En ella el entrevistador insiste de manera constante en la presencia e influencia de estos mismos poderes tácticos, a los que Felipe González con su habitual discurso resta importancia:
P- Pero, en algunas de las decisiones que usted ha tomado hasta ahora, ¿no ha estado condicionado expresamente por alguno de los poderes?
R.- La verdad es que no...
P- Alfonso Guerra decía hace poco que desde el Gobierno se están desmontando diversos centros de poder ¿A qué podría referirse el vicepresidente del Gobierno?
R.-Sería una pregunta para el vicepresidente del Gobierno, porque es difícil que, en este momento yo interprete su pensamiento. La verdad es que lo que sí está intentando hacer el Gobierno, y se puede referir a eso, es tomar decisiones. Después de consultar a distintos sectores, tomar decisiones con absoluta independencia.. ¿Desmontar estructuras de poder?. Bueno, aquí ha ocurrido algo muy importante, que quizá no se aprecie hasta que no tengamos perspectiva histórica y que yo quiero explicar con sosiego, porque lo comprendo muy bien. Se ha producido desde el 28 de octubre hasta hoy un desplazamiento, que es enormemente profundo de un sector de ¡a sociedad que detentaba el poder político, que tenía una gran vinculación con el poder económico y, además, con las altas esferas del aparato del Estado. Ese segmento de la sociedad hoy está fuera del poder y tiene que aprender el dificilísimo ejercicio de ser oposición. No sólo ser poder es difícil, ser oposición y saber serlo también lo es. Ese desplazamiento, en España, no había ocurrido nunca. »70
Pero no es menos cierto, que la propia evolución ideológica y organizativa del PSOE, y especialmente tras el giro de 180- con el Congreso Extraordinario de mayo de 1979, y con su estrategia basada en «ser el protagonista al precio que fuera de las transformaciones estructurales que sociedad española exigía», venía moderando el lenguaje, los talantes, las señas de identidad, las ideas, e incluso hasta las propias convicciones socialistas de los dirigentes del PSOE, siendo cambiadas en multitud de casos por unas convicciones y actuaciones socialdemócratas extremadamente moderadas (en el mejor de los casos).
Así pues creemos que para explicar las contradicciones del socialismo, se han de tener en cuenta los condicionamientos internos y externos, la propia evolución del PSOE, y muy en particular el poder y el miedo que a principios de los años ochenta seguían ejerciendo el poderoso mundo empresarial.
En definitiva, consideramos que estos argumentos pueden cuanto menos aportar algunas hipótesis de trabajo al historiador sobre un periodo tan trascendental, para comprender una buena parte de nuestra reciente historia.
Por último, son unas palabras que escribiera Bernard C. Cohén las que mejor resumen lo que aquí hemos intentando exponer:
«La prensa, en la mayoría de las ocasiones, no tiene éxito diciendo a la gente qué ha de pensar, pero cotinuanmente tiene exito diciendo a sus lectores sobre que ha de pensar 72.
* El presente artículo forma parte, tanto en ia temática como en las fuentes consultadas, de la tesis doctoral que el autor está desarrollando en la actualidad bajo el título: «El cambio generacional en la sociedad española durante la década de la consolidación de la democracia (1982-1992). Un análisis histórico del proceso de modernización y dualización del mercado laboral», dirigida por el profesor Dr. Julio Aróstegui de la Universidad Complutense de Madrid.
1 V. O. KEY (1955), «ATheory of Critical Elections» en Journal of Politics, pp. 3-18.
2 La influencia de estos poderes fácticos organizados y dirigidos principalmente en nuestro caso por la patronal, se puede considerar tal como ha señalado el profesor J. ARÓSTEGUI como de uno de los grandes déficits de la Transición. J. ARÓSTEGUI (2000), La Transición, Madrid, Acento, pp. 69-70.
3 Diario 16, 24/IX/82. Encuesta de intención de voto realizada por ALEF sobre un total de más de 1.500 encuestas.
4 A. SOTO GAMBOA (1999), «Historia dei tiempo presente, un concepto en construcción» en Revista Chilena de Historia y Geografía, n.° 165, pp. 18.
5 OH. PowELL (2002), España en democracia, 1975-2000, Barceiona, Piaza & Janes, pp. 329.
6 J.l. WERT (1984), «La campaña eiectorai de octubre de 1982: ei camino del cambio» en Revista Española de Investigaciones Sociológicas, n.-. 28, pp. 63-
7 La lenta agonía de UCD había empezado en 1981, cuando Francisco Fernández Ordóñez lleva a cabo la prinnera escisión en el grupo parlamentario, para fundar el PAD (Partido de Acción Democrática), de tendencia socialdemócrata. Lo que llevaría a un continuo proceso de escisiones que terminarían reduciendo al grupo parlamento de UCD de 168 diputados a 123 en 1982.
8 F. FERNÁNDEZ MARUGÁN (1992), «La década de los ochenta: impulso y reforma económica» en A. GUERRA & J. F. TEZANOS, La década del cambio. Diez años de gobierno socialista, 1982-1992, Madrid, Sistema, pp. 137-139.
9 Sobre la crisis económica y la situación del mercado de trabajo, claves para entender el contexto del año 1982 véase S. GÁLVEZ (2003a), «La primera etapa de la política laboral del gobierno socialista (1982- 1992). La reforma del Estatuto de los Trabajadores de 1984. Algunas hipótesis de trabajo» en Híspanla Nova, n.- 3 (www.hispanianova.rediris.es/articulos/03-014.htm))
10 Datos extraídos de estudios del CIS sobre «La evolución del Voto» realizada entre los meses de diciembre de 1979 y octubre de 1982, publicados en Revista Española de Investigaciones Sociológicas, n.- 28, pp. 309.
11 Opinión citada en G. GARCÍA ABADILLO (1997), El balance. Luces y sombras de la España del PSOE, Madrid, Temas de Hoy, pp.18.
12 Sobre este tema la bibliografía y las opiniones vertidas son innumerables, entre los títulos más significativos para comprender la evolución interna del PSOE ver: José FÉLIX TEZANOS (1983), Sociología del socialismo español, Madrid, Tecnos; Santos JULIA (1996), Los socialistas en la política española, 1879-1982. Madrid, Taurus; Mónica MÉNDEZ LAGO (2000), La estrategia organizativa del Partido Socialista Obrero Español (1975-1996), Madrid, Siglo XXI/CIS.
13 Archivo Histórico de la Fundación Largo Caballero (AHFLG, en adelante) Madrid.002280-007, PSOE. COMISIÓN EJECUTIVA FEDERAL (CEF, en adelante), Sobre la Situación Política, Noviembre de 1981, pp. 10.
14 PSOE. Resumen del acta y acuerdos del Comité Federal. Reunión Ordinaria, 13 y 14 de marzo de 1982, pp. 13-14.
15 S. GÁLVEz & G. MUÑOZ (2003), «Las contradicciones del socialismo: una aproximación a la historia política del PSOE en la Transición (1972-1986)», Comunicación presentada a las VI Jornadas de Castiiia-La Mancha sobre Investigación en Archivos: La Transición a la Democracia y Fuentes Documentales. Guadalajara, 4-7 de noviembre, pp. 9.
16 Este autocumplimiento por parte del Gobierno socialista de su peculiar misión histórica daría con el paso de los años abundantes muestras de falta de «sentido democrático», tal como ha venido a señalar el sociólogo V. Pérez Díaz, «Tanto más cuanto que creían tener una misión. Sabemos que la ideología de la misión Justifica a veces actitudes de alguna arrogancia entre las gentes más diversas. La creencia de que uno tiene una misión en la vida suele ir asociada a la idea de que uno tiene el derecho y el deber de cumplir esa misión venciendo toda resistencia, en especial la resistencia de los demás». V. PÉREZ DÍAZ (1996), España puesta a prueba (1976-1996), IVIadrid, Alianza, pp. 52.
17 PSOE. Por el cambio, 1982, pp. 7.
18 AHFLC. Madrid. Al 136-06. PSOE. CEF. Área de Estudios y Programas, «Un nuevo marco de relaciones laborales», 1982, pp. 2.
19 AHFLC. Madrid 002288-002. PSOE. CER Secretaria de Estudios y Programas, «Un objetivo prioritario: el empleo», 1982.
20 AHFLC. Madrid. 002280-007, 1981, pp. 8.
21 V. Pérez Díaz, 1996, pp. 50
22 ABC, 28/8/82.
23 Ese interés de los poderes fácticos por ir controlando los mecanismos de poder para la progresiva creación de una plataforma antisocialista, había dado ya pasos importantes en las elecciones de 1979, y en concreto relacionada con el propio ABC, tal como recogía una información de EL PAÍS del 8 de noviembre de 1978, que indicaba que según «personalidades estrechamente ligadas a la Confederación de Organizaciones Empresariales (CEOE)», habían realizado una oferta para la compra del 50% de ABC, ante la gran crisis financiera por la que el periódico venía atravesando, y así asegurarse un medio de comunicación totalmente afín.
24 M. CABRERA & F. DEL REY (2000), El poder de los empresarios. Política e intereses económicos en la España Contemporánea. Madrid, Taurus, pp. 346
25 M. Cabrera & F. del Rey, 2000, pp. 327.
26 M. CACIAGLI (1984), «España 1982: las elecciones del cambio» en Revista Española de Investigaciones Sociológicas, n.-28, pp. 96. A lo que él mismo añade: «Desde la muerte de Franco, la Iglesia no había hecho público nunca un documento tan decididamente político. Si por un lado tampoco había aceptado con tanta claridad la defensa de las instituciones democráticas y seguía haciendo algunas críticas a la Constitución, por el otro se entrometía en la campaña electoral apelando al "elector cristiano"».
27 En un informe de la CEF del PSOE se señalaban ios resultados de un sondeo electoral realizados justo un año antes de las elecciones, que ya indicaban una intención de voto del 40% PSOE, 20% UCD, 14% AP y 7% PCE. Y en donde se prefería a Felipe González como presidente del gobierno por un 50%, mientras sólo un 18% optaba por Calvo Sotelo. AHFLC. Madrid. 002280-007. PSOE. CEF 1981, pp. 7-8.
28 Tal como señalan Mercedes Cabrera y Fernando del Rey AP terminaría recogiendo el 46,5% de los votos de los empresarios, un 12% para UCD y el CDS, y finalmente un 9% fue a parar al PSOE. Además la dirección que el gobierno socialista tomó en aspectos concretos terminaría en "un sentimiento de gratitud hacia el PSOE y un sentimiento de hostilidad hacia UCD. El final de la crisis económica y la euforia consiguiente hicieron todo lo demás", M. Cabrera & F del Rey, 2000, pp. 349
29 » M. Cagliari, 1984, pp. 116.
30 En el momento de la peculiar campaña que aquí se va a tratar de exponer, el director del ABC era Guillermo Luca de Tena. En el año 1977 liega a la dirección del periódico, al escaso tiempo de ser nombrado senador real por D. Juan Carlos en las primeras elecciones democráticas. Su objetivo desde el principio es la apertura liberal del periódico, siendo «su misión devolver ia independencia periodística y editorial al periódico, y ofrecer a ios lectores un análisis más objetivo de la realidad, especialmente de la realidad político», tal como cómo ha señalado V. OLMOS (2002), Historia del ABC, Barcelona, Plaza & Janes, pp. 551. Pero el nuevo director tendrá que hacer frente a dos grandes problemas en su empeño por renovar y salvar la empresa. En primer lugar, la reacción se produce entre los periodistas más conservadores del diario (especialmente entre la alta dirección) ante el talante liberal, que el nuevo director se había propuesto dar a la línea editorial de ABC. El segundo gran problema es la profunda crisis financiera por la que pasa el periódico, lo cual desata todo tipo de rumores sobre un futuro cada vez más incierto, iniciándose a la par por estos años una reestructuración global de la empresa editorial ("Prensa Española"). De hecho para finales de 1982 ABC apenas superaba los 127.000 ejemplares al día según datos de la OJD. Datos extraídos de V. Olmos, 2002, pp. 551. Sobre la evolución del periódico ABC y su vinculación con los centros de poder en la Historia de España durante el siglo XX, ver F. IGLESIAS (1980), Historia de una empresa periodística. Prensa Española. Editorial de «ABC» y «Blanco y Negro» (1891-1978), Madrid, Prensa Española; Josep Lluis GÓMEZ SANTOS, Jesús TIMOTEO ÁLVAREZ et allí (1989), Historia de los medios de comunicación en España, Barcelona, Ariel, 1989; Ramón REIG (1998), Medios de comunicación y poder en España, Barcelona, Paidos, 1998. Aunque el libro clave para comprender las relaciones entre el poder y la prensa se encuentra en Ignacio RAMONET (1998), La tiranía de la comunicación, Barcelona, Plaza & Janes.
31 ABC, 3/X/82,pp. 19.
32 ABC, 3/X/82, pp. 11.
33 ABC, 4/X/82, pp. 10.
34 ABC, 4/X/82, pp. 10. Al hilo de este significativo editorial cabe introducir la reflexión que en su día hiciera I. Ramonet sobre la objetividad en la información y sobre la elaboración de las opiniones, ya que vienen a reflejar el escaso sentido informativo, ético y democrático de ABC: «Principios que crean confusiones incluso entre los demócratas más sinceros, y que crean una dificultad indiscutible para articular la ecuación: información=libertad=democracia. Todo esto plantea la cuestión de la objetividad y de los criterios que determinan la veracidad de los hechos. La búsqueda de objetividad es la propia base del oficio de periodista, y no debe deducirse que criticar la ecuación «ver es comprender» tendría que conducir, inevitablemente, a elaborar un discurso de propaganda o un discurso de opinión. Lo contrario de esta información espectáculo no es, necesariamente, una información de propaganda o información puramente ideológica», I. Ramonet, 1998, pp. 41.
35 El mismo día 8 de octubre Diario 16 publicaba su segundo gran sondeo electoral, realizado por ALEF con una muestra de 3.000 entrevistas, que vino a mantener las características principales en intención de voto: un 45,9% para el PSOE y un escaso 16,3% para AR
36 ABC, 8/X/82, pp. 22.
37' ABC, 8/X/82, pp. 22.
38 ABC, 9/X/82, pp. 10.
39 MSC, 9/X/82, pp. 10.
40 ABC, 9/X/82, pp. 10. Al día siguiente de esta noticia ABC publicaba un extenso y completo artículo sobre el problema de la liberaiización de la economía española, «Liberalización financiera: un futuro incierto » firmado por Francisco Ganáis, en el que se realiza un balance ante la más que previsible llegada del PSOE al poder, y las incertidumbres que generaba un probable gobierno socialista. Esa misma semana fue cargada en noticias económicas protagonizadas principalmente por la Confederación Empresarial Independiente de Madrid (CEIM), en el que se solicita el voto útil para los moderados. En concreto el titular del 13 de octubre es: «El CEIM solicita el voto útil a ios moderados y se manifiesta contra la abstención» que a través de la publicación de un tríptico sobre los programas electorales titulado «Defiende tus libertades. Razones par votar bien», señala lo siguiente: "no se trata de pronunciarse a favor de un partido o en contra de otro, sino de ofrecer vuestro voto a aquellas opciones capaces de ofrecernos una perspectiva tranquilizadora de futuro y crear un clima empresarial propicio para la inversión. A la vista de los programas publicados, CEIIVI piensa que «la izquierda no garantiza el futuro». Al día siguiente se continua en la misma línea con el siguiente titular: «CEIM se decanta por el programa electoral de Alianza Popular», al que se le suma otros grupos como Círculo de Empresarios. Repitiendo los mismos argumentos del miedo a la intervención del Estado, y los riesgos que eso conllevaría.
41 MBC, 20/X/82, pp. 14.
42 MSC, 20/X/82, pp. 14.
43 El mismo día 22 de octubre EL PAÍS (cuadernillo especial) publicaba la encuesta más influyente de todo el proceso electoral realizada por Sofemasa, y que terminaría acercándose más a los resultados finales (aprovechando el último día hábil para publicarla). Daba una participación en torno a un 78,5% y en intención de voto ai PSOE el 42,9 % y a AP el 21,2%. Ese mismo día Diario 16 publicaba otra encuesta realizada por ALEF en donde se otorgaba al PSOE un 49,2% y AP un 18,2. Aunque hay que señalar que mientras la muestra de EL PAÍS se había realizado a más de dieciocho mil personal, la del Diario 16 llegaba a 7.000. Lo que no cambiaba en ninguna de las encuestas es el arrollador triunfo del partido socialista.
44 MSC, 22/X/82, pp. 14.
45 ABC, 22/X/82, pp. 15.
46 ABC, 22/X/82, pp. 15.
47 ABC, 23/X/82, pp. 14.
48 ABC, 23/X/82, pp. 14
49 "'Triste paradoja para un periódico caracterizado por su comportamiento militante durante la dictadura franquista y su escaso sentido democrático mantenido en diferentes portadas y editoriales durante la Transición, sirva de buena muestra dos de los más conocidos. En primer lugar, se puede señalar la publicación a toda portada el 20 de noviembre de 1979, con una foto panorámica de la Plaza de Oriente abarrotada por falangistas y repleta de banderas anticonstitucionales y con el titular: «Llamada a la unidad de España y de los españoles» o por ejemplo la extensa entrevista concedida al capital general de la III Región Militar, con sede en Valencia Jaime Milans del Bosh publicada el 23 de septiembre de 1979, que denunciaba de manera contundente el proceso de la Transición, y afirmaba que el ejército estaba dispuesto a actuar cuando fuera necesario para garantizar «la soberanía e independencia de nuestra patria».
50 ABC, 23/X/82, pp. 15.
51 ABC, 24/X/82, pp. 18.
52 ABC, 26/X/82, pp. 18.
53 MeC, 26/X/82, pp. 18.
54 ABC, 27/X/82, pp. 10.
55 ABC, 28/X/82, pp. 14.
56 ABC, 28/X/82, pp. 14. Por último caben destacar los editoriales de ABC tras las elecciones y el aplastante triunfo socialista. El mismo 29 de octubre, ABC en un escueto editorial titulado «Normalidad democrática », señalaba la normalidad con que había transcurrido el día de las elecciones, y el importante paso histórico que suponía para la consolidación de la democracia. Incidiendo en un tema que se mantendrá permanente en los días siguientes, como fue el papel de la Corona en todo el proceso, excesivamente idealizado: «A nuestro juicio, el clima de inestabilidad -incluso amenaza a las más elevadas instituciones-que desde algunos sectores se había ido creando en las últimas semanas, se deshizo mágicamente, al conjuro de la presencia de Don Juan Carlos, en una audiencia que le colocó a él, al Rey, en su sitial máximo arbitro y moderador, y a los dirigentes de partido en un puesto de apoyo sin condiciones a la Monarquía», ABC, 29/X/82, pp. 18. Por último comentar el editorial del sábado 30 titulado: «Ante la victoria socialista», una vez confirmada la mayoría absoluta del PSOE, comienza señalando:«en una hora de sorpresa y desconcierto para muchos españoles, de triunfo y esperanza para otros, siente la urgencia de expresar muy claramente tres cosas», que no son otras que felicitar al partido triunfador, un mantenimiento de su posición política y una dura crítica al programa socialista. Insistiendo en el espectacular avance de AP, y del importante papel que debe jugar la monarquía. Quizás cabe destacar en este último editorial, un comentario entre la resignación y la aceptación de las evidencias en los resultados electorales, que muestran el talante «democrático» mantenido por el periódico ABC durante todo este proceso: «Al frente del Ejecutivo, en un momento de extrema dificultad, nos encontramos un hombre joven que ha sabido imponer disciplina y orden a su partido. El cambio producido es histórico, pero al mismo tiempo normal. Es esa normalidad, frente a toda ligereza de interpretación a apocalíptica, la que debe ser reconocida hoy, la que reconocemos con nuestros lectore», ABC, 30/10/82, pp. 11
57 CH. PoweII, 2002, pp. 327. Otro de los factores que influyeron decisivamente fue la ideología, tal como revela el último libro del sociólogo José. María Maravall; «Las raíces ideológicas de los apoyos partidistas han sido probablemente más sólidas en España que en otras democracias nuevas. EL PSOE tenía más de cien años de historia y podía recurrir a lealtades ideológicas y de clase, incrustadas en la memoria...
58 J. M-. MARAVALL (2003), El control de ios políticos, Madrid, Taurus, pp. 111. =" Otros datos realmente espectaculares de aquellas elecciones, fueron el índice de inestabilidad, que tuvo un valor de 42,9 puntos, un valor realmente alto si se le compara con el 8,5 de 1979 con respecto a 1977. Pero especialmente destaca el cambio de opción del 46% de los votos, a lo que hay que añadir tres nuevos millones de votos válidos. Todos estos datos llevan a utilizar a Mario Caciagli el término de cataclismo para definir las elecciones de octubre de 1982. M. Caciagli, 1984, pp. 100-101. Además estas elecciones marcarían una tendencia a la concentración del voto entre dos grandes opciones políticas, ya que entre el PSOE y AP sumaban en total el 74,3% de los votos, mientras que en las elecciones de 1979 sumaban 65,5%. Lo que ha dado lugar a múltiples definiciones del sistema, como la denominada por algunos politólogos de «bipartidismo imperfecto», o como ha señalado G. SARTORI un sistema multipartidista de tendencia bipolar G. SARTORI, Parties and party systems: a framework for analysis. Cambrige, University Press Cambrige, 1976.
59 J. SANTAMARÍA (1984), «Elecciones generales de 1982 y consolidación de la democracia: a modo de introducción» en Revista Española de Investigaciones Sociológicas, n. 28, pp.
60 Sobre esta cuestión José Ignacio Wert señalaba «Queda por decir que es mi convicción, avalada por las periódicas consultas a la opinión pública a que tuve acceso antes, durante y después de la campaña, que en su curso no se modificaron sustancialmente los alineamientos políticos que se dibujaban antes de la convocatoria, pero sí se generó un clima -en parte inesperado- de entusiasmo, esperanza, angustia y compromiso. Nunca, ni en los momentos inaugurales del nuevo régimen, se había vivido con tanta intensidad la política. Pienso que -de distintas maneras- la gente percibió que se avecinaba un cambio no sólo de partido gobernante sino también de equilibrio político»,. I. Wert, 1984, pp. 62.
61 R. LÓPEZ PINTOR y M. JUSTEL (1982), «Iniciando el análisis de las elecciones generales de octubre de 1982» en Revista Española de Investigaciones Sociológicas, n.- 20, pp. 155-168.
62 Véase nota 30.
63 S. Gálvez & G. Muñoz, 2003
64 J. M'. MARAVALL (1991), «Democracia y socialdemocracia. Quince años de política en España» en Sistema, n. 100, pp. 41 -67.
65 J.PETRAS (1993), «Spanish socialism: The Politics of Neoliberalism» en J. KURTH & J. PETRAS, Mediterranean Paradoxes. Politics and Social Structure in Southern Europe, Oxford, Berg Publishers, pp. 95-127.
66 M. ETXEZARRETA (1991), «La Economía Política del Proceso de Acumulación» en M. ETXEZARRETA, La REESTRUCTURACIÓN del capitalismo en España, 1970-1990. Barcelona, Icaria, pp.31-92. Esta clara orientación neoliberal en política económica se puede ver especialmente en las políticas económicas de ajuste y muy especialmente en la reforma del Estatuto de los Trabajadores de 1984 definida ya entre otros trabajos como «una arma legislativa del moaelo de relaciones laborales neoliberal (ya utilizada en el modelo laboral anglosajón) para debilitar la acción común de la clase trabajadora» S. Gálvez, 2003a, pp. 11. Ver sobre el tema, S. GÁLVEZ (2003b), «Juventud y mercado laboral en la Transición (1975-1986): del paternalismo a la flexibilización». Comunicación presentada a las VIJornadas de Castilla-La Mancha sobre Investigación en Archivos: La Transición a la Democracia y Fuentes Documentales. Guadalajara, 4-7 noviembre. En resumen, esta reforma del ET venía en gran medida a cumplir las propuestas estratégicas de la patronal encabezada por la CEDE, a través del mayor proceso de flexibilización del mercado de trabajo realizado en la fiistoria de España, convirtiendo a nuestro mercado casi de un golpe en el más flexibilizado y precario de toda la Unión Europea.
67 Sobre programa económico del partido socialista ver «El Gobierno ante la crisis económica. Explicación de la política económica e industrial de los socialistas» AHFLC. Madrid. Al 618-12. PSOE. CEF. Marzo, 1984.
68 P. IBARRA, J.V.IDOYAGA, & R. ZALLO (1991),«Ideologías y medios de comunicación en los 80» en M. ETXEZARRETA, La REESTRUCTURACIÓN del capitalismo en España, 1970-1990. Barcelona, Icaria, pp. 728.
69 S. Gálvez & G. Muñoz, 2003, pp.12.
70 PSOE. Hacia el cambio... 100 días de Gobierno, PSOE, Madrid, 1983.
71 8. Gálvez & G. Muñoz, 2003, pp. 19.
72 Citado en E. SAPERAS (1987), Los efectos cognitivos de la comunicación de masas. Barcelona, Ariel.
SERGIO GÁLVEZ BIESCA
(INVESTIGADOR FPU DEPARTAMENTO DE HISTORIA CONTEMPORÁNEA DE LA UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID)
Sergio Gálvez
Madrid, febrero de 2003
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